Partida Rol por web

Alysa afiló ligeramente su sonrisa, en un gesto de sutil satisfacción.

-Me alegra oir eso. Con respecto a la targeta... mmm... creo que es una buena oportunidad

Terminó la frase susurrando, como si pensase en voz alta.

-Formará parte de tu primer encargo junto a ese cilindro de seguridad. Lo normal sería que yo cojiese ambas cosas pero igualmente terminarían en manos de Dianeira, al fin y al cabo la misión de Silenia era cosa de los templarios. Asi que dado que veo en tus ojos que tu intención es cumplir su última voluntad, no veo motivo por el que debiera pasar por mis manos, lo mejor será que se lo lleves tu personalmente a la catedral junto a esa targeta. Pero antes deja que te diga algo importante.

Silenia era... como una hermana... no... probablemente mucho mas que una hermana para Dianeira, y desde luego ambas eran muy distintas, Silenia era el tipo de persona al que todo el mundo se acerca y admira, en el caso de Dianeira comparten tambien esa admiración, pero su caracter es bien distinto, menos amable desde luego. Sólo quiero que lo tengas presente, en algunas ocasiones los templarios son la gente mas facil de tratar y en otras... la mas dificil.

Alysa finalmente se percató de que quizá estuviese asustando demasiado pronto al nuevo recluta asi que utilizó ahora un tono mas distendido.

-No te preocupes, dejemos de momento a un lado esta cuestión. Ya que has aceptado unirte a esta "familia" es hora de que comiences a disfrutar de las ventajas.

En tu caso no creo que sea necesario que ingreses de forma regular a ninguna de las escuelas, eres un hombre hecho y derecho y estoy segura de que tienes tu propio estilo de combate. Asi que formaras parte del grupo independiente, es decir soldados sin una formación especializada. Esto quiere decir que no dependeras de la tutoría de un maestro, sino que podrás solicitar consejo y formación de cualquiera de las escuelas segun tu criterio. Eso no quiere decir que te puedas "dormir en los laureles", al grupo independiente se le exigirá tanto o mas que a las escuelas especializadas. Normalmente podrás elegir a que misiones acudir, entre mas misiones realices con exito, mayor será tu paga. Sin embargo no olvides que en cualquier momento, el consejo puede preseleccionar a los integrantes de una misión especialmente importante, si se requieren tus servicios especificamente no podrás negarte, aunque obviamente la paga será mayor.

Actualemente hay seis maestros en activo: Nathalya Brightman en al escuela de cazadores, Scott White en ingenieros, Elena Sunfury en evocadores, Avner Terah en invocadores, Eva en psiquicos y por último Dianeira, que dirige la formación tanto de guardianes como de maestros de espadas. Pregunta por ellos si deseas algun tipo de consejo o asistencia, aunque seguramente les vayas viendo por aqui en cuanto empieces a hacer vida normal.

Te alojarás en un apartamento en este edificio, en el bloque del norte, tendrás vistas al lago -dijo acompañando de un guiño- el lugar es un poco laberintico si no lo conces, pero tienes dos opciones, seguir las señalizaciones o simplemente llamar a Alicia y pedirle que te guíe, nuestra IAS te ayudará siempre en lo que pueda, no dudes en llamarla para cualquier pregunta.

Despues del largo discurso, Alysa se sentó de nuevo y comenzó a teclear ante una pantalla holográfica.

-Bien, para completar tu ficha, necesito algunos datos, de donde eres, tus apellidos, a que te dedicabas antes de la guerra, familia etc... El resto de datos físicos los tiene Alicia, que por cierto, te ha encontrado perfectamente sano, no tienes ninguna enfermedad ni problema físico destacable, eso es correcto ¿verdad?.

Por desgracia Gerarlt no podría responder a ninguna de aquellas preguntas.

Alysa parecía alegrarse de mi decisión de unirme a ellos.

Me dijo que mi primera misión era llevarle la tarjeta a Dianeira y por lo que me dijo después seria mejor que la dijera lo de Silenia con mucho tacto.

Me dijo que pertenecía a una especie de grupo independiente lo que significaba que podía elegir misiones siempre que no me asignaras una ellos. Podía ir a ver a los maestros de cualquier campo cunado tubiese alguna duda o si quería aprender algo de ellos.

Me dieron una habitación en el ala norte, la verdad es que no sabia donde estaba así que tendría que pedirle ayuda a Alicia.

Cuando Alysa termino de explicarme esas cosas se sentó y me pidió mas datos que no podía darle.

