Partida Rol por web

El traqueteo del carrujae estaba empezandoa colmar la paciencia de sus pasajeros. El conductor del mismo, un muerto viviente animado por Garzhal, conducía a su montura, no mucho más viva que él, a través del empedrado y descuidado camino que llegaba a las puertas de Öboroak. En las mentes de los aventureros aún resonaban las palabras de Garzhal antes de salir.
"Se trata de una zona muerta para la magia, pero no entiendo cómo es posible tal proeza, teniendo en cuenta, que abundantes líneas-ley pasan por los alrededores. Y la casa de los lores de Öboroak que tras innumerables generaciones se ha mantenido al frente, tened cuidado con Harkor el bastardo. Tratadlo con respeto, pues es sumamente irascible. Averiguad todo lo que podais"

El camino poco a poco se iba volviendo más firme y llano y el traqueteo del desvencijado carruaje se hizo más leve para regocijo de los ocupantes. Señal de que se estaban acercando al destino. Por las ventanillas se veía la puesta de sol. El sitio estaba lejos de su punto de origen, en Barovia, pero no imaginaban como de lejos iba a estar. El sitio la verdad es que no es lo más hospitalario del mundo. La muerte y el horror pasean de la mano por los caminos vigilados por los cuerpos inanimados, colgados de los árboles y mecidos por la brisa tardía que precede a la hora del anochecer. Todos llevan un misterioso cartel colgado de los pies en los que con sangre pone una misteriosa inscripción: "Vërater"

A lo lejos se pueden ver ya las luces y las columnas de humo elevandose sobre los tejados de juncos y pajas. En una colina, en lo alto, apuntando temerario contra el cielo, se eleva un torreón con el emblema de una orden religiosa, pero no atinais a saber cual es. En el centro del pueblo se puede ver una casa de piedra, de la que por cierto, salen 4 jinetes armados con arneses de cuero y cascos puntiagudos, montando en caballos viejos y cansados. Trotan hacia el carro.

Los cuerpos colgados le producían gran inquietud. Durante el último tramo de viaje se había apartado de la ventanilla del carruaje en varias ocasiones, pero Fälkeborg no era capaz de mantener la mirada apartada por mucho tiempo.

Criminales. Sí, seguro que eran criminales-se dijo-. Yo no he hecho nada malo. No tengo nada que temer.

...algo habrán hecho para que los colgasen...

...yo no terminaré así...

Pero cuando el número de árboles adornados empezó a no tener fin, su poca seguridad se quebró. ¿Era posible que hubiesen asesinos en tal cantidad? O se castiga por igual al asesino que al pillastre, o aquel destino no era tan exclusivo como cabría esperar.

El interior del carruaje no presentaba una visión más agradable. Las caras de Parche y Kheros se hacían terriblemente monótonas. Al cabo de un rato era mejor ver por la ventanilla y saciar un morbo insano que sentir esos ojos profundos asomando sobre una espesa barba.

Mirad-advirtió a sus compañeros, sin apartar la vista de los jinetes-. Un comité de bienvenida. Manteneros alerta.

El viaje se había echo eterno, aburrido como pocas veces. Tal vez se encontraba mas cansado de lo que creía y tal vez eso fue lo que ocasionó que en muchos tramos se durmiera, sobresaltándose al despertar.
Durante los momentos en que se encontraba lúcido charlaba con Parche, Fälke parecía abstraído por algunas visiones del paisaje y no hablaba mucho.

Recién se despertó de su última siesta y oyó a Fälke hablar de algún comité de bienvenida. Se lavó la cara con sus callosas manos y se asomó por la ventana.

No creo que pase nada, solo quieren saber quien viene; me parece muy normal.
digo secándome las manos con la barba
Además...que posibilidades tienen...JA!
digo riendo

El comité de bienvenida toma posiciones en torno al carruaje pero no hace nada por hablar o preguntar ni nada. Sólamente van escoltando la carroza mientras esta se acerca más y más a las puertas del pueblo.

El ambiente es un tanto deprimente y tetrico. Demasiada muerte por la zona. Es facil entender porque no esta ultimamente en la ruta comercial. Ahora bien, ¿que significa la palabra de los carteles de los colgados?. ¿Que ha causado que la zona este asi?. Averiguarlo es su labor.

A ratos en el trayecto Parche ha podido conversar algo con Kheros, sin embargo Falke se ha mostrado temeroso.

Las palabras de Falke sobre una comitiva le hacen volver de sus cavilaciones a la realidad.

Segun se acercan, se da cuenta de que poca es la informacion que les ha dado Garzhal.

Como no tengan mas informacion quienes han de recibirles...a pocas cuestiones podran responder. Y ante el comite de bienvenida armado. Poca opcion tienen si no saben que decirles.

