Partida Rol por web

Apenas escuchaba la perorata de Becky cansado como estaba pero los gritos llamaron su atención.

- ¿Dónde te crees que vas Loki?- Con resignación emprendió la bajada resbalando por la pendiente con gran estilo. Al llegar vio que el problema, de nuevo, eran zombis. Afortunadamente había pasado mucho tiempo con la Bruja de Hala y se había iniciado en  su estudio visto que tendrían que pasar mucho tiempo en aquel plano.- ¡Acercad el cachibache!

Si solo faltaba que Becky volviera a beber agua, entonces volvería a ser la rubia tonta. Aunque….. Espera un momento, Becky sigue siendo igual de tonta. Alice se encontraba desarrollando una teoría sobre el coeficiente intelectual de las rubias cuando escucho el grito y vio los zombis. ¡Malditos bichos! Hasta muertos siguen intentando meter mano, y a demás pedófilos. La maga levanto la mana con los dedos estirados y descargo su ira sobre uno de los zombis más cercanos a Becky. 

La bruja actuó con rapidez. A cada paso que daban por ese frío paraje Leiath había esperado encontrar muertos vivientes hambrientos de carne humana y por eso (y por pura devoción, claro estaba) siemrpe mantenía a mano su símbolo sagrado.

Lo sacó de entre sus pechos y lo levantó hacía el cielo. Desde su posición era bien visible (eso de llamar la atención cada día le gustaba más) y la jóven se expresó con firmeza.

- Malditos engendros, volved por donde habeis venido o la irá de Hala caerá sobre vosotros!

El zombi semisumergido en el agua, con Becky encima, tan solo tiene que estirar las manos y apretar los hombros de su presa con fuerza. En la zona de contacto entre ambos contendientes se empieza a emitir luz...

¡¡¡AAAAAAAAAAAAGH!!!

Becky se estremece de dolor. Onfale, como experto del grupo, sabe que esos no son los poderes de unos zombis corrientes. Están ante un grupo de "sepultureros", no-muertos vulnerables a la plata con el don de las tumbas. Ese don consiste en sepultar mágicamente a sus víctimas. Las entrañas de la tierra se abren bajo la presa, tragándola, hasta que mueren enterradas sin aire... Estos mismos monstruos, luego, pueden exhumar sus cadáveres a una sola orden, para alimentarse de ellas.

El sepulturero que hay con Becky es víctima de su propio poder. La zona de nieve que hay bajo él, Becky y la capa de agua se abre, desplazándose para dar cabida a un cuerpo. Uno y solo uno. Y como Becky estaba sobre él, es el propio sepulturero el que es enterrado bien profundo en la nieve. Del grupo de diez zombis, solo quedan nueve.

Vamos... ugh... Loki... Trata de trepar colina arriba...

Becky escupe sangre, mientras alza a Loki cogiéndolo bajo los sobacos para ponerlo sobre la ladera. Tras su gesto heroico de salvar al niño, se esconde la terrible realidad: está muy malherida, y retrocede con él para ponerse también a salvo. Pero la nieve es una trampa mortal... Es tan blanda, que todo intento por escalarla hace que resbales de nuevo hacia la marisma.

Onfale y Tybalt ya están abajo. Leiath, quizás impresionada tras la inmolación del estúpido sepulturero que atacaba a Becky, no logra invocar todo su poder, y ningún no-muerto huye de ella. Evea, por su parte, da prioridad a proteger a su amado: se acerca a Jadewo y tira de su brazo para ponerle en pie. También se levantan el resto de sepultureros semienterrados y semisumergidos en la marisma.

Flame escupe un chorro ácido en linea recta, que como es lanzado desde arriba no tiene más ángulo que para rociar a dos de los sepultureros. Los proyectiles mágicos de Alice son más demoledores, pero a pesar de los daños no consigue derribar a su enemigo. Afortunadamente para todos, el aparato arreglado por Wang evita que estos monstruos se regeneren con energía negativa.

