Partida Rol por web

La luz del relámpago se consume. La sala vuelve a estar a oscuras.

Era tan joven... Pobre hombre. En comparación con el terlén que les vimos devorar, con Bauhauer hay estragos que no son culpa de esta maldita plaga. Debió hacer alguna especie de huelga de hambre. Lo del pecho abierto tampoco tiene sentido. Estas extrañas medusas no llegaron a fagocitar las raspas del terlén, ¿pero pueden consumir la caja torácica de un hombre adulto? No tiene sentido...

Mientras tengan capitán del que alimentarse, los vivos no tienen porqué temer un ataque de la plaga. Pero hay que tomar decisiones...

¿Golpear a los lóbulos, incluyendo la carne muerta que está debajo, hasta matarlo todo? Mancillar así a un cadáver es un poco sacrílego. A los muertos hay que dejarles descansar.

¿Abrir una ventana y tirar el cuerpo al mar, como hicieron con el terlén? Es una persona, merece un funeral como el de Cortapiés. Ambos marineros terminarán como comida para peces, pero para que el alma del capitán descanse en paz, es necesaria una ceremonia para la que no hay tiempo.

¿Sellar la habitación? Los marineros tienen provisión de resina para sellar las fisuras del casco. Podrían cerrar herméticamente la puerta, incluyendo la ranura de debajo. Para esto sí hay tiempo, bastaría con cerrar la puerta y golpear a los lóbulos según se asomasen. ¿Pero quién querría dormir con esas cosas en el barco?

No había terminado de levantar cabeza desde que aquellos lóbulos habían tocado mi preciosa piel. Si normalmente no me gustaba que me tocaran, mucho menos aún, aquellas criaturas. Después de haberme destrozado el brazo tratando de abrir la puerta, eché una mirada de odio a aquel apestoso marinero pues tenía las llaves y decidí cobrarme mi venganza más tarde.

La situación no era la mejor y yo no me encontraba en un buen momento. Por eso aquella situación en la que me veía envuelta me revolvió de nuevo el estómago, no podía imaginar lo que había visto. Pero desde luego que lo que no podía imaginar era como yo me podía estar comportando de aquel modo. Cada vez me parecía más a una estúpida y frágil señorita. No podía ser que todo me estuviera afectando tanto.

Silverio aprovechó la calma reinante para sentarse en la cubierta. De momento todo estaba tranquilo salvo por los sonidos ahogados que le llegaban de sus compañeros. Era el momento de relajarse y cambiar las cuerdas del laud que se habían roto durante la tempestad. 

Tardaría un rato en afinarlas, pero con la misión que le habían encargado tanto daba si estaba unos minutos o si estaba el resto de la travesía. Observó el mar en toda su gloria, era caprichoso y voraz. No permitía que entraran los intrusos en él y los devoraba, o bien con tiburones de cuatro metros o con minimedusas de un palmo. 

Las cuerdas ya estaban cambiadas y tranquilamente las afinó en unos tímidos acordes. 

- Como me alegro de no haber bajado, no se que habrán visto, pero sea lo que sea, prefiero no verlo. 

El marinero revisó el lugar con la mirada no sin cierto temor mientras se aferraba a su acero. - Lo que sea que haya acabado con el capitán, debe haber entrado por la ventana. - Luego, sin apartar los ojos de la oscuridad del cuarto, interrogó a su nuevo jefe. - Tenemos que quitarle esas cosas de encima...

Viktor se quedó mirando la silueta de la butaca. Él es baroviano, supersticioso... También es un hombre viajado, que ha visto mucho a lo largo de su vida. Sus dos facetas están luchando cuando lo que se trata es de manipular un cadáver.

Si espera... los lóbulos consumirán el cuerpo por completo y ya no tendrá que tomar una decisión.

Está bien... esto es lo que haremos. Está demasiado oscuro para que podamos ver a esas medusas. Pero no para Erbrahke y Elbereth. Un gnomo y una elfa no tendrán problemas para distinguir la carne de los parásitos con esta penumbra. Quitádselos todos. No sé cómo haréis para sacar los que están sobre sus pulmones, pero hacedlo.

¿Para qué tocar el cadáver de un hombre, cuando tienes subordinados que pueden hacerlo por ti?

Erbrahke miró con los ojos estremecidos ante la petición tan cruel que le pedía Viktor.

¿Y... y... yo-ooo? - logró decir no sin esfuerzo el gnomo.

Tras ello cerró los ojos y resopló con fuerza, y abrió los ojos lo mínimo para no caerse de bruces al andar con el bastón de forma temblorosa, aunque posiblemente si el resto lo pudieran ver bien verían a poco menos que un ciego dando golpes como si se hubiera perdido. Más que sacar los lóbulos a golpes, parecía que los estaba llamando para que vinieran a por el postre, porque otra cosa...

Entre los lóbulos caníbales y los bastonazos mal dados de Erbrahke, los ligamentos se soltaron y los huesos se partieron. Para cuando acabaron con los parásitos, ya solo había quedado del joven Joss Bauhauer la corona de uno de los fémures y la parte izquierda de la mandíbula inferior, con la mayoría de los dientes.