-La verdad es que no puedo darte esa información, no me malinterpretes no es que no quiera pero solo tengo memoria desde hace 2 años, no recuerdo nada de mi pasado, solo recuerdo luchar contra esos bichos de la superficie para poder vivir.-

-Espero que esto no cause problemas.- Pensé para mis adentros. 

Alysa pareció ciertamente sorprendida de escuchar aquello.

-Oh... lo siento. -se disculpó- De todas formas esa información es importante, tu ficha tambien estará a disposición del personal competente en el centro médico, una amnesia que dure dos años es... muy rara, y probablemente irreversible, pero quizá puedan ayudarte, cuando tengas tiempo puedes ir allí, quizá haya algun tipo de tratamiento o ayuda.

Finalmente se levantó de la silla con una sonrisa y una actitud que pretendía quitar peso al asunto. No parecía dispuesta a emitir juicio alguno, aparentando plena confianza en las palabras Gerarlt.

-Bien, entonces es suficiente, respecto al cilindro será mejor que lo lleves cuanto antes, es importante, luego podrás descansar, tomatelo con calma de momento y disfruta de tu nuevo hogar.

Normalmente la cantina es lugar de reunión para miembros de todas las escuelas, allí podrás conocer mucha gente y estar al tanto de las misiones que se van a llevar a cabo, aunque una vez mas, preguntar a Alicia puede ser suficiente.

Caminó y se puso de nuevo ante Gerarlt, ofreciendole otra vez la mano.

-Espero que podamos vernos a menudo, todos los miembros del consejo incluida yo estamos para ayudar asi que no temas ser un poco mas... hablador.-e hizo otro guiño-

Aquello era un bien intencionado consejo mas que una crítica.

Cuando la dije lo de mi memoria pareció sorprenderse y por lo que me dijo, ha pesar de ser difícil, quizá en el centro medico pudieran ayudarme a recuperar mi memoria.

-No tengo nada que perder por intentarlo.- Aunque a estas alturas no sabia si recuperar mi memoria seria algo bueno o malo, al principio si que tenia ganas de recuperarla, pero después de tanto tiempo ya estaba acostumbrado a no saber quien era antes de estos dos años.

Lo primero que tenia que hacer era llevarle el cilindro a Dianeira, después de todo era por lo que había venido. Después por lo que me dijo Alysa podía tomarme un descanso y acostumbrarme a esa fortaleza un poco. Ir a la cantina me parecía una buena idea ya que allí podía encontrar a alguien que me enseñara a controlar el fuego.

La presidenta se levanto y me ofreció la mano otra vez, yo se la estreche a modo de despedida.

-También espero que nos podamos ver a menudo, a sido un placer conocerte.- La dije con una sonrisa.

Me di la vuelta y salí del despacho de la presidenta.

Ahora tenia que encontrar la salida de ese edificio e ir a la iglesia donde estaba la maestra templaria.

La catedral templaria, la edificación mas impresionante de Elysium, hogar de los templarios, toda ceremonia religiosa tiene lugar aqui, asi como la mayoría de actividades de los templarios, desde las misas a los entrenamientos de combate real.

La cateral está rodeada de vegetación pero está a escasos dos minutos a pie del edificio central del geofrente donde sen encuentran las escuelas de las otras dos facciones, siguiendo diversos caminos que salen de la catedral se puede llegar a pequeños templetes y parques bien cuidados con continuos simbolos religiosos, en su mayoría cruces. La majestuosa catedral se alza sobre terreno sagrado, denominado asi por los propios templarios los cuales son bastante estrictos en lo que a las normas a seguir en su zona, normas que por lo general hasta los cabalistas respetan, no por su utilidad, sino por el mero orden del geofrente.

Custodiando las inmensas puertas de la catedral hechas de gruesa madera tallada con todo tipo de grabados y simbolos, hay siempre dos guardias templarios para asegurarse de cumplir las sencillas pero estrictas normas dentro del faraonico templo.

El interior es simple y llanamente, glorioso, perfecto, cuidado, como si se tratase de una catedral recien construida en el siglo 18 las complicadas vidrieras muestran escenas increiblemente bien representadas que proyectan luz a cada zona del templo y al fondo, un enorme rosetón que ilumina el altar en una estampa casi divina. Los canticos resonaban como venidos del mismisimo trono de Dios.

A ambos lados de la catedral, en salas independientes de la sala principal de ceremonias, estan las zonas de entrenamiento y la gran biblioteca templaria, y tras la catedral a unos trescientos metros de la misma unos barracones donde estaban los apartamentos de los templarios.

