Partida Rol por web

Pero...-protestó a Deornoth.

Estragón cogió el gorro de cocinero, descubriendo a Rata hecha un ovillo sobre su coronilla. Pasó la tela entre sus dedos, rápido y nervioso, con la mirada baja. Trató de justificarse.

Yo... creo que si alguien se molesta en escribir sus intimidades en un diario y lo deja desatendido, es porque en sus fueros internos quiere que lo leamos. Me parece que cae de cajón. En las últimas páginas están las impresiones de Niké cuando nos conocimos. Ahí tiene anotado todo lo que piensa de nosotros. ¿Ni siquiera eso podemos leer? ¿No quieres saber lo que Niké piensa de ti, Deornoth?

Al elfo/elfa andrógino/andrógina no podía hacerle caso, ya que el diario secreto ya no estaba en sus manos: Deornoth se lo había quitado. Pero Kelris tenía reparos en ir a ver a Isu. Lógico, a saber cómo se marchó de su cama después de hacer todas esas cosas de papás y mamás... o mamás y mamás.

A ver... las mujeres no es que tengan precisamente un "sexto sentido" ni nada por el estilo. Que Niké no se fíe de Isu no significa que Isu sea mala persona. Seguro que encontramos a las dos charlando tranquilamente.

Negando para mi, y murmurando cosas ininteligle sobre lo que puede saber sobre intimidades un semiorco, y encima cocinero, restando a lo suyo cocineros, claro, me guarde el diario para dárselo más tarde a Nike un diario es algo personal, y la gente no lo hace para que lo puedan leer otros, sino porque algunos se sienten cómodos dejando por escrito su sitio pensamientos. Digo obviando el comentario de Kelris, pero girándome hacia el.

Kelris, tú has estado con ella más tiempo, ¿no viste o sentiste nada raro? Justo cuando hice la pregunta, me di cuenta y alce Una mano para que se detuviera déjalo, da igual. Pero gato ¿estuvo siempre presente? 

Como recordaréis, de momento, poco podemos hacer contra esa momia y todavía está el tema Ena se esos perros.

Creo que debemos de investigar el palacio de Isu. Kelris tiene razón en que de poco servirá intentar interrogarla, pero no se me ocurre nada más.

El mediano escuchó como sus compañeros comentaban algo de un diario de la pelirrosa desaparecida. El nombre de la voluptosa sacerdotisa volvió a salir a la palestra.. Recordó su cínismo y altanería.. poniendo un gesto de desagrado.. harto de sutilezas, habló sin más rodeos:

- Si, vayamos a hablar con esa sacerdotisa arrogante.. pero esta vez, nos ocuparemos de que nos dé toda la información o se arrepentirá.. - musitó en tono en sombrio y con una media sonrisa que mostraba sus dientes aserrados- .. se acabaron las medias tintas y los juegos de cama.. dijo mirando con desdén el elfo afeminado.

Mientras todos debatirán sobre intimidades y de si estaba bien o mal leer el diario de otra persona, la maga del grupo agarró el diario de las manos del mestizo y empezó a hojearlo.
- Estragón tiene razón, por esta vez... No veo nada malo en llevarnos prestado su diario. Tal vez pueda usarlo en mi próximo libro... Y si, parece que lo más sensato es ir a hacer una visita a la novieta de mi primo. - Dijo mirando con una sonrisilla al autodenominado inmaculado.
- Me muero de ganas por preguntarle a Su que ha sido de la pelirroja... Quizás tú deberías preguntárselo Kelris, después de todo habéis intimado ..

Cuando comenzáis a caminar por el laberinto el sol comienza a ocultarse, y las puestas  y ventanas de las pequeñas casa de arcilla se cierran. Nadie pasea por las calles, hasta los abundantes gatos callejeros han desaparecido.

Rápidamente llegáis al templo Osiris, el lugar donde vive Isu.  Los grandes bloques de piedra pintada de blanco se recortan contra la oscura noche, y las dos grandes estatuas del pórtico proyectan inquietantes sombras sobre el suelo. Las puertas madera con grandes gonces de bronce se encuentran abiertas.

Avanzáis por el gran patio lleno de estatuas de dioses antiguos, cuando comenzáis a oír un cántico desde su interior. No hay duda que quien entona el cantico es Isu, su voz melodiosa llena el templo, aunque su cantico es inteligible. El gato de Isu, Bashet, bufa cuando avanzáis por el largo patio.

De la sala de ceremonias sale una luz.  Cuando apartáis la tela que hace las veces de puerta encontráis a la hermosa y sensual Isu arrodillada ante un altar. Su pelo negro se encuentra sujeto por una tiara  diferente a la que lleva siempre, en su lugar, lleva una corona con una cobra y un buitre tallados. Mueve la cabeza de atrás hacia adelante, con los ojos cerrados, recitando una especie de mantra en una extraña lengua. Su cuerpo se encuentra cubierto por el sudor, y su fina túnica de seda se pega al cuerpo como una segunda piel.

