Partida Rol por web

¿Crimen? Supongo que he cometido traición...

Las luces danzantes de Jadewo iluminaron la jaula colgante y mostraron a su inquilino. En un principio se tapó la cara interponiendo el dorso de la mano, quizás para adaptarse a la nueva iluminación que le deslumbraba. Se trataba de un demonio bípedo peludo del tamaño de un enano.

Como iba diciendo... estoy aquí por traidor. Solo soy un artesano,

pero me dejé seducir por el dinero... supongo. Ya no lo recuerdo.

Orkus temía que me diese por destruir mi propia obra, compinchado

con potencias enemigas, pero a la vez quiso guardarme por si algún

día mi vidriera se rompía, para que yo le volviese a construir otra.

Pero eso ya sería problema de otros aventureros. A ellos les bastaba con liberar las almas que actualmente eran prisioneras: Orkus tardaría en recopilar nuevas almas que destilasen una luz tan pura como las que ahora le proveían de poder.

A Jadewo le dió la sensación de que este "Laón" no mentía. Conocía bastantes detalles del trabajo del artesano como para estar inventándoselo. También le parecía que el demonio estaba embargado por la soledad, o tenía un ego muy grande, y que por cualquiera de esos dos motivos, sentía la necesidad de hablar con desconocidos. Era normal... el resto de demonios tenían aspecto más cercano al de la máquina de matar que al de filósofo del pensamiento interplanar, con algo interesante que decir.

Ha ras de suelo, Onfale inspeccionaba los barrotes. Se trataba de una combinación de dos puertas: si se abría la cerradura en un sentido, se habría una puerta pequeña, de ocho pies de altura, demasiado pequeña para dejar al bébilith salir; en la otra dirección, se abría casi toda la celda en su amplitud, en lo que era una reja gigantesca que circunscribía a la reja más pequeña. Ya lo que era la cerradura en sí, tenía un hueco en forma de cuña, como el de la uña de uno de los zovuts. Sin embargo, al no estar incrustrado en la roca, sino expuesto en la verja, era un tipo de mecanismo que Onfale podría intentar abrir con sus ganzúas.

El minotauro se arrimó al eunuco para tratar de ver lo que Onfale estaba inspeccionando con tanta atención. El minotauro seguía allí, con ellos, y era igual de molesto que siempre.

Aristóteles llamó la atención a Aire, que se le acercó hasta la oreja. Tras escuchar sus palabras frunció el ceño y se encogió de hombros

No se, Aristóteles, no creo que sea la mejor idea. Podemos primero averiguar cómo hacer nuestro trabajo, después ya veremos qué hacemos... hay que hablarlo con los demás

Aristóteles le dijo un par de cosas más y Aire asintió.

¡Pues sí que le tiene que gustar mucho a Orkus su vidriera! Tiene servicio de reparación en su mazmorra, ¡eso es poder!

El argumento del tal Laón sonaba convincente, ahora era momento de probar su inteligencia.

- Entiendo por qué te ha encerrado; si alguien rompe la vidriera y tú la tienes que reparar o hacer otra, ganarías mucho dinero. Además, encerrado como estás, no sopecharía que tú has tenido nada que ver. Quieres que lo hagamos por tí?

No era el primer desmemoriado que se encontraban en su camino. La primera Becky, de la que aún desconocía su peligrosidad. El segundo, Cucaracha, aquél licántropo mitad hombre-mitad tejón que casi destruye la ciudadela de Galendure en Vadrian, donde malvivía el Rey Bob y al que ayudaron a escapar de las mazmorras. Éste era el tercero. Un demonio del que Onfale no tenía ni idea. ¿Cuánto tiempo llevaría allí enjaulado? Dejó a sus compañeros la plática pues él estaba concentrado en la cerradura. Sin embargo, tampoco podía concentrarse mucho sintiendo el aliento cálido del minotauro en su cogote. Miró atrás para asegurarse que no le iba a cortar la cabeza con su hacha. Con el dedo señaló la cerradura y luego hizo el gesto como de abrirla. Finalmente señaló a la jaula iluminada con las luces danzantes de Jadewo.

El minotauro señaló la puerta de barrotes, mientras miraba hacia atrás. Se sentía orgulloso de haber hecho un gran descubrimiento, porque el resto de las personas que veía se centraban en el demonio de la jaula, ninguno de ellos había reparado en que había un modo de entrar. Pero más allá de esto... ¿Qué coño estaban haciendo allí? El minotauro no lo comprendía, pero debía de ser algo importante, porque ya era la segunda vez que bajaban a la mazmorra.

El invisible Onfale ya tenía algo más de espacio, si lo que quería era tratar de abrir la cerradura.