Elbereth se descubrió la capucha y se secó la frente. Es ahora, tras la bajada de adrenalina que echa cuentas de lo cerca que estuvo hoy de morir, y en cuántas ocasiones.

Listo, señor Das Vracken.

Bien, dejemos que los marineros se ocupen de recoger aquí. Vámonos.

Viktor se asomó a cubierta y dió la señal para que los marineros dejasen de mojarse a la lluvia. El Miseria ya era seguro, todo lo seguro que puede ser un barco teniendo en cuenta los sucesos ocurridos y los extraños compañeros de viaje que van abordo.

En un momento dado, Viktor y Jöel Fiendship, el segundo oficial, se aproximan para mantener una conversación susurrada. Por las caras es una conversación sobria... o hasta tensa.

Póngame en antecedentes, ¿qué ha pasado?

Bauhauer está muerto. Felicidades, ahora es usted el nuevo capitán.

Lo dice como si me hubiese beneficiado de esa muerte...

Recuerdo la historia que el joven Bauhauer contó al comienzo del viaje. Si su padre no hubiese cambiado el testamento, Bauhauer disfrutaría de su pequeña fortuna y la propiedad de este trozo de madera, pero...

...pero yo sería el capitán. Ahora las cosas se han enderezado, ¿es eso?

Más que enderezarse. Con su edad, imagino que Joss no habrá hecho testamento. Déjeme hacer una suposición... ¿la legislación marítima le convierte en propietario?

A la muerte de un capitán, el barco pasa a propiedad de quién indique en el testamento. Si falta testamento, pasa a sus hijos. Si no hay testamento ni descendencia pasa al segundo oficial. Esa zorra que le puso los cuernos a Irwin no exprimirá ni una mísera moneda de cobre más de los beneficios del Miseria.

Todo listo, por esta vez les acompañaré a su camarote-dijo marchándose con Elbereth, Erbrahke, Flame, Silverio y Vaati, el elfo aún inconsciente por toda el agua tragada, pero fuera de peligro.

Ven conmigo, Hakim-y Fiendship se alejó con Hakim.

Cuando Viktor se va y sus compañeros empiezan a seguirle, se puede notar que Erbrhake aún está afectado por la visión del cadáver del capitán, aunque quizás haya algo más...

El marinero quedo un tanto inquieto mientras la elfa retiraba los parasitos del cuerpo del capitán. Esperó paciente por un momento dedicandole una plegaria tradicional al pobre hombre.

Cuando los mercenarios se alejaron con su jefe, se quedo junto a Fienship en una cierta triste solemnidad.

- ?Que haremos a partir de ahora? Estamos en medio de quien sabe donde, sin capitán y a la proxima bestia que se lance sobre la cubierta puede que nos de el golpe de gracia. Tenemos que organizar a los marinos.

Flame se quedó pensativa. Todo aquellol había resultado muy duro, estaba cansada y algo asqueada con el sabor de boca que se le había quedado. Cuando llegó a su camarote se lavó varias veces la cara y la boca. Se sentía cansada, demasiado cansada quizá. Aquella visión del muerto, las medusas recorriendo su piel, los terlenes gigantes, el tsunami. Habían sucedido muchas cosas y Flame se tornaba pensativa y cansada. 

Cuando terminó se tendió en su camastro con los brazos apoyados bajo su cabeza y mirando al techo de su camarote. Allí se tendió a escuchar el oleaje del mar y se concentró en los movimientos de vaivén producidos por el barco.

¿Cuándo llegaremos?

Tranquilízate. Te agitas como un pescado coleando en tierra firme. No es tú papel ocuparte de esas decisiones. Deja que yo dé las órdenes. Deja que sea yo el que piense.

Fiendship se cruza de brazos, meditabundo, pero solo hace que sus imponentes músculos se marquen todavía más.

Llevo muchos años en el Miseria. Este tipo de cosas nunca habían pasado. Con respecto ha otros viajes solo hay una variación que se sale de lo habitual... los que se han embarcado en este barco por primera vez.

No desconfío de ti. Te he estado observando... te mueves bien por cubierta, tienes soltura. Lo que ocurre aquí es cosa de magos, y ningún mago tiene tus manos cayosas de marinero.

Flame y Elbereth, las mujeres siempre traen la mala suerte a un barco. Pero no me considero supersticioso ni temeroso del mal fario...-sin embargo termina la frase escupiendo al suelo para auyentar la mala fortuna-y el capitán Bauhauer está muerto... Así que solo nos queda desconfiar de...

Ese mercader, Dilisnya, y todo ese séquito que le sigue forman un grupo muy heterogéneo. No me puedo permitir desconfiar de todos, pero alguna manzana podrida habrá en el cesto.

