Partida Rol por web

Madame Eva no hizo acto de presencia hasta la mañana siguiente. Salió de su carromato, sacándose unos tapones de los oídos, ignorando todo lo que había pasado. Pronto el capitán Vicenzo le informó de todo. A pesar de sus reticencias racistas con los giorgios, las palabras de Vicenzo fueron elogiosas, y habló bien de la manera en la que "todos" (algunos más que otros) se habían esforzado para mantener la paz y el orden que perturbó aquel fantasma.

¡No, no, no...! ¡Mal! Hemos santificado el perímetro; hemos puesto cascabeles en los árboles. Ningún espectro debería ser capaz de atacarnos. A no ser...

Madame Eva se alejó. Examinó la pira en la que el día anterior habían sido quemados Alanis y Bigotes. Estaba situada entre dos de los árboles con cascabeles que conformaban el perímetro del campamento. La anciana se inclinó y pasó los dedos por el hollín.

Es culpa mía... no debí desentenderme de la ceremonia. Si hubiese estado presente os podría haber advertido de que no hicieseis la pira aquí. El fuego abrió camino al fantasma entre las barreras espirituales-Corvino cayó en la cuenta de que no había vuelto a ver al espectro de su hija desde que ayer entraron en el campamento-. Debo reponer las protecciones. Pero el mundo de los espíritus y el mundo de los mortales se superpone. El fantasma volverá a este mundo, pero ahora está en el equivalente etéreo a este punto. Si cierro el cerco, el fantasma se quedará atrapado con nosotros.

Mientras yo me quedo aquí, para restaurar las barreras, alguien debe llevarse al fantasma lejos. Tengo una tabla de ouija en el carromato, tan solo necesitamos hacer una sesión espiritista fuera del campamento, un cebo. Que el fantasma, desde el plano espiritual, camine hasta fuera del cerco, de modo que ni en este mundo ni en el otro pueda volver a entrar.

No puedo pediros que hagáis vosotros la sesión-dijo a los aventureros-. Si queréis, podéis seguir vuestro camino. Marcella puede encargarse de la ouija.

En la otra punta del campamento, dos gitanos empezaron a pelear. Uno acusaba a otro de haberle robado una flecha y un aceite. Sacaron las navajas. Vicenzo se alejó de Madame Eva para poner orden en la trifulca. Los ánimos se calmaron entre los dos contendientes, y Vicenzo impuso la paz.

Genann vio con absoluta desolación cómo el espíritu se deshacía en jirones arrastrados por el viento ante el último golpe recibido. Sus sospechas habían quedado en el aire, sin resolverse, y quizá un hijo y una madre no habían tenido la oportunidad de despedirse una última vez. Y a un tiempo se sentía culpable por la violencia que constantemente su grupo desplegaba. Era normal que estuvieran en un constante conflicto armado, pues hasta los más tontos sabían que violencia llama a violencia. El karma les hacía pagar de forma constante su natural homicida enfrentándolos a todo tipo de seres sedientos de sangre.

-Madame Eva, aguarde un segundo. Quisiera hacerle una pregunta. ¿Cree que el espíritu que se materializó aquí, en el campamento, podía ser el de Leyla, la madre de Niko? -miró en derredor para ver dónde estaba el joven vistana y al comprobar que sus palabras no serían oídas por él, siguió conversando con la vieja-. Ella murió de forma violenta y había prometido a su hijo que volvería a verle. Yo... quizá le parezca absurdo pero cuando el espíritu rió, no vi una risa terrorífica, sino la alegría de una madre al ver a su hijo. Quizá pueda hacerse algo para, no sé, salvarla de su vida como espíritu y que consiga paz. ¿Qué opina, Madame Eva? 

—Hummm... — Miró a Gennan. —Creo entender a...— Procuró no fijarse demasiado en el terrible rostro de la anciana, para no ofenderla y recibir un mal de ojo como respuesta. — ... la señora Eva que durante un tiempo el espíritu no podrá volver a transmutarse a este plano.

—Así que, podemos salir del campamento, atraerlo con la "quija" esa e intentar hablar con ella sin miedo a que pueda agredirnos porque aún estará atrapado en esa especie de "otro lado". Y la señora Eva podría mientras tanto recrear las bendiciones protectoras alrededor del campamento por si acaso. 

