Partida Rol por web

Ya tenía a las cometas de piel encima, devorando a sus otros yo. Para el mago era como contemplar su futuro, su agónica muerte, aunque sus dobles se desvanecieran en cuanto los seres voladores los tocaran. Tenía la convicción de que sólo Leiath y su fe en Hala podría sacarlos de allí con vida, por lo que el perfumista no pretendía separarse mucho de la mujer. Leitah, de hecho, no dejaba de gritar frases enaltecedoras que sonaban muy bien, aunque no demasiado exitosas, aún.

- ¡Aguantad!- Gritó Onfale con la voz entrecortada por la tensión y el miedo. Apretó de nuevo el gatillo de la ballesta enviando otro virote hacia una de las cometas de piel que se el aproximaban. Mientras cargaba de nuevo la ballesta pudo ojear alrededor. No pintaba nada bien. El muro había servido para contener algo a las criaturas terrestres, pero Flame, y Becky parecían tener serios problemas. Necesitaban un golpe de suerte y eso sólo podía venir de la mano de la Buena de Hala.

La maga miro con desprecio al trozo de “piel” que tenia la maga rubia pagado en la cara, estuvo a punto de reírse de la desgracia de la rubia  “sabelotodo”, pero era su compañera y siempre le había ayudado.  Alice cogió una pizca de tierra roja y chasqueo los dedos en dirección a la infesta criatura, dos rayos mágicos salieron disparados contra esta.

Los ojos negros de Aire se movían de un lado a otro, vigilando a todas las criaturas que se acercaban más y más. ¿Cuál sería el siguiente objetivo? Sus compañeros estaban sufriendo golpes y ataques, pero no estaba segura si la importaba demasiado. ¿Le interesaba que siguieran vivos? Estaba claro que sí, ya que sus nuevos visitantes no pintaban nada bien. Se giró hacia Flame. La más fuerte y la que casi la destrozaban los huesos de un golpe. ¿Por qué no ayudarla? Era buena idea, siempre estaba bien que la deviesen un favor.

Su mano volvió a brillar, y el fuego voló hacia el ogro esquelético.

Mmmmmh... ¡MMMMMMMH!-replicó Becky, que no era capaz de deshacerse del pellejo de piel en su cara.

En la cubierta inclinada del barco, la maga rubia se movía como un pollo descabezado. En sus círculos, su rodilla empujaba la ballesta hacia la derecha. La mira en forma de cruz circunscrita apuntó el extremo de la flecha gigante hacia el esqueleto.. luego hacia Flame. Flame. Flame otra vez. Esqueleto. Flameflameflameflame... Un espectador ajeno a la escena podría pensar que cada vez que la mujer de la escama en la frente y el espadón en las manos se movía un poco, la balista la seguía empujada accidentalmente por Becky.

Ajena al peligro que corría, Flame devolvió el golpe que el esqueleto de ogro le había inflingido. Lucha de iguales, impactos estremecedores que por diferencias de fuerza la rival de carne iba a perder. Un rayo de fuego golpeó la osamenta haciendo que se desmoronase. Aristóteles no salía de su asombro. Aire acababa de salvarle la vida a Flame, que empezaba a recuperarse de las heridas gracias a su aura.

Alice lanzó un par de proyectiles contra la cara almohadillada de Becky, parapetando el cometa de piel los impactos. Además, el choque mágico hizo que Becky se cayera de culo empujando la balista de modo que apuntase al norte. Hollín no salía de su asombro. Alice acababa de salvar a Flame de un accidente desafortunado.

Diez pies más abajo, a ras de nieve, Leiath lograba ahuyentar a los dos cometas de piel que la acosaban a ella y a Tybalt. Que Hala tuviese algo que ver, o que fueran logro de los sonidos fuertes de los gritos de la joven, dejaba en el aire una duda que repartía el mérito entre la diosa y su acólita.

Tybalt dió un pequeño salto con las espadas en alto, quizás de alegría, y rasgó uno de los cometas que se había lanzado a por una de las imágenes de Onfale. A esa misma cometa, el eunuco clavó un virote. Renqueante, se lanzó a por otro Onfale... pero su compañera cometa llegó antes, así que remontó el vuelo.