La carroza atraviesa el ajado arco de piedra que forma la entrada de la aldea. Está anocheciendo y la comitiva, tomando las riendas del carro, conducen el mismo hasta el palacio de Harkor. Esta vieja edificación no dista mucho del estilo del resto del pueblo. Paredes con pinturas desconchadas a causa de la humedad y la vejez, ni un alma por las calles, claro que viendo el panorama de la llegada al pueblo no es de extrañar, y un silencio sepulcral al pasar por la lado de las casas. Una pequeña iglesia con el emblema de la Orden Eterna despunta su torre contra el cielo oscuro y cubierto de unas nubes con presagio de tormenta. La herrería aún emite algo de luz y algo de ruido, señal de que el herrero aún no se ha retirado a descansar, aunque parece impensable que en un pueblo tan triste y abandonado como aquel pudiera quedar alguien que todavía lucha por prosperar.

Cuando por fin se detiene la carroza, ante la puerta de Harkor, el propio Harkor se encuentra en lo alto de las escaleras que dan a la entrada principal. Su mirada, fria y calculadora, traspasa las mentes como quien lee un cartel informativo. El rictus de sus labios demuestran ansiedad y abre y cierra sus manos constantemente, como si no quisiera que se durmieran sus dedos. Toda su figura pone en evidencia la inseguridad en si mismo, el miedo, la ira y la cólera. Tratar con él se preveeia difícil. No muy lejos de la puerta, en un gesto casi imperceptible tras una ventana se corren unas cortinas justo a tiempo de no ver a quien se oculta tras ellas.

Ahí esta Harkor, no parece muy contento no?

digo mirando a mis compañeros de viaje mientras señalo hacia la escalera

Espero que obtengamos buena información

A Parche le gustaria contestar a su compañero, pero bastante nervioso e irritable le parece que esta su anfitrion como para ponerse a cuchichear.

Asi pues, Parche. Despacio y sin gestos brusco se acerca a Harkor. Hace una ligera reverencia y se presenta.

Muchas gracias por recibirnos. Mi nombre es Parche y ellos son Kheros y Falke.

Señala a sus compañeros.

Espera una respuesta antes de añadir nada mas. Pues aun no sabe si es de las personas a quienes les gusta hablar o todo lo contrario. Y no quiere agraviarle.

La mirada de Fälkeborg se desvió hacia la ventana por un instante.

Imaginaciones mías...

El semielfo no conocía el semblante de Harkor, pero Kheros identificó al hombre de las escaleras con esa identidad. Era fácil de intuir, la imagen viva de la volubilidad. Sus ropas tampoco eran las de un sirviente.

Imitó a Parche e hizo otra reverencia. Y con el mentón mirando al suelo, por el rabillo del ojo volvió a fijarse en la ventana.

Sí, solo imaginaciones...

Volvió a centrarse. Garzhal calificó a Harkor con el título de bastardo, pero hay muchos tipos de bastardos. Si era un hombre vil, que merecía tal apelativo, más les valía tener cuidado. Si era un auténtico bastardo...

¿Es Harkor el legítimo propietario de este palacio familiar? ¿Lo es porque es el único de una rama familiar que se apaga?

Tomó la decisión de no preguntarle nunca por su genealogía. Es más, lo más seguro para Fälkeborg era hablar lo menos posible. No quería meterse en líos... o acabar con un cartel a sus pies que con sangre escribiese "Vërater".

Buenas noches, soy Kheros; su hospitalidad será bien recibida

digo haciendo una reverencia con la cabeza y mirando fijamente a Harkor

Harkor observaba con desprecio a los invitados forzosos. Sabía lo que le convenía con respecto de aquel sistema feudal retrógado y primitivo, que le obligaba a responder ante nadie. Pero es lo que había, a cambio, generaciones de paz y prosperidad por delante y un prometedor futuro para su familia. Ahora ya esas llamas que avivaron el fuego se consumían pero confiaba en un nuevo orden que resurgiría de las cenizas y alzaría a su familia hacia la victoria y el centro del mundo.

Sus cavilaciones volvieron a sentarse sobre los invitados y sus ojos, pequeños y ladinos se fijaron en cada uno de ellos.

- Bienvenidos, háganme el favor. - Y muy educadamente guió a los enviados a través del laberinto de pasillos que figuran su mansión, hasta llegar al salón principal, donde unos mullidos sofás y un refrigerio acompañado de un cálido hogar, donde se sentaron a charlar.
- ¿Qué les trae a mi humilde hogar?

Su hospitalidad es generosa, Señor.

No se ha presentado a sí mismo. ¡Qué persona más desconsiderada!

Estamos investigando una anomalía en los alrededores...

Los conocimientos sobre magia de Fälkeborg eran nulos, tan solo lo oído durante algunas brabuconadas de su padre. Tuvo que recurrir a las palabras de Garzhal para describir algo que no entendía.