—Si resulta un malentendido con el espíritu, siempre habrá tiempo de solucionarlo, reunirse con su familia fuera del campamento, ayudar al espectro a obtener la paz eterna o lo que sea, pero por si acaso yo dejaría a Madame Eva crear la barrera. Si en cambio algo se tuerce mientras hablamos con el espiritu, podríamos huir corriendo de él hasta el campamento protegido por la magia de la...— Iba a decir "bruja", pero se mordió la lengua.— ...mujer anciana vistana.— 

Se notaba que Corvino no quería volver a enfrentarse a esa cosa ni loco, más aun tras descubrir que sus hachas eran inútiles contra ese espíritu. Puede que estuviera acompañado de poderosos brujos con talentos para detenerlo, pero tampoco quería tentar a al suerte.

Además, que tampoco parecía que la magia fuera muy útil ¡Al parecer, aunque lo derrotaran volvería a recrearse una y otra vez! 

Sapo estaba de acuerdo con el viejo Corvino, al menos hasta que su atención se centró en los dos gitanos que comenzaban a pelear, navaja en mano. El gnomo correteó hacia allí . No había sido su intención robar nada así que se acercó mostrando los objetos en un amano. La otra, oculta bajo las anchas mangas de su toga, apretaba con fuerza la suya propia, navaja digo. Un pequeño cuchillo por si las moscas.

-Perdonen, pero los objetos en cuestión los cogí yo prestados en caso de necesitarlos contra el espíritu que atacó el campamento.

Estaba cada vez más claro que algunos miembros del grupo estaban 'más pa allá que pa acá'. Del anciano Corvino ya no había duda, la demencia senil le había alcanzado y golpeado con contundencia, pobre hombre. Del druida lo sospechaba, pues es bien sabido que los canes tienen olfato para esas cosas y le rehuían e incluso atacaban sin piedad. Por último el gnomo que con el gesto de devolverle los objetos robados a una panda de navajeros furiosos, había terminado por confirmar su falta de buen juicio. Menos mal que aún les quedaba Fedora, Menon y el amable y eficaz Alarico, siempre dispuestos a acabar con cualquier problema que se les presentase. Le faltaba alguien? Ah, sí. Quiora creía recordar a un curioso hombrecito con un sombrero que les había estado siguiendo por un tiempo, pero desde que le afirmase que no era ninguna especie de bardo, la guerrera perdió totalmente el interés por la silenciosa criatura.

Después de darle un repaso crítico a sus compañeros, Quiora se enfrentó a la bruja. Le daba pavor, por más que intentaba que no se le notase, no podía mantenerse quieta en el sitio ante la presencia de madame Eva, pero alguien tenía que decirle un par de cosas. 'Uthgard, protégeme del mal de ojo'- rezó para sus adentros antes de aclararse la voz para dirigirse a la imponente anciana.

Nosotros nos llevaremos al espíritu, le haremos eso de la 'aguja', pero a cambio de algo. Danos la información que buscamos o al menos dónde debemos buscarla, nos llevaremos al fantasma y no os molestaremos más. Vamos, os hemos traído al canijo y protegido contra la aparición. Ojo por ojo, diente por diente... - No sabía exactamente a qué hacía referencia aquella frase, pero le parecía que quedaba muy bien.

Una cosa era que en defensa propia hubiera esgrimido el palo contra aquel ser etéreo, pero otra bien distinta era arriesgar su vida de forma altruista... Eso ni en sueños!

La anciana parecía saber de lo que hablaba, y eso que no tenía mucha pinta de ser una erudita ni nada de eso, tampoco es un tema sobre el que le apetezca abrir un debate cuando esta gente parece del tipo violento, afirmación ratificada por la pelea en la que Sapo parecía querer meterse de cabeza, sin duda en su mente era una buena idea, pero en la de nadie más por desgracia, los mismo le apalizan y hay que defenderlo, o no, el gnomo se convertiría en espíritu? Que interesante investigación sería eso.

Dado que la amenaza múltiple de Fedora ya estaba por la labor de hacer lo que pedía la anciana no iba a discutir.

- Tratar con ese espíritu es algo muy delicado, lo suyo sería recibir algo a cambio como comenta Fedora.