Cuando Gerarlt llegó a la entrada pudo ver de nuevo en aquellos templarios aquella estética en sus armaduras similar a la de la Synphogear, aunque quizá estas no tenían tantos componentes electrónicos. Uno de los dos guardias, un templarios de dos metros de altura y mas corpulento aun que Gerarlt le dió el alto, tenía un claro acento frances.

-Dejeme veg su identificación ,pog favog.

Una vez mostrada la recien adquirida targeta de manos de la presidenta del consejo el templario hizo sus comprobaciones. Su casco integral no permitía ver el rostro, pero si una melena rubia que asomaba por debajo.

- De acuegdo Geralt, supongo que deseas hablag con Dianeiga, te acompañagué a la sala de entgenamiento. Ahoga estas en lugag santo asi que debes cuidag tu... pgocedeg.

Desde luego parecían mucho mas cautos que la confiada presidenta. Aquel templario caminó delante de Gerarlt, y sería la primera vez desde que la escasa memoria de Gerarlt recordaba, que se topaba con un hombre mas grande que él.

La catedral era amplia y el silencio posterior del templario hacía que los pasos de ambos retumbaran. Gerarlt podría elegir entre mantener ese silencio hasta su destino, o plantear alguna cuestión a su guía, el camino no parecía corto a través de los largos y decorados pasillos.

Comencé a caminar hasta que encontré la salida de aquel edificio.

Una vez fuera vi la gran catedral, estaba cerca del edificio del que acababa de salir así que me dirigí hacia el, el edificio estaba rodeado de vegetación y en comparación con los demás edificios de aquella ciudad este parecía más antiguo. Se parecía a algunos de los edificios que había en la superficie pero este no estaba en ruinas y era enorme.

Cuando llegue a las puertas del enorme edificio un guardia con armadura de templario me pidió la identificación así que saque mi recién adquirida tarjeta y se la pase. Aquel guerrero era mas corpulento que yo, cosa a la que no estaba acostumbrado ya que la poca gente que había visto hasta ahora no era tan grande. Por su acento deduje que no era de este país y por debajo del casco se le veía una melena de color rubio.

Me dijo que ese lugar se consideraba santo y se dio la vuelta para que le siguiera.

-Así que cada edificio tiene sus normas, tendré que tener cuidado.-

La catedral por dentro era impresionante y tenia unas vidrieras enormes y preciosas.

El camino hasta el lugar en el que estaba Dianeira parecía largo así que decidí intentar hablar un poco con el corpulento templario.

-Esas armaduras parecen pesadas,¿no os molestan cuando lucháis?-

La verdad es que tenia cierta curiosidad, parecían utiles para protegerse de los golpes pero devian de limitar mucho los movimientos.

Los conocimientos de Geralt con respecto a religión moderna eran mas que limitados, mas aún para su desvanecida memoria pero eso no quitaba para que el guerrero demostrase cierta habilidad de razonamiento y observación. El aspecto de todo cuanto le rodea recuerda a la tradición cristiana, hay muchas referencias, entre las mas obvias y frecuentes, el simbolo de la cruz, presente en todas las armaduras templarias que Geralt había visto hasta la fecha. Sin embargo, en aquel enorme templo albergaba obras pictóricas antiguamente consideradas paganas, o de otras religiones como el islam. En aquel templo convivían de manera sorprendentemente pacifica muchos de los credos anteriores al apocalipsis.

El templario guardian no tardó en contestar, y lo hizo sin apice de duda.

-Todo templagio debe alcanzag la fogma fisica necesaguia paga que la agmaduga no sea ningun impedimento en el combate. Esta nos hace pgacticamente inmunes a los debiles zagpazos de demonios menoges como los stlakegs. Es y debe seg nuestga segunda piel.

Era curioso, nisiquiera ante la presidenta Alysa o dentro de aquel "lugar santo", habían obligado a Geralt a desarmarse, incluso cuando estaba clara su habilidad para bladir sus espadas y su fuerza física.

-Hemos llegado...

Ambos llegaron ante una puerta doble de madera que daba acceso a una sala bastante grande de entrenamiento donde había un grupo numeroso de templarios entrenando tanto con espadas como artes marciales, todos con sus armaduras. Los ojos de Geralt no tardarían en percatarse de una de las figuras mas gloriosas de aquella sala, una armadura similar a la de la templaria caida en medio de Nueva York, la última de lo que antaño fueron los guerreros mas fuertes de la humanidad y la gran élite de los templarios. La ultima Synphogear, y por tanto, la maestra templaria.

