Partida Rol por web

Mientras el semiorco se batía en el suelo rebozándose en la podedumbre de visceras, pues y carne putrida del muerto viviente, Annael siguió con el trabajo que le había llevado allí. Aun quedaba un enemigo en pie y debía acabar con él.

Pero sus movimientos no fueron lo diestros que esperaba. La resbaladiza suciedad que había bajo sus pies y que formaba un pequeño charco, le hizo resbalar y errar en sus ataques.

- ¡Maldita sea!- gritó el elfo al prbar la mala fortuna.

- No puedo ayudarte a sacártelo de encima, si no, el sortilegio de expusión perdería su efecto. Dijo mientras acercaba, con una mano, la antorcha a la celda para ver que había en su interior, mientras con la otra sujetaba la puerta por si tenía que cerrarla rápidamente.

Elmorn volvió el rostro hacia la oscuridad de la celda, en un rincón había un cuerpo tendido, un gemido de agonía se apagaba en la oscuridad, un nuevo zombi comenzó a levantarse, las llagas y putrefacción alcanzaban ya todo su ser, nada posía hacerse por el pobre desgraciado.

El zombi forcejeaba con el semiorco con furia ambrienta y aunque la defensa de dench era buena, un golpe alcanzó su rostro.

Los movimientos torpes no podían compararse con la agilidad del elfo, esquivando un nuevo intento del zombi.

- Pobre desgraciado, mira en lo que se ha convertido. No me extraña que sus compañeros de celda huyesen despavoridos. Alzó su maza para asestarle en plena cabeza pero falló estrepitosamente.

Con alguna dificultad Annael logra esquivar los ataques del muerto viviente y contraataca. La espada larga pasa lejos del cuerpo de su contrincante, pero es un engaño para colar su espada corta por debajo de sus defensas.- ¡El inicio de tu fin!- ríe el elfo al ver que su estocada es certera.

- ¡Basta YA!

Con un grito, Dench se libro del zombie y empezo a incorporarse

Dench aparta al zombi de un empujón mientras sus uñas arañan su brazo. Recoges tu hacha del suelo mientras te levantas despacio, clavando tus furiosos ojos en el zombi.

El zombi mira embobado como le clavas la espada elfica sin inmutarse. describe un amplio arco con el puño para atraparte pero es demasiado lento.

Elmorn avanza corriendo hacia el zombi recién despertado, pero la oscuridad le traiciona y tropieza con algo cayendo encima del zombi, pero la fuerza del impulso no es suficiente como para derribarlo con él y cae al suelo. Momento que aprovecha para intentar atacarte.

Annael sigue con sus denodados esfuerzos por acabar con el muerto viviente. Pero la situación en el estrecho pasillo, con su compañero a su lado luchando y el suelo lleno de sangre, pus y vísceras, no ayudan, con lo que sus ataques no son lo suficientemente eficientes como para acabar con su oponente.

- ¡¡PERO MUÉRETE YA APESTOSO!!- grita el elfo al zombie con el que está luchando.

Elmorn cae al suelo estrepitósamente sin dejar de sujetar la antorcha y la maza. Consigue desde el suelo esquivar el ataque del zombie a la vez que se levanta volviendo a lanzar un mazazo al vacío pues no llegó ni a rozarle. - ¿Qué me pasa?, ¿me empiezan a fallar las fuerzas?

- ¡Muerete engendro!

El hacha golpea brutalmente contra el pecho del zombie. 

El semiorco parte por la mitad al zombi, mientras el elfo redobla los esfuerzos y consigue hacer daño con la espada corta, aunque no el suficiente y dejándote en mala posición de defensa.

El zombi vuelve al ataque y esta vez golpea.

El recién convertido zombi ataca a Elmorn en el suelo mientras se tira encima de él, arrancándole un trozo de carne del brazo con hambre desmedida.

- ¡Resistid! ¡Acabad con esta escoria!

Las valientes palabras fueron acompañadas por un torpe golpe a la pared más cercana al zombie que peleaba con el elfo.

- ¡Aguanta Elmorn!

¡¡Le había herido!! Esa sucia masa putrida y sanguinolenta le había conseguido herir. Algo estaba fallando, ya fuera por el terreno, el ambiente, o... no sabíal el por qué, pero le habían herido.

Esos pensamientos hicieron mella en el elfo que no consiguió acertar en el muerto que tenía delante y con el que luchaba desde hacía rato.

- ¡Ayuda a Elmorn!- consiguió decir, aclarando sus pensamientos-. Él te necesita más que yo.

El maldito zombie le había mordido en el brazo arrancándole un trozo de carne. El dolor era intensísimo. Tenía que liberarse de él pero las fuerzas le fallaron, además con el brazo herido era mucho más difícil zafarse del maldito mordedor. - ¡Sacadme a este bicho de encima!. Gritó pidiendo ayuda.

Parecía que las tornas estaban cambiando y el mal que un día invocara el clérigo de Cyric estaba funcionando. Seguramente, estará riendo en el reino de su Dios.

Los gritos de los aventureros y sus acciones no ayudaron a mejorar la moral de la gente. Cada vez estaban mas nerviosos, pero cuando el sacerdote de Pelor, desde el suelo, pidió ayuda siendo pasto del zombi, los hombres liberados gritaron y corrieron escaleras arriba alejándose del mal. Esta es la recompensa por rescatarles, el abandono. No es fácil la vida de un aventurero.