 No... no... a ver, niña... Orkus me tiene encerrado en su mazmorra. ¿Tú crees que me va a pagar algo por arreglar su vidriera? No. Ni una pieza de cobre. No soy muy distinto a esos esclavos humanos de las otras celdas. Aquí abajo trabajamos y seguimos malviviendo; dejamos de ser útiles, y nos matan.

Oye, Laón...-interrumpió Becky-¿Y tú de qué raza demoniaca eres?

Era una buena pregunta. Ni Onfale ni Jadewo sabían la respuesta, y Alice no estaba allí para sacarles de su ignorancia.

 Esa pregunta es un poco racista por tu parte, ¿no? Soy un Bar-Lgura, de los tanar'ri. ¿Acaso importa? Ah... ya sé... Lo que tú dices es: "pero si un Bar-Lgura se puede teletransportar, ¿por qué no sale de la celda?" ¡Pues porque no puedo! ¡¿Vale?! Cosas del campo antimagia... Toda la celda está afectada. Yo no puedo usar mis poderes... el bébilith no puede usar sus poderes... Estoy aquí, encerrado para toda la eternidad.

El nombre de Bar-Lgura no decía nada ni a Onfale ni a Jadewo. Si supieran lo que es un Bar-Lgura, habrían reconocido a esta bestia la primera vez que la vieron.

Pues que mal, ¿no? Tiene que ser muy aburrido estar ahí encerrado siempre. ¿Te gustaría ser libre? Fíjate, yo creo que a mucha gente le gustaría irse de aquí. No se por qué, pero a lo mejor Orkus no es muy buen anfitrión, ¿no? Ya se había puesto a hablar con Aristóteles nuevamente.

Pues no entiendo muy bien por qué le tiene apresado. Debe ser que no se fia de él. A lo mejor es muy fuerte, o muy poderoso, o le ha declarado la guerra o algo, ¡a saber!

Teleportarse?! Eso significaba que quizás el tal 'Laón' se les escapase si le dejaban salir de la jaula. Tenían que actuar rápido y ser ingeniosos.

Pese a no ver a Onfale, la bruja supo dónde se encontraba, y es que ya le conocía lo suficiente como para saber que buscaría la forma de abrir esa jaula. Le hizo una señal para que se detuviese y clavó la mirada en aquel demonio, de aspecto no muy fiero a decir verdad.

- Mira demonio, te voy a hablar claramente porque no nos queda ni tiempo ni paciencia. Queremos destruir la Rosa, como bien has podido imaginar, ayúdanos a hacerlo y te liberaremos o lo que quieras a cambio.

Onfale ya estaba deleitándose en el trabajo que iba a tener por delante para abrir la cerradura de la puerta pequeña. Los trabajos manuales le gustaban y siempre había sido bueno en ellos. Tenía manos delicadas,ágiles como pocas, de dedos largos y finos y uñas cuidadas con esmero. Se detuvo para mirar atrás cuando el demonio habló de protecciones antimágicas. Eso olía a chamusquina. ¿Acaso habría también algún tipo de trampa mágica que no hubiera detectado? Justo entonces Leiath hizo un signo para que se detuviera. Esperó con paciencia las respuestas de Laón. Antes de intentar sacarlo de allí debía hablar y contarles todo lo que supiera acerca de su obra maestra y como destruirla. Si no no habría trato.

 ¡Me apunto! ¡Iré con vosotros!-se hizo un silencio incómodo-¿Qué pasa? No esperaríais que os dijese cómo romper mi vidriera y que me quedase aquí sentado sin saber si volveríais a por mí, ¿verdad? Escuchad... yo no me fió de vosotros... sobre todo de la chica rara que habla con el osito de peluche... y vosotros no os fiáis de mí. Hasta ahí todo normal. Pero es que a mí no me basta con salir de la jaula para estar a salvo. Orkus me perseguiría y me volvería a capturar. Yo necesito ir a un lugar seguro, ya sea poniéndome bajo la protección de otro príncipe demoniaco, ya sea yendo con vosotros a dónde sea que escapéis tras romper mi Rosa, que supongo que será otro plano. Así que... ¿Qué me decís? ¿Somos socios en esto? ¿Primero me liberáis y luego rompemos la vidriera?

Jad asistía ante la negociación, a su juicio Leiath hacía lo correcto, el tiempo apremiaba y era necesario ponerse en marcha tal vez esa locura que había en el exterior iría a más... o tal vez se detenía. En cualquier caso en estos momentos representaba una buena fuente de distracción para hacer lo que habían venido hacer.

-Me parece bien. Por cierto, Laón, estas protecciones arcanas que has mencionado, ¿afectan a toda esta sala? ¿O sólo parte de la misma?