Portaba una espada de tipo katana a dos manos con numerosos componentes eletrónicos, y su estilo de lucha recordaba a una mezcla de kendo y mandoble.

El templario no la llamó, se detuvo ya dentro de la sala y esperó paciente a que ella les viese a ambos, echo que no tardó en producirse.

A medida que se acercaba Geralt pudo observar varias cosas, la mas sorprendente era que medía mas que él y la gran mayoría de templarios presentes, 1,90 medía aproximadamente, aunque no era tan corpulenta ni mucho menos, sus piernas eran largas y tremendamente atléticas. Cuando llegó ante ambos, se quitó el casco, revelando un rostro pálido, pelo largo, negro y liso hasta los hombros y unos ojos azules penetrantes.

-Dianeira- ¿Que sucede?.

Preguntó sin mas de forma mucho mas seca que cualquiera de las personas que Geralt había conocido ese dia, desde luego nadie allí parecía aun al corriente de los sucedido con la penúltima Synphogear y su inacabada misión.

La imponente y a la vez bella maestra templaria dejó sus ojos clavados en los de Geralt, no escondería su mirada analítica ante alguien que no conocía y presentaba un aspecto tan... peculiar.

A pesar de que no sabia prácticamente nada de religión de ningún tipo, si que observe que esa religión se basaba en el cristianismo, recordaba haber leído algo sobre ella muy por encima y reconocía algún símbolo de las iglesias en ruinas de la superficie.

El soldado no tardo en responderme, -deben de tener un entrenamiento especial y muy duro para que no les moleste la armadura.- Estaba seguro de que yo no podría luchar con todo eso puesto.

Se me hacía especialmente raro que en ningún lugar me hicieran desarmarme, mostraban mucha confianza en los extraños y prefería que fuera así, no estaba acostumbrado a estar sin mis espadas.

Llegamos ante unas puertas dobles de madera. Al entrar en la sala observe que era una sala enorme y que había un montón de templarios entrenando, con y sin armas, pero todos con armadura, aunque había una armadura que sobresalía entre las demás, se parecía a la armadura de la templaria muerta así que supuse que esa debía de ser Dianeira.

El templario no la llamo cuando llegamos sino que espero a que ella nos viera, mientras esperábamos me fije en que tenia una espada que no recordaba haber visto nunca y su estilo de combate era peculiar.

No tardo mucho en vernos y comenzó a caminar hacia nosotros, lo que mas me llamo la atención era su altura, era bastante mas alta que yo pero no tan corpulenta, tenia unas piernas largas y atléticas y cuando se quito el casco vi su rostro, era un poco pálida y tenia los ojos azules y el pelo negro, era muy hermosa.

Cuando hablo lo hizo de forma seca, como molesta por interrumpir su entrenamiento.

-Me llamo Geralt, acabo de llegar a esta ciudad y me gustaría hablar contigo en privado, es importante.-

La verdad es que no me gustaba la idea de contarle lo sucedido en una sala llena de templarios entrenando.

Se produjo un silencio incómodo tras las palabras de Gerarlt, Dianeira permanecía con la vista fija en él, hasta que finalmente posó su mirada sobre el enorme guardian que había hecho de guía, no hicieron falta palabras.

-Templario- Con su pegmiso, maestga Dianeiga, volvegué a mi puesto de guagdia.

Hizo una leve reverencia y se fué dejando solos al recien llegado y a la synphogear. Sin decir palabra Dianeira se dispuso a abandonar la sala por otro camino, la invitación a seguirla estaba implícita.

Desde luego ella no parecía del tipo hablador o el tipo de persona que acostumbre a bromear. A su continua seriedad unos la calificarían de templanza, otros de disciplina y otros de desagradable. Había muchos puntos de vista, lo que si estaba claro es que parecía opuesta a la presidenta Alysa, almenos en cuanto a la oratoria.

Ambos no tardaron en llegar a la capilla, un lugar amplio y solemne, quizá no era lo que Geralt tenía en mente cuando quiso decir "en privado", pero lo que si era cierto es que a pesar de haber acabado en una sala tan grande, a esa hora estaba totalmente desierta en lo que a personas se refiere.

Dianeira se limitó a apollarse en una de las columnas, al lado de las filas de bancos que miraban hacia el altar, Geralt podría sentarse o permanecer de pié. Estaban totalmente a solas, y lejos quedaba el sonido de las espadas y golpes de los entrenamientos.

-Dianeira- Asi que eres el último superviviente... -dijo a modo de observación, pero no tardó en ir al grano- ¿que es eso tan importante?

