Partida Rol por web

Tras disparar y acertar a mi objetivo pude observar como un relámpago venia hacia mi, lleve el rifle detrás de mi y coloque una mano al suelo, mientras cargaba el escudo del traje, al recibir aquel poderoso rayo, no sufrí daño alguno solo el desgaste del mismo escudo, un pequeño precio que debía pagar, para continuar atacando.

Esta vez Adirael fuera del hielo me pidió un segundo ataque con la misma intensidad, algo que no descarte a lo que afirme con la cabeza pero aun así, decidí tomar una decisión mas viable para aumentar las probabilidades de acabar con aquella revivida, primero fui corriendo hasta la todavía congelada Yehudit y Geralt, después con firmeza apunte a Alexandra con el rifle y ejecutando un disparo un tanto peculiar, salieron una ráfaga de balas incandescentes, casi segadoras del cañón del arma.

Por suerte la Ex-Alfa había sido apartada de Geralt y Yehudit lo que nos daría algo mas de tiempo, desplegue el dispositivo de cobertura y aguarde, pacientemente. 

-Espero que sepas lo que haces, Adirael-

Saryn asintió a Adirael, dando a entender que con heridas o sin ellas lucharía hasta el final, incluso si ella caía, debían continuar la lucha a cualquier precio, aquello iba mas allá del deber, era una cuestión de superviviencia, para un templario es prioritario salvar la vida de la mayoría, incluso cuando eso le puede costar la suya.

La templaria no dudo en ayudar a Yehudith aun siendo esta un demonio, repitió el mismo proceso que con Adirael y liberó a la sucubo de su prisión de hielo.

-Yehudith- Tengo hielo por dentro de la armadura... no os imaginais lo incomodo que es...

Protestó la sucubo mientras seguía sosteniendo la esfera de energía, pero apenas se la pudo escuchar, el viento comenzó s soplar con una fuerza desmesurada, mas propio de un huracan que de una simple tormenta, costaba mantener bien el equilibrio.

Raven había logrado otra diana, esta vez con munición de marcaje que se podía ver perfectamente, pero la armadura de la synphogear seguía sin ninguna rotura clara, aunque si estaba claramente mellada, comenzaban a verse los resultados de todos los ataques, la parte mas debil, los guantes y los brazos parecían especialmente dañados.

Alexandra estaba en plena refriega con Geralt cuando de pronto, brincó de nuevo para cojer distancia, luego comenzó con una extraña danza. Comenzo a mover la espada a su alrededor como si fuera capaz de amasar el viento entre sus brazos y moldearlo a su antojo, tras varios giros, sin variar su posición, empezó a lanzar cortes en todas direcciones a una velocidad que hacía que su silueta se difuminara, totalmente sobrehumana. De el viento comenzo a cortar a los presentes, la estela de los cortes salía de su espada y seguía su camino como si de una cuchilla extensible se tratase, el viento general no hizo sino aumentar aquella extraña pero letal habilidad.

 Adirael dio un solo paso al frente, flexionando notablemente la pierna derecha mientras cubría su cuerpo con los brazos, el viento golpeó hacia atrás su cabello que ondeó salvaje azuzado por la furia de Alexandra y su poder sobre los "elementos". Cada uno de aquellos les golpeaba de una forma, Adirael los conocía, había visto como los demonios caian ante ellos con facilidad, como legiones enteras se inclinaban ante aquel potencial.

 Pero aún no había llegado el momento de arrodillarse. El viento era algo que el también podía mover si se lo proponía, de todo cuanto podía desplazarse con la mente, era, seguramente, una de las materias más dificiles de mover, pero podía hacerse con la concentración adecuada.

 El sobreesfuerzo mental de Adirael regresó como lo hizo su omnisciencia. Con ella también regresó la cúpula que los protegería a todos.

 - ¡Buen trabajo Jason! - confirmó al ver el marcado, el psíquico no podría haber esperado algo mejor - ¡Geralt! - exigí - Saryn. - le especifiqué.

 Adirael se encargaba de librar a Yehudit de aquel golpe, o eso pensaba en ese instante. Saryn debía ser protegida, ya estaba más malherida que el resto y no podían permitir que le ocurriese lo mismo que a Lilith.

