Partida Rol por web

El más cercano en aquellos momentos a Tybalt, o por lo menos el único que le hizo un poco de caso, fue Hanuatu.

Mahakuasa era un ingrato aprendiz de chamán en nuestra tribu, en los tiempos en los que estábamos vivos. Al morir, la costumbre dictaba que se lanzasen nuestros cuerpos al volcán, y... al llegar aquí nos transformamos. En este más allá, Mahakuasa tenía poderes nuevos: era capaz de hacernos estremecer con una orden. Así pasó de aprendiz de chamán con los vivos, a Jefe de Tribu con los muertos. Pero seguía siendo un mamón integral... Nos daba órdenes estúpidas. Quería tallar ese bloque gigantesco de ahí para hacer una estatua. Estatuas, estatuas, estatuas... ¡estamos hartos!

Aire comprobó que los tumuluarios no se sabían la canción. Constántemente se soltaban de las manos y se ponían a dar palmas de alegría, y en vez de cantar se dedicaban a hacer hurras y a silbar. Un desastre, les tenía que corregir todo el tiempo.

Vosotros dos, llevad al anciano a una de las casas.

Los muertos agarraron al fraile siguiendo las instrucciones, y el frío hizo a la mayoría acompañar a Fray Sebastien al interior de un iglú.

Mientras tanto, Onfale empezó a hacer el Fosco...

Los iglús eran todos del mismo tamaño. Seguramente trataron de construirlos más grandes, pero el techo se les vendría abajo por el peso. Así que el eunuco fue uno por uno. Los tres primeros intentos dieron con viviendas muy humildes. Realmente los tumuluarios no necesitaban muchos lujos para vivir. En todos los casos, el suelo de nieve tenía una alfombra de piel. Piel humana. Seguramente cazaban cometas de piel como la que le robaron la cara a Onfale, y al estirarlas con cuidado adquirían grandes dimensiones. Objetos, más bien pocos.

En una de las casas había unas herramientas de piedra toscas y primitivas sin ningún valor. Era una casa de artesano. En otra de las casas encontró, aún estremecido por la expulsión sagrada, a un tumuluario hecho ovillo sobre la lona de piel. El tercer iglú contenía una calavera con los ojos y la nariz vendados con tiras de piel, y una capa de piel tensada desde el mentón a la nuca. Tardó tiempo en comprender de qué se trataba, cuando sin querer lo puso al revés y vió el parecido con un tambor.

El cuarto iglú era el más "lujoso". Tenía un palo que a modo de viga se hundía en dos puntos distintos del techo. De ese palo colgaban largos cabellos a los que iban atadas diversas cosas, la mayoría huesos pequeños, pero también había un par de cabezas reducidas, un ramillete de plumas desgastadas arrancadas a algún pájaro no-muerto... Pero en general el olor a aceites resultaba embriagador. Onfale los reconoció como líquidos de embalsamamiento.

Tras dejar de prestar atención al dosel de huesos, Onfale se fijó en una pequeña tabla inclinada contra la pared de nieve. Al apartarla se encontró con varios cuencos con distintos líquidos, los responsables de la colección de aromas que inundaban la estancia.

Nada de valor. Al salir, del iglú vió una pequeña ceremonia en la que Hanuatu "armaba caballero" a un nuevo tumuluario que sustituyese al lancero muerto por Lord Sauvage y la magia de fuego de Alice. Como parte del nombramiento, le otorgó la lanza de oro macizo, y lo mandó a hacer guardia al túnel por el que los vivos accedieron al cráter.

El interior del iglú no era muy espacioso. A penas sitio para nueve personas sentadas holgadamente. Tener a Fray Sebastien tumbado, restaba un rincón precioso en el que montar una hoguera. Inicialmente, la única decoración era una alfombra de piel, el resultado de cazar y estirar un cometa de piel como los que les atacaron ayer. Hanuatu trajo más, que los vivos pudieron usar para revestir la pared del iglú. Eso, y el calor corporal, hizo innecesario hacer un fuego.

Non apruebo perdonar a estos morts, pero la sorcière de Hala se ha ganado el derecho a elegir cómo llevar esta situación. Pero me preocupa la salud de Fray Sébastien. Non le vendrá nada bien a su coeur esta situación. Quizás... Soy un paladín, je ne miento. Pero si la sorcière de Hala se esperase a salir de aquí para terminar de curar a Fray Sébastien... quizás podríamos contar la mensonge sans importance, mentira piadosa, de que al final matamos a todos estos engendros. Deberíamos ponernos en marcha, y rapidement.

