Partida Rol por web

Cuando Saryn apareció al lado de Adirael me quede sorprendido e interrogue al psíquico con la mirada, se suponia que Saryn estaba en el camión pero sin embargo allí estaba, al lado de Adirael y al parecer lista para el combate. Pero todo eso podía esperar, ahora teníamos que luchar contra un antiguo aliado.

Me coloque delante de Yehudith para protegerla, con la espada lista para detener cualquier embate que la antigua templaria pudiera lanzar contra ella. Escuche es sonido de un rayo golpeando la tierra a mi espalda y gire el cuello, pero solo vi a la sucubo aturdida, sin duda el rayo la había golpeado.

-Mierda, contra eso no puedo protegerla.- 

Cuando volví a mirar hacia donde se suponía que tenia que estar Alexandra, esta ya no estaba en el mismo lugar. -Joder Geralt, céntrate.- Apreté la empuñadura de la espada hasta que los nudillos se me pusieron blancos mientras dejaba que mi musculatura aumentara.

-Knurlcarathn, en cuanto me aparte embistela con toda la fuerza que puedas.- Corrí hacia Alexandra utilizando la celeridad demoniaca esperando que una velocidad similar a la suya la sorprendiera.

Dado que las runas que la mantenían en movimiento estaban en su vientre centre los golpes en la coraza, donde lance un corte horizontal a la altura del pecho y otro en diagonal con la intención de golpearla en el hombro.

Nada mas lanzar los ataques, volví a colocarme delante de Yehudith y deje que los músculos volvieran a la normalidad.

Knurlcarathn bajo la cabeza hasta casi rozar el suelo con ella y comenzó a correr ganando cada vez mas velocidad en el proceso, si aquella embestida golpeaba al objetivo, sin duda iba a doler.

Agarre la espada con una mano, cuyo filo se redujo hasta tener un tamaño fácil de manejar de esa forma, saque el escudo y me coloque en una posición defensiva.

 Adirael apretó la mandíbula con tanta fuerza que no pudo evitar que el aire saliendo entre sus dientes generase un fuerte sonido de molestia.

 ¿Se mueve tan rápido como entonces...?

 ¡Detente!

 El modo omnisciente era la clave de la previsión de Adirael en un combate. Donde otros verían un haz de ascuas el psíquico sería consciente de cada detalle, de cada movimiento. Todo estaba relentizado, todo parado ante él como el infierno del pasado detenido ante su mirada para torturarle. En aquel nefasto escenario el polvo y la ceniza, la arena, se alzaba tan lenta que parecía suspendida en el aira. A su alrededor nadie respiraba, todos congelados...excepto ella. Moviendose como lo haría cualquiera, viniendo hacia mi. Eso significaba que iba demasiado rápido, tal vez tanto como para que el psíquico no tuviese tiempo de esquivar aquel golpe.

 Cuando el cuerpo de Adirael pudo ponerse en marcha, era demasiado tarde. ¿Aquel era el psíquico del escuadrón Alpha? Derrotado de un solo golpe.

 El impacto de la espada era cálido y luego se convirtió en lacerante. Ardía. Adirael se vio arrastrado hacia atrás después de recibir el impacto y se vio prendido en llamas. Ignorandolas, levantó el mentón y miró sin expresión o sentimiento alguno a aquel cadaver animado, como un fénix que no puede quemarse, como una voluntad inquebrantable.

 Entonces habló.

 - Sus poderes eran terroríficos en vida. Muchos la miraron con miedo y recelo debido a lo que podía llegar a ser. Alexandra llegó al culmen de sus técnicas y de su vida. Este cascarón vacio es sólo como la arena que pisamos. Un espejismo diseñado para imitar a la grandeza.

 ¿¡Qué sois vosotros!? ¡Mostremosle que no se puede clonar la genialidad y la fuerza de los vivos!

 ¡Mostremosle la llama en nuestros corazones!

 Alexandra nunca atacaría a los demás, no si su objetivo era uno concreto...no lo haría sin recordar los dogman que habían guiado su vida. No lo haría sin expresión.

 No... Alexandra, en realidad, estaba muerta, y todas esas cuestiones no tenían validez ni importancia.

 Adirael no iba a permitirse mostrar debilidad. Dolía, ardía, era un golpe que anunciaba el fin, pero pretendía utilizarlo para motivar a los demás. Debían protegerse entre ellos, debían formar un equipo, allí no había héroes, como había recordado Raven, allí había ideales que convergían, era el momento de ascenderles, de llevarles al nivel de los alpha y superarlos.

 Era un buen plan.

 Tal vez por el dolor, Adirael sonrió de soslayo. En llamas, era una imagen más que pura y reconfortante, demoniaca.

