Partida Rol por web

Khalam escuchaba lo que decía el semiorco, mientras en su interior se preguntaba que hacer, si darle la "libertad" o mantenerlo como prisionero para que los lleve hasta la ciudadela. En todo momento se mostró dispuesto a responder todas las preguntas que le hicieron. Luego de estar pensativo un rato emitió algunas palabras.
- Nos vendría bien tu ayuda Haravak, supongo que debes conocer bien estos lugares y por donde ir para evitar cualquier patrulla.
- Pero a la vez no te voy a mantener como prisionero, aunque mis compañeros no crean lo mismo, has colaborado con nosotros sin oponer resistencia.
- Para terminar, ya saben mi postura, o nos acompaña por voluntad propia o es libre de marcharse.
 

Como mucho os puedo acompañar hasta allí. Pero me mantendré alejado de sus murallas. No quiero acercarme hasta ese lugar pero os puedo indicar el camino. Una vez que veamos las murallas desde lejos ya sabréis llegar, y por lo tanto no me necesitaréis. Tened en cuenta que para un orco, soy tan humano como para vosotros orco. Dijo sabiendo que nunca era aceptado en ningún pueblo. Mis congéneres orcos me ven como a un humano, mientras que los humanos, dijo mirando a Atara, me terminan viendo como a un orco... concluyó encogiéndose de hombros.

-Oooooh, pobre cito, los humanos no le quieren y los orcos tampoco, que historia taaaan triste. -Se jactaba la cazadora del semiorco. -No nos cuentes tus penas, eres una abominación.- dice mirando sus rasgos de orcos. -¿No pretenderás que la gente de bien te acoja?.

-Haz lo que te plazca, lárgate a llorar a otra parte o guíanos y después vete al infierno! -Sentencia Atara mientras acaba de empaquetar sus cosas, recoger los abrojos y estar lista para partir. -¿Bueno que decides? 

Jairee hubiera seguido desconfiando un poco del semiorco, pero el odio irracional de Atara le ablandó.

Por mi parte puedes irte, yo no querría quedarme con alguien tratandome así. Era una mirada y un tono de autentico reproche hacia Atara. Solo guíanos Atara, no es necesario tanto odio.

Las palabras de la humana hicieron que Xanaphia se tensase e interpusiera ligeramente su cuerpo entre ella y el mestizo, ¿era eso lo que pensaba de quienes tenían mezcla de sangres en sus venas? De ser así ella también era una abominación.

-Basta Atara. -su voz no expresaba emoción alguna -Todos tenemos un pasado, y problemas, desquitarse con el primero que tienes delante no ayuda a sentirse mejor. Deberías hacer las paces contigo misma, vivir así no es vida.

Su tono se suavizó al final, luego se giró un poco hacia Haravak.

-Es tu decisión.

A Lezard no le gusto mucho la reacción de sus compañeros hacia Atara y sin dudar dijo: Todo en esta vida obedece a algo, si Atara reacciona de esa manera por algo es, no creo que alguien aquí allá andado en sus zapatos como para decir que hacer y que no, dijo al tiempo que recogía sus cosas.

Muy bien!!! yo estoy listo.!!! Qué esperamos?

Dado que le dieron la oportunidad de marcharse, así lo hizo. Al druida no le interesaba mantenerse en un grupo en el que una de las personas que lo formaba estaría dispuesta a matarle mientras dormía, y dado que aún quedaban algunos días para llegar a Xûl - Yarak decidió marcharse dejándoles solos.

Al final el semiorco les había dado las indicaciones pertinentes para llegar, y gracias a la habilidad de Atara para detectar rastros, no deberían perderse en todo aquel torturoso camino.

La intervención del callado mago hizo que la semielfa lo mirase con el ceño algo fruncido.

-Esas mismas palabras se pueden aplicar a cualquiera de los presentes.

Se encogió de hombros dando el tema por zanjado, los ataques gratuitos no le gustaban y el semiorco se había portado bien. Al final Haravak decidió no acompañarlos y Xanaphia no pudo culparlo, se despidió de él y se dispuso a seguir a su guía.

-Sin duda el odio guía sus palabras y sus actos, no es un buen camino...- sus pensamientos se iban desarrollando conforme avanzaban y sus ojos oteaban el entorno.

La aberración se había ido y Atara se calmaba, ya estaba todo dicho así que comenzó de nuevo ha hacer su trabajo, colocandose la primera del grupo caminó siguiendo el rastro a la fortaleza orca.

El chaman siguió al grupo lo mejor posible mientras se adentraban en la selva y llegaban a los límites de la fortaleza orca. Desde ese punto estarían por su cuenta, ya que el semiorco se retiraría con su compañero en la misma dirección en que vinieron.
Que tengas una buena vida compañero. Le dijo en un tono amable.
Ahora solo faltaba introducirse en ese peligroso lugar lo mas discretamente posible e intentar rescatar a los jovenes de las distintas casas y si era posible, evitar una posible invasión orca a la ciudad o sus alrededores.
Con su hacha y escudo en mano se dispuso a seguir a sus compañeros, mientras que en unos milisegundos activo su aura de escudo.

Jairee siguió al grupo diferente a como actuaba normalmente. En silencio y mirando sobretodo a Atara con una mezcla de compasión y pena. El odio amargaba a cualquiera.
 