Aunque Aire seguía con su teoría de que lo mejor sería rajar a Evea, para al menos investigar qué bicho era el que se la estaba comiendo por dentro, no insisitió, salvo con Aristóteles. Él quería hacer un estudio más detallado, pero los demás no parecían estar de acuerdo, así que...

El camino era muy pesado, y todo cansaba demasiado. La caída de Becky y el niño por la ladera fue algo tremendamente agradable y tremendamente divertido, tanto que parecía haberle devuelto algo de energía... Hasta que aparecieron los sepultureros y se empezaron a cargar a todo el grupo.

Los ojos negros de Aire no tardaron nada en aparecer. Sincronizados, estaban los gestos de las manos de la muchacha, y los dardos rojos ya estaban formándose en su dedo casi antes de que toda la magia la poseyera. Apuntando al que amenazaba más la vida de su grupo, dejó que salieran disparados.

Jadewo, levatado se puso su el escudo en el brazo mientras se interponía entre los seres más cercanos y Evea, alzándose como un muro de acero y determinación. Ante los avisos de Onfale, el guerrero libera una espada de plata de uno de los bolsillos de su morral, lista para cercenar cualquier brazo que se acerque...

Ya estaba en el meollo de la batalla y se arrepentía de haberse lanzado como un loco contra aquellos no-muertos. El caso es que ahora que los veía más cerca los encontraba mucho más peligrosos. Se retiró hacia Jadewo y Evea y con unos movimientos rápidos de sus dedos formó el mudra y realizó un conjuro. 

- Lammmmmmm, Muladhara Dvē.- Con la mano libre tiró del lóbulo de su oreja y, como si de arcilla se tratase, otro Onfale se creó a su lado. Un segundo se creó cuando tiró de su coleta y, por último, un tercero de la oreja opuesta. ¿Cuál de todos era el verdadero? Eso le daría algo de protección mientras se preparaba para sacar la plata.

Estaba claro que Leaith se había precipitado. Había juzgado mal a sus enemigos y por ello Hala no había acudido en su ayuda.

Pero esta vez sería diferente. Debía alejarlos o algun miembro de su querido y nuevo aquelarre podría morira causa de su negligencia.

- HE DICHO QUE OS MARCHEIS!

La maga preparo otro proyectil mágico, la situación era mucho más complicada de lo que parecía en un principio. Malditos zombis, es que en este plano nada es normal.

Loki se estremece. La malvada Bruja de Hala vuelve a sacar su mal genio. Hasta los sepultureros le tienen miedo... por lo menos dos de ellos, que se dan media vuelta y huyen por la marisma agitando los brazos. Al llegar al río, pierden pie, y la corriente del Estigia los arrastra a un destino incierto. De los nueve que había, ya solo quedan siete.

Los proyectiles de Aire y Alice vuelan y se entrecruzan bailando entre sí hasta impactar en el pecho de uno de estos extraños zombis. Su torso podrido explota en pedazos, y lo que queda de abdomen para abajo cae en la marisma salpicando unas gotas frías de agua. De los siete que había, ya solo quedan seis.

Flame, aún sabiéndose torpe, trata de bajar la pendiente para ayudar en el combate. Los primeros pasos lo confían todo a su capacidad de trepado, pero en la blanda nieve sus pasos se hunden. Resbala sin remedio hasta mojarse la cara en el campo de batalla. Cuando trata de ponerse en pie, recibe un golpetazo de uno de los sepultureros. Bajo ella, la nieve se abre, haciendo que el agua que hay encima gire como un sumidero. A pesar de que lucha y trata de agarrarse al borde del la tumba, Flame es tragada por la nieve, y desaparece para siempre.