 Mmmmmh... ¡MMMMMMH!

Y así terminó el lance, tal y como empezó: con una maga sin pito con un pellejo de piel enroscado en la cabeza. Los dos siguientes esqueletos de ogro aminoraron la marcha para pasar por encima de la muralla de nieve. Sus objetivos más probables eran Tybalt y alguna de las imágenes que se movían absurdamente imitando los movimientos del Onfale real tratándose de quitar algo de la cara.

El lóbrego descendió silencioso y etéreo. Ya sobrevolaba la cabeza de Leiath, pero aún no había escogido cual sería el objetivo al que robaría sus conocimientos. Parecían todos tan estúpidos...

Sonrió. Un enemigo menos, y ahora Flame le debía un favor. Observó a los enemigos de nuevo, y decidió que los que estaban más cercas debían ser los objetivos a elegir. Sus manos se volvieron rojas de nuevo y soltó su rayo abrasador.

¡Dolor! Cuando había visto a la paleta de Becky con una de esas cometas de piel en la cara le había parecido hasta una mejora en el rostro de la maga. ¡Pero su delicado y bello rostro! Sus cejas depiladas con mimo hasta formar una fina línea, sus carnosos labios, sus ojos color azabache y su tersa, suave y broncínea piel. Notaba cómo le robaban su belleza más rápido que el inexorable paso del tiempo.

- Mmmmmh... ¡MMMMMMH!

Flame se acercó hacia sus compañeros para cubrirles con su aura y estar más cerca de ellos en caso de que necesitasen ayuda. Necesitaba que su aura sanase sus heridas, y no podía ponerse a dar golpes como a ella le gustaba pues podría morir demasiado pronto.

¡Alguien tiene una poción! La lagartona había perdido todo su equipo tras su muerte, y eso implicaba todas las pociones que se había ido agenciando por todo su largo periblo por el mundo material, el que no lo era, el resto de todas las capaz, y todos esos mundos que estaba visitando.

Ayash fue directo a por Onfale, al menos a por el eunuco que era incapaz de gritar, no sabía si tarde o temprano recuperaría el colgajo que le faltaba, pero que también perdiera su cara era algo que a Flame le iba a desgradar y mucho. Así que con cierta precisión, la mujer trató de golpear al trozo de piel contra el que tenía que enfrentarse Onfale.

El poder de Leiath consiguió rechazar a los dos pellejos que tenían encima, de modo que el espadachín tuvo que cambiar de objetivo y lanzarse contra las que revoloteaban junto a los dobles de Onfale. Los ataques de Tybalt no sirvieron para abatir a la cometa. Puede que pareciese un trozo de cuero viejo, pero sin duda debió de alimentarse de más de un cara dura para poder resistir los espadazos del tiflin. 

En aquel momento, vio como el perfumista se veía atrapado por el abrazo de la cometa al igual que ocurrió con Becky. Tybalt se dispuso a ayudarle pero entonces vio al lóbrego acercarse peligrosamente a la bruja de Hala. Un leve dilema tuvo lugar en la mente del tiflin. Tanto Onfale como Leiath ostentaban el liderazgo del grupo pero, ¿qué prioridades debía tomar? Sin duda el lóbrego era más peligroso que la cometa y Leiath había demostrado que su fe podía ser un arma contra los seres de este plano. Por otra parte, Flame se acercaba mientras gritaba algo que el tiflin tardó unos instantes en comprender. -¡Yo tengo!- Le respondió instintivamente aunque no estaba seguro de cómo harían el intercambio mientras estaban rodeados de enemigos. Sería algo que deberían solucionar en cuanto tuviesen un respiro, sin duda. 

Empuñando su espada de mejor factura, Tybalt se lanzó a por el lóbrego que acechaba a la bruja de Hala. No estaba seguro de si su ataque surtiría efecto, pero debía dar a la mujer todas las garantías que pudiese para continuar usando su poder contra estos seres.

Cuando vió alejarse a toda velocidad a aquellas dos criaturas, su fé se hizo más fuerte. Hala estaba hasta en aquel nauseabundo sitio cuidando de ellos, Leiath solo tenía que canalizar su inmenso poder para eliminar la amenaza.