 Moviendo marcialmente las manos dibujé la trayectoria de aquel golpe de viento, como si canalizase su fuerza. No era como la barrera psíquica, ahora se trataba de hacerse uno con el aire y reenviarlo de vuelta al engendro que lo había creado. Apuntar a la armadura de los brazos parecía lo más adecuado. ¿Podría protegerse de sus propios golpes? ¿Podría Adirael superar el control del viento que Alexandra blandía con tanta confianza?

02 de Septiembre del 2131, base militar a las afueras de Israel. Dia de descanso.

Atardecer en tierras sagradas, aunque Alexandra no lo había mostrado abiertamente, parecía bastante alegre de poder visitar Israel, aunque mucho de lo que habían visto eran ruinas y lucha, parecía agradecer su corta estancia allí. La templaria era la que menos mundo había visto, había nacido y crecido entre las murallas del Vaticano y si bien había recibido una educación privilegiada, ver los lugares en directo era infinatamente mas interesante que cuanto los había visto en libros o documentales.

Portaba su armadura y empuñaba a Maljut mientras hacía sus ejercicios diarios en lo alto de una colina visible desde la base militar. Adirael era libre de estar con ella o atender a sus propios asuntos, pero desde que se conocieron, no pasaban el rato juntos por las ordenes de Yanila, sino por que para ambos, la compañía del otro era simplemente gratificante.

Su silueta se dibujaba al contraluz de un sol que ya estaba alcanzando el horizonte en un atardecer anaranjado. Alexandra realizaba giros con su espada, parecía danzar, dibujar en el aire, aquellos ejercicios nisiquiera parecían algo relacionado con el combate, sino algo místico, agradable de ver, era una armonía dificil de describir, inspiraba paz. Bien pudiera ser un ejercicio de relajación a pesar de la complejidad y perfección de los movimientos.

-Alexandra- ¿Sabes por que nos llaman synphogear?... el primer templario considerado synphogear fue un hombre que luchaba escuchando música, con ayuda de esta alcanzaba la concentraciíon suficiente como para romper su realidad personal incluso mas allá que los templarios mas habilidosos. Pronto comenzó a tomar alumnos que aprendieron esta tecnica y se les proporcionaron las mejores armaduras de combate, en cuyos cascos podía escucharse a una gran calidad la musica que ellos querían. Asi que para referirse a estos guerreros, se usó la misma forma en que se llamaban a esas armaduras "synpho-" de sinfonía y "-gear" equipamiento.

En efecto, muchos movimientos de Alexandra parecían mas un baile que un estilo de combate. No había ninguna razón en particular para que la synphogear le estuviese contando aquello mientras se ejercitaba, simplemente lo dijo a modo de curiosidad, para ofrecer conversación.

Mientras tanto, unas pocas hojas de unos arboles cercanos fueron movidas por el viento hasta revolotear alrededor de Alexandra, de pronto estas danzaron junto a ella repitiendo la trayectoria de su espada, en perfecta armonía, el poder elemental de El Reino, era increible de ver incluso a esa escala, pero tal vez solo fuera una ilusión creada por la belleza de la propia templaria, incluso en eso había sido bendecida. Inhumana para muchos, mas humana que nadie para unos pocos.

Note como el viento comenzaba a soplar con fuerza.

-Parece que el tiempo esta muy tonto hoy.- Pensé mientras me situaba junto a Saryn para detener los ataques que la templaria volvía a lanzarnos. Algo hizo Adirael con el viento porque vi como uno de los ataques que el enemigo nos lanzo se volvió contra ella y se le caían las protecciones de los brazos.

Recibí ambos golpes pero el daño sufrido fue menos del que podía haber sido gracias a la protección de Adirael y de las mías propias. También recibí los golpes que venían hacia mi, me parecía imposible evadir el viento.

Introduje la espada en la esfera de energía que Yehudith había creado. -No creo que me pueda olvidar de esa coraza capitán.- Y tras decir eso comencé a correr hacía la templaria aprovechando la celeridad y lance un tajo que si no era evitado golpearía en mas de un sitio.