Es... es difícil de explicar... Hay una zona muerta para la magia... y lineas de ley... No quiero aburrirle con detalles, pero son fenómenos dignos de analizar... Así que aquí estamos.

Quiso esconderse debajo de una concha. En lugar de ello tomó la uva de un racimo y se obligó a meterla en la boca para huír de la conversación.

Ricas uvas, Señor.

La verdad es que nos han enviado a una mision practicamente a ciegas. No se como ha sido capaz de contestarle algo Falke. Y eso sabiendo que era alguien dificil de tratar. La proxima vez que nos mande a un trabajito asi, que no cuente conmigo.

- ¿Zona muerta por la magia? ¿Lineas ley? No tengo la menor idea de a lo que se refieren, pero supongo que deben de tener algo de razón. No pasa un mago por esta tierra desde hace décadas.

Tras eso, realiza una leve inclinación de cabeza y esboza una sonrisa por el cumplido de las uvas. La puerta del salón se abre ante vosotros dejando paso a una mujer pelirroja y no carente de belleza

- Ah, mi señora Alice, estos hombres han venido hasta nuestra humilde casa para investigar un asunto un tanto complejo.

La susodicha Dama Alice, es la belleza personificada. Sus cabellos rojos como el fuego dejan lugar a unos ojos pequeños y profundos que arrebatan el aliento. Sus labios carnosos y cobrizos, dan muchas ganas de besarlos y acariciarlos durante horas.

La dama lleva un vestido de seda que deja muy poco a la imaginación, con trasparencias y encajes, deja ver claramente la forma de unos senos suficientemente grandes y hermosos, y con aspecto de duros. Los pequeños pezones despuntan contra la ropa provocando alguna que otra erección en los hombres que los contemplan. Su cintura es fina y sus piernas largas. Al caminar describe un baile que haría perder la cabeza a cualquier soldado o marinero.

- Encantada de conocerles caballeros. Sientanse como en su casa

Contra toda esta sensualidad, destaca la frialdad de sus palabras, la falta de sentimiento y de pasión. No hay que ser un genio para saber que la mujer sufre a diario.

Señora, el placer es nuestro. Vuestra hospitalidad es bien agradecida por nuestra parte. No queremos ser una molestia y tampoco pretendemos alterar vuestra rutina. Asi que si gustais en darnos unas pautas para que la estancia no os resulte incomoda, con gusto atenderemos las peticiones.

Sonrío ante el saludo de la dama y la saludo con una reverencia con la cabeza

Como dijo Parche, el placer es nuestro y trataremos de pasar inadvertidos durante nuestra estadía. No queremos ser molestia para ustedes.

luego vuelvo a mirar a Harkor

Dices que hace décadas no pasa un mago...bueno, eso es algo digno de tener en cuenta. Algún otro elemento en particular que pueda ser relacionado?

Mpfgh... Los caminos se pueden llenar con los cadáveres de los que miran a las esposas del prójimo.

Su pensamiento suena a auto-consejo. Pero con semejante doncella no hay quien atienda a consejo alguno. Se pone en pie, como corresponde a la entrada y salida de una dama en la sala. Y por fortuna con unos pantalones lo suficientemente amplios para no marcar nada.

Señora Öboroak, un placer.

Cambia de tema, Fälkeborg... piensa en otra cosa... ¡Salta por la ventana y sal huyendo! Porque esa mujer trae los problemas ceñidos a su cadera.

Me temo que puede resultar descortés continuar la conversación delante de su esposa, ehm... Parece cansada y nosotros también hemos tenido un viaje largo... Si lo desea, Señor, nos retiraremos.

A Harkor no le pasan inadvertidas las miradas dirigidas hacia su esposa por lo que sonríe satisfecho.

- Ven cariño, acompañanos en esta primera toma de contacto de nuestros invitados. - Hay un algo* en sus palabras que provoca un estremecimiento al oirlas.- Naturalmente durante el tiempo que esten ustedes aquí deberán ceñirse a las normas de mi tierra, pero pronto descubrirán que no son gran cosa. No tenemos un intrincado sistema legislativo como en las grandes urbes por lo que no habrá problema. Procuren no robar a nadie, a los ladrones se les castiga con la muerte. Espero que su estancia aquí sea de lo más confortable posible. Si me disculpan, iré a encargar a mis criados que les preparen unas habitaciones en la posada. Deben estar cansados después de todo el viaje. Querida- se gira hacia su fiel esposa.- Asegúrate de que no les falte de nada.

Harkor abandona la estancia haciendo una inclinación de cabeza antes de salir de la habitación y se retira por los pasillos. Alice queda sumida en un silencio sepulcral, con la mirada huidiza, perdida en el suelo o a través de una ventana con un cristal sucio por el humo de mucho tiempo sin limpiarlo. Se crea un silencio un poco incómodo.