Partida Rol por web

02 de Septiembre del 2131, base militar a las afueras de Israel. Dia de descanso.

Despues de los debidos ejercicios, Alexandra propuso a Adirael un entrenamiento. El psiquico sabía que entrenar con Alexandra no era ningun juego, ella llevaba el combate a otro nivel, a un nivel al que incluso un gran maestro de artes marciales como Adirael le costaba llegar.

Sin embargo aquel dia, Alexandra fue un paso mas allá, no empuñó a Maljut, un synphogear no empuñaba nunca una espada sagrada contra otro humano, independientemente del motivo, pero si empuñó una espada de entrenamiento, que basicamente era como un shinai, dura, pero sin filo alguno.

Adirael era libre de escojer el arma, aunque generalmente era mucho mas efectivo con sus puños. Antes de comenzar, Alexandra puso música ambiental, la novena sinfonía de Beethoven, parecía gustarle mucho.

-"Joy, beautiful spark of the Gods, daugther of Elysium, we enter drunk with fire, heavenly one, you shrine!".

Alexandra citó parte de la lírica de la obra traducida al ingles, cierto es que perdía su esencia al cambiar el idioma, pero el significado era para ella grandioso.

-Espero que no te importe, quería un entrenamiento especial hoy. ¿Preparado?.

Normalmente, en los entrenamiento regulares sin armas, Adirael, plantaba cara sin mayores problemas a Alexandra, incluso a veces era ella la que mas golpes recibía, pero en aquella ocasión, fue distinto, muy distinto, parecía que sólo con escuchar aquella musica, la templaria alcanzaba la perfección, se movía mas rapido, era impredecible, era capaz de ver todos los ataques del psiquico, incluso hacía que aquello pareciese facil.

No hubo piedad (dentro de lo que cabe) para el psiquico, en apenas dos minutos de combate el cuerpo de Adirael dijo "basta", había recibido golpes no precisamente suaves en todo su cuerpo y sus rodillas se negaron a reponder, haciendole caer ante la inamovible figura de Alexandra, en cuyo rostro, no había maldad o arrogancia, sino una determinación inusual para tratarse de un entrenamiento.

Apuntó a Adirael con la espada, mostrando severidad pero a la vez, interés por el psiquico.

-Adirael, te he vencido... -sentenció.- ... pero imagina por un momento, que esto no es un entrenamiento, que esto es real y que encaras a tu enemigo, un enemigo que te supera en fuerza. Un enemigo que tarde o temprando tendremos que afrontar.

Debes tomar una decisión, una decisión que en cualquier caso, puede llevar al desastre. La primera opción es huir y tratar de vencerme otro dia, eso no es ser cobarde, es una muetra de inteligencia sobre el orgullo, es buscar una segunda oportunidad, es aprender y adaptarte para luego salir victorioso y puede que algun dia, tengas que tomar esta opción y aceptar el sacrificio que conlleva.

Pero llegará el dia en que tengas que tomar la segunda opción...

La magistral musica de Beethoven parecía darle aun mas peso a sus palabras, continuaba en pie apuntando a Adirael con la espada, aprovechandose de su posición de vencedora, obligando a Adirael a escuchar.

-... llegará el dia en que ya no puedas huir, en que no puedas retirarte para intentarlo de nuevo mas tarde, ese dia te hayaras arrodillado, como ahora, sin fuerzas, con tu cuerpo al límite y la esperanza abandonandote.

Cuando llegue ese dia... levantate, aun cuando tengas las piernas rotas, levantate, aun cuando tu sentido del equilibrio esté destrozado, levantate, cuando tu enemigo se alce ante ti victorioso e invencible, levantate. Porque tu tienes la fuerza, tu mente la tiene, si posees la convición, tu mente lo hará realidad.

Adirael, eres diferente a mi, no me refiero a la fuerza, tampoco a la voluntad, yo nunca tendré la primera de las dos opciones, pero llegado el momento, tu si la tendrás.

Y sé que sabrás elegir la correcta.

Finalmente sonrió, esperando que Adirael se levantara.

Finalmente, el ultimo de los espadazos de Alexandra, traspasó el traje de combate de Adirael, cortando su pecho desde la clavicula hasta el vientre, el fuego combustionó, abrasando toda la zona de alrededor y lanzando sangre quemada por doquier. Aquel sería el final del último Alfa, aunque no sería una muerte rápida, su vitalidad le permitiría ver como al intante el resto del equipo se derrumbaban uno tras otro, pues era la fuerza y la guía de la mente de Adirael lo que los mantenía aun conscientes.

La primera en caer fue Saryn, cayó inconsciente al suelo como un peso muerto, luego las fuerzas abandonaron a Geralt deshaciendo la invocación del viejo Knurlcarath.

-Knurlcarathn- ¡Maldición! la invocación ya no se sostiene... arg... ¡WAAAAAAHHHJJJ!.

Bramó con todas sus fuerzas antes de desaparecer, mientras Geralt caía al suelo de la misma forma que Saryn. Yehudith desapareció de la misma forma, tal vez de forma menos dramática, estaba debilitada pero una ligera sonrisa se dibujó en su rostro antes de que se transormara en volátiles cenizas. Finalmente Raven se vió incapaz de seguir en pie, no podía sostener el arma ni aguantar el peso de la armadura su mente se negó a saguir manteniendo la consciencia.

La muerte se cernía sobre ellos en aquella noche oscura, sólo iluminada por el fuego destructivo de Alexandra, por sus relampagos y chisporroteo de su espada.

Alexandra, observó como todos caían vencidos al suelo, esa era la debilidad humana, dependían los unos de los otros, los debiles se escudaban en los fuertes. Cobardes, débiles, esa raza no merecía un sitio en el universo.

Era hora de rematar a sus victmas y volver al lado de su Astaroth, Alexandra comenzó a caminar de nuevo hacia Adirael, pero el suelo empezó al mismo tiempo a temblar y por la forma de detenerse, ese temblor no era obra de Alexandra, tampoco del propio Astaroth.