Knurlcarathn tampoco evito ninguno de los ataques dirijidos contra el, con tu tamaño, era complicado. Siguió atacando a la coraza, y así lo aria mientras no le diera otro objetivo, pero esta vez giro un poco sobre sus patas y ataco con la cola.

- En ese caso, yo me ocupo... - le concedió, tal vez era sólo porque había sacrificado su propia vitalidad para librar a Saryn de un golpe que a duras penas soportaría.

 Adirael dejó que el viento le deslizase con gracilidad y de aquel modo, peculiar, retrocedió hasta Yehudit colocandose delante de ella.

 - ¡Está bien! - advirtió - es hora de que paseis a la ofensiva. - Si no se equivocaba, ahora lo tendrían más fácil para hacerse con la posibilidad de dañarla. Podía tener una energía ilimitada, pero era innegable que lo que quedaba del grupo golpearía con fuerza.

 El psíquico pretendía imbuir sus propias manos en la energía creada por Yehudit, pero para eso necesitaba que estuviese en pie durante un poco más de tiempo, mientras, él la protegería de todo daño. Si Saryn se quedaba cerca, tal vez pudiese hacer lo mismo por ella.

 - Jason, concentra el fuego en el casco. - tenía libertad para actuar por cuenta propia, no le exigía un disparo a la cabeza, sólo que cuando lo tuviese a tiro, como el considerase, acabase con aquella protección cuanto antes. Para un francotirador de su talla un golpe en la cabeza a esa distancia debía de ser algo sencillo...si no fuera por la velocidad puede que hasta se aburriese.

 - En cuanto tengas oportunidad busca cobertura cerca de Yehudit. ¡Necesitaremos su energía en tus proyectiles! - así, Adirael sólo conseguía que Yehudit fuera un blanco más interesante, recordaba que aquella súcubo era su supuesta única esperanza.

 Parecería que Adirael pretendía llevarse todos los golpes si podía a partir de ahora.

 Esa no es la gracilidad de Alexandra...no es su armonía...

   ...esa...no es la sinfonía de LA templaria.

Después del despliegue de Adirael y la defensa Geralt decidí mantenerme detrás de la pantalla que había creado, una fuerte ráfaga de miento me desplazo un par de centímetros hacia atrás pero pude mantenerme de pie a lo que pude observar con Alexandra no lanzaba cortes hechos de viento.

-Roger- Dije en voz alta, concentrada, segura; intentaría a toda costa dar ese disparo a la cabeza pero prefería aprovechar la oportunidad de dar en mas de un lugar a la vez, era mi única ventaja en la distancia, pero primero tocaría afrontar aquellos cortes.

El primer corte logre esquivarlo sin problemas y segundo por desgracia me dio de pleno en el pecho, sino hubiera sido por la armadura tendría una terrible herida, tome posición y apunte nuevamente y empecé una par nuevo de ráfagas esperando que la munición de marcaje hiciera su trabajo y pudiera acertar los disparos que estaba ejecutando es ese momento.

En el momento que descargue dos poderosas ráfagas permanecí detrás de la pantalla, esperando, observando meticulosamente que haría la no-muerta, para ejecutar un plan en consecuencia.

-Aquí solo sirve improvisar- 

Adirael logró con exito devolver la cuchilla de viento hacia la propia Alexandra, un eficaz movimiento que despojó a la synphogear de la mayoría de la protección de sus brazos e hiriendolos. No los perdería y regeneraría sus heridas, pero su efectividad en la refriega disminuiria lo suficiente como para hacer del combate cuerpo a cuerpo algo viable.

Geralt se llevó la peor parte, logró proteger a Saryn pero recibió los cortes de ambos, comenzó a sangrar abundantemente, tambien Raven notó como su cuerpo empezaba a llegar al limite, era mas la moral lo que los mantenía en pie que el estado físico, todos los miebros del equipo estaban muy heridos, mas de lo que sus mentes admitían. La adrenalina le permitiría seguir, pero no por mucho tiempo mas.