De nuevo alzó su símbolo sagrado y encomendó a los monstruos que les rodeaban a abandonar su empeño. En especial a aquel lóbrego que la miraba con ojos golosones.

La maga se disponia a manipular la balista cuando, el azar o puede que la mano providencial de Hala, hizo que se fijara en el ser contra el que estaba luchando Tybalt ¡Becky dijo que había que cargarse al Lobrego con magia!, Alice miro con perna a la maga rubia, ya no podía hacer nada por ella. Preparo otro proyectil mágico, este dirigido contra el lóbrego.

Menos mal que Onfale tiene una cosa pegada a la cara. Le habría dado un ataque al corazón al ver descender Ayash justo delante de sus narices. Ignorante del destino que casi le corta la cabeza, Onfale intenta zafarse por sí mismo tirando del pellejo para extraer al parásito. Y entonces...

El cielo se abre. Una columna de luz purificadora cruza los planos de la existencia y llega hasta este recóndito lugar plagado de maldad. A Becky, Onfale o Leiath los ilumina sin causarles daño. A Alice, Aire y Flame les produce un ligero y momentáneo picor. A Tybalt, con sangre de diablo en sus venas, le causa una horrible berruga genital de la que no será consciente hasta que explore los límites del placer. Y siguiendo la escala, al lóbrego y a los dos cometas que se aferran a la cara de los magos, directamente los desintegra. Si había algún muerto viviente que no se dirigía hacia aquí a causa del ruido al estrellarse, es posible que esto sí lo haya visto.

A falta de objetivos, Tybalt se aupa a la cubierta del barco y acaba con el último monstruo de piel. Porque quizás si intentase golpeal sentado en vez de de piel, no llegaría tan alto. Los últimos proyectiles mágicos de Alice llegan a la posición dónde estaba el lóbrego antes de consumirse, y con precisión teledirigida cambian su rumbo y golpean a uno de los esqueletos de ogro. ¡Nunca enfades a un esqueleto ogro! Los esqueletos ogros enfadados nunca te regalan nada en navidad.

El esqueleto con parte del cráneo roto por culpa del impacto mágico cruza la empalizada de nieve y golpea a Onfale con tanta fuerza que su fémur-garrote lo hunde hasta dos bodegas más abajo, rompiendo un trozo de cubierta.

¡Ah! ¡ONFALE! ¡NOOOOOOO!

La nube de polvo se difumina y Onfale ya no está. Descanse en paz. Eso sí, otros dos Onfales siguen en cubierta. ¿Quién sabe si el que ha muerto es el verdadero o una de las ilusiones que convocó? Hasta las imágenes han ido degradando su cara a medida que el cometa deboraba la de Onfale, que aunque no puede verse sí puede ver a su clon como si fuese un espejo de lo que le ha pasado.

El otro esqueleto, más sereno, trata de aplastar a un rápido y escurridizo Tybalt que logra sobrevivir bien al envite. A parte de los dos esqueletos, las motas de cementerio han llegado ya al muro de nieve y se disponen a cruzarlo. Y más lejos, ya fuera de la burbuja protectora, cuatro plagas de ratas amenazan con llegar en breve.

Al ver cómo un haz de luz descendía del cielo, Tybalt se temió lo peor. "¿Qué demonios vendrá ahora que tanto despliegue de medios necesita?" Llegó a pensar, entre otras muchas cosas, mientras aquella luminosidad lo deslumbraba. Pero por fortuna para todos, aquel extraño fenómeno no era otra cosa que la respuesta de la diosa de Leiath para asistir a su devota seguidora. Aquella luz justiciera no tuvo piedad con los no muertos que rodeaban a la bruja haciéndolos estallar en mil y un pedazos.

Durante un instante, Tybalt se quedó absorto en la visión de aquella poderosa mujer, rozando casi la admiración y cogiendo el camino de la devoción. Pero la visión de una cometa superviviente lo devolvió a la pequeña batalla en la que estaba envuelto. Ágil como una pantera de piel roja y con cuernos, el tiflin se ayudó de la cubierta del barco para dar un espléndido salto y, con un corte no menos espléndido, rematar al pellejo volador que todavía se atrevía a rondar a la bruja de ala. Pero a pesar de tener a una divinidad de su lado, la situación estaba todavía lejos de ser tranquila.