"Adirael, puedo dar un paseo y alejarlo o poneroslo a tiro durante un tiempo limitado para que intenteis herirlo lo suficiente y huya. Esos gusanos son rastreadores de energía, asi que la primera opción puede implicar que nos lo volvamos a encontrar mas adelante, la segunda que se trague el convoy si no teneis potencia de fuego suficiente. Tu decides."

Estar al borde de la muerte implicaba que la propia energía era practicamente inexitente, desde el punto de vista de un Worm, Alexandra era ahora un faro en mitad de la noche. Emergió detrás de Alexandra y esta se giró como alguien que se percata de un ligero imprevisto, un cabo suelto.

El worm abrió la boca para engullir a Alexandra, era tan enorme que nisiquiera a la templaria le daría tiempo a zafarse, aunque lo cierto es que nisiquiera lo intentó. Aquellas colosales fauces hicieron desaparecer a la synphogear, se escucharon los crujidos de los dientes triturando su armadura en la boca hasta que se tragó a Alexandra por completo.

Aquel demonio escabador nisiquiera miró a los humanos moribundos, sin energía no eran alimento para él. Introdujó la cabeza en al tierra y procedió a irse en medio de violentas sacudidas del suelo.

Despues de aquello, ya ninguno de los presentes era capaz de observar su alrededor, morirían irremediablemente sin ayuda.

Alguien hizo rodar con su pie desnudo el cuerpo de Geralt hasta dejarlo boca arriba. Geralt apenas podía ya enfocar con los ojos, pero aun asi distinguió aquella silueta, aquel dorado cabello, aquella apariencia de niña. Tambien pudo escuchar su voz, severa, como siempre.

-Que desperdicio del uso de mi espada. Es lo primero que he pensado, porque ni a punto de morir me inspiras lástima. Sin embargo, tu y yo tenemos un trato, no voy a dejar que te vayas por el secillo camino de la muerte, no hasta que saldemos nuestras... diferencias.

Se agachó y acercó su rostro al de Geralt para poder escuchar cualquier respuesta del guerrero, poco mas que un susurro podría pronunciar Geralt en su estado actual. Aunque fue ella la que siguió hablando.

-Si mueres aqui, Eva y todos los habitantes de Elysium moriran, nisiquiera hace falta que les mate yo, porque Balban volverá para acabar el trabajo, de igual forma que Astaroth lo hizo en el caso de Adirael. Ellos no dejan sus tareas a medias. A partir de este momento, la lucha será aun mas cruel y mas dura, te espera sufrimiento, sangre, un calvario mucho peor del que estas viviendo ahora mismo. Y puede que al final, el destino de todos descanse sobre tus hombros.

Espero que a pesar de todo, quieras seguir el camino de tu redención, porque yo no voy a darte ninguna otra opción, no la mereces. ¿Aun puedes oirme, Geralt?. Me prometiste donuts, no dejaré que rompas una vez mas tu palabra, o descubriras que soy peor que esa princesa revivida.

Sus ojos se clavaron en los de Geralt, sin piedad, sin lástima.

Jason ya habia pasado por una experiencia parecida, la caricia de la muerte, el silencio, como su mente de apagaba junto a su corazón. Pocos quedarían para dar testimponio de que el cazador fue un autentico heroe de guerra, superviviente de incontables batallas, que incluso encaró a uno de los cuatro demonios mayores y lo enfrentó con valor.

Raven yacía en el suelo, inconsciente cuando finalmente su corazón se detuvo, podía escuchar la voz de Nova en el casco, pero no entenderla, probablemente estuviese diciendo al soldado que resistiera, que no se rindiera, pero era en vano.

*Fhummmm...

De pronto notó una sensación cálida en el pecho, esa sensación comenzó a extenderse por su cuerpo, haciendo que su corazón se pusiera de nuevo en marcha, devolviendole la energía. Al abrir los ojos, Jason vió los ojos de un demonio, un demonio hermoso que hasta no hace mucho, les amenazaba de muerte. Era Naara, que con las manos impuestas en su pecho, le estaba trasmitiendo su energía al soldado para que reviviera, sanando parcialmente parte de sus heridas. No podía otorgarle mucha, ella misma estaba debil, pero ¿porque aquella sucubo que tanto odio tenía por los humanos, le estaba ayudando?. No solo eso, tras dar algo de energía a Jason, imbuyó el railgun con energía, la misma que les proporcionaba Yehudith para sellar las runas.

-Naara- Yehudith, me trans-mitió, la energía de-las, Yecum. Dij-o que os ayudr-a si al-go le s-sucedhia a ella. Ella dijo-que vosotros ayudar, que voso-tros no crueles con-las, sucubos. Si yo-ayu-dar últimos humanos, últimos-humanos ayudarnos-a nosotras.

Sabía hablar ingles, aunque le costaba, su pronunciación era similar a la de una niña.

-Naara- Revivida de-Astaroth, sigue-con vida. Ella... volverá. Yo-proporcionar energía-de Yecum.

Al igual que lo hiciera Yehudith, creó la esfera entre sus manos. ¿Porque se había dirigido primero a Jason? tal vez porque fue el unico que trató de hacer un acercamiento amistoso incluso cuando Naara estaba dispuesta a matarles.

Adirael ya no sentía dolor, o mas que eso, ya no era consciente de el. Su cuerpo ya no respondía y su corazón empezaba a apagarse. Sintió como la voluntad de vivir se le escapaba con la misma exhalación de aire.

Alexandra había sido engullida por el Worm, pero Adirael sabía perfectamente que nisiquiera eso la dentendría, aunque aquella solo fuera una sombra de la grandeza de la synphogear en vida, solo una fracción de su poder le había vencido a todos, aquel gusano gigante no sería su final. Pero ¿que podían hacer ellos? sus cuerpos estaban destrozados, solo había muerte alrededor... ¿solo?.

De alguna manera, Adirael pudo mover los ojos y buscar en la lejanía a sus compañeros. Primero vió a Geralt, tendido en el suelo boca arriba con los ojos apenas abiertos. Sin embargo una figura que Adirael ya había visto antes se presentaba ante Dragonborn, era la niña de cabello dorado, parecía estar hablandole, y aunque hablaba en alto, los oidos de Adirael no aportaban información, solo había sangre y agua en ellos.