Geralt, por su parte, logro dar totalmente de lleno a Alexandra con un poderoso barrido, fue curioso, mientras que las espadas de Saryn se partían al mero contacto con la hoja demoníaca, la espada de Geralt no solo resistía, sino que ademas de no mellarse lo mas mínimo, era la espada demoníaca la que se mellaba. Gracias a la energía de Yehudith, la runa que representaba el elemento agua se apagó.

La voz de Saryn se escuchó en voz baja detras de Geralt despues de que este la protegiera.

-Saryn- Gracias, grandullón.

Tras decir aquello brincó por encima de él y procedió a hacer su movimiento mas letal, una serie de cortes que requerían un manejo de la espada similar al de Dianeira, podía notarse la influencia de esta ahora mas que nunca en cada movimiento. Desenfundó las cinco espadas, dos en sus manos, dos las lanzó al aire a ambos lados de Alexandra y la otra la sostubo en la parte interior de la rodilla, fue entonces cuando se movió a una velocidad equivalente a la de la Synphogear, lanzando un corte con cada espada. Cuatro de ellos alcanzaron sus objetivos, pero el quinto se encontro con la espada demoníaca, rompiendo la hoja al instante. Los daños eran ahora evidentes en la armadura de Alexandra, Raven había hecho de nuevo varios blancos, había marcas del railgun por todo su cuerpo.

Sin la capacidad de contraatacar, Alexandra parecía ahora avasallada por la oleada de ataques que estaba encajando, pero sólo fue una ilusión que duró hasta que volvió a moverse a una velocidad endiablada para colocarse en medio del grupo que se había colocado alrededor de Yehudith. Su espada brilló con el poder del fuego y realizó un fortisimo barrido similar al ejecutado recientemente por Geralt, alcanzando a Yehudith, Raven, Adirael y el mismo Geralt.

No dispuesta a mostrar el mas mínimo de clemencia clavó la espada en el suelo y de ella salió proyectada una explosión de fuego que arrasaría la zona, transformando el escenario en un infierno total.

Las esperanzas se desvanecían... ¿acaso en algun momento tuvieron la mas minima oportunidad?, el infierno que estaban viviendo era fruto de su decisión, la decisión de no huir, de enfrentar el mal... pero en el cielo nadie velaba por ellos, estaban solos... ¿realmente lo estaban?.

No pude evitar sonreír cuando Saryn hablo, pero no podía perderme ahora en los pocos recuerdos de mi mente. En el momento en que vi como la espada de Alexandra se cubría de fuego, volví a activar el Aegis a mi alrededor para que me protegiera del fuego.

Evite el corte que se dirigía hacia mi moviéndome hacia Yehudith y recibiendo el golpe dirigido hacía ella. Una explosión de fuego cubrió la zona pero no me moví y deje que el Aegis hiciera su trabajo.

Deje que mi musculatura volviera a la normalidad, solté una mano de la espada y saque el escudo de detrás de mi espalda. -Lo siento capitán, pero si sigo así mucho tiempo no voy a aguantar.- Y acto seguido deje que la energía recorriera mi cuerpo, curando las heridas mas graves y posibles hemorragias internas. En cuanto me recuperase un poco estaría listo de nuevo para volver al ataque.

Por su parte Knurlcarathn recibió un poderoso ataque de fuego que le dejo algunas partes de piel ardiendo pero eso no pareció importarle lo mas mínimo, volvió a lanzarse al ataque ignorando por completo el fuego y centrándose en la coraza del enemigo.

 Geralt tenía toda la razón. Era demasiado. Pero...¿qué esperaban cuando se quedaron? ¿Les había engañado la confianza de Adirael para hacerlo? La muerte era una opción tan válida como la victoria, pero era además una de las opciones más probables dada la situación. Tal vez ahora empezasen a darse cuenta de ello, cunado ya era demasiado tarde. ¿Podía culparles? No. Sólo podía seguir luchando para que eso no sucediera.

 No les podía prometer ganar....y aunque lo hicieran, si ocurriese el milagro, ya habrían perddio a Lilith. Aquella era la cruda realidad, la del dolor y la muerte, la inferioridad humana en toda su expresión. Aquella guerra le había sido robada a los humanos, no estaban en su etapa más desarrollada, no era el momento para luchar, no era su momento. Pero los demonios llegaron, sin preocuparse porque fuese una lucha justa. Y allí estaban, siendo masacrados.