 - Ningún flanco abierto. - se dijo, no podría haberlo contraatacado ni habiendolo esquivado. - Veámos tu defensa. - Aquello mismo se lo había dicho en centenares de ocasiones.

 Entrenamiento.

 Ya no lo era, ni lo sería nunca.

 La musculatura de Adirael se remarcó con su posición. Pasaba de una posición evasiva a una completamente ofensiva, una estrategia más que arriesgada.

 La puntera del pie derecho empuja la arena, salto hacia adelante, una corta carrera y el puño cargado. El puño se convierte en garra y deja las llamas atrás, la fuerza telequinética obliga a los múculos a ir más allá de su tensión normal, se vuelve imparable. Si impacta, no podrá negar su efectividad. ¿Pero lo hará?

 Aunque los ojos y la mirada de Adirael se centraban en los de la falsa Alexandra, su objetivo eran sus brazos. Su armadura debía quebrarse para mostrar que debajo no había nada salvo una cara imitación de la divinidad.

 - ¡GGGrrrRAAAAARRRRGGGG!!!

 El estilo del tigre se caracterizaba por su violencia, su fuerza y su implacable forma de golpear.

Te liberaremos.

Lo haremos.

Tras la marcha de todos nos habíamos quedado solo unos poco y la resucitada, el combate comenzaría de un momento a otro, muy rápidamente; pero no esperaba a tanto, solo me dio tiempo a retomar mi posición tras la marcha del camión y ya estábamos siendo atacados por Alexandra, Rayos cayeron la tierra tembló solo pude ver como la synphogear estaba encima de adirael con su espada de fuego, era algo que daba miedo.

-Que veloz- pensé fugazmente mientras me preparaba Geralt por otra parte ya había tomado aquella iniciativa de ataque, junto con su nueva mascota, a Adirael no le dio demasiado tiempo a reaccionar, por primera vez vi abrumada su velocidad por la de Alexandra, aun así se mantuvo firme y nos dio el ánimo para pelear.

Observando y siguiendo las órdenes de un adirael envuelto en llamas decidí seguir un patrón de ataque, tome con firmeza el railgun y precisando sus piernas y cabeza ejecute dos veloces disparos, esperando que mis balas fuesen más rápidas que ella.

Aquella macabra obra estaba, sin duda, a la altura de uno de los cuatro generales demoníacos, su fuerza y velocidad eran en efecto las de Alexandra, su armadura igual de dura, pero había algo que solo Adirael podría apreciar: aquel cascaron estaba vacío, su aura era roja con un patrón similar al de los zombies solo que mas intenso, el fulgor mas visible estaba en su vientre, donde Yehudith había dicho que estaba el sello que la animaba.

Aunque aquel no-muerto no tuviese la gracia, la magestuosidad, la magnanimidad y nisiquiera la misma visión de combate que la Alexandra original, su fuerza y su poder seguían siendo un echo, Astaroth no se había molestado en resucitarla por nada, él mismo había dado crédito a esa fuerza.

Adiraél fue el primero en probar aquella espada, el traje absorvió parte del impacto haciendo que lo que pudiera ser una herida mortal fuera una sobrellevable, el problema era que como si de una infección se tratase, la zona del corte comenzó a arder, incluso el agua de lluvia se evaporaba nada mas tocar esa zona y lejos de apagarse, aquellas llamas permanecerían quemando al psiquico almenos durante unos segundos que se antojarían eternos.

Geralt logró que uno de sus cortes alcanzaran su coraza, pero Alexandra hizo gala entonces de unas artes marciales a la altura de un maestro como Adirael, no necesitaba su espada, soltó una de las manos de la misma y propinó un fuerte puñetazo en la cara al guerrero y acto seguido un barrido que le golpearía las piernas y en el peor de los casos le derribaría, todo en menos de un segundo.

El viejo Knurlcarathn fue capaz de embestir a Alexandra, pero lejos de ser derribada, saltó hacia atrás con el impulso de la embestida y cayó en perfecto equilibrio para entonces cargar sin el mas minimo atisvo de miedo por el tamaño de Knurlcarathn, propinandole una patada en la cabeza, por suerte el dragon de tierra tenía la cabeza muy dura.

Fué bastante distinto a cuando Adirael atacó, el psiquico tenía ventaja, conocía sus movimientos, sabía de qué era capaz, aquella ventaja unida a su dominio de las artes marciales arrebataba toda oportunidad de contraataque a Alexandra y aunque lo intentó, la tecnica de Adirael era de momento impecable. El puñetazo inbuido con fuerza telequinética impactó con una fuerza desmesurada contra el antebrazo de la synphogear, el estruendo fue mayusculo y las gotas de lluvia se pulverizaron alrededor de ambos.