Desplazando un poco mas la mirada el psiquico comprobó que Raven tampoco estaba solo ahora, una sucubo, Naara, había vuelto y no parecía estar rematando al cazador, es mas, le estaba dando su energía para devolverle a la vida, fue entonces cuando la impecable memoria de Adirael reaccionó, retrocedió en el tiempo, a cuando Yehudith y Naara hablaban a la entrada del hangar.

Los gestos de Yehudith, en un momento determinado había hablado de runas, las dibujaba en aire mientras Naara escuchaba, sus gestos de sopresa e incredulidad y las repetidas veces que volvía a mirar hacia los humanos presentes, eran fruto de las explicaciones de la sucubo invocada, probablemente convenciendola de que esos humanos eran distintos, que colaborar con ellos podía beneficiar a las sucubos. Yehudith sabía desde mucho antes de que Astaroth apareciera, que el demonio mayor estaba de camino, al fin y al cabo la sensibilidad a la energía de Yehudith no tenía parangon. Puede que Adirael no fuera el unico que había preveído aquello y tomado medidas con altelación.

Y puede que tambien, el intento de acercamiento amistoso de Raven a Naara, estuviera dando sus frutos ahora. Pues era probable que Naara solo tuviese energía para revivir a uno de los caidos y había elegido al segador.

Pero ¿quien vendría en ayuda del psiquico?, en el pasado, Alexandra hubiese dado la vida por el, cualquier miembro del escuadrón Alfa lo hubiese hecho, porque al final eran practicamente una familia. Alexandra quería a Adirael mas de lo que ambos hubiesen admitido jamás.

Adirael pudo verles, en sus recuerdos, incluso una de las pocas veces que Yanila llegó a sonreir o en que Akira prefirió una buena conversación que seguir cacharreando con sus inventos. Tambien cuando Alexandra se interesó por el trabajo de Noam sin perjuicio alguno y el invocador, sorprendido, compartió su sabiduría con un templario.

Tras sentir nuevamente el frío toque nuevamente, al cazador no le quedaban fuerzas para nada todo se nublaba ante el cayo de espaldas, las fuerzas lo abandonaron del todo, no podía escuchar bien, ni ver que sucedía a su alrededor, su cuerpo antes ardiente, ahora se notaba mas frío que nunca.

Al final pereceríamos allí, no nos quedaba nada, habíamos perdido la voluntad de vivir, la capacidad de elegir, lo habíamos perdido todo, había perdido todo y ahora esto, hasta que una calida sensación me albergo, con mucho esfuerzo intente abrir los ojos y pude denotar una figura entre muchas cosas hermosa, pero no comprendía que sucedía, al lograr fijar la vista pude ver que era Naara, la súcubo que no hace mucho intento matarme me estaba salvando

Era esto lo que de verdad parecía?, nos ayudaba porque fui amable, no lo entendí bien, las palabras de la súcubo las escuche con la mayor atención que pude, algo que se me dificultaba por momentos pero al final, escuche; escuche aquella voz que ahora me salvaba, nos salvaría? eso parecía, en ese momento me sentí tan feliz, tan conmovido.

Con mucho esfuerzo trate de levantar el brazo y tocar el rostro de la súcubo, algo que se me hizo imposible, estaba en mi limite y aun al borde de la muerte seguía buscando algo "especial" algo que marcase la diferencia, mi brazo cayo lentamente al suelo, en ese momento me di cuenta que no podía hacer nada, con mucha dificultad puse toda mi voluntad para comunicarme con Naara.

-Cas..el..cas...co, quita-melo...por..fa..vor- sentía que me ahogaba no podía ver bien y me fallaba la respiración Naara me había devuelto a la vida pero muy a duras penas podía aguantar.

Me mantuve inerte en el suelo, sin poder moverme de momento, sin saber nada de el equipo de lo que les había sucedido, de que había sucedido con la marioneta de Astaroth.

Mantuve la mirada en Naara y solo unas humildes palabras salieron de mis labios -graci..as- esta era la segunda vez que una súcubo intervenía por mi, no sabía como agradecérselo, orgulloso de mis palabras sonreía y la miraba perdido en su belleza, era un brillo celestial como el de un ángel, el fulgor de la batalla se notaba a nuestro alrededor y aun asi, me sentía en paz, gracias a aquella súcubo.

Naara, algo confundida por no saber como funcionaban aquellas extrañas armaduras que llevaban algunos humanos, le quitó el casco a Raven con bastante poca sutileza, algo que no se la podía achacar dada la "diferencia cultural".

-Naara- Debe-s levantart-te, ella volverá... pronto.

Instó al segador a que hiciera un esfuerzo, primero sentandose en la posición en al que estaba y luego tratara de ponerse en pie. Parecía toda una proeza dado el terrible estado fisico, Jason notaba su cuerpo como si le hubieran dado la mayor paliza de su vida, sin embargo, a medida que el corazón volvía a bombear sangre, los musculos empezaban a responder de nuevo, era doloroso, pero respondían, Jason podría decir que había buslado a la muerte una vez mas, almenos de momento.

Naara cojió el railgun ya imbuido con energía y lo sostuvo mientras esperaba que el humano se levantase, mientras tanto escudriñana a su alrededor, parecía estar viendo algo soprendente, la expresión de sus ojos brillantes lo decía. Le tendió la mano para ayudarle en la dificil tarea de ponerse en pie.

-Naara- Prepara tus-armas, si no venceis... morireis.

Se notaba que le costaba pronunciar el ingles, mas o menos sabía hablarlo.

La fuerza abandono mi cuerpo, las armas resbalaron de mis manos y mis piernas se negaron a sostenerme. Caí al suelo sabiendo que ahora estábamos a merced de la templaria. 

No sabía muy bien lo que ocurrió después, lo único que note fue como me daban la vuelta, pero todo en mi cabeza se confundía y no había arriba o abajo. Una voz familiar llego a mis oídos desde muy lejos, sonaba baja, con eco, como en un sueño. 