Esta vez Flame había sido más positiva que desde que murió y daba por hecho que aquella batalla la ganarían, pero imaginaba que lo harían luchando. Aún así, una victoria como ésa podría ser de agradecer, especialmente si Leiath era capaz de comandar a un buen número de no-muertos, a pesar de ser una clérigo buena. Si aquella tribu los seguía, el número aumentaría considerablemente y con ellos sus esperanzas de mantenerse con vida y de cumplir su misión.

Se podía decir que aunque no habia hecho mucho, aquello era una victoria en toda regla.

Desde que había entrado en aquel lugar resguardado y semi calentito, la bruja de Hala no podía pensar nada más que en descansar. Los ojos se le cerraban pero tenía que resistir la fatiga un poco más. Primero había que poner algo de orden y, ante todo, ocuparse del fraile herido. Pobre anciano desvalido...

Su destino en aquel infernal plano cada vez estaba más claro; habían sido enviados por Hala para salvar todas las almas puras posibles contenidas en la Rosa de Laon, pero quizás tambien podría salvar algunas almas por el camino. Qué hay de aquella pobre tribu caida en desgracia? Había posibilidad de salvación para aquellos que habían sido transformados de forma tan horrenda?

Leiath les quería dar una oportunidad de redención asi que, dijo a Hanuatu que les dejasen descansar aquel día para que todos tuviesen tiempo para recuperarse, y que al día siguiente reuniese al consejo en asamblea, pues les informaría de lo que habrían de hacer a continuación.

Hanuatu, manda a los tuyos a ocultar la entrada de la cueva para que no entre nadie mientras descansamos. Podeis coger la madera que os había mostrado y haced uso de ella como querais. Mañana en la asamblea, hablaremos de cosas importantes. No me falles o despertarás la ira de Hala.- terminó la arenga y le encomió a acatar sus órdenes de inmediato.

Una vez entrado en el iglú, escuchó las palabras de Lord Sauvage. Entendió poca cosa, pero el hombre parecía calmado asi que no debía ser muy malo.

No podemos salir en este estado- expuso a su querido grupo de amigos sus pensamientos la sanadora-, yo no puedo apenas dar ni un paso más, y este pobre anciano... si pierde el conocimiento del todo, tendríamos un gran problema. Quizás cuando despierte, podría hablar con Fray Sebastién y que me ayude a salvar las almas de este desdichado pueblo. Mañana tengo pensado decirles que monten un altar a Hala. Aunque nosotros nos marchemos, podría quedar aqui un lugar de recogimiento para otros viajeros que, como nosotros, no oculten maldad en sus corazones. Sé que parece na idea alocada, pero me dan pena y asi quizás Hala se apiade de ellos y los libere de este plano. Qué pensais?

Mientras esperaba las opiniones del restro del grupo, se puso manos a la obra con la curaciones.

Iglú tras iglú, el mago iba inspeccionándolo todo cada vez más decepcionado.¡Qué vidas más lamentables las de aquellos tumularios! Sin embargo al menos tenían donde cobijarse, no como ellos que, en aquel maldito plano, no tenían ni donde caerse muertos. Y no sólo eran deprimentes los hallazgos encontrados, sino que también un poco tétricos. Afortunadamente el perfumista tenia estómago a pruebas de todo ese tipo de cosas. Observaba todo con curiosidad infantil, absorbiendo todas aquellas extrañas muestra de una cultura diferente a la suya propia.

- Nadie me moverá de aquí esta noche.- Dijo Onfale apareciendo de la nada junto a la Bruja de Hala y apoyando la idea de descansar al menos esa noche. No iba a ser él quien pusiera a Leiath en un compromiso de fe contándole los macabros descubrimientos que había hecho por ahí, bajo la protección de su manto de invisibilidad.- Hanuatu, que esos hombres restablezcan la alarma que tenían en el pasillo de la entrada que tuvimos que desactivar para poder pasar. Si lo necesitáis podría hacerlo yo mismo.- Se acercó a Leiath y le susurró al oído a modo de consejero de la Regente.- La situación ha cambiado. Les has liberado de su yugo y con eso nos ganamos su protección por esta noche, al menos. No seamos necios y aprovechémonos para cambiar la madera por alguna de esas lanzas para nuestros guerreros.- ¿Para qué querrían la madera? No sería para hacer fuego con tan agradable lago de lava que poseían.