De espaldas a todo, mientras trataban de trepar colina arriba, dos sepultureros se avalanzan sobre Becky y Loki con tanta fuerza que pierden la consciencia. Ellos, al contrario que Flame, ni siquiera pueden tratar de evitar el agujero. Como sea, ya son tres aliados perdidos. Y solo quedan siete...

...ocho... nueve... diez. Los aliados empiezan a surgir, hasta que en total hay cuatro Onfales. Cuando uno de ellos es golpeado, su esencia mágica desaparece. Ya solo quedan tres Onfales, y uno de ellos es de carne y hueso.

Jadewo se pone en pie justo a tiempo para parar con el escudo el ataque del penúltimo sepulturero en acción. Tybalt y otro no-muerto, con la cara derretida por el ácido de la difunta Flame, tienen un rifirrafe, en el que Tybalt logra esquivar el contacto con el sepulturero hasta lograr hundir su espada. No es el arma más efectiva contra el monstruo, que se recompone en parte de la estocada al no ser un arma de plata.

Sin saber de qué otro modo ayudar, Evea se puso a cantar, nerviosa.

Flame estaba tumbada boca arriba, con los brazos pegados al cuerpo, en un auténtico ataúd de nieve. Su aura iluminaba como una ténue cerilla su claustrofóbica prisión, y cuando hacía un gesto por intentar moverse, el agua de la marisma que había caído con ella se desplazaba hacia los pies, volviendo a la cara en forma de una pequeña ola que le llenaba el aire de agua fría. Le faltaba el aire. Se estaba muriendo porque le faltaba el aire. Levantando un poco la mano, sus dedos tocaron el techo que le oprimía el pecho. Y con débiles movimientos, las uñas de Flame horadaban con infructuosa lentitud la nieve de aquella cárcel.

Sus compañeros parecían caer más rápido que aquellos zombies. Dónde se habría metido Flame? Tendría ese agujero por donde se había caído fondo y podrían rescatarla?

Bueno, primero había que acabar con los enemigos sino no quedaría nadie que recatase a los caídos.

De nuevo intentó invocar el poder de Hala para expulsar a los muertos vivientes.

Jadewo pone toda su pericia en juego contra estas peligrosas criaturas, interponiéndose entre las criaturas y Onfale y su Evea.

Con un gesto apenas perceptible de su filo plateado, la hoja empieza a a emitir un quedo resplandor azulado. Entonces, animado por el canto de Evea, y la necesidad del momento, lanza una corte en horizontal...

¡Joder!

No daba crédito a lo que veían sus ojos. A pesar del poder de Hala, que hacía huir a dos de los sepultureros, éstos conseguían llevarse con ellos a un mundo de tinieblas a Becky, Loki y Flame. La primera era tonta y, algo le decía que peligrosa para el grupo a pesar de haberles ayudado en muchas ocasiones. El segundo, aunque no lo conocía mucho, era su misión protegerlo como Caballero del Rey Bob y, visto lo visto, había fracasado. ¿A quién se le ocurría mandar a Onfale proteger a un niño? Ahora al menos tenía que vivir para poder contarlo. La tercera pérdida fue la más dolorosa. Los recuerdos de su encuentro con Flame, el primero, atormentaron su mente y lo harían durante mucho tiempo después. La mujer había demostrado tener una sangre fría igual que la de los reptiles de los que descendía pero una compañera fiel que siempre había estado ahí. No era tiempo de lamentarse sino de salvar el propio trasero.

- Ten cuidado Jadewo.- El otro Caballero, el rubio, era lo único que se interponía, además de sus imágenes creadas de la Divina Esencia, que se interponía entre él y una tumba eterna. El perfumista retrocedió sopesando qué hacer. No iría cuerpo a cuerpo hasta que no fuera estrictamente necesario y, para eso, debía atacar con magia. El problema era que, cercenada su masculinidad, la magia ofensiva no era lo suyo. Envidiaba secretamente a la maga roja y a Aire por, a pesar de no tener huevos, poder ser tan poderosas. Ese nivel tan alto de poder se le había vedado desde el instante en que fue castrado. Aún así no había desistido en intentarlo.