Mis parpados se negaban a abrirse pero tras un enorme esfuerzo lo conseguí. pero no era capaz de enfocar la vista, solo distinguía una figura humana borrosa y una gran mancha amarilla al rededor de su cabeza. Mis parpados volvieron a cerrarse pero ahora sabía que Kiss-Shot estaba allí, o que estaba soñando o incluso peor, muerto.

Cada respiración era un tormento para mis pulmones, pero lo único que me decía eso era que aun vivía.

Volví a abrir los ojos.-No puedo evitar morir.- Las palabras dolían aun mas que respirar pero me obligue a coger otra bocanada de aire. -Pero... intentare comprarte esos donuts.- No me sentía con fuerzas para seguir hablando, y menos aun para tener una de las conversaciones que a Kiss-Shot parecían encantarla. Era cierto que no podía evitar morir, pero si que esperaba poder posponerlo al menos unos días mas. Mis parpados volvieron a cerrarse, imposible seguir manteniéndolos abiertos sumiéndome en una oscuridad total, sabiendo que habíamos fallado.

De pronto el Worm de detuvo sin causa aparente, las vibraciones del suelo cesaron y a unos cien metros de la posición actual del equipo, el colosal demonio emergió de nuevo, rugiendo de dolor y retorciendose como una serpiente siendo atacada, su cabeza golpeó contra la arena varias veces mientras escupía sangre negra.

Gritó de dolor varias veces mas hasta que de su parte media asomó algo brillante, la punta de una espada, el brillo se hizo mas intenso hasta que el estómago del Worm explotó esparciendo visceras casi hasta el mismo hangar. El gusano cayó muerto y de su cadaver emergió de nuevo Alexandra, cubierta en sangre negra y con su armadura muy dañada, su coraza se había desprendido dejando al descubierto por fin el pentagrama del que había hablado Yehudith, con una runa en cada punta.

Comenzó a caminar hacia Adirael, a paso lento pero continuo, aun estaba lejos pero no tenía prisa, sabía que a pesar de todo la victoria era suya.

***

Mientras tanto, delante del hangar, gracias a la intervención de Naara, Raven estaba recuperando sus fuerzas y tanto él como Adirael (que no había perdido la consciencia del todo aun) pudieron ver a la niña rubia que ahora estaba de pie ante Geralt, parecían hablar hasta que vieron algo dificil de asimilar.

La niña, con su brazo derecho, se arrancó el izquierdo provocando un sangriento espectaculo. Con total naturalidad comenzo a verter toda la sangre de dicho brazo sobre Geralt, bañandolo en sangre roja. Todas las ropas del guerrero se tiñeron de rojo, asi como su rostro y su pelo albino.

Luego la niña se volvió a colocar el brazo en su sitio, el cual se soldó al instante. Los ojos de Geralt se inyectaron en sagre y comenzó a notar como todo su cuerpo ardía.

La sensación era similar a una inyección masiva de adrenalina, todos los musculos sanaron y se activaron, con una sacudida violenta obligaron a Geralt a escupir toda la sangre que le había llegado a los pulmones.

Por un segundo Geralt pudo notarse fuera de control, con ganas de gritar de furia, aquello junto a su aspecto actual cubierto de sangre le daba un aspecto mas que impío. Pero finalmente pudo controlarse, cuando se quiso dar cuenta estaba en pie temblando por la tensión de los musculos y a su lado, tirada en el suelo estaban su espada y su escudo.

Una vez que Geralt se puso en pie aquella niña simplemente se sumergió en su sombra y desapareció.

Tras unos treinta interminables segundos Alexandra llegó entonces de nuevo ante Adirael, ignorando al resto. Su imponente figura se alzó impasible mientras le apuntaba con la espada. Adirael sintió entonces un potente dejavi, sintió que aquello ya lo había vivido y fue entonces cuando, seguramente al margen de los planes de Astaroth, Alexandra pronunció una palabra, un residuo de su ahora profanada memoria, un vestigio de los recuerdos que aquel cuerpo sin vida guardaba.

-Alexandra- ...levantate...

Y se preparó para ejecutar al psiquico.

¿Decías que estaba demasiado lejos? Las súcubos no cambian. Siempre creyendo que pueden controlarlo todo. Que las apartaron porque eran demasiado inteligentes.

Ha venido.

Y nisiquiera ha hecho falta que fueses a buscarlo.

 Adirael estaba en el suelo disfrutando del escaño que Astaroth había preparado para él, ver en primer persona como todos y cada uno de aquellos que le habían seguido voluntariamente como compañeros eran masacrados, cubiertos de sangre y sometidos al límites. Aquello no era algo previsible. Astaroth no era un general cuyas tácticas fueran fáciles de predecir, sus movimientos no eran rutinarios a la hora del combate. Astaroth...era como Adirael. Era implacable en su determinación. Sin embargo gozaba de poderes que el psíquico podría optar a soñar, nada más.

 Estaba orgulloso de lo ocurrido con el gusano. La forma de combatir de Adirael no se basaba en la fuerza. Trabajaba con el escenario ante sus ojos a un nivel diferente. Él no era el brazo fuerte de los alpha...tenían a Yanila para hacer que todo ardiese en explosiones que nada tenían que envidiar a una catastrofe nuclear, tenían a Noam para aportar datos sobre los demonios, a Logan para hacer disparos precisos y una estrategia militar sin trabas, a Akira para inventar la forma de que un soldado aguantase como diez stalkers sólo con algo de tecnología punta. Luego estaba Alexandra, como la espada ejecutora, su estrella en el equipo. Sin puntos débiles. ¿Qué era el psíquico salvo un infiltrado? Él sólo protegía a aquellos desconocidos de algo que nunca sucedió.

 Tonto inútil...

 La diestra ensangrentada de Adirael arañó la arena mezclada con víscera y sangre. Apenas tenía fuerzas y si se movía, temía que su cuerpo se dividiese finalmente en dos.

 La sombra de Geralt estaba allí...haciendo sus blasfemos rituales con él. Sabía de que se trataba esa sangre. Con el psíquico no había hecho falta tanto. Geralt debía de estar medio muerto. Con un ojo completamente cerrado entre arena y heridas sólo le quedaba el izquierdo para ver como Raven estaba en la misma situación.