Dianeira seguramente a estas alturas hubiese hecho sus especulaciones, creyendo saber casi con seguridad lo que Geralt le iba a decir, pero quizá esta vez, se estaba equivocando...

Dianeira siguió mirándome fijamente un rato mas y después miro al otro guerrero, sin decir palabra el guerrero se despidió y se fue. 

-No parece una mujer muy habladora, y parece que a los demás no les hace falta que las diga.-

La templaria salio de la sala y empezó a caminar, no me dijo que la siguiera pero estaba claro que era lo que debía hacer así que comencé a caminar detrás de ella.

Llegamos a una sala enorme y Dianeira se apoyo en una de las columnas, la verdad era que esperaba que fuéramos a una especie de despacho como el de la presidenta, pero esa sala estaba vacía y a mi me valía con eso. Me coloque delante de ella, también permanecí de pie, mas por respeto que por otra cosa.

Decidí contarle lo sucedido sin dar rodeos, por lo poco que había visto de Dianeira me pareció lo mas correcto. 

-Veras, en la superficie, antes de saber de la existencia de esta ciudad, me encontré con una guerrera que portaba una armadura que se parecía a la tulla. La estaban atacando un montón de bestias y fui en su ayuda, pero cuando llegue ya era tarde. Cuando mate a la bestia que parecía el líder del grupo fui corriendo hacia ella y cure sus heridas, pero aun así murió. Según la presidenta debió de morir por una maldición pero yo no se de esas cosas, solo se que no pude salvarla, pero antes de morir me dijo que te buscara y te entregara esto.- Saque el cilindro y se lo ofrecí. -Creo que también deberías tener esto.- Y le ofrecí la tarjeta de la guerrera en la que ponía Synphogear.

Después de contarle todo me quede mirándola esperando su reacción, no creía que esa noticia la gustara mucho.

Como cualquier otra persona, el primer pensamiento de Dianeira fue de negación, no creería las palabras de aquel desconocido tan a la ligera, pero cuando vió la targeta del traje de Silenia, su rostro se congeló...

A traves de su mutismo, de su inmovil expresión, Geralt pudo casi sentir como el corazón de la maestra templaria era atravesado. Tras aquella fachada de templanza, un alma gritaba del mas insufrible dolor, dolor que paralizaría a la que actualmente era la templaria mas fuerte sobre la faz de la tierra. Aquella fuente de luz, inspiración y valentía, se sostenía ahora en pie temblorosa, su rostro empalidecía y sus pupilas empequeñecieron mientras enfocaban la inmensidad, probablemente un mar de recuerdos e imagenes que estaban lejos de aquella capilla.

Ni siquiera la trabajada fachada de serenidad de Dianeira fue capaz de ocultar a los ojos de Gerarlt lo que la difunta synphogear significaba para la maestra templaria, "Una hermana... no, quizá mas que eso". Vinieron a la mente de Geralt las palabras de Alysa, y no se había equivocado. ¿Pero que hacía aquella tragedia peor que las demas? ¿acaso no había sido exterminada de igual forma el resto de la humanidad?. Sería pronto para saberlo, pero la muerte de Silenia y lo que en el futuro acontecería, retumbaría en el delicado hilo de la historia.

Pasaron los segundos, largos y pesados hasta que Dianeira tomó ambas cosas que Geralt le ofrecía, de algun modo parecía saber el contenido del cilindro, solo tenía ojos para la tarjeta, hasta que habló, sin fuerza alguna en su voz, como agonizante humano herido mortalmente.

-Dianeira- Gracias... por lo que has hecho, no lo olvidaré.

No la olvidaré...

Dicho aquello caminó hasta sentarse en el primer banco mas cercano al altar mirando hacia el mismo, con los codos apoyados en las rodillas, abatida. Puede que lo mejor es que se quedase sóla para despedirse, probablemente con una oración.

Seguramente Gerarlt tuviese algo mas que decir, o quizá preguntar, pero no hacía falta ser ningun lince para darse cuenta que era un momento pésimo, y que la catedral no se iba a mover de allí de momento, podría acudir sin problemas en otra ocasión.

En un principio no parecía creer en mis palabras, hasta que la mostré la tarjeta, cuando la vio su rostro cambio, fue como si una parte de ella misma hubiese muerto junto a la otra guerrera.

Su rostro sereno hasta el momento mostró mas dolor del que pensaba que un rostro podría mostrar.