Aire, tras soltarse de aquel coro que no era capaz de seguir ni las más simples órdenes, se fue con su grupo al interior de un iglú. Se puso a los pies del herido y, en el mismo pie, ella le pellizcaba. Así era la mejor manera de mantener consciente a alguien, o al menos eso le había dicho su osito.

Y, hablando del peludo, éste le habló. Aire asintió, con la boca abierta como si estuviera loca y escuchara sólo ella lo que alguien imaginario podía contar.

Si Hala tiene un altar, yo quiero otro dijo, respondiendo sólo a su oso. ¿Crees que podré peinarles? Aunquela verdad no es que tuvieran mucho pelo, pero quizá con un poco de barro se disimule algo, ¿no? volvió a escuchar a su oso mientras ponía los ojos en blanco Vale, vale, ya se lo digo. Que dice Aristóteles que, aunque Hala pueda escucharte en este plano, quizá las cosas no son blanco o negro. Es decir, ¿y si todos los de aquí son así de feos? Ser feo no significa ser mala persona, quizá tienen un alma o algo raro, pero bueno. ¿No?

No tenemos más remedio que quedarnos, las tropas de Kaevhas siguen ahí fuera. Hay que dejarles tiempo para que pasen de largo y pierdan la pista. Pero debemos tener cuidado. Nuestra posición sigue siendo delicada. No confío en esos hijos de la gran...

El tumuluario entró gateando en el iglú justo en ese momento. Se sentó en el único hueco que vió libre, obligando a un invisible Onfale a pegarse a Leiath. Con la llegada de Hanuatu, el olor a muerto en el habitáculo aumentó en un doscientos por cien.

Tenemos que hablar. La orden de ocultar la entrada ha puesto a algunos de nosotros... inquietos. Hemos perdido en la lucha a un par de hombres, y también a los dos esclavos necrófagos. Hay partidarios de dejar la entrada sin ocultar para poder capturar nuevos necrófagos cuanto antes.

Ah, sí... explico el funcionamiento de la trampa caza-necrófagos. Según entrasteis en la galería, a mano derecha, hemos dejado un poco de carne podrida. De vez en cuando el olor es suficiente para que un necrófago con olfato desarrollado se meta a investigar, y quede atrapado cuando los huesos caen.

El caso es que piden hablarlo en asamblea. ¿Hay algún modo de ocultar la entrada sin obstruírla? ¿Deseáis adelantar la asamblea de mañana a ahora mismo?

También estamos confusos con la orden. Seguramente no sepáis que esa no es la única entrada. Por la pasarela se puede llegar a una cueva que cruza la cresta del cráter hasta las llanuras. ¿Esa también debe de ser ocultada? Normalmente, salvo cuando hay asamblea, siempre hay dos de nosotros vigilando cada acceso. Con eso suele bastar, hasta que vuestra llegada ha demostrado que no es suficiente.

Otro tema del que quería hablaros... He escuchado una voz. Una voz de mujer. Pero cuando me he vuelto, no había nadie. Esa voz me habló de la trampa de la entrada. Fui a comprobarlo, y la trampa de los necrófagos estaba bien, pero el hilo de la alarma se había roto. Por un casual... ¿lo rompisteis vosotros y alguna de tus amigas me lo comentó? ¿Fuiste tú, mujer rubia con espadón que nunca habla?

Relativizando mucho y dejando a un lado detalles como un plano en el que corren peligro por el mero hecho de existir, que alguno de los suyos por poco mueren congelados, que los persigue un pequeño ejército de esqueletos liderados por un mago marchito, que todavía no se han acercado ni lo más mínimo a su objetivo real... Bueno, se entiende bien, ¿no? Pues con todo eso, la situación parecía relajarse por fin tras derrocar involuntariamente a un tirano.

El grupo se encontraba ahora mismo realizando su propia asamblea. Tybalt tenía que encorvarse un poco para que sus cuernos no tocasen con el helado cerramiento del iglú, pero ello no lo distraía del tema de conversación. A punto estuvo de intervenir cuando Lord Sauvage sugería marcharse de ahí cuanto antes para que la intolerancia del fraile dejase de atentar contra su salud, pero la siempre atenta Leiath expresó lo que pensaba la mayoría de los allí sentados. El tiflin sonrió levemente al escuchar a la sensata profeta, pues era admirable su manera natural para hacerse con el liderazgo sin causar el menor percance. Sin duda Hala sabía escoger a sus representantes.