Raven, logró tan solo una de dos dianas, el railgun era la unica arma a distandia de la que disponían que podía dañar esa armadura, el impacto directo en la cabeza dejó una marca considerable en el casco y la hizo tambalearse, probablemente no contaba con que en efecto aquel equipo tuviese armas de tal potencia. Sin embargo Raven no era el único, Lilith había adquirido armas demoníacas que estaban por encima de la media, mas efectivas que cualquier arma normal de un comando o de un cazador medio de Elysium. En un brazo sostenía el laser Phantom y en la otra disparó con la muñequera del lider comando.

Saryn aun impresionada por lo que estaba viendo, era alguien acostumbrada a luchar (o almenos entrenar) con otra synphogear. Gracias a ello había desarrollado su propia forma de combate, aunque esta vez, la adaptaría para el combate en grupo. Tras un flash de luz activó su camuflaje y se preparó para moverse a una velocidad equivalente aprovechando el ataque de los demas miembros del equipo.

Aprovechó los disparos de Lilith y logró dañar las piernas de Alexandra, pero al igual que Geralt, fue victima de dos poderosos golpes que incluso con la agilidad de Saryn fueron inevitables. Uno de sus katanas impactó contra la espada demoníaca y la hoja se partió como si fuera de plastico, Saryn, en previsión de aquella equipó una espada nueva.

-Saryn- Tsk... -se dolió, aquella revivida golpeaba con la misma fuerza que Dianeira.

Yehudith, aun humeante y tambaleante, trató de mantener el equilibrio y volver a canalizar la energía entre sus manos para crear la energía que necesitaban, no parecía resultar algo secillo, menos aun tras recibir directamente el impacto de un rayo. Pero dichos rayos no cesarían y pronto cayó otro del cielo que impactó de lleno sobre Lilith, la descarga eléctrica hizo que sus musculos se tensaran violentamente y saliera volando contra la pared del hangar. Su mitad demoníaca le otorgaba una dureza sobrehumana, pero igualmente necesitaría algo de tiempo para ponerse en pie de nuevo.

Alexandra mientras tanto no daría tregua, con su aberrante velocidad hizo otro giro con la espada para volver a intentar alcanzar a Adirael y acto seguido, brincó recorriendo una distancia dificil de creer para caer justo delante de Raven, aprovechando que este se había apostado en favor de una mayor puntería y no podría escapar. Lanzó un corte ascendente que se antojó inevitable para el cazador.

Los contraataques de aquel enemigo eran fuertes y estuve a punto de caerme al suelo con el segundo pero conseguí mantener el equilibrio y apartarme a tiempo para que Knurlcarathn la golpeara.

El combate se estaba desarrollando a gran velocidad y aunque tenia ganas de golpear a aquella antigua aliada con todas mis fuerzas me contuve y permanecí al lado de Yehudith haciéndola de escudo. Desde mi posición vi como Alexandra golpeaba y era golpeada pero lo que me sorprendió fue el salto que dio. La distancia recorrida era difícil de igualar, por no decir de superar, para cualquier humano corriente.

-¿Así que te gusta el fuego ehh? Pues toma fuego.- Pensé mientras centraba toda mi atención en su coraza y con la mirada del dragón hacía que esta comenzara a arder como ella hacia con mis compañeros.

-Knurlcarathn, céntrate en su coraza pero si puedes golpea mas de una parte.-

Tras escuchar mis palabras el gran dragón volvió a cargar contra el enemigo pero sin bajar tanto la cabeza como la vez anterior y con un poco menos de velocidad, pero sin duda preparando un impacto mucho mas demoledor que antes.

 Sólo tendrás que aguantar un poco más. Luego seré yo quien te defienda.

 Todo iba según el plan. Estaban de sobra motivados a pesar de que Alexandra les abrumaba con su poder. era la larga y viciosa sombra de la duda que trataba de hacerse un hueco en su voluntad. Adirael era un líder capaz, sabía bien como inspirar el corazón de sus compañeros. Era el momento de alzarse al nivel de los grandes, era el momento de dejar de ser héroes para convertirse en leyendas.

 Adirael sonrió de soslayo y su flequillo se tambaleó mientras sufría el fuego de la herida abierta, la herida abierta del recuerdo hecha un no-vivo. Su posición ofensiva no había cambiado, y ardía...¡era la furia! La fuerza del tigre, su chi brotando como un escudo que cubría a todos y golpeaba al enemigo por encima de sus posibilidades. Su poder psíquico.

 ¡Venía hacia mi! Su velocidad seguía siendo superior a la de cualquier mortal. Aquel golpe era letal en toda su técnica y definición.