Pasado un rato tomo el cilindro y la tarjeta de mis manos, pero parecía que no el cilindro no le importaba, solo miraba la tarjeta.

Camino para sentarse en un banco que había cerca y se quedo allí, abatida.

-Creo que lo mejor sera que la deje sola para que lo asimile.- 

-Lamento mucho su perdida.- Una vez dicho esto me di media vuelta y salí de la catedral.

Al parecer tenia tiempo para hacer lo que apeteciera pues nadie me había dicho que tuviera que hacer nada así que me dirigí hacia edificio principal para ir a las instalaciones medicas.

Solo el eco de sus propios pasos acompañó a Geralt hasta la salida. Una vez en el exterior volvió a encontrarse con el enorme guardian, el cual se limitó a asentir a modo de despedida, una vez superados los jardines, Gerarlt accedería de nuevo al enomre bloque frontal.

Una vez en el interior de la enorme pirámide, desde la amplia parte central es facil encontrar el camino a cualquier sitio, ya sea una escuela de alguna disciplina, la cantina, la sala del consejo, salas de entrenamiento y por supuesto el centro medico, uno de los mejor señalizados.

El centro médico imita la estética de un hospital o centro de investigación médico de vanguardia antes del 2130, el aire en el interior es continuamente depurado y la higiene casi perfecta, aunque si algo llamaba la atencion es que a pesar de haber innumerables habitaciones, salas de espera, quirofanos y demas, apenas había gente, si bien alguna enfermera se veia pasar al fondo de algun pasillo, aquel era un lugar "en blanco" tanto por iluminación, como por presencia en él.

Había una recepción y una chica joven tras el mostrador con el típico uniforme de enfermera. Lo cierto es que pareció algo sorprendida al ver entrar a Geralt, su mirada lo decía, casi hasta el punto de estar... intimidada, era comprensible dado el aspecto poco ortodoxo del recien llegado.

No dijo nada...por si acaso...

Al salir de la catedral me di cuenta del silencio que reinaba en ella, pues solo oía el eco de mis pisadas.

Cuando llegue a la salida vi al guardián que se despidió de mi con un movimiento de cabeza e hice lo mismo.

Atravesé los jardines que separaban los dos edificios con bastante rapidez. Una vez dentro del edificio principal pensé en llamar a Alicia pero el camino estaba tan bien indicado que no me hizo falta.

Cuando llegue a las instalaciones medicas me quede sorprendido, eran mucho mas grandes de lo que esperaba y todo era de color blanco, había menos gente de lo que me esperaba en las instalaciones, y muchas salas que no sabia para lo que servían.

-Supongo que no vendré mucho a este sitio.-

Me fije en que había una recepción con una joven tras el mostrador, así que me dirigí hacia el para preguntare si había alguien que pudiese atenderme.

Según me iba acercando pude ver que la recepcionista parecía asustada o intimidada, no estaba muy seguro. -Es la primera persona que reacciona así al verme.- Aunque tampoco me sorprendió mucho pues hasta ahora solo había tratado con guerreros y con la presidenta.

Me acerque a donde estaba y en el tono mas cordial que pude la dije: -Hola, ¿hay alguien a quien le pueda hacer una consulta sobre perdida de memoria?-

También saque la tarjeta que me dio la presidenta para ver si así se relajaba un poco.

Apenas era una jovencita, no superaría en mucho los 18 años, tampoco parecía que llevase en el puesto de recepcionista mucho tiempo. Geralt, a pesar de haber perdido la memoria era ya un hombre con 30 primaveras a sus espaldas y la madurez correspondiente, sabría comprender aquel nerviosismo.

-Enfermera- S-si, por supuesto.

COn la mano algo temblorosa cojió la targeta, la pasó por un lector, y la devolvió rapidamente, luego cojió un pequeño telefonillo y esperó respuesta a traves de él.

-Enfermera- Doctor Smith, tiene una visita, le envio los datos...-esperó respuesta- ... de acuerdo.

Cortó la comunicación y se dirigió a Geralt de nuevo.

-Enfermera- Pase a la consulta uno, le está esperando.

Señaló con el dedo la puerta que debía cruzar, estaba al otro lado de la sala de espera, no había perdida.

Una vez en la consulta, bueno, Geralt se encontró probablemente con lo que se esperaba, una habitación limpia, blanca, con diversos aparatos de análisis, una camilla, un par de sillas y tras el escritorio, un hombre, cuando menos, peculiar.

-Doctor Smith- Adelante...

