Partida Rol por web

Deornoth volvió a golpear a otro de los perros, pero su arma espiritual fallo. El golpe del guerrero acorazado destrozo una de las cabezas del perro que crujió como una rama seca. El can cayó al suelo y su cuerpo comenzó a convertirse en polvo, pero rápidamente otro perro ocupo su lugar.

De las manos de Kelris no salió esta vez ningún conjuro, su poder mágico y su memoria empezaban a estar agotados, y los perros también se acercaban peligrosamente a él.

Kendra había recurrido a la flecha, y por fin consiguió dar a uno, pronto descubrió que sus brazos no estaban hechos para ese trabajo, su flecha apenas rozo a uno de los grandes perros negros. Parecido resultado obtuvo Ashzyx con su honda, aunque su piedra hizo un poco más de daño al perro.

Mochuelo disparo al perro que estaba ardiendo para terminar con su agonía. La fecha atravesó el costado del animal que cayó al suelo y en un parpadeo se convirtió en una nube de cenizas.

En las paredes, sobre las posiciones que ocupaban Mochuelo y Estragón, aparecieron varios canes bicéfalos. ¿Cómo había subido hasta ahí? Desde la nueva posición los perros tampoco podían alcanzar a los héroes con sus mandíbulas, pero con sus hocicos y patas comenzaron a mover piedras que dejar caer sobre ellos.

El hipogrifo luchaba con valor, con las garras seguía sujetando a uno de los canes y con el pico le arrancaba grandes porciones de carene. El perro estaba prácticamente muerto. Aunque la jauría de perros comenzó a rodear al esplendido animal, algunos de los perros llegaban desde las profundidades del valle y se lanzaron sobre él. Varios de los mordiscos fueron simples arañazos sin importancia pero uno de los mordiscos desgarro el cuello del animal. Desesperadamente, el hipogrifo soltó a su presa y trato de emprender el vuelo, escapando de la muerte. La fuerzas le fallaron en el primer alteo cayendo a un par de metros.

Krick luchaba contra otros tantos canes, muchos de ellos enredados por el conjuro de su amo. La cola del escorpión golpeo al perro, causándole una fea herida, pero el perro devolvió el mordisco. También se unió a la carnicería el perro que había tratado de atacar a Kendra, aun con los ojos rojos por el hechizo, se lanzó sobre el costado del escorpión arrancándole una de las patas. Krick lucho por mantenerse en pie, pero finalmente cayó sobre uno de sus costados. El escorpión había muerto.

Para colmo de males, mas perros se acercaban corriendo por el fondo del valle. El número de perros no paraba de aumentar y los aventureros no daban a abondo para terminar con ellos.

¡Mecagüen tó...! ¡Ya estoy hasta la guinda del pastel! ¡Lo que me faltaba!

No se sabría decir si el enojo de Estragón se debía a la tenacidad de los perros de guerra, a Rata cagándole bajo el sombrero o a las piedras que caían, pero estaba muy enfadado. Estaba... verde de ira, como le corresponde a un medio orco.

¡WHOAAAAAAAHAAJUHUHUHUUUUUEEEEEY...!-gritó, al soltarse de los salientes que le hacían de agarradero.

Saltó a otro risco, dejando que las piedras siguiesen su curso hacia los perros que tenía debajo. Giró como un gorila de espalda peluda (literalmente de espalda peluda) y se agarró al siguiente saliente. Se desplazó por las paredes del valle a toda velocidad. ¿Hacia dónde? ¿Hacia la entrada de la tumba? ¡NO! Hacia la salida del valle, más allá de la linea de adoquines negros que hacían de frontera al Reino de los Perros.

¡Hasta los huevos! ¡Que os den, chuchos cansinos! ¡Ya me tenéis harto! ¡Me vuelvo a Muhar!

Si el elfo había dudado por no separarse de Deornoth, la situación iba empeorando por momentos hasta superar las expectativas que tenía por el clérigo de Heironeous.

- Son demasiados, salgamos de aquí!

Siguiendo el penoso ejemplo del semiorco, Kelris puso pies en polvorosa hacía la línea que marcaba el terreno prohibido.
 

Asiento a las palabras del resto, consciente de que es imposible vencer a estos guardianes. Parece que donde matas a uno, otro ocupa su lugar, haciendo inútiles todos nuestros esfuerzos

¡Retrocedamos! ¡Atráaaaaas! grito al resto, intentando protegerles con mi cuerpo y con mi defensa, retrocediendo poco a poco para dar tiempo al resto a que salieran de las losas marcadas

Viendo que el grupo decidía replegarse y huir, la maga de la compañía no pensaba quedarse a hacerse la valiente, ni mucho menos. Así que fue la primera en poner pies en polvorosa, mientras aún hacían efecto sus hechizos.