No sabría decir si es Leyla. Ella murió muy lejos de aquí. Los fantasmas tienen una visión muy poco limitada de nuestro mundo, no pueden orientarse con facilidad, por eso los fantasmas no suelen viajar. Se suele decir que los espíritus están "atados" al lugar en el que murieron, pero hay sentimientos tan fuertes... el amor... la venganza... que pueden guiar a los fantasmas hasta el ser amado... u odiado... Es improbable que algo haya atraído a Leyla con tanta precisión como para llegar al Crisol, pero no es imposible.

Cuando un espectro zanja sus cuentas pendientes, corta definitivamente el vínculo con este mundo, y ya no puede manifestarse ni hacernos daño. Haced las preguntas correctas: identificad si se trata de Leyla; identificad sus cuentas pendientes. Pero, sobretodo, recordad que la finalidad última de las preguntas no es hallar la verdad. La finalidad última es mantener al fantasma entretenido mientras cierro la barrera protectora.

En presencia de Vicenzo, el mercader no sacó la navaja contra Sapo, pero sí dijo unos cuantos improperios en patterna que Sapo no entendió, improperios sobre su estatura, su fealdad, sus ojos, su raza y su madre, que seguramente era una santa. Cogió los objetos devueltos, y la cosa no fue a más.

En cuanto a una recompensa... Lo comprendo. Es justo. En cuanto termine con la barrera espiritual, pondré a vuestra disposición mis conocimientos y mis visiones. ¡Hala, ahora a trabajar!

Acompañadme.

Marcella acompañó al grupo fuera del campamento, llevando la tabla de ouija bajo el brazo. Acabaron en un claro desde el que se divisaba a Madame Eva y los carromatos a tan solo treinta yardas.

Comencemos-dijo, dejando la ouija en el suelo, y poniendo sobre ella un extraño artefacto triangular-. Sentaos alrededor. Poned uno de vuestros dedos índice sobre la "flecha"-llamó al triángulo-. Con pocos dedos, el mensaje será un susurro en el más allá. A más dedos, nuestra llamada será más clara y habrá más posibilidades de que sea atendido. Cuando hagáis una pregunta, los espíritus cercanos serán atraídos para dar una respuesta. La "flecha" empezará a moverse, señalando las letras en el tablero, como quién deletrea una palabra. Bajo ningún concepto quitéis el dedo de la "flecha", aunque el fantasma tarde en contestar. Si tarda en contestar es porque está en el campamento, y tiene que hacer un largo camino para responder.

Una vez que todos se colocaron, con los dedos en la "flecha", Marcella prosiguió.

Empiezo yo...

¡Oh, espíritus de los muertos! ¡Nosotros os invocamos! ¡Venid a hablar con nosotros! ¡Venid a hablar con los seres de carne y hueso! ¿Hay alguien ahí?

La "flecha" no se deslizó por la tabla ni un ápice. Marcella lo volvió a intentar, repitiendo todo el salmo.

...carne y hueso! ¿Hay alguien ahí?

Nada. Hubo un tercer intento, y a la tercera fue la vencida.

¿Hay alguien ahí?

La "flecha" se movió, y su punta señaló la parte de la tabla en la que estaba escrito en común un "sí".

Ahora vosotros. Haced vuestras preguntas, antes de que el fantasma pierda interés y vuelva al campamento...-susurró.

No le había hecho ni pizca de gracia eso de tener que poner el dedo en aquel artilugio mágico. Si por ella fuera, se habría quedado, palo en mano, pendiente por si aparecía el fantasma de nuevo y atizarle fuerte. Pero ya que estaba en aquella situación tan incómoda- intentó colocarse pegado al gnomo, sólo para fastidiar-, por qué no aprovecharlo para formular alguna pregunta realmente importante?

La carne de bebé humano sabe a lechón?- dijo sin apartar la vista de la flecha.

No parecía que fuera a poder probarlo, y quedarse con la duda no era sano, desde luego.

Genann tenía más que clara su pregunta, cuya respuesta serviría para confirmar o no sus sospechas acerca de la identidad del espectro. En boca de Madame Eva había quedado bien claro que las posibilidades eran entre escasas y nulas, pero si pese a todo era ella, el que pudiera concluir con sus labores pendientes en este plano y liberarse para viajar a donde tuviera que hacerlo, bien merecían el esfuerzo y el riesgo.