Casi al instante, Hanuatu hizo su aparición por la puerta del iglú para expresar algún que otro inconveniente con las indicaciones que había dado la bruja de Hala. -El que habló de la trampa y la inutilizó es Onfale. Todavía no se ha dado cuenta de que sigue siendo invisible.- Le aclaró al confundido tumulario. Luego se giró a Leiath para dar su punto de vista en cuanto a la preocupación de que encontrasen este lugar. -Quizás no sea tan prioritario tapar la entrada.- Comentó intercambiando miradas con cada uno de los allí presentes, sin olvidarse del espacio vacío donde debía estar sentado el perfumista. -Es muy difícil que nadie pudiera seguirnos por el camino que tomamos. Y, de hacerlo, el avance sería lentísimo.- Trató de dar la información lo más vagamente posible para evitar que Hanuatu muriera otra vez de un disgusto al enterarse de que los estaba siguiendo todo un batallón. -No obstante, creo que sí deberíamos reparar la alarma por cualquier otro inconveniente que pueda presentarse.- Apuntó desviando fugazmente la mirada hacia le hueco vacío junto a Leiath. Una cosa era considerar imposible que el contingente liderado por Kaevhas pudiera seguirlos hasta ahí y otra muy diferente era pensar que estaban a salvo de todo mal.

- Ya voy, ya voy.- Dijo haciendo más grave su voz abochornado por el comentario del tumulario. - Ahora bisbo arreglo la alarba.- Dijo no sin cierta desgana pues sólo pensaba en descansar un poco. ¿Tanto pedía? De paso aprovecharía para salir de allí aunque estando invisible y con lo cansado que estaba le importaba poco haberse puesto colorado como la piel del semi-infernal. Seguir su rastro en la nieve no pensaba que fuera una tarea complicada así que lo mejor sería asegurarse: conectar la alarma y colocar dos vigías en cada puerta aunque hubiera una asamblea ahora.- Sabiendo lo que hay fuera los vigías deberíab estar aubque haya asabblea. Al bebos ubo en cada puerta.- Como no le podían ver podía taparse su sensible nariz de perfumista con dos dedos, apretando fuerte, para soportar la presencia del muerto. Al pasar junto a Tybalt le tocó el hombro y pegando sus labios en la oreja le susurró una advertencia.

- No dejes a las chicas solas.- No había ninguna hembra entre los tumularios y el sedal de la alarma estaba hecho completamente de pelo femenino.  Si resultaran ser fetichistas depravados del pelo de mujer la llegada del grupo, por muy "variopinto" que fuera su elenco femenino, les resultaría una verdadera tentación. Para Onfale su pelo era muy importante y, aunque el de las mujeres del grupo parecía estropajo, sabía que quedarse sin su cabellera podría ser algo traumático. Suficiente tenían ya con lo que padecían. Si a eso le unías las cosas que había visto por ahí, pues más valía ser precavidos.

Leiath, molesta con la interrupción del no muerto contestó;- No he dicho bloquear, solo ocultar. Es que no se pueden amontonar unas piedras y cubrirlas con nieve o algo por el estilo? Fsss- silvó la bruja de desesperación- Si no podeis ocultarlas entonces mejorar los sistemas de alarma, que los que teníais dejaban mucho que desear. 

Hanuatu, puedes tranquilizar a tu gente. Mientras estemos aqui con vosotros, si os portais bien, os protegeremos. Pero una cosa te dejaré clara; cualquier traición será castigada con dureza. Asi que de momento no os preocupeis por encontrar necrófagos solo por evitar que nadie entre a molestarnos mientras descansamos. La asamblea será mañana a primnera hora. Si siguen inquietos, mándales alguna tarea como reforzar la vigilancia o algo por el estilo.

Alguna duda más? Si no lárgate y haz tu trabajo! - terminó fulminando con la mirada a Hanauta, ya dudando si no hubiera sido mejor tirarlos a todos a la lava.

Sin esperar respuesta continuó con las atenciones al anciano semi inconsciente.

No hay día, solo noche perpétua, con lo que determinar qué será mañana, y cual será su primera hora, será harto difícil. Leiath sigue anclada a sus hábitos del plano terrenal, y Hanuatu ya se está hartando del trato recibido. ¿Le ha valido la pena suplantar un tirano por otro?

Grrrrrrr...

Lord Suavage y algún otro en aquel iglú se lleva la mano al arma para desenfundarla, y Hanuatu contiene su rabieta.

Cómo deseéis...