Dicho eso procuraba no apartar lam irada de la bebilith, esa criatura podía suponer una fuente de problemas, o tal vez otra fuente de distracción. Pocos de los presentes debían de tener gran cosa a decír a favor de quedarse encerrados en las mazmorras de Orkus.

La naturaleza bondadosa de la sacerdotisa, hacía que se fiase menos de un demonio que de un charlatán de feria. Pero en verdad no tenían muchas opciones a las que optar.

- Me parece un buen trato, irás con nosotros

Como primer acto de fé te sacaremos de la celda y a cambio nos darás algo de información para demostrar que realmente eres el hacedor de la Rosa. Dinos Laón, cómo llegamos a ella? Cómo podemos superar la barrera mágica que la proteje?

Leiath hizo un movimiento con la mano para indicar a Onfale que siguiese con su trabajo en caso de que se hubiese detenido.

- Dejadme echar un vistazo primero para ver si hay trampas. Puede que suene una alarma si trato de forzar la puerta. Estad preparados para cualquier cosa. Ah... y necesitaré algo de protección.- Para no dejar todo en manos de sus compañeros sacó un pergamino y lo leyó. Le daba igual estar invisible. Había muchos demonios con extraordinarios sentidos que podrían descubrir su presencia. Más valía prevenir que curar. Además, no sabía cuando tendría que combatir y, en ese caso, su invisibilidad se iría tan pronto como había llegado. Cuando hizo todo aquello se puso a trabajar ern la cerradura.

 Oh, la manera más sencilla para llegar a la vidriera es por el exterior. Ya lo veréis. Tan solo necesitáis un modo de subir, como un dragón, un conjuro o algo, y para los que les haga falta protegerse de la energía negativa también sería necesario un conjuro contra los rasgos del semiplano. El campo antimagia afecta tanto a mi jaula como a la celda del Bébilith, así que no intentéis dañarlo con magia, salvo que lo dejéis salir primero al pasillo...

En ese momento, las ganzúas de Onfale terminaron el trabajo y se escuchó un coqueto "click", pero accidentalmente la abrió en el sentido que no era... La reja pequeña se mantuvo en su sitio, pero la verja grande se entreabrió cinco pulgadas. Justo lo que la Bébilith estaba esperando. De su abdomen salió una telaraña cuyo extremo se pegó a los barrotes. El monstruo retrocedió hacia el interior de la celda, tirando de la gran puerta hacia él para que se abriera del todo...

El minotauro y Flame se agarraron también al enrejado, tirando en sentido contrario. Entre ambos lograron superar la fuerza del demonio, y la puerta se volvió a cerrar, con otro "click". El demonio chió con un sonido insectoide desde el fondo de la celda. Becky se secó el sudor de la frente.

Uf... Ha ido por un pelo. Onfale... ¿sigues ahí? No parecía una trampa. El mecanismo está asociado a dos cierres. O abres uno o el otro. No hay trampa que desactivar, ni basta con que fuchiques a ver qué ocurre, como con otras cerraduras. Necesitas hacer las cosas bien, o no se abrirá la puerta que necesitamos. ¿Quieres que lo intente yo? Necesitaría que me prestases tus ganzúas. Porque no hay nada malo en reconocer que no sabes hacer una cosa bien...

Becky es única tocando la moral y señalando los errores de otros, pero hay que quererla como es.

El "click" de la cerradura era música para sus oídos pero al ver que se abría la puerta grande trastabilló hacia atrás temeroso de ser pasto del insectoide. El comentario de Becky le enfureció haciéndole fruncir el ceño. Para suerte de los demás nadie podía verlo.

- Esto no es como abrirse de piernas, Becky.- Repuso y así negó dejarle a la rubia sus preciadas ganzúas.- Estad atentos por si vuelve a pasar.- Les dijo a los demás para que no se quedaran sólo mirando. El minotauro había resultado un compañero más útil que muchos con los que había compartido camino pero ahora que sabían cómo funcionaba la puerta todos debían aportar ante la posibilidad de que volviera a fallar.

Esta vez sí se abrió la puerta buena, la chiquitita, por la que solo cabían criaturas humanoides. Era la oportunidad perfecta de que Onfale se colase furtivamente en el interior de la celda, invisible, silencioso...

La mano del eunuco cruzó el umbral, volviéndose visible. El Bébilith bufó como si fuese un gato cabreado, y sus patas balancearon su cuerpo hacia delante, listas para caer sobre su presa. Con miedo, Onfale retiró su mano hasta el pasillo, donde volvió a ser fiablemente invisible.

¡¿Se puede saber qué estás intentando, Onfale?! ¡Hay un campo de antimagia ahí dentro! ¡Qué sea la última vez que haces algo sin consultárnoslo al resto! No hemos hablado de cómo liberar a Laón, no tenemos plan.