-¿Eres Leyla, la madre de Niko y esposa de Raúl?

No terminaba de creer que ese asunto de la tabla, pero lo mismo la creencia colectiva les daba alguna respuesta surgida desde el fondo de sus mentes, la escena le parecía muy exagerada, pero de todas maneras preguntaría:

- Que hace falta para que te quedes en el mundo espiritual?

Alarico tenía bastante claro que no tenía importancia lo ocurrido salvo por el tema de haber obtenido, Quiora, una promesa que podían usar para poder realizar su acuerdo con el señor Aderre. Esa era la única cuestión relevante. Ahora bien, para lograrlo había que distraer al espíritu.

¿Y qué más importante que identificar los motivos por los que seguía en ese lugar? La mayor parte de las preguntas de sus compañeros iban, de un modo u otro, en ese sentido (bueno, salvo la de Quiora, claro). Y sin embargo...

- ¿Hay alguien vivo con quien quieras hablar? Tal vez podríamos traerlo...

Al fin y al cabo se trataba de distraer al espíritu. ¿Y no era la esperanza la mayor de las distracciones?

A Sapo no le hacía ninguna gracia poner el dedo donde lo pusiera Quiora. Se cuidó mucho de no rozarla lo más mínimo y se le veía incómodo, a disgusto.

- ¿Es un vistana el culpable de la maldición de Aderre?- Preguntó sin tacto alguno, no teniendo en cuenta la presencia de Marcella.

Aquello de la sesión de "aguja", como la llamaba Quiora, le daba curiosidad a Fedora. Fedora, si, pues tras los acontecimientos y dormir la mona, ya no quedaba nada de Dude, la malvada personalidad de la guerrera, ahora de mechón plateado. Y la bastarda preguntó lo más importante que tenía en mente, siguiendo el ejemplo de sus camaradas.
- Querrrrrerrrrr saberrrr.... ¿Rrrrecuperrrrarrrré a karatel'nyy y vechnyy otdykh? - Era lo que tenía en mente, que eclipsaba incluso su misión principal.

Tras lograr descansar tranquilamente Heian se sintió ligeramente mejor. Había recuperado parte de sus energías y algunas de sus heridas se habían cerrado. Al menos ahora no caería inconsciente se hacía cualquier paso en falso. Cuando abrió los ojos y se incorporó dolorido escuchó todas las palabras que Madame Eva les decía. Realmente no entendía nada, no sabía nada de espíritus, ni de fantasmas, ni de espectos, y aún menos de ouijas. Por suerte confiaba en sus compañeros que seguro que sus conocimientos eran suficientes para entenderla. 

Corvino trató de hacer un resumen y de explicar lo que iban a hacer, pero el dolor de cabeza que aún tenía seguía sin dejarle entender nada del plan que estaban trazando frente a sus narices. Así que, como siempre, Heian se mantuvo callado mientras acompañaba a Marcella y al resto para hablar supuestamente con el fantasma que habían visto. 

Sorprendido se sentó junto a los demás y colocó el dedo en aquel triángulo. Habían dicho que cuantos más mejor, así que no se iba a quedar solo de espectador. Al fin y al cabo, todo ese ritual le estaba maravillando y quería vivirlo en primera persona. Aquello sí que era magia y no los trucos que hacía con su sombrero, pero él no formuló ninguna pregunta, pues si ya de por sí no le gustaba hablar con los vivos, aún menos el hacerlo con los muertos.

La "flecha" fue señalando las letras de la ouija hasta ir formando las respuestas.

¿Rrrrecuperrrrarrrré a karatel'nyy y vechnyy otdykh?

N-O P-U-E-D-O V-E-R E-L F-U-T-U-R-O

¿Es un vistana el culpable de la maldición de Aderre?

N-O L-O S-E

La carne de bebé humano sabe a lechón?

C-O-M-E-R B-E-B-E-S E-S-T-A M-A-L

Que hace falta para que te quedes en el mundo espiritual?

J-U-S-T-I-C-I-A

¿Eres Leyla, la madre de Niko y esposa de Raúl?

N-O

¿Hay alguien vivo con quien quieras hablar?

¡Flosh!