Alguien ha manipulado mi mente... Mis recuerdos de Bauhauer están nublados. Nunca puedes estar seguro de quién es capaz de manifestar los poderes mágicos hoy en día ni con qué intención. Quiero que te hagas amigo de nuestros pasajeros. Puedo hablar con otro de los marineros, fingid que os peleáis en el comedor, delante de todos, y tras la pelea busca la empatía de esos mercenarios. Mandaría a alguien de más confianza, pero precisamente por ser el novato eres el marinero del que menos desconfiarían.

Pero de momento... cuéntame qué pasó en la sala de navegación.

De nuevo la tranquilidad del pequeño camarote. Tras la muerte de Aldair ahora tendrían mucho más espacio. Quizás el gnomo podría reemplazar su catre de sacos de algodón por una cama el doble de grande.

Dejen a Vaati en la cama.

Viktor da tiempo a que todos entren y se da prisa en cerrar la puerta del camarote tras de sí.

Ante todo, en este momento me gustaría recordar a Aldair. Nadie dijo que esta travesía fuese a ser fácil. A lo largo de los últimos días, nosotros, un grupo de desconocidos, hemos compartido el vino y la comida... hemos luchado y nos hemos apoyado. Como patrón, quiero que sean conscientes de que sus vidas son tenidas en cuenta y...

Cof, cof... No se me dan bien estas cosas. Mejor pasemos a otro tema.

Esta noche se han dicho dos cosas importantes... pequeñas pistas que podrían ser piezas de un puzle mayor. La primera salió de la boca de ese cocinero... el Mofeta dijo que todos los oficiales tienen llave de la sala de navegación en la que hallamos el cuerpo del capitán Joss Bauhauer. La segunda fue dicha por ese marinero novato que nos acompañó dentro del barco... Hakim, creo que se llama... Dijo que quién mató al capitán tuvo que entrar por la ventana.

No se fíen de Hakim. No se fíen de los dos oficiales que quedan abordo del Miseria: Mofeta y Jöel Fiendship. Es pronto para lanzar acusaciones, pero hay una idea perturbadora que está en mi mente... Si Hakim, Mofeta y Jöel fueran inocentes... quién mató o lo que mató a Joss Bauhauer sigue otras motivaciones y tiene a su disposición capacidades que nos superan. Y si es así... ¡Qué los dioses nos asistan!

Das Vracken abre la puerta y bajo el umbral se da la vuelta y lanza un nuevo comentario:

Según la entrevista que realicé antes de embarcarnos, Aldair Raícesnegadas no tenía parientes vivos al que llevar las pertenencias del difunto. Tienen mi permiso para disponer de esas pertenencias como estimen conveniente.

Lo cual significaba que aquel pago por adelantado de quinientas monedas que llegó a manos de Aldair, ahora ya no era propiedad de nadie, y podría ser repartido entre los presentes... Y ya que Vaati no presenció esta conversación, las quinientas monedas podrían repartirse entre cuatro en lugar de entre cinco.

Flame había escuchado las palabras de Víktor y sinceramente no sentía nada por Aldair su muerte no había supuesto una pérdida en el corazón de Flame con lo que no se inmutó ni tan si quiera se levantó para escuchar las palabras. Pero cuando la coversación pasó a ponerse interesante la cosa cambió.

Flame se incorporó rápidamente del camastro y escuchó atentamente a Víktor, no solo por lo de la recompensa que sin duda estaba muy bien, si no por lo de aquella criatura que podía estar en el barco o por el complot que podía estar sucediendo.

Estar en el Miseria tanto tiempo empezaba a agobiarle en parte, estaban encerrados y rodeados por la nada, eso sin contar la maldita bruma que les seguía a todas partes dotando al escenario de un clima aún más lúgubre.

Pero es que el hecho de estar en peligro, no solo por las criaturas de fuera del barco, si no también por las que estaban dentro le hacían estar realmente alerta.

- Creo que no deberíamos dormir, o al menos no todos a la vez, hagamos turnos por si acaso. No me fío de nadie de este barco y si os digo la verdad, tampoco me fío mucho de vosotros, pero con vosotros no me queda más remedio que tragar. Pero desde luego que estar aquí tantos días aumentan mis ansias y agobios. Lo mejor será ser precavido y permanecer al menos uno siempre con un ojo abierto. En cuanto a las posesiones de Aldair, quedaoslo todo, dadme solo las piezas de oro que me corresponden y si acaso las del bardo también, que para eso está en deuda conmigo.

Mis hechizos para el próximo día:

Nivel 0:

-Resistencia (Abj)
-Detectar Magia (Adv)
-Llamarada (Evoc)

Nivel 1:

-Escudo (Abj)
-Armadura de Mago (Con)
-Rociada de color (Ilus)

Pergamino:

-Rayo de Debilitamiento (Nigr)

Bueno, algo de provecho teníamos que sacar de que Vaati siga en su mundo élfico - dijo el gnomo mientras veía las 125 monedas de oro un consuelo de momento, aunque el hecho que Viktor dijera que no se podían fiar del nuevo terminaría siendo un inconveniente mayor...