- Humo... Salgamos de aquí... ¡Rápido! - Añadió.

Con un grito ahogado, Zyx vió como su mejor amigo Krick caía bajo las fauces de los cerberos que no paraban de aumentar en número.. tambien el hipogrifo que los mantuvo a raya mientras pudo. Cuando vió que más y más canes aparecían comprendió que la batalla estaba perdida. Sus compañeros se batían en retirada y aunque sus ansías de venganza azotaban su furía, se prometió tomarse la revancha.

Con lágrimas en el ojos, Ash decidió que era hora de replegarse. Usando el poder de sus botas*, dijo la palabra de poder para teletransportarse fuera de peligro..

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*-   Botas de Zancada Dimensional (2000 m.o). +2 a Saltar. Permite teleportarse hasta 60 pies en linea de visión. 5 cargas al dia. (Se renuevan). Pg 86 Compendio de objetos mágicos.

A pesar de sus heridas y la pérdida de sangre, esquivó con facilidad las piedras que caían sobre él. Pero sabía que no podría seguir mucho tiempo más encaramado en aquella pared. Tenía que salir de allí lo antes posible. Agarrándose a los salientes fue retrocediento por la pared (aquello era parecido a trepar por los edificios de su amada Athkatla) hasta que superó la línea que marcaba la entrada en aquel valle maldito.

El gigante verde salto desde lo alto del terraplén hasta detrás de la línea de adoquines. Los chuchos cansinos solo pudieron ladrar coléricamente ante la proeza de Estragón. Misma estrategia siguió Mochuelo pero sin salto mortal con doble tirabuzón.

El resto del grupo simplemente tuvo que dar un par de pasos hacia atrás. El último en abandonar la zona de peligro, como buen caballero andante, fue Deornoth.

Cuando todo el grupo se encontraba detrás de la línea de adoquines negros, los perros bicéfalos comenzaron a retroceder y a desaparecer entre los recovecos del valle. Alguno de los perros que continuaban atrapados por las enredaderas o muy mal heridos, simplemente, se esfumaron en una nube de polvo negro. Todos desaparecieron, quedando simplemente en el campo de batalla el cuerpo despedazado de Krick, que había sido abierto como una langosta en el banquete de una boda, y el hipogrifo del cual apenas se distinguían su pico, sus garras y un montón de restos sanguinolentos.

Ahora quedaba la decisión más difícil: reorganizarse y volver a atacar, o volver a la aldea de Muhar y descubrir cuál era la noche de Thoth.

¡Yo me vuelvo a Muhar!-repitió-¡Hasta los huevos escalfados estoy! ¡¿Qué mierda pasaba con esos perros?! No dejaban restos que cocinar, cuando los matabas se esfumaban. ¿Y dos cabezas? ¿En serio? Si al menos tuviese duplicado el lomo, la falda o el solomillo... ¿Pero cómo quieren que trabaje la carne si todo es cráneo? ¡A ver!

El enfado se fue rebajando a medida que se cansaba inútilmente pateando la arena. Al final acabó como siempre acaba Estragón cuando hace un esfuerzo físico al que no está acostumbrado: termina con un punto. Se detuvo para coger aire, y miró por un instante atrás, al valle. Cada vez lo sentía más por Kaldra... Kanna... como diablos se llamase la chica de pelo rosa. Pero si hubiesen hecho caso a Estragón podrían haber atrapado a la momia antes de que se llevase a la espadachina a la tumba. Ahora ya era tarde, tanta jauría necesitaba de muchos huesos para ser alimentada. ¡Era imposible pasar! Pero Estragón dibujó un plan en su "mantequiavélico" cerebro de manteca...

Podríamos robar el gato a la loca de los gatos-dijo por Bastet, la mascota de Isu-. Lo soltamos en el valle para que los perros lo persigan, y cuando los aleje entramos nosotros en la cripta. Los perros pierden la razón cuando ven a un gato. ¿A que sí, Abu? ¿Abu? Ay, dioses... que lo hemos vuelto a perder. Abu, ¿dónde estás?

Iban a necesitar al niño para que les llevase a Muhar, ya que todo el desierto parecía igual de arenoso en cualquier dirección. Como los perros se hubiesen comido a Abu... No. El hambre del niño vagabundo era lo suficientemente potente como para que fuese él el que se comería a los perros y no al revés.

De quién había sido la brillante idea de ir aquella noche? Seguramente del orco y todos le habían seguido como si el fétido ser tuviera idea de lo que hacía.