Tumbada y atada sobre el altar se encuentra Niké que ha sido despojada de su armadura. Sus ropas se encuentran manchadas de sangre y su rostro inundado en sudor muestra una mueca de terror y horror, no puede expresar su dolor con un grito debido a la mordaza que aprisiona su boca.

Isu hunde con rapidez un puñal ceremonia el pecho de Nike, y con fuerza lo desplaza cortando músculos y huesos. La paladina de Heironeous trata de gritar desesperadamente, mientras las lágrimas bañan sus ojos. Isu, con maldad, contempla el puñal cubierto de sangre y con la otra mano arranca el corazón de la paladina que aun palpita un par de veces en su mano. En un último estertor agónico Nike prorrumpe un grito de dolor que hiela vuestra sangre.

Desde que salieron del desfiladero de los perros Mochuelo se sumió en una especie de delirio febril que se agravó tras el durísimo paseo por el desierto. Su consciencia va y viene y se deja llevar, con apenas fuerzas para caminar, arrastrando los pies, en pos del grupo. No es muy consciente de lo que sus ojos contemplan y tampoco es que tenga mucha comida en las tripas como para vomitarla ante una escena más propia de un matadero de los suburbios que de un templo sagrado. Simplemente extiende un brazo contra una columna, para evitar caerse redondo y aparta la vista de la sangre.

Al llegar a la estancia y ver la terrible escena, me quito rápidamente el yelmo y, apartándome del resto, me agacho para vomitar los pocos alimentos que tenía dentro.

La visión de ver a la otrora orgullosa seguidora de Heironeus, sacrificada de esa forma, con esa crueldad, fue algo que mi estómago no pudo soportar.

Ash observó la escena atentamente, pues sentía curiosidad por discernir el propósito del ritual.. un sacrificio humano era un regalo, un exvoto importante para la divinidad con el fin de buscar grandes favores o aplacar la todopoderosa furia de la deidad..

Cuando Isu abrió en canal a la paladin, no se inmutó, pues como antropofágo y canibal experimentado; había visto y realizado "juegos" de vísceras y orgános bastante peores.. En silencio y cruzado de brazos, miró hacía sus compañeros para estudiar sus reacciones. Sin duda, el guerrero acorazado no tardaría en interpelar a la sacerdotisa, pues hasta ahora se había mostrado como el más virtuoso del grupo, moralmente hablando. Con mirada entre curiosa y despectiva miró a Isu, esperando que alguien hablara..

Kelris se resistía a entrar al templo. Sabía que era una pésima idea, pero habían decidido ignorar al elfo, algo común entre los humanos.

El hechicero entró temeroso, casi escondiéndose tras la figura de Deornoth, esperando no llamar la atención de la sacerdotisa. Si él no la veía a ella, ella no podría verle a él.

Pero los gritos eran demasiado estremecedores como para ignorarlos y se asomó tímidamente tras el acorazado clérigo para ver qué pasaba. Tremendo error que posiblemente pagaría con su vida.

Los maullidos de Bastet bastaron para que Rata se estremeciese en las manos sudorosas de Estragón, haciéndose un ovillo peludito y meón. Estragón no estaba menos inquieto.

Madre mía... me parece que esta noche también tendré pesadillas...

Estragón buscó con la mirada el apoyo de los demás. Se imaginaba que Ashzyx se escondería bajo las faldas de Kendra, que Deornoth saldría huyendo agitando los brazos enlatados como un títere de hojalata gracioso, que Kelris pegaría un grito afeminado, que Kendra saldría huyendo dejando a Ashzyx al descubierto y que a Mochuelo se le abrirían los ojos como los de un búho. Realmente, ¿con cuántos de sus compañeros podía contar?

La visión de aquella escena dejó paralizada a la maga del grupo, que de echó una mano para acariciarse el mentón mientras contemplaba aquel sacrificio.
- Ajaaaa... - Pronunció en cierto tono de fascinación.

La sangre aún caliente corría por el brazo de Isu, mientras esta sostenía el corazón aun palpitante sobre su cabeza. ¡Contemplar la grandeza de Set! Grito mientras lanzaba en corazón al centro de la sala. La sangre comenzó a mezclarse con la arena, la figura de un hombre fornido y con pañuelo triangular en la cabeza comenzó a surgir en el centro de la sala. ¡Set guía a tu sierva!  

El elfo había quedado fuertemente impresionado. Algo en su cabeza había hecho 'click' y se había roto. No podía ser verdad que hacen nada hubiera estado retozando con aquella bella mujer, mejor dicho ; con aquella MONSTRUOSA asesina!

Kelris se quedo helado sin poder reaccionar ante lo que sus ojos veían.