 El flequillo del psíquico se alzó, aunque no se movía, era un movimiento extraño, sometido su cabello a fuerzas invisibles. Alexandra cargaba contra él imparable y...golpeó de lleno el cuerpo del psíquico, atravesandolo en dos limpiamente, mientras sólo su cabello ondulaba al viento en la estela de fuego que aquella abominación dejaba a su paso.

 Imperceptible casi a todas luces para el ojo humano la velocidad de Adirael se incrementó tanto y tan de súbito que cuando la arena ascendió como una cascada contra la fuerza de la gravedad todos pudieron ser testigos de lo que había ocurrido. Si no fuera por aquel polvo y aquella arena Adirael parecería haberse teletransportado hacia atrás, aún cuando su silueta difuminada era atravesada el ya estaba dispuesto a ejercer fuerza en contra y contraatacar.

 - ¿Soy demasiado rápido para tu marioneta? - falsa soberbia - Si se preocupase menos de ellos y más de mi no cometería el error de atacarme dos veces de la misma forma.

 No era una provocación para aquel cuerpo, aquel alma inexistente, era una provocación rastrera a Astaroth. Estaba viendolo, no se lo perdería, no se perdería como aquel orgullo era aplastado por su mascota. Pero aquella era la mejor parte del espectáculo, cuando Astaroth creía que todo estaba bajo su control e iba según sus planes.

 ¡Instantes! Y Adirael cargaba...¿hacia arriba? Un impresionante salto y un descenso en picado dispuesto a arrasarlo todo. Aquella no era una lucha para contenerse.

 ¿Quereis un mensaje?

 Este es mi mensaje. Si nos proponemos algo, somos implacables.

 - ¿¡Qué tal...ASÍ!!?

 El impacto contra el suelo era una muestra destructiva del poder del psíquico. Un poder que parecía caótico, descontrolado, capaz de ser partícipe de grandes catástrofes.

           ....sssssshh.......

                           .......kkkk.....

                                     .........KAAAA-BOOOOOOM!!

Ellos ya lo habían visto antes, pero nunca fue tan evidente que sus aliados saldrían indemnes a pesar de estar tan cerca. Era la destrucción invisible, caótica con la fuerte cadena de la disciplina y el entrenamiento como única correa.

 Aguantad....

  pues...aún no se ha revelado lo peor.

 Con la rodilla hincada en la tierra y el mentón bajo, la mirada del psíquico observó el resultado de los últimos movimientos del combate a través de los mechones de cabello. Estaba exausto y aún así se mostraba únicamente ardiente, como si nada con lo que pudiesen golpearle sería suficiente.

No tuve demasiado tiempo de reacción, en cuanto ejecute los disparos ya tenía a la resucitada en frente de mi, incluso después de evadir y propinar un perfecto contra ataque contra el enorme dragón de Geralt.

-Pero que...- pensé y ni tiempo de terminar la frase en mi mente al ver que la synphogear estaba en frente de mi, en mi situación era imposible evadir tal ataque de aquella espada infernal.

En un instante reaccione sabiendo que recibiría el golpe, sobrecargue el escudo de mi traje, liberando un pequeña onda, era sin lugar a dudas una sobrecarga perfecta algo diseñado exclusivamente para mi traje y aun así el golpe aunque no letal, fue poderoso.

Fui empujado unos metros hacia atrás a lo que mi cuerpo reacciono mas naturalmente solté una mano del rifle y la pose en el suelo intentando desacelerar.

Sentía cada gota de sudor recorriendo mi frente y mi cuerpo, aquella espada imbuida en fuego me golpeo pero su fuego no pudo atravesar la defensa que había generado y aun así, estaba sudando.

Reprograme el traje rápidamente y le di parte de la energía que tenia para el escudo, aunque no lo libere al momento, quería esta preparado en caso de que la resucitada arremetiera nuevamente contra mi.

Fuera de mi posición y con la ventaja de la distancia decidí conservar la visión prometeo para poder defenderme de aquella endemoniada velocidad, lleve la mano nuevamente al railgun y apuntando no a sus piernas si no a todo su cuerpo propine un disparo múltiple notablemente mas preciso y por consiguiente mas poderoso a la no-muerta.

- Ustedes empezaron la guerra, nosotros la acabamos-

La coraza de Alexandra brillaba incandescente tras la sola mirada de Geralt, mientras que el viejo dragon de tierra trató de pisotear a la synphogear en vano, ser grande a veces tenía sus desventajas, mas cuando el objetivo parece moverse ligeramente al margen de las leyes de la gravedad. Lo mismo le sucedió a Raven, si bien su traje logró absorver por completo el terrible corte, acertar a un objetivo que se mueve tan rapido era dificil hasta para un tirador del calibre de Jason.