Kelris negó con la cabeza reprendiéndose a sí mismo por no haber pensado las cosas antes. Ahora habían perdido al amigo del mediano y seguro que eso traería consecuencias. Además se habían metido en pleno desierto y por lo que parecía su guía había desaparecido. Todo por culpa del orco!

Qué sabemos de la noche de Thoth? Cuántas veces ocurre? Nos vale la pena esperar aquí días e ir probando cada noche?- no estaba muy convencido de aquello último-. No creo que podamos aguantar tanto, tendríamos que volver... Si encontramos a Abu.

El hechicero se unió a la búsqueda del pequeño. No le apetecía nada quedarse perdido por aquellos lares.

¿La noche de Toth? Uhm...

Estragón se exprimió los sesos tratando de recordar. En un principio, el semiorco pensó que se trataba de un recurso de Dulcimae para darse importancia como adivina, pero era cierto que cuando le preguntaron a Isu, la sacerdotisa sabía del tema.

¿Cómo era...? Recuerdo que Dulcimae dijo que el sol se tendría que poner varias veces antes de que llegase la noche de Toth.

Concretamente las cartas lo indicaron con el uno de oros (la carta del bravucón, un espadachín con florete), el dos de oros (el filántropo) y el tres de oros (el mercader). Tuvieron en sus narices a un mercader (Aurelius) que negó saber del tema, así que las cartas no representaban personas. Si representasen una sucesión, la noche de Toth podría llegar al tercer día. Si se sumasen los números de las cartas, sería la sexta noche. Además, mencionó que otras lecturas de cartas podrían dar falsos resultados. Así, por ejemplo, la carta de las Brumas hablaba de una profecía, de la que debían buscar seis señales. Nada de eso le decía nada a Estragón.

Cuando preguntamos a tu novia Isu, dijo que no sé qué... de no se cuánto...

Concretamente dijo que solo los elegidos en la noche de Toth podrían internarse en el valle sin que los perros negros de Anubus los matasen. A lo mejor era eso, que estaban en la fecha correcta, pero no eran las personas adecuadas. ¿Qué tenía Estragón de especial a parte de un ligero retardo?

Y luego están aquellos extraños hallazgos en las Brumas, claro... Pero no sé si tienen algo que ver con la noche de Toth.

El pergamino decía...

Hasta siete veces se alza el hijo de los soles,
para enviar al usurpador a una eternidad de dolores.
La luz del cielo sobre los muertos brillará,
al consumirse y caer, todo de rojo lo cubrirá.

Y aquella era solo la parte legible, pero alzarse siete veces es una parábola recurrente para referirse a los amaneceres. Eso situaría la noche de Toth en el séptimo día, pero el séptimo día Estragón preferiría descansar antes que andar por ahí haciendo cosas de elegidos.

Por otro lado, el espíritu que se encontró Kelris en las Brumas le había dicho que la luz del sol brillaría sobre los muertos, rezumaría y caería volviendo rojos los restos. Además el fantasma previno al o a la elfo o elfa Kelris sobre una adivina y dos hermanos, cosa que encajaba perfectamente con la familia de Dulcimae de no ser porque los hermanos eran tres (Enrico, Marius y Antonio) y porque ninguno de ellos se llamaba Marcel de Tarascós, si es que ese es su verdadero nombre.

Chicos, no sé... Son muchas cosas de las que acordarse, y el coco no me da para tanto. ¿Alguien podría hacerme un resumen o así?

Cansado y agotado por el combate, así como por las heridas recibidas, apoyo la punta de la espada en el suelo y me apoyo en la empuñadura, poniéndome de cuclillas mirando hacia el suelo.

Demasiada palabrería en estos momentos en los que no podía ni hablar, solo intentar recuperar el aliento. El combate había sido duro, y no había podido estar pendiente de lo que pasaba ¿Cómo estáis? ¿alguien está malherido? digo levantando la cabeza para mirar al grupo.

Parece que hasta que no sea esa maldita noche de Toth no podremos pasar de esos adoquines. Nunca acabaremos con esos perros. Estragón siempre tendía a hablar y hablar sin demasiado sentido aparente, pero la realidad era otra muy distinta. No sabía bien qué o quién era, pero tenía claro que no era tan estúpido como quería hacer pensar a la gente. Pasándome la mano por la barbilla asentí

Creo que tienes razón y la clave está en los soles. Si realmente tiene que amanecer varias veces hasta que sea la noche de Toth, deberían de ser 7 noches ¿no?. Salió el uno, dos y tres de oros, si eso quisiera decir que es al tercer día ¿por qué no salir directamente el tres de oros? me levanto mientras empiezo a caminar todo esto no tiene demasiado sentido, y es lo único a lo que podemos aferrarnos. En ese pueblo nadie parece saber nada, y no tenemos más pistas.