Hanuatu se retira. También Onfale, con la garganta dolorida después de haber intentado forzarla a tonos fuera de su registro. El eunuco aprovecha los últimos momentos de su invisibilidad para reparar la alarma. Lord Sauvage, receloso del tumuluario, no se siente seguro en el iglú. Para él, la ventaja táctica estaría en lo alto de pasarela. Los tres ancianos y Becky se separan del grupo: Lady Arquette y Lord Sauvage, para cuidar de Fray Sébastien; Becky, porque es la que conjura el disco de tenser con el que transportar al paciente y un par de "mantas" de cometa de piel para resguardarse del frío.

Unos minutos después, los dos tumuluarios que habían subido a vigilar la entrada a las llanuras, bajan haciendo el camino contrario a los viejos, que se han apropiado de su puesto con la excusa de ser ellos quienes vigilen. Becky asoma desde lo alto y muestra un pulgar arriba para indicar al resto que todo está bien arriba.

Unas horas más tarde, con ambos grupos de aventureros haciendo rondas para dormir en la cueva y en el iglú respectivamente, llega el primer sobresalto: gritos de júbilo de los tumuluarios. No ha sido un necrófago lo que han cazado, sino un esqueleto. Se aventuró a explorar el pasadizo y fue atrapado.

El nuevo juguete de la tribu iba pertrechada con un arco y un carcaj de flechas. Algunos se ponen a practicar con el arma, disparando a un montón blando de nieve para perfeccionar la puntería sin dañar la punta de las saetas.

Lo que hacen con el esqueleto ya es otro tipo de diversión. Lo sujetan y le arrancan los fémures descoyuntándolos de la cadera. La muesca de hueso se cura por efecto de la energía negativa, pero al prisionero no le crecen nuevas piernas. Los fémures servirán para fabricar una nueva jaula de necrófagos cuando reunan unos cuantos más. Tibia y peroné se convertirán en herramientas. Los huesos del pie, directamente se deshechan tirándolos al lago de magma. La parte superior del esqueleto es enterrada bajo la nieve para usos posteriores, asomando solo el cráneo.

Llama la atención que no se escuchase la alarma. Al parecer, el tintineo de los cristales de hielo es tan tibio que no llega al interior del iglú, y solo es audible para los que están cerca de él.

Parecía que la actitud de Leiath comenzaba a generar ciertas tensiones con los tumularios y ello hacía que Tybalt no se separase de ella ni un segundo excepto en momentos en los que la bruja requiriese de cierta intimidad, por supuesto. El espadachín no dudaría en defenderla si aquellos no muertos eran lo suficientemente estúpidos como para no ver la generosidad de Hala y de su fiel servidora al darles una oportunidad de redención.

Pero, por el bien de todos, no hizo falta recurrir a la fuerza para hacer entrar en razón a nadie. El día transcurrió sin el menor percance entre los turnos que se organizaron para descansar y ayudar a los lugareños a vigilar. De hecho el aburrimiento estaba comenzando a hacer acto de presencia en el ambiente hasta que, por fortuna, algo rompió la monótona atmósfera que se estaba creando. Tybalt salió del iglú cuando escuchó los vítores que se producían fuera y no pudo ser peor noticia lo que pudo ver. Una vez comprendió por completo la situación, reconoció sin dificultad lo que lo tumularios habían capturado. -Esto no es bueno...- Dijo en a penas un susurro, casi para sí mismo. Con paso aparentemente tranquilo, buscó a Leiath y a Onfale para informarles. -Parece que esos esqueletos que lleva vuestro amigo son más espabilados de lo que pensaba.- Les comentó en voz baja señalando al peculiar espectáculo que formaban los tumularios a la hora de gestionar a su presa. -No sé si llevarán la cuenta, pero si notan su ausencia puede que no tarden en enviar más para averiguar qué le ha sucedido a su esbirro.- Tybalt había subestimado la insistencia de ese mago rencoroso para buscarlos pero, por lo menos, habían podido descansar y reponerse. -Creo que es buen momento para esa asamblea de la que hablaba Hanuatu y comerciar con ellos lo antes posible. Antes hablaron de otra salida. Quizás pueda servirnos para acortar camino y sacarle ventaja a la hueste que nos persigue.- Sugirió siempre manteniendo la calma para no alertar a nadie. Aunque si les decían que seguramente llegarían más esqueletos, los tumularios saltarían de alegría y se convertirían sin dudar al culto de Hala por la cantidad de materia prima que habían traído consigo. Todo un periodo de bonanza para esta gente, si las fuerzas de Kaevhas no los aniquilaban por completo, claro está.