Era un tipo bastante, sombrío, y aunque llevaba la bata blanca encima, debajo se destinguian ropas propias de una funeraria. Su mirada era una mezcla entre despreocupación y aburrimiento, su blanquezino color de piel tampoco ayudaba a darle un aspecto alegre y su pelo era negro azabache con un peinado algo deshecho.

En su voz no había energía, era grave, propia de un hombre que ya pertenece al club de los 40. Desde luego la palabra "alegría" no pegaba con el buen doctor.

-Mmmm... asi que tu eres el recien llegado, tengo entendido que no has traido precisamente buenas noticias de ahí fuera, es una lastima. Yo soy el doctor Smith, Jhon Smith.

De pronto hubo un par de detalles sutiles por parte del doctor Smith, miró durante unos intantes al suelo, al lado de Gerarlt, donde se encontraba... nada, no había nada, salvo la poca sombra que la figura de Gerarlt pudiera dar, luego volvió a mirar a los ojos al guerrero y pareció llegar a alguna conclusión. Aunque su voz seguía apagada y aburrida.

-Aham... ya veo... y...¿en que puedo ayudarte... Gerarlt?.

Desde luego no era la imagen que uno tiene de un médico.

Parecía que la recepcionista no llevara mucho tiempo en el cargo, después de todo tenia la sensación de que la joven no llevara mucho tiempo en el puesto. Cogió la tarjeta con la mano algo temblorosa y la paso por una especie de lector y me la devolvió con rapidez.

Mientras mantenía una conversación a través de un telefonillo mire la sala al rededor,-¿cuantos médicos habrá en este lugar?- Pues había bastantes personas y muchas de ellas eran guerreros.

Mientras estaba pensando en mis cosas la enfermera me dijo que pasara a una sala y me la señalo con el dedo.

-Gracias.-

Y me encamine hacia la sala que me dijo, cuando abrí la puerta lo que vi no me sorprendió pues era una sala blanca como el resto del lugar, sin embargo tras el escritorio había un hombre que desentonaba bastante con el lugar, no parecía el típico medico pues debajo de la bata tenia un traje que parecía de funeral, ademas tenia la cara muy blanca y su pelo era el mas negro que había visto hasta ahora, el contraste y la expresión de su cara que era una mezcla de aburrimiento y despreocupación le daba un tono siniestro al doctor.

Me dijo que pasara y eso fue lo que hice, cerré la puerta a mi espalda y espere un rato.

Se presento y se quedo un rato mirando al suelo, mire a donde el estaba mirando pero no vi nada, así que volví a mirar al doctor.

-Es un tipo interesante.- Pensé para mis adentros.

Me pregunto en que podía ayudarme y procedí a explicarle mi problema.

-Veras, no recuerdo nada desde hace dos años y quería saber si teníais algún tipo de tratamiento o algo que me pudiera ayudar a recordar mi vida pasada.-

No había mucha expresividad en el doctor, su rostro permanecía pasivo, casi hasta el punto de dar la sensación de que no tenía interés en lo que escuchaba o en cualquier cosa.

-Ah... memoria... mmmm... una amnesia tan prolongada es normalmente irreversible, quiere decir que el daño en el cerebro ha sido tan grande que los recuerdos se han perdido por completo, a menos que...mmm...

Se levantó y caminó a ritmo calmado hasta rodear la mesa e indicó a Geralt que se sentase en la camilla, acto seguido colocó dos parches en sus sienes y encendió una de tantas maquinas de diagnóstico de la sala.

-Alicia, inicia escaner y dime si hay rastros de daños cerebrales con posibilidad de perdida de memoria.

En pocos segundos la adorable IAS apareció en forma de holograma y emitió su diagnóstico.

-Alicia- No se han detectado rastros de daños graves o irreversibles, tan solo indicios de golpes leves en el cráneo, probablemente derivados de los combates. Causa de la amnesia desconocida.

El doctor Smith no pareció sorprendido, es mas, parecía esperar esa respuesta. Quitó los aprches de nuevo y volvió a sentarse tras el escritorio, Alicia se quedó observando a ambos por si se requerían de nuevo sus servicios.

-Smith- Si el causante de esa amnesia es sobrenatural (como parece serlo) hay poco que este médico pueda hacer... -dijo refiriendose a si mismo- sin embargo...

Hizo una pausa mientras afilaba su sonrisa.

-... hay alguien muy especial, sobretodo para ti, en Elysium, que seguramente pueda ayudarte. No es otra que la joven maestra psiquica. No te dejes engañar por su apariencia o por su personalidad, ella es alguien muy capaz, y única.