Previsora hija de puta...

 No era un momento demasiado bueno para cuidar el lenguaje. Yehudit lo sabía, debía haberlo sabido mucho antes. Aquello era un infierno y las llamas con sus brillantes lenguas lo consumían todo. Un punto negro en la base de esas llamas...

  ...¿Alexandra...?

 Su luz. El fuego era luz, la luz de un ángel. Su sonrisa acercandose. Su mano tendida para ofrecerle levantarse. Sin dudrlo un instante la tomaría. Sin dudarlo un instante entregaría su vida para pagar por lo hecho en el pasado.

Huir entonces...no fue un acto cobarde. Pero no fue de mi gusto.

  Y ella le contestó lo mismo...pero su mano tendida no era tal, era una blasfema espada, y su rostro no vestía su sonrisa y su halo no era pleno sino caótico y alimentado por las flamas de un poder oscuro...

 El mentón de Adirael contra la tierra y su cuerpo partido. Aquel era un buen momento para huir en el consuelo de la muerte.....

 Me encontré arrodillado.

Frente a ella.

 La miré con el dolor en los párpados, la observé nítidamente como observaba a mis compañeros caídos y a aquellos que no se rendirían tan fácilmente. Aún en pie, les sería imposible seguir luchando. Estaban solos.

Luego me encontré en pie. Temblando. Tiritando.

No sé bien como había logrado hacerlo. Mis piernas estaban ligeramente expuestas, quemadas sin duda.

Mi cuerpo ardía y aquel dolor era lo más parecido a un ensayo de la muerte.

Mi espalda curvada.

Mi mirada opaca, reflejando la desesperación a mi alrededor.

Mis manos vacias y mis dedos quemados y sangrantes en los nudillos rotos.

 - Alexandra... - escupí su nombre con sangre, al filo de la muerte. - Yanila.... - llamé, estaban conmigo de nuevo - Noam....Akira - supliqué - Logan.

 Pero no suplicaba su ayuda. No suplicaba su perdón...Llamaba a los recuerdos enterrados en un mar de sangre, caos y destrucción.

 - Os....- echo de menos....

"Tú eres diferente"

"Tendrás la opción de huir...o de levantarte. Una opción que yo nunca tendré"

 - Has traído a Alexandra.... - era un comentario sutil, sumiso, hacia Astaroth. - pero ella....

 ¿Murió? No se trataba de eso....no se lo diría, no le explicaría porqué iba a fallar. Alexandra y el resto, incluso aquellos cuyos nombres se habían perdido, vivían en los supervivientes, vivían en Adirael. Esa fuerza no sólo equivale a la de un demonio mayor, esa fuerza los superaría con creces.

  El cuerpo de Adirael se iluminó tenue.

 Levitando ligeramente no sólo se alzó sobre sus piernas sino que superó las barreras de la lógica común, de la gravedad. Su cuerpo brilló con intensidad un solo instante, lo suficiente para recomponerlo por completo. Donde había un despojo lleno de ceniza y sangre, de heridas y ponzoña ahora se erigía una luz intensa y pura que aniquilaba todo cuanto no era propio de su cuerpo. Sólo su uniforme rasgado era muestra de las penurias que aquel cuerpo había sufrido, pues el cabello de Adirael volvía a brillar con la esperanza de siempre y sus ojos pudieron abrirse sin impedimento. Su semblante estaba limpio, expulsando el polvo, la arena y la sangre.

- Si te hablo con sinceridad.... - la voz resonó, pero no era aberrante y odiosa como la de Astaroth, era confiada, cálida, su eco era evocador, melancólico pero seguro de sí mismo - Empezaba a cansarme de evitar este momento.

 Si pudiste ganarme alguna vez...fue porque estaba solo. Pero...ya no lo estoy. No en la forma en la que te imaginabas.

 - Basta de juegos. - No era soberbio. Era...el motivo por el que el psíquico estaba en el escuadrón Alpha. Era...

El Modo Ejecutor.

 No dijo nada, salvo aquellas palabras, su presencía debía inspirar a los que luchaban con él. La fuerza de sus palabras, no su carisma. ¡Era suficiente! ¡Bastaba de morir! ¡De sangrar!

 Mi cabello, suelto, se arremolino y el solo conformó de nuevo la cola de caballo.

 Separé los brazos, flexionados a la altura de mi cintura, con los puños cerrados. Ahora era más alto que ella, estaba por encima y lo observaba todo. Veía los cadaveres, y el polvo alzarse con cada paso, veía la naturaleza demoniaca que asistía a Geralt y la energía fluyendo de la súcubo a Jason. Veía a Astaroth a través de su marioneta. Y no me importaba que me devolviese la mirada.

Ascendí a toda velocidad, aquello ya no parecía una cuestión de saltar, era una cuestión de levitar. Las leyes físicas se alteraban con mi nueva constitución, no había heridas, no....

  - No podemos escapar de nuestro destino. - y...me desvanecí como una luz en el cielo. Mientras esa luz ascendía, Adirael ya estaba abajo, y su velocidad igualó la de Alexandra a todas luces. en un solo movimiento el psíquico había tomado energía de la súcubo y había conseguido desplazarse en lo alto de los cielos para caer como una fuerza inespugnable.

 Mire a los ojos de Alexandra antes de que todo fuese a quedar arrasado...no la buscaba a ella, lo buscaba a él.

 Ella...estaba allí, luchando conmigo, y estaría más que orgullosa.

 - Yo sé lo que hiciste....

   ...sé que no soy el único que ha huído de su destino.

 Yo sé que acepté ser llamado cobarde por entidades como aquella...y lo hice porque no es lo que cualquiera hubiese hecho en mi lugar. Todos los allí presentes hubiesen tomado la decisión de quedarse y luchar. Aparentemente la opción más complicada era la más sencilla, toda una paradoja. Ellos habían decidido quedarse conmigo a pesar de que la muerte les golpeaba, ellos habían muerto allí, en ese mismo momento por voluntad propia. Y ninguno tuvo el valor de huir.

 Si...el valor de huir. Para luchar otro día y hacer que eso no se repitiese. Para ganar fuerzas y, cuando llegase el momento, levantarse.