Un estruendo llamó la atención de Tybalt para ver a uno de los esqueletos ogros hacer pedazos a uno de los Onfales. Pero poco tiempo, o ninguno, tuvo el espadachín para preocuparse por si fue el de verdad el que sufrió semejante golpe pues él tenía a su propio esqueleto gigante tratando de repetir la acción de su compañero. Pero el no muerto desconocía contra quien se estaba enfrentando. Los años de esclavitudo moviéndose por lo más oscuro de Li'Huriek le sirvieron al tiflin para entrenar su cuerpo y sus reflejo hasta un extremo que pocos pueden alcanzar. Y ahora se veía potenciado por la magia. De modo que cuando a penas el arma de su rival comenzó a describir su mortífera trayectoria, Tybalt ya estaba dando un pequeño salto a un lado para evitar el golpe. Aprovechando la inercia de su movimiento, el espadachín blandió sus espadas contra el esqueleto con la intención de desmontarlo lo antes posible.

Leiath casi entró en éxtasis místico cuando vió a su diosa responder de aquella manera a su llamada de auxilio. Una lágrimas brotaron de sus ojos por la emoción, pero no podía quedarse mucho tiempo regocijándose del milagro ya que aún había más criaturas que los amenazaban.

Se secó rápidamente los húmedos ojos y, teniendo cuidado de no ponerse en medio, posó sus manos sobre Flame para transmitirle ese tranquilizante calor que ahora inbuía a la jóven bruja.

El poder de la diosa de Leiath hizo que Aire se removiera levemente, pero no le hizo mucho caso. Sus ojos negros seguían pendientes de la criatura que se había librado de su golpe. Se concentró mientras metía la mano en su bolsa de conjuros. Sus ojos se nublaron, y Aire volvió a ver cuáles eran los futuros movimientos de la criatura. Conocía sus pasos y sus ataques.

- ¡Mi rostro!- Había sentido cómo la cometa de piel  se alimentaba de su belleza. No le hacía falta sacar su espejito para saber que le habían deformado la cara. Justo a su lado estaba su doble, y la visión de su rostro le hizo estremecer. ¿Así de horrible le habían dejado?- ¡Noooooo!¡No!¡No!​¡No!​¡NOOOOOOOOOO!- Inmerso en un estado de furia disparó a lo primero que vio acercarse, un necrófago que caminaba aún a lo lejos. Dejó caer la ballesta al suelo y se tapó el rostro con el pañuelo, a modo de velo, dejando ver tan sólo sus enormes ojos azabache.

- ¡Acabad con los más cercanos!- Sobre todo se refería al ogro esquelético al que había visto, como en una representación de un futuro más que plausible, cómo le aplastaba de un golpe de su maza-hueso.- ¡Yo me encargo de retrasar el avance de los del muro!

Viendo que la situación se estaba volviendo complicada, si no lo era ya antes. La maga pelirroja decidió  cuidarse en salud y lanzar el típico conjuro de protección, armadura de mago. A Alice le fastidiaba lanzar un conjuro como ese de carácter “nulamente ofensivo” pero la maga se estaba quedando sin hechizos. Me quedan dos rayos abrasadores, uno de fuego y otro de hielo; un levitar  y….. era bastante bochornoso decir el otro hechizo, y fuera del contexto del asalto del barco y la posible necesidad de amenazar a los guardias, parecía estúpido. Un compresión idiomática, pero dudo mucho que estos tipos quieran hablar.

Alice... tú... ¡Estoy tan orgullosa!

A Becky se le saltó una lagrimita de emoción. Cogió a la otra maga de la mano. Después de tanto tiempo juntas, la buena influencia de Becky le había hecho valorar conjuros más elegantes que la clásica evocación, como comprensión idiomática. Por contra, el romance entre Flame y Leiath iba más despacio.

 Leiath, te he dicho mil veces que guardes tu magia sanadora para emergencias, prohibido usarla pudiendo recurrir a mi aura. Aún así... gracias.