Dejó caer todo su peso sobre el respaldo de la silla y concluyó.

-Lamento no ser de mas ayuda...

A pesar de las apariencias o de la forma de decir las cosas no parecía un aficionado en el campo de la medicina, había un deje de experiencia notable, tampoco había motivo alguno para que mintiera.

El doctor no pareció sorprenderse por mi amnesia, y si lo estaba su rostro no lo reflejo, parecía una persona muy fría.

Se levanto de su silla y me indico que me sentara. Cuando lo hice coloco algo en las sienes y encendió una maquina.

Le dijo a Alicia que comenzara con el escaneo y al rato apareció la forma holográfica de la joven que ya conocía.

-¿También se encarga de asuntos médicos? Si que está ocupada.-

El diagnostico de Alicia dio como resultado que no se sabía el porque de mi amnesia.

El doctor tampoco pareció sorprenderse en esta ocasión, parecía que nada podía perturbarle. Me quito los parches que me había colocado y volvió a sentarse en su silla. Al parecer el no podía ayudarme, sin embargo me dijo que la joven maestra psíquica si que podría ayudarme.

-Por lo menos ya tengo por donde continuar.-

Me levante de la camilla.

-Muchas gracias por todo doctor, ha sido de mucha ayuda. Alicia ¿me podrías llevar hasta la maestra  psíquica?

Ademas tenia pensado preguntarle a algún maestro si podía enseñarme a controlar mi poder con el fuego, si la maestra psíquica no podía si que sabría de alguien que pudiera hacerlo.

El siniestro doctor se quedó mirando la partida de Geralt con aquella inquietante sonrisa.

-Ah... no hay de qué, te deseo suerte.

Era curioso que aquel peculiar y apagado hombre fuese un cirujano y médico de renombre, pero lejos de acabar, la dispariedad de personas que Geralt conocería, acababa de empezar, de echo se dirigía a conocer a una de las personas en cuyo alrededor se concentraban todo tipo de rumores, e incluso una marginación casi cruel, con el tiempo hasta el recien llegado podría comprobarlo, o no...

Alicia por supuesto guió gustosa a Gerarlt a traves del bloque militar, no tardaron mucho en llegar al ala de los cabalistas.

Al llegar, el camino transcurre por un pasillo muy ancho, con diversas puertas a distintas salas, todas ellas bien señalizadas, desde los servicios, areas de descanso, salas de ordenadores o cuartos de limpieza. Sin embargo, llegado a un punto, el pasillo se ramifica en otros tres, que terminan cada uno en una compuerta doble con un letrero encima iluminado. La primera puerta por la izquierda pone "Escuela de Psiquicos" la del centro "Escuela de Evocadores", la de la derecha "Escuela de Invocadores".

Alicia se detuvo ante la puerta que daba acceso a la escuela psíquica y el holograma miró a Gerarlt con su simpatía e inocencia habituales.

-Alicia- Hemos llegado, la maestra Eva se encuentra en el interior, ¿deseas algo mas?

Preguntó, servicial, si Gerarlt no tenía nada mas que tratar con ella, desaparecería y dejaría la decisión de entrar o no al guerrero. Quien sabe, si realmente la persona que se encontraba en el interior podía ayudarle a recuparar la memoria, es probable que la vida de Geralt diese un giro inesperado, era un paso importante.

La verdad es que el doctor era una persona muy peculiar pero seguro que había gente mas particular en esa ciudad.

Alicia me guió por las instalaciones asta que llegamos a un pasillo ancho y con puertas a ambos lados.

-Este sitio cada vez me parece mas grande.-

Al final el pasillo de dividía en tres y cada uno terminaba en una escuela, por lo que ponía en los letreros en una de esas escuelas era en la que podían enseñarme a controlar el fuego aunque no sabia en cual de ellas, pero eso no era lo que había venido a buscar en este momento.

Alicia se detuvo ante la puerta de la izquierda, que era la de la maestra psíquica.

-Gracias por mostrarme el camino Alicia.-

-Entrar y tener la posibilidad de recuperar mis recuerdos o quedarme aquí fuera y buscar otra cosa que hacer.- La verdad es que era una decisión difícil ya que no sabia lo que podía recordar.

-¿Que era yo antes de estos dos años?¿Porque desperté en un campo de batalla?- Eran cosas que siempre había querido saber, pero ahora que tenia la oportunidad no estaba tan seguro.

-Bueno, ya que e llegado hasta aquí...-

Me dirigí hasta la puerta dispuesto a entrar en el interior y conocer a quien podría ayudarme.