 "Levántate...aunque tengas las piernas rotas o te falte por completo el equilibrio"

- Estoy en pie Alexandra. Alzándome sobre los hombros de aquellos que confían en mi.

 El ambiente se enrareció. El color desapareció por un instante iluminado por una luz azulada, clara, cálida a la vista pero templada al tacto. Las motas de arena y sangre se detuvieron ingravidas alrededor de todos. La arena parecía haberse congelado en aquella luz...y un sonido lejano comenzó a acercarse hasta convertirse en un molesto chirrido. La esfera de color cambió a blanco y las motas más pequeñas de arena, polvo y ponzoña se arremolinaron. Cuando el puño de Adirael liberó la energía se creó un poderoso vacio que absorbió toda la materia a su alrededor....no lo suficientemente rápido como para sepultarlo pues se vió repelida al instante con un gigantesco estruendo.

 Peleemos a tu nivel. Si crees que podrás soportarlo...

La voluntad prevalece sobre la fuerza, los sueños sobre las pesadillas, la luz sobre la oscuridad, la vida sobre la muerte...

Intentando incorporarme del suelo, me senté para tratar de recobrar el equilibrio, poco a poco sentía como mi cuerpo reaccionaba con mas naturalidad aunque soportando un intenso dolor al mirar hacia arriba observe a Naara tendiéndome la mano para levantarme, no dude en sostenerla, sujetarla y confiar plenamente en ella.

Al levantarme tome el rifle que había manipulado la súcubo -gracias por todo- sonreí, adolorido, sangrante y quemado por la batalla, pero esto no había acabado, note como el suelo temblaba como estremecía, de repente el worm con el que nos habíamos topado en el desierto había emergido pero esta vez era una situación completamente diferente.

Estaba sufriendo, sangrando, revolcándose en las dunas, al terminar aquel grotesco espectáculo pude verla con algo de dificultad en la distancia y aun así seguía tan imponente como hasta hace unos instante.

-Alexandra...

Todo sucedía muy rápido no lo comprendía bien pero debía prepararme y rápido, mientras que se acercaba y no desarme algunos de los componentes del rifle, que estaba algo dañado y de una de mis piernas saque piezas, fusibles y componentes para reparar el rifle.

No me llevaría ni diez segundos arreglarlo pero debía ser veloz, por que la marioneta de Astaroth también lo era, cuando me quise dar cuenta Adirael permanecía aun en el suelo y al lado de Geralt había una niña de cabello dorado, me extraño mucho verla y no comprendía que hacia allí, lo que paso a continuación me dejo sin palabras...

Se había arrancado un brazo sin ningún esfuerzo y vertiendo la sangre del mismo sobre Geralt el cual se levanto enardecido, furioso, parecía que controlaba la rabia por momentos pero quien era esa niña y como llego hasta aquí, era humana seguramente no, recoloco su brazo y se fundió al instante acto seguido se sumergió en la sombra de Geralt, algo que hubiere contemplado como imposible pero no eran un grupo usual.

Después el cazador presencio algo sin precedentes algo que solo hubiera ocurrido en la guerra, el psíquico, Adirael se levanto pero hizo mas que eso levito, no había manera de describir aquel porte aquella seguridad, se había convertido en un faro de esperanza, de voluntad, sus palabras...

-este es tu verdadero yo, capi? este es tu don?... No había manera de describirlo, todas las leyes físicas había desaparecido, permanecí quieto con el rifle en las manos y al lado de Naara y no pude mas que observar a mi alrededor.

-Adirael...Geralt...Lilith...-Todos ellos eran seres sin precedentes, eran elegidos, eran la esperanza de la humanidad, algunos habían caído otros seguían luchando, todo por un fin mayor...todo por la Supervivencia.

Solté la mano izquierda del rifle y la observe detenidamente, cerré el puño -Yo solo soy un humano entre...leyendas...- murmure, -Necesito ser mas fuerte, necesito ser el mejor, para poder seguirles, para poder ayudarles- pensé me llene de valor y sujete el rifle reparado ya con ambas manos.

Pero que debía hacer un soldado como Jason, no era tan fuerte como Geralt ni tan habilidoso como Adirael, solo era un humano con armas, lo único que le quedaba era su voluntad, su perseverancia de combatir, de prevalecer ante la adversidad.

"Combate" vino a mi mente ese pensamiento "Combate" se repetía una y otra vez, era para lo que había nacido no es cierto? era lo que mejor se me daba apunte a la Revivida, no era un líder, no era un ser sobre natural, solo era un hombre; un Hombre capaz de arriesgarlo todo por quienes confían en el, por quienes le apoyan.

Los ánimos de Adirael jamás habían sido tan claros como esta vez y estaba dispuesto a apoyarle hasta las mismísimas puertas del infierno, no era solo mi capitán o un líder al que seguir, era la persona que podía forjar un futuro completamente diferente al que habíamos visto hasta ahora y yo estaría allí para ayudarle.

-Guíanos hacia el mañana, Capitán...

-Te apoyare hasta la muerte, ¡¡ADIRAEL!!- grite ferviente, fue ahí cuando mis ojos precisaron un objetivo Alexandra, este era el momento de que cayera definitivamente.

Entonces fue cuando comenzaron los disparos, poderosas ráfagas rojas ejecutadas del Railgun imbuido de energía fueron directamente a Alexandra, sentía la presión de los disparos en mis hombros, el impulso tiraba de mi hacia atrás pero permanecí inmóvil usando toda la resistencia que me quedaba para permanecer en el sitio, después y rápidamente recargue el escudo de energía en su totalidad, debía proteger a Naara por si algo le sucedía, era mi responsabilidad algo que implícito me jure, debía protegerlos a cualquier precio.

"prevalezcamos todos juntos, superaremos esto como un verdadero equipo"

De repente note como una sustancia viscosa comenzaba a caer sobre mi cuerpo. Esa sustancia recorrió toda mi piel, mi pelo y mis ropas. Mi respiración se agito, mi pecho comenzó a expandirse y contraerse con cada nueva bocanada de aire. Notaba la mandíbula tensa, los dientes apretados. El cansancio había desaparecido, la furia recorría mis venas, mis músculos temblaban a causa de la tensión, abrí los ojos de golpe y vi como la pequeña volvía a sumergirse en la sombra. Logre serenarme con esfuerzo y también comprobé que me encontraba de píe, cubierto de una sustancia roja y pegajosa.