- Vammmmmmm Svadhisthana Aśman.- El mago respiró hondo conteniendo el aire con su diafragma y apretando el culo, allí donde se materializaba la energía del chakra svadhisthana. De la punta de su dedo índice que adoptaba el mudra suchi salió disparado un rayo que serpenteaba como una cobra enfurecida. El rayo retorció su trayectoria para esquivar a Jadewo y tratar de buscar su objetivo.

La maga ahogo un grito al ver como su compañera de aventuras se esfumaba bajo el lodo, había visto morir a muchos de sus compañeros, a tantos que había perdido la cuenta. Pero Flame, la lagartona, esto no podía estar pasando. Flame siempre había salido airosa de las perores situaciones.

Alice se remango las manos y largo los dedos para lanzar el hechizo. Pagarían por ello, pagarían por lo que le habían hecho a Flame. La ira de la maga se desato en forma de tormenta de rayos de fuego sobre uno de los zombis.

Flame abrió los ojos a pesar de sentir como la nieve se le metía en ellos. Miró hacia arriba planteándose si un buen chorretón de ácido derretiría todo aquello y si la dejaría libre, o por el contrario la nieve fuese suficientemente resistente como para ahogarla allí mismo. No sabía bien qué hacer, pero como aún sentía que aún tenía que recuperarse un poco más, optó por empezar a arañar la nieve para salir de allí. Si se daba prisa quizá sobreviviese antes de morir ahogada.

Mientras Leiath sigue espantando a muertos vivientes por pares, la situación la situación parece que mejora en la marisma. El rayo buscador de Onfale permitió que los rayos abrasadores de Alice impactaran y destruyesen al sepulturero contra el que estaba luchando Tybalt, y el cuerpo del no-muerto en llamas se apagó al caer en el agua. Ya solo quedaban tres de aquellos zombis asesinos, y dos de ellos se abalanzaron sobre los Onfales falsos haciéndolos desaparecer. Parecía que había esperanza... parecía que no perderían a nadie más... y entonces...

¡JADEWO! ¡NOOOO!

Jadewo se interpuso ante el sepulturero y su amada, confiando en su pericia y su escudo, pero no fue suficiente. La herida invocó a las fuerzas místicas para que la nieve se abriese bajo los pies del paladín rubio, y sintió cómo perdía pie. Evea estiró la mano para sujetarle del brazo, pero no a tiempo. Solo acariciaron el aire. ¿Lograría Jadewo alargar su guantelete a tiempo para agarrarse a su amor y evitar caerse?

Bajo la capa de nieve, ajena a todo, las manos de Flame arañaban la escarcha buscando una salida. En aquel techo mortuorio se empezaban a formar, a medida que cavaba, grietas por las que se colaba el agua de la marisma, inundando aquella prisión y disminuyendo sus probabilidades de supervivencia. En aquella situación, lanzar ácido sería como escupir hacia arriba: derritiría la nieve formando una vía de escape, y el ácido mezclado con agua caería sobre ella derritiendo su propia cara. Podría mitigar el daño con el aura negra, sería su última carta, a la desesperada... Pero lamentablemente, en el buche de la rubia aún no se había formado suficiente ácido para una nueva bocanada. Por el momento, solo podía cavar...

El peligro era indudable, por alguna extraña capacidad estos seres lograban de algún modo hacer desaparecer a sus víctimas, así había sucedido con Becky, la tal Fame, y con el chico. 

Luego los sacaremos... pensó el joven mientras plantaba cara al ser que tenía delante, pero a pesar de su pericia, la criatura lograró superar sus defensas y causarle también aquel tipo de efecto extraño, a su lado Evea intentó alargar la mano para ayudarle, pero el joven no logró alcanzarla por muy poco. 

Descubriría que había sido de los otros desaparecidos.