 - No importa que. No importa como. - espetó Adirael mientras se echaba a un lado dejandole espacio a Geralt para consumir el fuego con su aegis. - Pero saldremos de esta.

 ¿Una promesa? Parecía incluirlos a todos. No podía hacer nada para evitar que murieran...salvo...

  ...arriesgarse él, como había pedido a Geralt, como Geralt hacía por voluntad propia.

 Repetí la proeza de moverme más rápido que Alexandra, que su espada y que el mismísimo fuego que brotaba de su alma oscura. Pero no tendría tanta suerte con la explosión de fuego que envolció todo en llamas. No podía protegerme de todos los ataques, demasiados y destinados a todo el grupo. Yo había sido entranado para eso...ya había fracaso, era demasiado tarde...

 ..no había nadie a quien devolverle a Alexandra, ni se podía ganar la guerra deteniendo eso.

 Era todo la voluntad de un ser vil...tan oscuro como ningún humano pudiese imaginar. No me refería a Balban, comparado con Astaroth, no era más que un grano de arena en el desierto.

  Ese cabrón lo está logrando....

     ...está logrando sacarme de mis casillas....

 Apreté los puños, absorbí todo el daño que pude con mi capacidad telequinética y lo transformé.

 - ¡No os rindais! ¡No retrocedais! ¡Cuanto más fuerte es la oscuridad...MÁS INTENSA ES LA LUZ QUE LA PROYECTA!

 Adirael flexionó los brazos delante de él, separó las piernas como si entrenase en el jardín de elysium los movimientos de kung-fu, dibujó letras en el viento envuelto en llamas, y golpeado y bapuleado se mostró una figura inamovible que se alimentaba de aquel baile de flamas y viento.

 Saltó, y cuando sus pies volvieron a tocar la tierra, lanzó un puñetazo hacia Alexandra. Un golpe a distancia que tenía como objetivo su espada, un golpe cargado con la energía propia, con la energía de la propia Alexandra y el extraño poder de Yehudit.

 - ¡Acabemos con esto! - Tenían que cerrarlas.

 Cerrar todas esas runas.

 Lo que se cerraba ahora, sin embargo, eran las multiples heridas sangrantes, mientras la sangre tornaba dorada y se agitaba mezclandose con el sudor que cubría negruzco todas las partes visibles de mi cuerpo. Nos quemabamos vivos, y si no fuera porque no teníamos alternativa, nuestros cuerpos hacía tiempo que deberían haber dejado de moverse al ritmo al que lo estaban haciendo.

 La voluntad y el ánimo de Adirael nos e habían quebrado, pero, de haberlo hecho, ahora sería un cadaver humeante en el suelo, o un despojo a punto de rogar por unos segundos más. No por su vida...sino, por la de los demás.

Las palabras de Adirael eran intensas tenían un valor importante pero la situación era cuando menos, complicada...todos estábamos muy heridos y casi sin energías pero no nos rendimos continuamos luchando, sin miedo alguno a una antigua leyenda de la humanidad.

Tras esquivar el barrido de la synphogear con extrema facilidad dando un salto hacia atrás me dispuse a dispararle, por otra parte el estallido de fuego que emitió, no pude evitarlo, era imposible, pero gracias a Adirael aquella bomba infernal había sido reducida a una suave brisa de verano, el problema era que ahora estaba en llamas.

Pude notar como la piel se achicharraba por dentro de mi traje, aun con la protección de una capa protectora que tenía por debajo de ella, ignorando el dolor seguí haciendo lo que mejor sabía hacer, poner la bala donde mis ojos quisieran, pero no un simple disparo, el railgun había pasado completamente de un rifle francotirador a una ametralladora, era lo mejor, la situación lo exigía.

Con una bocanada de aire sostenido precise a Alexandra y ejecute una ráfaga veloz, letal, eso si le atinaba a aquel veloz despojo, justo después del disparo desactive la visión prometeo, no lograba ver nada en aquellas circunstancias, solo un mar naranja a mi alrededor, algo que sin duda desconcentraría y algo que por necesidad debía evitar.