El pelo se me pegaba a la piel y use una mano para colocarlo detrás de mi cabeza. Casi al instante supe que lo que me cubría era la misma sangre que una vez use para espabilar a Adirael. 

-Esta vez te has ganado un buen atracón pequeña.- Susurre para mi sombra.

El cadáver del gigantesco gusano que nos encontramos en el desierto estaba destrozado por completo y la templaria caminaba hacia nosotros. -¿No hay nada capaz de destrozar a esa cabrona? Al menos ya no tiene la maldita coraza.-

Adirael y Raven ya estaban atacándola de nuevo pero Saryn seguía tirada en el suelo. La sucubo que habían rescatado mantenía la esfera en ausencia de Yehudith, lo cierto era que no había reparado en ella hasta ahora y tampoco sabía cuando había llegado pero me alegraba de que estuviera allí porque aunque hubiéramos podido seguir luchando tras la desaparición de Yehudith, sin ella ya no habría opciones de victoria.

Un nuevo pentagrama brillo en mi mano, y estampe la palma en el suelo. El pentagrama se extendió como las otras veces que realizaba una invocación y un nuevo aliado surgió de el.

Cuando el dragón termino de salir, recogí mis armas del suelo y comprobé que la energía de la esfera aun las recubría.

Levante la espada apuntando hacía Alexandra. -Panlong, aquel es el enemigo. Ya nos a causado demasiados problemas y bajas, necesito que elimines la armadura y protejas a esa sucubo por mi, intenta que no la hieran, ataca a distancia si es necesario.-

Observe las armas mientras el dragón se colocaba al lado de la sucubo y abría la boca para lanzar un potente chorro de agua a presión. 

-Esta vez le daré un mejor uso a esta espada.- -¡Chicos, cambiemos las tornas de este combate!- Les grite a los presentes mientras volvía a tomas una posición de combate.

Aquella batalla marcaría un antes y un despues. Era la muestra de que los humanos aun tenían algo de poder y lo que era aun mas peligroso, tenían "aliados", no solo entre ellos sino entre otros seres del caos. Una información muy valiosa para Astaroth. La fuerza y velocidad de Adirael eran ahora equiparables a las de Alexandra, el combate había pasado a otra escala, puede que Raven se sintiera ahora inferior, pero había sido él segador el que había eliminado la primera de las runas del vientre de Alexandra haciendo blanco donde otros cazadores no podrían.

Geralt realizó el ritual de invocación y el magestuoso Panlong hizo acto de presencia, una presencia mucho mas elegante que la de sus otras invocaciones, su aspecto recordaba a la mitología oriental y evocaba un sentimiento no solo de poder, sino tambien de sabiduría. El dragon de agua miró a su alrededor, a todos los presentes y finalmente a su invocador.

-Panlong- Extraño este mundo al que me has llamado, Dragonborn, demasiado seco. Mmm... tan extraño como tus aliados... y tus enemigos. Veamos por qué eres el elegido de Balban.

Hablaba un perfecto ingles, su voz era grave y potente. Su aliento formaba vapor helado delante de su boca, la cual abrió y expulsó un colosal chorro de agua que no solo impacto contra Alexandra, sino que volvió a encharcar toda la zona.

Tras la oleada de ataques y la perdida de la mayoría de las piezas de su armadura, Alexandra parecía ahora ser quien tenía todas las de perder, pero Adirael y su equipo cometerían un gran error al subestimarla. El pentagrama de su vientre brilló con fuerza, como si le otorgara aun mas poder, de la misma forma que brilló con mas fuerza su espada, si ellos elevaban la escala de la contienda, ella tambien.

Primero alzó la espada y la forma mas mortífera de atmoquinesis hizo acto de presencia, un huracán que pronto se transformaría en un tornado de proporciones bíblicas. Y puede que despues de todo, aquella batalla fuera narrada dentro de mucho tiempo en una nueva biblia para la humanidad. Todos los presentes serían absorvidos por el tornado a menos que se agarraran a algo, Adirael en modo ejecutor era el único que podía combatir la fuerza del viento con la telequinética, tambien Panlong, el dragon era simplemente demasiado pesado como para ser arrastrado, sus garras tambien permanecían bien clavadas al suelo.

Alexandra entonces cargó contra Adirael, pero a mas velocidad de la que pudieran haber visto antes, su poder ahora era aberrante. Su espada imbuida con fuego trató de alcanzar a Adirael cuatro veces en apenas un segundo.

 La tendencia de Adirael fue de esquivar aquellos golpes, algo que no pudo llevar, sin embargo, a la práctica. Si se tratase de otra situación el psíquico se hubiese quejado apretando la mandíbula y tal vez esgrimiento el dolor de cada golpe como si pudiese ser el último. Pero un golpe o cuatro no cambiaban nada, sólo eran un ligero contratiempo. La espada de Alexandra encontraría un potente escudo telequinético entre la piel del psíquico y su filo, el fuego era otra cosa, pero Adirael ya ardía, en el fuego de la esperanza y la autodeterminación.

 - He sido descuidado contigo. - hablaba con tranquilidad después de que un fogonazo consumiera su cuerpo un instante, los daños tampoco eran notables, Adirael prevalecía...estaba tranquilo, era la serenidad de aquellos que han conquistado sus miedos - Deduje que no tenías interés en los humanos de forma directa, no como aquellos que escapan a tu control, como Balban. - un insulto a tu inteligencia como general - pero debí imaginar que tus funciones sólo son útiles cuando estais en guerra.

 - El incremento de su poder es sólo el reflejo de tu desesperación. - Concluía. Atacaba con mas fuerza porque estaba acorralado.

 - ¿Es eso lo único que logras hacer con su cuerpo? - Tsk....

 No has entendido nada.