Les seguía atento a su alrededor, pero con confianza ciega en las capacidades de los que eran más expertos en el seguimiento de huellas.

A pesar de las múltiples habilidades de los presentes, ninguno fue capaz de descubrir de dónde salieron aquellas cosas, pero algo parecido a unas púas atravesó el cuerpo del compañero de Atara. Como si el karma le estuviera devolviendo su odio por los orcos, aquellas púas habían atravesado el cuerpo de su compañero animal que pronto cayó inconsciente debatiéndose entre la vida y la muerte. Deberían intervenir cuanto antes, o la exploradora terminaría perdiendo a su fiel compañero.

El resto de las púas se repartieron un poco más,dando a Xanaphia, a Atara y la última por muy poco a Khalam.

Si eran puas, serían de algún animal. Los orcos usarían flechas. Jairée miró a su alrededor y después rapidamente al cielo, intentando ver o escuchar el ser que les estaba atacando mientras sacaba su arco corto.

El sorpresivo ataque no le dio tiempo a reaccionar al chaman, pero para suerte de el ninguna de las puas le hizo daño. Rapidamente observo al resto del grupo y vio como el compañero de Atara se desplomo en el suelo con tres puas en su cuerpo, acto seguido miro en todas direcciones para ver si podía divisar a su agresor o agresores.
Luego casi instantaneamente hizo un cambio del aura para intentar ayudar al lobo.

Lezard estaba caminando tranquilamente por el trayecto, repentinamente pudo ver como Atara recibía un ataque de púas al igual que Xanaphia y Khalam, sin embargo, quien había probado más directo el ataque fue el lobo de la compañera, al ver el estado del mismo dando el último aliento de vida Lezard recordó su varita de curar heridas leves, en un parpadeo la tomo de su cinto para activarla, ya lo había hecho antes, utilizar a su murcielago para transmitir sus conjuros a objetivos específicos, fue parte de su entrenamiento antes de emprender esta aventura y algo en lo que Kross era diestro. 

Colocando al murcielago parado sobre la varita y esta en posición horizontal sostenida en el aire gracias a los gestos mágicos circulares de sus brazos, se escucha la palabra Litta Vitare, la varita brilla y traspasa su energía a Kross quien emprende su vuelo rápidamente hacía Fenrir para transmitir el conjuro de sanación y regresar hasta Lezard.

Luego de ello el mago se agacha un poco para ocultarse!

Xanaphia caminaba siguiendo al grupo, había vuelto a ponerse en retaguardia para cubrir esa posición dejando la guía a Atara y su lobo, ella creía que iba atenta al camino pero no vió venir el ataque. Surgidas de la nada varias púas se interpusieron en su trayectoria, pudo esquivar un par pero una tercera laceró su pantorrilla. El grito de sorpresa, dolor y aviso que dió no fue suficientemente rápido, había más heridos en el grupo. Hizo amago de adelantarse para ayudar con la curación pero el callado mago tomó la iniciativa y utilizó una varita, viendo que estaba controlada esa situación comenzó a otear los alrededores con la lanza presta, su mente intentando recordar algún animal que atacase de forma parecida.

Los errores se pagan con creces y la explosión de púas había dejado mas muerto que vivo a su querido amigo, ignorando por completo su propia seguridad Atara se lanza encima de su amigo, de su padre, madre, hermano, amor, de todo lo que simboliza para ella el lobo y canalizando la energía sanadora de su cinturón, activa una carga con las manos en el lobo para curarle.

-Vamos querido, no me dejes sola en este mundo, vuelve conmigo.- suplicaba mientras veía como se volvían a abrir sus ojos y sentía un lastimero lenguetazo en la mano.

Con su amigo ya a salvo volvía la vista en la dirección de la que vinieron las púas

Entre todos pudieron sanar al compañero de Atara. A pesar de lo cruel que se había mostrado anteriormente con el orco, sus compañeros no le guardaron rencor y mucho menos a Fenrir, por lo que entre todos hicieron lo posible para devolverle a la vida. Ahora el lobo se puso de nuevo en pie y aún continuaban sin ver ninguno al enemigo que sobrevolaba la zona y que una vez más descargó una nueva ristra de púas contra los presentes.

Por suerte para todos solo una de las púas logró alcanzar a su objetivo. Pues dos de ellas chocaron en el aire y se deshicieron antes de llegar a su objetivo, y las otras tres se desviaron demasiado. Tan solo fue la chamán quien de nuevo recibió el impacto de una de las púas.

Jairee miró hacia el cielo mientras empezaba a tocar otra vez el tambor, tal vez delatara donde estaban ,pero ¡una bestia que lanzaba puas tenía que ser facil de ver!

Una nueva andanada de púas le informaron a la guerrera que quien les atacaba los estaba sobrevolando, con dos rápidos gestos descolgó el escudo poniéndoselo en el antebrazo y enfundó la lanza en su sitio. Sus ojos esta vez barrieron el cielo buscando al atacante mientras su mano descolgaba la honda de la cintura y depositaba una bala en el cuero desgastado por el uso. -Maldición, de qué me está sirviendo ahora la herencia élfica- sus pensamientos como su ánimo: oscuro, si no podían ver al objetivo no tenían nada que hacer.