Lilith logró levantarse de nuevo tras recibir el relampago, dispuesta a continuar el combate mientras que Yehudith lograba rehacer la esfera de energía que encesitaban para desactivar runas. Saryn seguía atacando una y otra vez de forma agil y rapida pero no estaba a la altura de Alexandra, la synphogear lograba contraatacarla cada vez, golpeandola repetidas veces y si bien la templaria era alguien resistente, no podría mantener aquel ritmo mucho tiempo.

Adirael logró un fuerte impacto sobre todo el cuerpo de Alexandra, él fue uno de los pocos que en el pasado tenía la fuerza suficiente como para hacerla frente, eso se notaba, pero... ¿por cuanto tiempo?.

La absurda superioridad de aquella creación de Astaroth tenía un objetivo: Adirael. El psiquico podría haberse quedado solo y hacer que los demas se marchasen, podría haber aceptado el pago de la culpabilidad con la que Astaroth le cargaba el sólo. Pero permitió que los demas se quedaran para ayudarle, condenandoles a una muerte que en el fondo Adirael sabía que era inevitable.

Aquel cadaver animado, aquella revivida con el bello rostro de una de las mas grandes synphogears que conoció la humanidad, se cobraría la primera visctima cambiando repentinamente el elemento de su espada. Una onda masiva de hielo se proyectó a su alrededor congelando a todos los presentes, helando su carne, el frió parecía cortar, era inmensamente doloroso, el unico que no se inmutó fue Knurlcarathn, para él, aquello no era mas que un poco de escarcha, pero el resto quedarían encerrados en una gruesa capa de hielo.

Y Alexandra bladió su espada, pero esta vez, no era para proteger la vida como hizo antaño, sino para arrebatarla.

Despació colocó la espada en posición de estocada, mientras esta brillaba con un fulgor blanco. Y sin duda ni remodimiento, ensartó poco a poco a Lilith, ahora inmovilizada en el hielo, sin posibilidades, sin esperanza. La espada atravesó el hielo y el pecho de la hibrida hasta salir por su espalda, nisiquiera pudo gritar de dolor, sus pulmones se estaban congelando desde el interior mientras que todo el hielo se teñia de sangre.

Alexandra miró en ese momento a Adirael, estaba claro que alguien mas miraba a traves de aquellos ojos, quería ver el rostro del psiquico al ver morir de nuevo a sus compañeros. Solo un entrecortado susurro se escuchó gracias al microfono del casco de Lilith.

-Lilith- Perrdón... capitán... no he sido... sifientemente... fuerrte..

Alexandra extrajo la espada y Lilith cayó inerte al suelo. ¿Quien sería el siguiente?.

Mientras la coraza de Alexandra comenzaba a arder vi como los ataques seguían sucediéndose. Por desgracia para nosotros aquel enemigo era mas rápido que los que estábamos acostumbrados a combatir.

Una onda helada surgió de repente de aquella espada y note como mi cuerpo comenzaba a cubrirse de hielo a una gran velocidad. Antes de que el hielo se solidificase por completo a mi alrededor conseguí aumentar mi musculatura haciendo que cristales de hielo salieran despedidos en todas direcciones.

Lo primero que vi cuando me sobrepuse al miedo inicial de quedarme congelado fue a la synphogear atravesando a Lilith con su espada. 

-¡NOOOOO!- Note como mis músculos se tensaban aun mas al presenciar aquella muestra de crueldad. Mi primer instinto fue cargar contra aquel demonio con aspecto de mujer y comenzar a golpearla hasta que uno de los dos muriese. No sabía por que la muerte de Lilith me afectaba tanto, no era que hubiésemos pasado mucho tiempo juntos o incluso hablado demasiado, pero era posible que de cierta manera me sintiera identificado con ella y por eso parecía que su muerte me hubiera afectado tanto, algunas personas la habían tomado por un monstruo por su apariencia física y a mi aun me seguían los fantasmas de mi pasado a manos de Balban.

-Juro que te arrancare la maldita cabeza del cuerpo por esto.- Me obligue a mantener la sangre fría en las venas y a no cargar como estaba acostumbrado a hacer, al menos no ahora, ya habría tiempo para dejar suelta la furia que crecía en mi interior. 