 Alexandra podía terminar un combate en un solo golpe, y aunque aquella marioneta tenía poder no tenía su capacidad de análisis, la determinación de alguien que no teme. De aquellos que se quedan a luchar mientras otros salen corriendo. Adirael sabía lo que era quedarse...y lo que era huir, él también...

 ¿Por qué perseguirnos entonces? Acepta tu propia naturaleza...no es tan diferente a la nuestra.

- Tu secreto está a salvo conmigo.

 Asentí, sin ánimo de enfurecerlo, no tenía más intención que hacerle ver que adirael creía saber lo que astaroth había venidoa  buscar en realidad....

 Tornados a mi alrededor. Ignorados. Más dolor, más daño, más caos. Sólo una transición para que nos elevasemos a la altura que nos corresponde. Sólo a un paso de trascender.

 Golpeame a mi...

...esa es la clave de nuestro éxito. Yo no soy tu mayor amenaza.

Nunca lo fui.

Son ellos.

 Adirael sólo se movió entonces, después de ser bapuleado, quedandose inmovil se acercó a su espada y golpeó con la yema de los dedos. Su estilo de combate era mucho más rápido y limpio, menos destructivo, más fluído. Geralt le había inspirado para ello con su invocación. Debían ser como agua.

 El agua puede fluir...o golpear.

- Los seres humanos luchamos sin importar las consecuencias. Eso es porque, a diferencia de vosotros, disponemos de muy poco tiempo. Lo que tratais como una debilidad es, en realidad, lo que nos hace más fuertes que cualquiera de vosotros. El miedo constante a no ser lo suficientemente fuertes, a morir, ese miedo que creeis nos paraliza y anula nuestra potencial es, en verdad, lo que nos impulsa.

 y lo hace a posibilidades ilimitadas.

 Giré sobre mi cuerpo para golpear la espada y mis manos se convirtieron en rápidas lanzas que buscaban impactar de forma precisa sobre el cuerpo de Alexandra.

 - Somos muy conscientes de nuestras limitaciones. ¿Y tu? - Los impactos buscaban puntos estratégicos de aquella entidad, su frente desnuda, su corazón, sus hombros y su abdomen.

 Cuando me separé levitaba fluído y me mecía en aquel tempestuoso viento como una serpiente o un río.

 Gracias Jason...

  ...yo también estoy con vosotros.

La facilidad que tenía el cazador para atinar en sus blancos se mostró impoluta, esta vez logro dar en el blanco en las runas que tenía Alexandra en el vientre pero eso no debía confiarlo, si lo hacía lo mas probable era que moriría, permanecí cerca de Naara cuando vi a Geralt con una nueva sorpresa otra invocación, algo mas refinado que los anteriores, pero no por ello mas débil.

-Así que otra sorpresa bajo la manga, eh?...

El dragón se posiciono cerca de nosotros para defender a la súcubo que nos ayudaría en nuestra victoria, dependíamos de ella totalmente para ganar, era lógico protegerla, cuando me quise dar cuenta Alexandra parecía mas poderosa un intenso brillo emanaba de las runas incrustadas en su cuerpo y su espada, las cosas se complicarían por momentos y por supuesto fue lo que sucedió, creo un huracán que nos golpeo a todas de buenas a primeras, por suerte mi escudo absorbió aquel daño que al parecer fue minúsculo en comparación a aquella fuerza de la naturaleza

-¿Eso es todo lo que tienes?- pensé, graso error no debía confiarse debía ser cauto, cuando el cazador se dio cuenta estaba siendo elevado por el mismo viento que le había golpeado un enorme problema se cerniría sobre el si no era capaz de sujetarse a algo, por suerte la fortuna le sonreía no solo por que tenía a aquel dragón cerca que funcionaría como ancla perfectamente, si no que pudo evitar elevarse mas de lo "natural".

-Mierda, mierda, mierda...-

Extendiendo uno de sus brazos se sujeto a una de las crestas que le salían del lomo al dragón mientras con el otro sujetaba el railgun, a lo que se jalo a si mismo hasta hacer pie encima del dragón -Panlong cierto?, lo siento pero me quedare por aquí hasta que pase el vendaval- le comento y en efecto al pasar aquella poderosa ráfaga de viento, el cazador salto rápidamente del dragón cayendo cerca de Naara, a lo que sostuvo el rifle y lo sumergió dentro de la esfera de energía.

-Usare esta calidez tuya nuevamente- el cazador sonrío, necesitaba la fuerza de la súcubo, dependía de ella para negar la aberrante existencia de Alexandra, mientras sostenía el rifle no pude evitar cruzar la mirada con la súcubo, como todas tenía unos ojos preciosos y al mismo tiempo tan diferentes, aparte la mirada antes de avergonzarme.

-En serio Jason?, céntrate- Me reproche a mi mismo.

Mire detrás de mi, el combate se desenvolvía, a nuestro favor con algunas dificultades pero, nuestras posibilidades iban aumentando poco a poco.

-Pronto te libraremos de tus cadenas, symphogear...

Al ver aparecer el tornado active el Aegis a mi alrededor. Panlong no se hizo demorar mucho tiempo antes de activar también su propio Aegis Aqua.

La fuerza del huracán comenzaba a tirar de mi pero agarrarme a Panlong no era una opción, estaba demasiado lejos. Comencé a correr hacia Adirael y me encarame a su espalda.

Mire a la templaria caminar sobre el campo encharcado. -¡Ahora Panlong!- Le grite al dragón. El agua alrededor de la templaria comenzó a enfriarse haciendo que esta perdiera reflejos.

Mientras el dragón atacaba observe que Alexandra no se sujetaba a nada y no salia volando por el tornado, pero lo que me llamo la atención fue que su pelo apenas se movía por el viento. Me solté de la espalda de Adirael y comencé a correr hacía la templaria mientras mis músculos crecían. Cuando llegue a su lado, evitando ser tragado por el tornado, note que allí apenas había viento. Usando la celeridad lancé un golpe hacia su espada con la mía a la vez que movía el escudo para que su espada, empujada por la mía, chocara contra el, si aquello salia bien las runas de su espada desaparecerían, y el gigantesco tornado con ellas.