-Veamos que haces ahora...-

Alexandra seguía mirando a Adirael, apenas miraba a los demas a la hora de intentar esquivar sus ataques, el que miraba a través de aquellos bellos ojos, quería ver el rostro del psiquico, quería verle pagar por la afrenta, tanto hacia él como a los propios humanos. El rostro de Alexandra se mantenía totalmente inexpresivo, no sonreía, no fruncía el ceño, no mostraba dolor ni divertimento... solo era una marioneta poderosa, en manos de alguien aun mas poderoso.

Entre los multimples saltos y velocidad, la rafaga de Raven no logró su objetivo, Saryn  por su parte logró un ataque en tijera que impactó de lleno en las piernas de Alexandra haciendo saltar chispas de nuevo.

Pero sus esfuerzos eran en vano, el enemigo que se presentaba ante ellos era muy superior y continuaría hasta matarles, porque esa era la pretensión de Astaroth, dar de nuevo otra lección a los humanos, intimidarlos para que siguieran escondidos bajo tierra y con temor, por eso usaba sus propias leyendas contra ellos, por eso Adirael moriría allí junto a todos los que se habían atrevido a seguirle, a defender a un cobarde que dejó atrás a la compañera que ahora había sido revivida para servir a Astaroth, para salvar su propio pellejo.

Eran hormigas siendo aplastadas para que el resto de la colmena no se atreviera a salir de su agujero.

Desde cierta distancia, Alexandra, en vez de preparar otro brutal ataque con su espada, pareció relajar la posición, pero lejos de parar, parecía dispuesta a acabar con ellos de una vez por todas, de terminar de arebatarles la esperanza. Su espada brillo con el poder del rayo de nuevo y simplemente, la introdujo en el agua que pisaban, transmitiendo directamente a sus cuerpos una descarga electrica letal, no había escudo que pudiera protegerles de aquello, el dolor comenzaba a ser simplemente insoportable, los chispazos y arcos electricos se proyectaron sobre todos los presentes, esta vez incluso Saryn gritó de dolor, Yehudith, aun sosteniendo la esfera de energía, cayó de rodillas notablemente debilitada, la invocación no se sostendría mucho mas tiempo.

Alexandra seguía con aquella expresión congelada mirando a Adirael. "Mira como mueren" , "Tu eres el culpable de su sufrimiento", ese parecía ser el mensaje oculto en aquella mirada, en aquellos ataques brutales que ademas de destruir sus cuerpos, buscaban destruir su voluntad.

La electricidad cubrió nuestros cuerpos y todos sufrimos el daño, el problema es que el resto del grupo también estaba ardiendo. El combate se acercaba a su final y no presagiaba un buen resultado para nosotros.

-Mierda, así moriremos pronto.- -¡Chicos, necesito que reventéis esa coraza lo antes posible!- Grite por encima del fragor de la batalla mientras mis músculos crecían de nuevo. -¡Knurlcarathn, mete el frontal de tu cabeza en esa esfera!-

Tras decirle aquello y usando la mayor velocidad de que disponía introduje el escudo y la hoja de la espada en la esfera de energía que Yehudith mantenía justo antes de que Knurlcarathn llegara corriendo y frenara antes de introducir la parte mas saliente de su prominente cabeza.

-Solo hay que centrarse en su vientre.- Pense mientras me giraba y encaraba de nuevo al enemigo mas poderoso que había conocido hasta la fecha.

 Y ahora. La conclusión. ¿Lo comprendeis ahora?

Geralt habló.

Veo que no.

La muerte. La derrota. El resultado lógica de una preparación desatendida, de unos potenciales inalcanzados. Falta de previsión, de entrenamiento y de administración del poder. Ni con sus invocaciones, ni con sus armas, ninguno de ellos era rival para un demonio mayor o su avatar directo. Pero eso Adirael, ya lo sabía. ¿Por qué les permitió quedarse entonces?

 Porque igual que Adirael sabía eso, había predicho otras cosas...cosas que harían que cualquiera de ellos se preguntasen como era posible que una mente controlase las variables de ese modo, como, hacía horas, muchas horas, Adirael ya había considerado un escenario muy similar a ese.