-Knurlcarathn.- Le dije al gigantesco dragón mientras colocaba el escudo a mi espalda. -No podemos cometer mas errores, no podemos dejar que nadie mas caiga, quiero que la golpees con toda tu fuerza hasta que deje de moverse.- Una bola de fuego apareció en mi mano mientras hablaba. -Me uniré a ti en el ataque en cuantos pueda, pero ahora debo ayudar a los demás, todo el ataque depende de ti por ahora.- Y cuando terminé de hablar, extendí el brazo y la bola de fuego salio disparada hacia Raven. Antes de que alcanzara el hielo que le rodeaba, una segunda bola de fuego salio disparada de mi mano hacía Saryn.

Mientras lanzaba el fuego, Knurlcarathn bajo la cabeza y volvió a cargar contra el enemigo a gran velocidad.

-Chicos, no quiero que nadie mas muera aquí a no ser que sea ese maldito monstruo sin corazón.-

Era la historia de su propia vida.

 Sobrevivir en movimiento o detenido, congelado físicamente y en el tiempo, mientras las almas de todos los demás se marchitaban a su alrededor. Su presencia, que trataba de ser inspiradora se apagó como las llamas sobre su cuerpo, era el frío de la muerte que presenciaban entonces. Adirael sabía mucho de la muerte. Demasiado, para su gusto.

 En su mente estaba el casco de Lilith, observando a las súcubos, con la inocencia de un niño. Puede que en su pasado se hubiese visto obligada a matar, incluso humanos, pero si tenía un alma, tenía la posibilidad de ser un alma pura. Un espíritu suficientemente poderoso para encontrar el equilibrio incluso entre personas que la denominaban un monstruo. Para Adirael no había sido nunca una aberración, aunque, tal vez...lo fuera. ¿Negarían lo aberrante de crear esa forma de vida? Se trataba de eso...de los errores de la humanidad. Lilith no era un error, ni era la aberración, sólo los cientificos y sus mecenas. En el pasado todos habían hecho las cosas demasiado mal, siempre hubo demasiada preocupación por los intereses de unos pocos, unos intereses que no eran a la larga, no para todos.

 La muerte era el equilibrio en el mundo. Adirael no le temía a la muerte, ni lloraba por aquellos que tenían la posibilidad de trascender su existencia. Era parte de la vida....el psíquico ya no sufriría por una pérdida en combate, podían tacharlo de insensible, pero allí, en aquel témpano de hielo, Adirael no virtió una sola lágrima ni pretendió gritar con ira desatada.

  Lo has hecho bien Lilith.

 Vería en mis ojos.

 Su muerte no sería en vano, les concedía a todos un tiempo preciado. Y mientras estaba allí parado, Adirael cerró los párpados en la inmovilidad de su prisión. La sacudida del rayó era sólo un cosquilleo de lo que Lilith habría notado potenciado, el abandono de la conciencia, la muerte tomando lo que es suyo por derecho.

 Aquello debía mostrarles la importancia de morir. Lo importante que era detener a aquellos que juegan con los muertos, con sus importantes sacrificios.

 Alexandra también había muerto por Adirael. Vexile también lo había hecho, por él, y por todos los que estaban allí. ¿Permitirían que un engendro les alzase para demostrar su fuerza?

 La respuesta era evidente, pero posiblemente errada si querían mantenerse con vida. Lo más sensato entonces era correr, correr tanto como se pudiese. Huir cobardemente a esconderse en algún cúbil, como ratas. No podía negarsele ese derecho a nadie.

 De todos modos, no iban a sobrevivir.

 Y si lo hiciesen, una prueba peor llegaría de manos de Astaroth.

 Volveremos a vernos....

 Medité.

 ¿Era lógico? ¿era apropiado superar aquella prueba?

La alternativa era la muerte. Así Astaroth dejaría en paz elysium y restaría algo de esperanza en el fondo de la caja de pandora.

 Observé en mi mente, sin abrir los ojos, a Geralt. Vi su energía. La caja estaba allí. La caja de pandora. Pero no había sido capaz, todavía, de dar esperanza a los demás. No con la verdadera fuerza de la esperanza. Adirael se suponía con límites...no era una fuerza del bien....no lo creía así, el psíquico siempre había sido una fuerza del equilibrio. Pero aquella guerra no se ganaría con el equilibrio....o no tenía porqué. Hope ya había pensado en ese equilibrio, incluso aleccionó a Adirael sobre ello razonandolo de una forma dificil de contraatacar...salvo por el sentimiento, por la esperanza.

 Geralt...

 pensé.

 Sé la esperanza que necesitan, se una fuerza del bien, el que incline la balanza hacia el menor de los males. - pues para Adirael tanto el bien puro como el mal más vil eran algo negativo - Jason.

 Sé que podrás guiarle.

 no les hablaba.

 Sólo pensaba, porque aunque no lo hubiese dicho, aunque no lo mostrase allí congelado y fuese imposible saber lo que pasaba por su cabeza, Adirael ya había previsto aquel desenlace, y no sólo ese. Adirael sabía, que tarde o temprano, morirían.