 Mis habilidades no sirven de nada ahí dentro. No puedo escupir ácido para romper la cadena que sustenta la jaula, ni puedo automutilarme para salpicar con sangre corrosiva los barrotes. Ni siquiera puedo trepar en un campo antimagia. Necesitamos algo tan profano como una cuerda, y alguien que escale para abrir la cerradura de allá arriba. Esto no va a ser fácil...

La mente de Leiath no estaba hecha para las ciencias. Ella podía guiar almas perdidas, sanar, recoger plantas y sabía como comportarse en ocasiones especiales, pero de jaulas de hierro y física, no tenía ni idea.

Lo que sí pensó, es que si Laón (un artesano de cierta inteligencia) había estado tanto tiempo en esa jaula, habría tenido opotunidad de pensar en formas de escapar.

Mmmmh... - se mesó la barbilla aún en su posición elevada, sin perder ojo sobre el demonio que querían llevarse- alguna idea de cómo sacarte de ahí?

- No tiene por qué ser así Flame. Tus habilidades- Decía mientras lo inspeccionaba de arriba a abajo.- puede que se originen de manera diferente a la magia. De todas formas si alguno tiene una cuerda yo puedo intentarlo siempre que mantengáis a esa criatura ocupada.- Como ya había dicho antes, Onfale tenía buenas manos y sabía arreglárselas para hacer nudos. Atar la manos de una persona a un cabecero deliciosamente tallado en madera de ébano, inmovilizar un cuerpo con una cuerda y nudos sin causarle dolor para luego ser suspendido, todas aquellas exóticas cosas se encontraban entre las habilidades del perfumista.- El problema del campo antimagia es que reduce mis posibilidades a la hora de  abrir la cerradura de la jaula de Laón por inutilizar mis preciosas ganzúas.

 ¿Idea? Pues... Te recomendaría las tres "E's": Entrar, Eviscerar y Ejecutar. Esa suele ser la clave del éxito. ¿No? ¿Queréis algo más elaborado? Uhm, déjame pensar... Tenéis la ventaja de que podéis escoger el campo de batalla: podéis abrir la puerta para que el Bébilith salga, y así os enfrentáis a él en el pasillo, sin campo antimagia; o podéis entrar y acorralarle contra la pared, ganando tiempo hasta que alguien suba aquí y me abra. Si abrís, solo os queda matar al Bébilith, pero si sois vosotros los que entráis, podríais replegaros si el combate se tuerce, y... bueno, y abandonarme. ¿Puedo preguntar cómo unos tipos como vosotros han conseguido llegar hasta aquí?

Fue gracias a una maga-explicó Becky-. Siempre que haya algo que no tenga sentido, es gracias a una maga. Rubia y preciosa. Pero sí... a pesar de todo, casi se podría considerar un milagro haber llegado tan lejos. En fin... ¿Qué se le va a hacer? Por lo menos lo intentamos. Venga, vayamos a buscar una capa del abismo lo más parecido posible a una playa paradisiaca. Creo que esto nos supera.

Y los conocimientos de Onfale sobre el tema no eran más alagüeños. El Bébilith no era un demonio tanar'ri (uno de esos demonios con inmunidades y resistencias a los elementos), pero seguía siendo un demonio imponente. Su tamaño enorme y la terminación de sus pinzas le daba la capacidad de quebrar armaduras como quién arruga un trozo de papel. Tenía su telaraña y su veneno, y solo las armas santificadas como buenas podían hacer mella con normalidad en su exoesqueleto, cualquier otro golpe con un arma no alineada lo amortiguaría su coraza. La única aptitud mágica del Bébilith es su capacidad para teletransportarse, y eso no lo puede hacer ni dentro del campo antimagia ni dentro de cualquier rincón de la Puerta de Orkus.

- La única solución que veo, por arriesgada que parezca, es dejarlo salir fuera.- Si es que querían sacar a Laón de allí. Al menos le habían sonsacado que para llegar a la Rosa debían ir por el exterior.- Sin armas alineadas...- Dijo mirando a Leiath y esperando la confirmación de que no tenían ninguna.-...apenas le haremos daño a no ser que sea con magia. tenemos grandes magas...ejem...una gran maga, Aire.- Becky era tan penosa como él en el uso de la magia y Alice no era más que un cadáver en un saco.- Lo único que se me ocurre ahora es sacar a ese bicho de ahí, "entretenerlo", sin llegar a matarlo, mientras uno de nosotros trata de sacar a Laón de ahí. ¿Alguno tiene cuerda?- Seguro que no. Eran un patético grupo de aventureros.