Partida Rol por web

El mediano observó la muralla y escucho las palabras del mago, descartándolas con movimiento de sus manos - No tiene sentido que utilices todo tu poder mágico. Ni que debamos esperar unos días - meneando la cabeza se explicó - Yo tengo un par de cuerdas en mi morral - se señaló el morral mágico - puedo subir por las paredes, lanzaroslas e intentar ayudaros desde arriba. En cuanto suba uno ya seremos más para ayudar a los que quedan -

Dreyden se había temido el inevitable juego del "y yo más"

-Tú puedes ser muy bueno escondiendote Zurkor, pero los demás, no. Y estamos hablando de orcos con visión en la oscuridad.

Y, según tu plan, una vez dentro ¿cómo pasaremos inadvertidos?

- Bueno... no lo tengo tan claro - para el mediano resultaba difícil hacer planes a largo plazo. El siempre se había destacado por resolver los problemas a medida que se iban presentando - Pero si tu nos vuelves invisibles, cual es la diferencia? Nos vean o no, si alguien hace ruido de todas formas sabrán que estamos allí -

Creo que el sigilo es nuestra mejor forma de entrar, pero si nos descubren estaremos completamente en sus manos. Un par de nosotros podrían crear una distracción y hacer que salgan cuantos más mejor, así tendrían más posibilidades los demás. 

- Uhm... no es mala idea. Si alguno de Uds genera esa distracción, yo puedo trepar por allí y lanzarles unas sogas para que me sigan los pasos - comenta el mediano que tras rebuscar en su saco mágico saca un par de rollos de cuerda

- Solo que no me gusta que nos separemos, quizás los que generen la distracción, luego, deben venir hacia aquí y usar las cuerdas para trepar. Si las elevan tras ellos, nadie sabrá que ya están dentro de la fortaleza -

-No me parece buena idea separarnos. si algo sale mal  y, según mi experiencia, siempre sale algo mal, quedamos ambos grupos muy expuestos.

Dreyden sacó una fina varita y os la enseñó.

-Con esto puedo hacernos subir a todos a las almenas sin usar la cuerda. Mando a Kell arriba y luego, con la magia de la varita, intercambio mi posición por la suya, después, me intercambio con, por ejemplo, Fausto y vuelvo a empezar. Todos arriba en menos de un minuto.

Eulendileas se acarició el medallón mientras dejaba que los otros hablaban. Él podía crear una buena distracción.

Si esperamos a que vuelva la mañana, mi amigo puede salir otra vez. ¿Será suficiente distracción? Yo creo que puede comerse a unos cuantos orcos antes de que consigan hacerle daño. Y, mientras, podemos entrar sin ser vistos. ¿Qué os parece?

-Que es mejor infiltrarse de noche que de mañana, Eulendileas.

- Si, sería una buena distracción - asiente el pequeño Zurkor - pero tambien es cierto que no deberíamos esperar hasta mañana. No sabemos que puede pasar con los prisioneros. Es una lástima - agrega antes de observar con cuidado el muro y proponer - Alejémonos de la puerta. Busquemos alguna ventana o parapeto donde podamos subir. Sea con la varita del mago o como decidamos hacerlo -

Tras pensarlo un momento agrega - Tampoco es bueno simplemente quedarnos aquí. Lo único que falta es que alguna patrulla nos detecte antes de que intentemos ingresar -

Yo puedo ofrecer una distracción parecida a la del pequeño, peroaguantará poco más de un minuto. Eso sí, el desconcierto y el temor posterior a que haya más está garantizado. Busquemos un sitio para entrar y después haré que mi amiguito cumpla de las suyas.

Bien, entonces. Esta noche provocamos la distracción con el ataque del bicho de Fausto y, mientras, subimos al muro menos vigilado, unos trepando - dijo señalando a Zurkor - y otros a golpe de varita. Después, una vez dentro, lo que yo haría sería:

1) Encontrar un sitio donde permanecer escondidos

2) Hacer invisible a Zurkor o a Eulendileas y que ellos encuentren a los prisioneros. De esa manera los demás, menos sigilosos, no los pondremos en peligro.

3) Una vez sepamos donde ir, podemos ir todos a rescatar a los prisioneros

¿Que os parece? 

Uy, ¡yo, yo, yo! ¡Yo soy muy sigiliso y soy también muy invisible! dijo, mientras alzaba la mano y saltaba, lleno de ilusión. Guau, a su lado, se puso de patas sobre su amo y le dio un tremendo lametazo en la cara. Estaba claro que él también estaba de acuerdo con esa decisión

- Si. Eso parece un plan - asiente Zurkor a las palabras del mago - Dejenme verificar si podemos subir por aquí - añade antes de acercarse a la zona que parece más desprotegida escondiéndose entre la sombras.

Sin solución de continuidad, apoya primero una de sus manos en la pared y luego la otra y se eleva como si se encontrara gateando en el piso, pero moviéndose lentamente hacia arriba, por la pared, sin que pareciera que necesite buscar apoyos. Mientras trepa su cuerpo sigue buscando las zonas de oscuridad con el fin de que nadie pueda observarlo.

El bárbaro trepa despacio, asegurándose que nadie lo ve y sin dejar de mirar a su alrededor hasta llegar a su objetivo, la cima de la pared. Apenas sus ojos traspasan el borde la misma mira con atención, dispuesto a completar su tarea, atar las sogas que lleva en su morral mágico y arrojárselas a sus compañeros para que trepen mientras el monta guardia

Jedemiah mandó a su más fiel compañero a investigar el terreno, desde las alturas, el halcón pudo ver el patio de la ciudadela que había sido limpiado de escombros casi totalmente. En algunos lugares la lluvia ha dejado charcos poco profundos, y en la sección del muro occidental hay parte derrumbada, por ahí seguramente fuera más sencillo escalar. Además, la roca que hay por ahí caída puede servir como escondite perfecto para pasar desapercibidos.

También hay un pozo de piedra y una plataforma de carga de madera sostenida por sólidas cuerdas que cuelgan de una gran polea de madera colocada en la muralla exterior. 

Además hay gran parte de la zona que está llena de puertas que debe de llegar al interior de la fortaleza.

Pero lo más preocupante es la criatura reptiliana que duerme sobre un montículo cerca de los escombros por donde tienen que bajar. Tiene alas coriáceas similares a las de un murciélago plegadas junto a su brillante cuerpo y una larga cola que se curva en torno a la base de los escombros y terminan en un ominoso aguijón. Hay una silla sujeta al lomo del reptil, que de vez en cuando se crispa como si estuviese enfrentándose a alguna pesadilla más terrible que él mismo. 

Con toda esa información, Zurkor sabía por dónde debía ir para poder subir el muro y ayudar a que los demás así lo hicieran. Pero el problema residía en aquella criatura que había durmiendo en el patio.

Dreyden, a través del lazo telepático, trató de identificar a la criatura durmiente. Quizás pudiera dormila aún más profundamente con un conjuro si estuviera seguro que el hechizo le haría efecto.

El mago les describió a los demás el asepcto de la criatura durmiente, por si ellos la reconocían.

A Eulendileas se le iluminaron los ojos cuando le contaron que había un lagarto gigante con una silla para montar. ¡Ese era su caballo ideal!

Yo creo que deberíamos ir hasta el lagarto, convencerle de que soy su amigo y que me deje montarlo. Desde lo alto, puedo comerme a todo el mundo. ¡Será muy divertido! las últimas palabras no pudo reprimirlas y casi las gritó. Guau, a su lado, se emocionó ante la alegría de su dueño, y decidió saltarle encima para chuparle la cara.