Ahora que sangraba menos y podía incorporarse al combate, Flame no lo dudó y modificó su aura. La escama de su frente refulgía con un brillo plateado. Caminó por el lateral del barco, paralela al suelo y lanzó una bocanada de ácido al esqueleto que luchaba contra Tybalt, que comprobó lo difícil que es partir un hueso con una espada. Por la diferencia de alturas, el chorro corrosivo pasó sobre la cornamenta del tiflin y bañó la clavícula rival por los pelos cuando la osamenta se apartó.

 ¡Maldición, fallé!

Para entonces el virote de Onfale ya había cruzado la distancia que le separaba de su objetivo. Hasta le había dado suficiente tiempo al proyectil para perder fuerza y altura, y caer a los pies del monstruo, que siguió acercándose como si nada. De vuelta al barco, los esqueletos contraatacaron. Tybalt esquivó por los pelos, gracias a la intervención divina de Hala a través de su círculo de protección. La última de las imágenes de Onfale no tuvo tanta suerte, el fémur garrote cayó sobre él rompiendo el suelo y levantando algo de polvo.

Ahora verás... পরিবর্তন পাপ শব্দের

Cuando el gigante de hueso levantó su arma, la imagen de Onfale seguía allí. Esta vez no había desaparecido. Becky fabricó con su magia una ilusión, una imagen silenciosa para sustituír a una de las múltiples imágenes de Onfale recién desaparecidas. El ogro esqueleto estaba obcecado y centraba todos sus ataques en la imagen falsa de un eunuco sin piel en la cara.

Los esqueletos no son muy inteligentes. Esto podrá mantenerle ocupado un rato. Pero debo mantener la concentración...-sacó de su entreteto un cilindro de metal con forma fálica-Esta es la maza ligera que se le cayó a Das Vracken en la cueva del lago de magma. Será más útil para romper huesos que una espada. Necesito que alguien ayude a Tybalt armado con esto.

Mientras, en el muro, las pequeñas motas estaban teniendo problemas para trepar por la nieve...

Aire tenía en su mente la imagen del futuro. Veía cómo las criaturas se acercaban antes de que llegasen, cómo Tylbat esquivaba los ataques que aún no se habían producido, cómo Flame se limpiaba las babas ácidas y como Leiath rezaba de nuevo a Hala. Pero lo importante era ver el movimiento de la criatura, y sabía donde atacar para hacer más daño.

Entre sus dedos, una llama apareció, y se puso a recorrer la mano de la hechicera, esperando que Aire decidiese el objetivo. La oscura Aire entrecerró los dedos, y las llamas se juntaron. Un gran cúmulo de fuego apareció en la mano y salió disparada hacia uno de los no-muertos.
 

"Demasiado cerca..." Pensó Tybalt al ver cómo el golpe, aun no habiéndole dado, pasó lo suficientemente cerca como para dañar su autoconfianza mágicamente aumentada por el conjuro de Alice. Además, el espadachín pudo ver como sus ágiles y veloces golpes tan solo mellaban al esqueleto sin lograr hacer más que unos curiosos grabados a su óseo rival. Sin duda sería un combate difícil... Por suerte, Becky parecía tener un arma adecuada para hacer trizas el hueso de aquellos enormes esqueletos. Tybalt, concentrado en el combate, no pudo ver el pintoresco lugar del que la maga rubia sacó la maza y tampoco pudo expresar su opinión sobre por qué no se le ocurrió ofrecerle el arma antes de tener a aquellas criaturas encima. Al menos no en este momento.

Por su parte, el tiflin continuaba centrado en su combate personal. Se movía ágilmente frente a su rival, confiando en su velocidad para mantenerlo a raya mientras lanzaba rápidas estocadas intentando buscar las articulaciones de aquella mole de calcio. Pero, a pesar de todo, no era posible asestar precisos golpes sin sacrificar de algún modo su defensa. No obstante, Tybalt no cejaba en su ataque en cuanto encontraba el momento. Tras evitar aquel garrotazo por los pelos y ver cómo un chorro de ácido pasaba por encima de su cabeza, el espadachín aprovechó la finta y el ataque de Flame para girar sobre sí mismo y lanzar un fuerte tajo buscando la rodilla del esqueleto encadenando un segundo corte con el que completaba la circunferencia de su movimiento. Es justo decir que, aunque poco efectiva, resultaba gratificante contemplar la coreografía de Tybalt cuando esgrimía sus espadas.