 Dependía tanto de él, como de los demás, que no todos lo hicieran.

 Si Adirael caía antes, entonces, tal vez, ellos sobrevivirían.

 Sólo después de un momento de calma plena y meditación traté de forcejear contra el hielo, algo casi imposible para mi en una situación así. El rayo me había dejado en un limbo de contemplación y conformismo extraños...en aquel instante no podía despertar.

Solo pude distinguir un destello blanco para cuando me di cuenta estaba completamente congelado, pero no me gustaban las sorpresas y menos cuando algo de ese calibre se manifiesta de mi logre reactivar el escudo de energía, al ver aquel manto helado expandiéndose por todos lados.

-¿¡Hielo?!- no era capaz de moverme inmóvil, vi como la no-muerta se acercaba hacia Lilith y irremediablemente ensartaba su espada en su pecho hasta salir por su espalda, al removerla pude ver como la sangre salía de las fisuras creadas por la espada.

-No...- incapaz de moverme de realizar cualquier acción presencie otra ejecución de una hibrida pero esta vez se me hizo tan familiar, otra muerte cobrada como aquella vez, una lagrima corrió por mi mejilla, no sentía miedo a la muerte pero si al ver a  otros morir ante mi, Lilith y yo no era que nos llevaramos bien pero aun asi, perder a un miembro del equipo era algo inconcebible.

Acto seguido Geralt destrozo el hielo que lo aprisionaba a fuerza bruta, su cólera le domino por un instante, a diferencia de mi no podía salir de esa prisión cerré mis ojos y espere aunque no tarde en notar un calor completamente diferente al de la espada infernal, era sobrecogedor; al abrir los ojos me di cuenta que estaba ardiendo Geralt nos había liberado a mi y a Saryn.

Las palabras de Geralt, las comprendía pero esta vez no me dejaría llevar por mis emociones, aun con toda la rabia que sentía no la demostré, ni en mis palabras ni en mis actos -A por ella- fue lo único que mencione, no estaba dispuesto a ver a nadie mas morir, este combate tenía que acabar cuanto antes, me enderece y mire a la ex-Alfa a los ojos, no podía entender como nos sentíamos pero desde luego lo iba a pagar caro.

Tome mi rifle firmemente apuntando a aquella aberración y empecé a dispararle sin contemplación, un par de disparos hubieran sido suficientes pero descargue dos poderosas ráfagas en aquel cuerpo, algo a simple vista innecesario, pero aquel ente era veloz, demasiado; debía asegurarme que al menos algún disparo le diera sin importar lo que fuera.

A cada segundo la posibilidades del equipo de Elysium parecían mermar y la superioridad de la synphogear revivida aumentar. Los ataques seguían impactando en su armadura sin efecto aparente lo que hacía plantearse cuantos demonios habían hecho falta para matarla en vida, mas aun si estaba en compañía de los mejores soldados de la humanidad.

Por el cuerpo de Lilith se fue extendiendo el hielo de nuevo, congelando tanto sus entrañas como su piel exterior, aquella extraña habilidad de hielo la había dejado fuera de combate en tan solo unos segundos, ahora no era mas que un trozo de hielo con el pecho atravesado en el suelo.

Raven esta vez sí alcanzo por partida doble a Alexandra, logrando varios impactos en todas las piezas de armadura, Saryn volvió a coordinar su ataque tras liberarse del hielo, pero de nuevo Alexandra respondía con mas golpes, agotando la resistencia física de la templaria. Saryn optó entonces por un cambio de estrategia se puso ante la figura congelada de Adirael y comenzó a lanzar cortes rapisidimos y precisos, la hoja de sus espadas tocaron el cuerpo de Adirael, pero solo cortaron el hielo en toda una muestra de precisión. Luego con un fuerte golpe introdujo la mano en el hielo agarrando a Adirael del pecho y tiró con todas sus fuerzas, el hielo, ya cortado, se deshizo dejando libre al psiquico.

-Saryn- ¿Sigue con nosotros, capitán?...

Adirael pudo ver de cerca su rostro, la templaria tenía heridas y sangre brotando de su cabeza, estaba muy herida pero a pesar de todo se mostraba serena. Liberaría a la sucubo tambien en cuanto pudiera si Geralt no lo hacía antes. Perder la potencia de fuego de Lilith requería un cambio de proceder... si es que había una forma de proceder que les garantizara esperanza.