La verdad es que no me parece buena idea estar aquí 6 días y seis noches. Total, el pueblo está a unas horas y podríamos venir cuando se haya puesto el sol tres veces, y si no, vendremos a la sexta ¿no? No se me ocurre nada más meneo la cabeza un tanto agobiado. 

Abu, como buen guía, se había escondido esperando que el grupo terminara el combate. El instinto de supervivencia era una da las facultades que más había ejercitado Abu en su estancia en el desierto, si no, seguramente ya habría muerto. El joven guía salió de debajo de una piedra donde se había escondido cuando escucho los gritos de Estragón. ¡Igual que al Doctor Jones! Doctor Jones tampoco poder entrar por culpa de perros negros. ¿Yo llevar de vuelta a pueblo?

¿Cómo estáis? ¿alguien está malherido?

Agotado y aturdido por el esfuerzo y la pérdida de sangre, Mochuelo busca la sombra más próxima y se deja caer sin elegancia ni sutileza en la arena. Cuando escucha la pregunta de Deornoth sólo puede levantar un dedo reclamando su atención.

- Yo sigo pensando que la mejor opción que tenemos era entrar a ese templo, aunque esos perros no nos lo hayan puesto fácil para hacerlo. Tendríamos que encontrar alguna forma de distraerlo o espantarlos o que se yo... Pero si no vamos a entrar al templo ahora, mejor será volver a la civilización, aquí en el desierto no hacemos mucho, la verdad. - Dijo la maga. - Además, aún faltan 6 o 7 días para que sea la fatídica noche de la que escuchamos. Razón de más para descansar y pensar en nuestro plan de acción, a sabiendas de que hay perros en la entrada del templo. - Sentenció.

Ya lo has oído, Abu. Llévanos a Muhar. De momento podemos ir a las afueras, a visitar a los vistani y decirles que no hemos encontrado a Carloni.

Estragón empezaba a preocuparse. No era la primera vez que el escurridizo niño se le escapaba fuera de la vista. Ya cuando el ataque nocturno del faraón, Abu también desapareció misteriosamente. Llegó un momento en el que pensó que Abu y la momia eran la misma persona, por eso nunca los veía juntos en la misma contienda. Le descartaba como sospechoso que Abu fuese más bajito.

En cualquier caso, habría que empezar a valerse por uno mismo, porque podría ser que la próxima vez Abu no volviese a aparecer. Tomando la entrada del valle como dirección, podía prolongarla imaginariamente por el desierto. Así, Estragón solo necesitaría fijarse en el ángulo que tomaba Abu para saber cómo volver desde el valle (si es que alguna vez su vida requería de esa información).

Krick se había ido.. su único amigo, su fiel montura con la que había recorrido tantas y tantas leguas de arena y polvo. Ash recordaba con lágrimas ahogadas e ira incipiente, las primeras veces en las que aquel pequeño escorpíon de obsidiana se había acercado buscando caza.. una sucesión de imagenes de momentos felices desfilaban a modo de recuerdos que casi le pareció que pertenecían a otro. Mucho había cambiado Zyx desde la llegada a esta maldita tierra. Del dichachero cazador y druida poco quedaba.. la falta de sueño, la incompresión de muchas cosas a su alrededor hacía que se sintiera solo y desplazado.. y lo que era peor, la maldición de aquella momia estaba destruyendo su cordura con visiones de muerte que lo acosaban en su forzosa vígilia.. 

Una vez más, ajeno a los comentarios de sus compañeros, simplemente se dedicó a caminar de forma errática y desganada mientras se revolcaba en sus propios recuerdos.. aunque Athas no fuera una tierra muy hospitalaria (si no todo lo contrario) la prefería a este sitio extraño, lleno de gentes hostiles a las cuales no comprendía ni quería comprender.. sintió la tentación de abandonar el grupo y adentrarse en las profundidas del desierto para acabar con su misería.. pero a Krick no le hubiera gustado esto.. pensó para si..

Sin decir nada, el mediano se dedicó a seguir a sus compañeros en silencio y en última posición mientras volvían al pueblo.. nada lo que lo pudieran decir le resultaba de interés.. 

Ya que todos parecían estar de acuerdo que lo mejor era volver al pueblo, el elfo se atusó la túnica y se puso el turbante (aunque antes no le sirviese de nada), dispuesto a emprender la marcha de regreso a su amada.