En lugar de recibir una respuesta, los ocho individuos fueron presa de una sensación de ahogo. Cuando la opresión en el pecho cesó, el bosque había cambiado. La tierra había sido sustituída por ceniza gris, y los árboles retorcidos habían sido desprovistos de hojas. Al mirar hacia arriba, en lugar del sol, veían sus propios cuerpos inconscientes alrededor de la ouija. Tan solo permanecían conscientes dos mujeres: Marcella, que no había puesto el dedo en la "flecha", y Fedora. Ambas se afanaban en tratar de despertar los cuerpos de sus compañeros. Marcella les zarandeaba suavemente, incluso sus manos estaban tocando al Sapo inconsciente. Fedora, por contra, abofeteaba salvajemente a Menon, como si la que estuviese al mando fuese Suse. Pero todo eso ocurría arriba, sobre sus cabezas, de modo confuso e incomprensible.

¡Papá!

Los pies de Corvino se recolocaron en la ceniza para ver a su espalda. Era su hija. Pero al contrario que en pasadas apariciones, esta vez los demás también la veían. La niña, en camisón, corrió hacia su padre y le abrazó. Sí, le abrazó. Sus cuerpos entraron en contacto; sus brazos se ceñían al volumen de sus torsos. Ella estaba allí, y todos podían tocarla. Estaba fría. Su corazón no latía y el pulso no se le encontraba. Eso generaba más preguntas, y en las comprobaciones sobre ellos mismos, los aventureros tampoco tenían pulso. Sin embargo, tenían un tacto cálido.

Papá, cuánto te he echado de menos.

Menon era consciente de que no estaba en el plano etéreo, al que se supone que deberían haber llegado al abandonar sus cuerpos. En el plano etéreo no hay gravedad, deberían estar todos flotando en el aire y no lo hacían. En el plano etéreo el suelo está cubierto de niebla, no de ceniza.

Menon concluyó que estaban en una "isla", en un semiplano que flotaba en un mar de éter. Si seguían en linea recta, tarde o temprano llegarían a la costa, y verían las nieblas de éter y podrían volar en ellas. Solo los dioses y los magos más poderosos eran capaces de crear un lugar así.

Mirando al cielo se concentró en la "flecha" de la ouija, haciéndola temblar levemente. Estaba seguro de poder moverla con la mente. No solo deslizarlo por la tabla para hacer llegar a Marcella un mensaje, sino incluso levantar la "flecha" y hacerla flotar en el aire del plano material, como un poltergeist... sin el como.

La nariz de un gnomo no era algo pequeño como para no verlo si se tenía justo delante de los ojos, por muy bizco que fuese uno. Sapo palpó su apéndice feliz de haberlo recuperado.¡Por fin podría volver a dedicarse a la alquimia! No era la única cosa rara. Podía ver a la hija de Corvino, que estaba muerta, e inmediatamente pensó que otra vez les habian poseído. Pero no, no era lo mismo. Mirando arriba se veía a sí mismo como reflejado en un espejo, es un espejo que reflejaba la realidad. Allí había un Sapo inconsciente, sin nariz y con todas sus pertenencias.

- ¡No le toques con tus sucias manos!- Gritó furioso al ver que Marcella se aprovechaba. Inmediatamente, Shish salió de sus ropajes y siseó furiosa a la vistana.

Esto no es el plan étereo, se supone que uno flota y que no es tan gris y triste, sino mas neutro, si sus estudios eran correctos esto debía ser creación de alguien muy poderoso, un espacio dimensional particular o alguna cosa de esas.

- Creo que tenemos que avanzar, esto es algo así como una dimensión de bolsillo creada por alguien, si llegamos a su borde podemos pasar al plano etereo normal, o eso creo.

Viendo como la norteña aprovechaba para maltratarle de nuevo, Menon intentó mover la piedra de la tabla, ya que parecía que podía proyectar su mente, seguramente su cuerpo hacia de ancla. Primero la elevo un poco y la hizo caer para llamar la atención del grupo.

- Dejad nuestros cuerpos locas, os estamos viendo desde un plano raro, protegednos que saldremos pronto...

- Fedora me da igual lo mal de la cabeza que estes, como sigas golpeándome te haré retroceder a la mente de un mente y que te creas la muñeca de Sapo - la bárbara ya se estaba pasando