Los rayos siguieron castigando a los presentes, esta vez al cazador y no solo los rayos caídos del cielo, sino tambien los que Alexandra imbuyó en su espada. Como bien dijo Adirael, Alexandra o lo que es lo mismo, Astaroth, sabía que Yehudith era la clave para vencerla. Esta vez si y aprovechando el congelamiento de la sucubo, se lanzó contra ella propinando dos brutales cortes con su espada, que ademas, provocaría una descarga a todo lo que hiciera contacto con ella.

Cuando Alexandra cargo contra Yehudith, clave los pies en el suelo, active aegis gastando mas energía de la necesaria por si decidía cambiar a fuego y sujete la espada con ambas manos preparado para recibir los impactos en su lugar.

El primer golpe fue duro pero conseguí mantener la compostura aunque el segundo llego de forma inesperada y mas rápido de lo que pensaba lo que me dejo aturdido. Mi campo de visión se lleno de puntitos negros y comencé a pensar que me desmallaría.

Knurlcarathn por su parte comenzó a correr hacia el enemigo haciendo que el suelo temblara bajo sus pies. Si su golpe acertaba en el blanco, arrollaría a Alexandra provocando daño en todas las partes de su armadura.

A base de fuerza de voluntad conseguí volver a centrar mi vista, estaba con una rodilla en el suelo, pero no recordaba haberme movido. Sacudiendo la cabeza me incorpore de nuevo y volví a colocarme al lado de la sucubo, aun encerrada en su prisión de hielo.

 Como un despojo mi cuerpo fue separado del témpano helado, al abrir los ojos contemplé las heridas de la templaria. Sabía que en otra ocasión hubiese llevado mi mano hasta ella, y me hubiese quedado observandola, petrificado, pensando en que todo aquello era mi culpa. Era la reacción más humana, la del miedo a que otros sufriesen por culpa de las acciones y decisiones de otro. Lo humano era...¿huir? ¿arrepentirse? ¿reprocharlo? Era el egoísmo de la supervivencia....el ser humano podía llegar a ser francamente patetico.

 En efecto acerqué mi mano a ella, pero para colocarla sobre el hombro de su armadura.

 - Libera a Yehudit. - pero no hubo sentimentalismo. Sólo una orden directa. No había agradecimiento más allá del que se sobreentendía, no había un momento de duda, no había debilidad a pesar de la congelación y la reciente pérdida.

 Alexandra y Adirael no eran tan diferentes entonces. ¿Y si fuera el psíquico aquel no-muerto? ¿Y sí todo hubiese sido diferente y ahora tuvieran que combatirle a él?

 Tampoco hubiesen tenido ni una sola posibilidad.

 ...¿o sí..?

 - Raven. - el segador, el tirador más letal de la raza humana - necesito otra de esas ráfagas. - lo estaba haciendo bien.

 Con suerte su estrategia saldría bien, calcular el daño era complicado, pero la molestia que estaban causando no era para nada, todo estaba en la mente del psíquico como números en una computadora, como si pudiese suponer hasta que punto podía aguantar cada uno y hubiese calculado ya cual era el punto de no retorno en una lucha contra alguien sin aparentes límites, al menos, sin cansancio.

 - Geralt. - llamó, sin gritar, manteniendo el tipo, como si aquella batalla fuera sólo un juego de ajedrez en una tarde tranquila, sentados mientras disfrutaban de las comodidades de Elysium, era la voz de un humano que había contemplado a los grandes y aún así, jamás se sintió pequeño. - la coraza puede esperar. - aunque su estrategia estaba siendo adecuada, el dragonborn habría pensado que lo esencial era detener las runas de su cuerpo. Pero ignorar la espada era demasiado para ellos. - toma la energía de yehudit y centrate en su espada. - No era una orden, pero no parecía una simple sugerencia. - Saryn te ayudará. - después de liberar a la súcubo ambos tendrían acceso.

 Su "mascota" siempre podría seguir golpeando la coraza, él tenía la cabeza suficientemente dura.

 Debían desechar aquellas runas, los elementos les estaban causando demasiados daños al ir en su contra. Afortunadamente la arena y la tierra no se volverían contra ellos, de momento.

 En cuanto los guantes caigan por mi mano, pasareis a la total ofensiva.

 Adirael alzó ligeramente las manos, dibujó una luna con el pie derecho al desplazar su pierna y flexionando los brazos mostró sus palmas abiertas, con los dedos juntos y extendidos. La elegancia del dragón conservaba el poder del tigre, pero su poder no era fruto de la furia, sino de su naturaleza orgullosa y superior, aquella era la superioridad de todos y cada uno de los frentes en las técnicas de las artes marciales.

 - No queda mucho para que todo termine. - Aparentemente un mensaje de ánimo.

 ¿Sabían ellos el final que Adirael ya había calculado?