Onfale disfrutó de su merecido descanso. Había repuesto la alarma, inspeccionado los iglús aprovechándose de su invisibilidad y dado sabios consejos como siempre, así que consideraba que se lo merecía como el que más. Se incorporó cuando Tybalt fue a buscarlos con noticias del exterior.

- Mmmm, ya veo.- Es lo que había estado esperando. Aunque fuera por mera probabilidad era muy fácil que los encontraran. Por eso no podían quedarse allí mucho tiempo. Lo justo para descansar, aunque quedaba la posibilidad que con la ayuda de los tumularios pudieran vencer al ejército de Kahevas ya que allí sus arqueros no tenían tan buen blanco como a cielo descubierto.- No sé si son espabilados o es cuestión de números.- Respondió a Tybalt teniendo cuidado  de que ninguno de los tumularios le escuchase.- Eran numerosos y alguno ha podido tener suerte.- Seguir rastros en la nieve tampoco debía ser muy difícil.- Tengamos esa asamblea de una vez. Tenemos que saber a cuánto estamos del lugar civilizado más cercano. ¿Sabemos a dónde nos dirigimos?- La pregunta era simple pero no era ninguna tontería.- Si nos arriesgamos a salir al exterior con Kahevas pisándonos los talones lo pasaremos mal. Quizá estas cuevas sean un buen sitio para enfrentarnos a él si es lo que pretendemos hacer.- Huir eternamente no le hacía demasiada gracia, pero eso dependía de a cuánto estuvieran de su destino.- Sus arqueros aquí no se me antojan tan terribles y, además, ese elefante no podrá hacerse paso aquí dentro.- Lo que decía el semi-infernal tampoco era mala idea. ¿Hacia dónde les llevaría la otra salida? 

La maga se levantó de mala gana con el pelo pegado a la frente, no había podido descansar y mucho menos estudiar sus hechizos. Creo que nos podríamos quedar un rato más… dijo bostezando. En la cueva tenemos ventaja táctica contra el ejército del intento de brujo, sus mamuts no podrán entrar; y teniendo solo dos entradas será mucho más fácil defenderse que en campo abierto. Entonces se dio cuenta que era lo mismo que estaba diciendo el eunuco y se sintió como una estúpida. Si, Onfale lo ha explicado mucho mejor. Dijo mientras se mordía las uñas, el eunuco se le había vuelto a adelantar.

Aire se sorprendió ante la dureza de Leiath. Se encogió de hombros, abrazando a Aristóteles

No sabía que Hala era tan mala... Ya no me cae bien dijo, y decidió salir antes de dormir. Tenía claro una cosa: Ahora Leiath no le caía tan bien. Le parecía una sacerdotisa un poco malvada, que trataba mal a los que no pensaban como ella. No, no le gustaba.

Salió tras Hanuatu y se acercó a él. Le tocó el hombro, y sintió el frío de su cuerpo. No la hagas caso, está estresada. Creo que se ha pillado el pelo con la ropa, y claro, la tira la disculpó lo mejor que pudo, pero sin insistir mucho tiempo. Se puso a dar vueltas entre los iglus, al fin  y al cabo, no tenía nada mejor que hacer allí.

Cuando se despertó, ya se le había pasado el enfado con Leiath, hasta que Aristóteles le recordó lo que había hecho. Miró mal a la seguidora de Hala, le sacó la lengua cuando ella no miraba, y volvió a salir con sus nuevos amigos. Con el esqueleto, ella quería un brazo para tocar el tambor, o dar a la gente con él, pero no quería ofenderlos. Así que se hizo la interesante, hablando de lo largo que era el brazo y del buen uso que ella le daría. Esperaba que se lo regalasen.

Flame continuaba allí como una mera observadora. Llevaba bastante tiempo sin opinar nada al respecto y tan solo usando a Ayash para cercenar cabezas que era para lo único que parecía servir en aquel plano. Quizá si siguiera en el plano material las cosas fueran de otra manera, pero lo cierto es que allí a nadie le importaba. Al menos Fosco le hacía entretenerse, pero es que ya ni Onfale se interesaba en lo más mínimo por ella. Sin duda, Leiath había logrado acaparar toda la atención del grupo, y en el fondo a Flame eso era algo que tampoco le molestaba. De toda la vida había sido una chica solitaria, y tras su muerte, parecía como si hubiese recuperado su antigua vida.

Ni siquiera se molestó en contestar al tumulario, pues Onfale ya se preocupó de dejar claro que era él el que se dedicaba a susurrar palabras a los oídos de los demás.