 Pero no era el momento. Aún no.

 De momento, tenían esperanzas....Adirael no podía hacer mucho más que defenderlos, estaba exahusto y era tarde para utilizar un as bajo la manga. Sin embargo, la previsión del alpha rozaba la omnisciencia.

 ¿Aún confiaban en él?

 Tal vez estuviesen equivocandose de pleno.

 - ¿¡Un golpe a la desesperada!? - la sangre quemada, el cabello humedo y grisaceo por la ceniza, la debilidad humana en su máxima expresión, habló. Adirael no podía continuar...pero no se rendía porque ellos no lo hacían. Era un despojo, no tiritaba pero la electricidad lo sacudía...su voz no se quebró, pero estuvo a punto de hacerlo en la última de sus palabras.

 El psíquico estaba dando su última inspiración....y aunque comprendía la petición de Geralt parecía no secundarla del todo.

 - De...acuerdo.

 Asintió con pesadez, sus movimientos no eran para nada fluídos, golpeados por la electricidad, el cansancio y la inminente derrota.

 Demosle a ese dragón una oportunidad... pensé.

 Adirael adoptó una posición ofensiva...de todos modos, no podía luchar contra la corriente que avanzaba por el agua salvo buscando un montículo que le sirviese de aislante.

 De nuevo, el estilo del tigre, de nuevo un rugido esta vez, inspirado desde sus entrañas en un sincero dolor.

 - ¡¡GrrRRROOOaaaARRR!! - una oda a la desesperación de un estilo de combate completamente ofensivo.

 Un salto para permitirle a sus músculos moverse con naturalidad sin la presión eléctrica en su contra y un golpe directo a la coraza, no con un puño sino con la mano en garra ¡casi parecía que pretendiese arrancar el acero con sus propias manos!

 Aquel grito, aquel movimienta, le dejaban sin fuerzas.

Un golpe más y Adirael caería.

 Depende de vosotros....

   ....pero...seguro que no esperais lo que viene a continuación.

 Previsor. Si algo era Adirael...era...previsor.

Dolor, sufrimiento, extenuación todos padecíamos aquellos males tras el ataque eléctrico de Alexandra, mi cuerpo fue fuertemente golpeado recibiendo un estado de shock, me temblaban las manos y al mismo tiempo me ardían, las llamas que calentaban las placas del traje comenzaban a achicharrar la piel, no estaba preparado para sufrir tantos daños como estos, pero tenia que soportarlo...como fuera.

Al escuchar las palabras de Geralt me sorprendió mucho que el no atacara junto a nosotros, siendo el la fuerza de ataque del grupo decidió imbuirse el mismo y la cornamenta del dragón para después -Espero que sepas lo que haces-  le dije mientras sostenía fuertemente el rifle para que no me temblara a la hora de disparar, Adirael ya había arremetido contra Alexandra pero parecía no ser suficiente y ya estaba gravemente herido, mas que los demás...

-Maldición- pensé, tal era la diferencia de poder entre nosotros, aquella revivida nos mataría y no podríamos hacer nada para detenerla?. Las preguntas se fueron acumulando en mi cabeza pero no había tiempo para ello, debía crear una apertura en aquella coraza o al menos intentarlo con todas mis ganas.

Sobrecargue los circuitos del railgun, provocando una reacción en cadena que proporcionaría a mi próximo disparo un gran daño al alto precio de no poder utilizar el rifle por un tiempo, debía arriesgarme, no nos quedaba mas remedio...

Apuntando al pecho de la synphogear, evitando el mas mínimo contacto con el presente Adirael en aquella escena dispare el rifle lo que mando una poderosa bala a una velocidad inimaginable, pero tenía miedo, aquella revivida era también rápida, nos jugábamos todo a una mano, esperaba que Geralt fuera nuestro As bajo la manga, sino ya podíamos darnos por muertos.

Los circuitos estaban del rifle estaban completamente fritos, casi tanto como su portador, era ahora o nunca, si la suerte nos acompañaría o nos condenaría.

Todo depende de ti Dragonborn...

Tal vez fuera por el dolor, las quemaduras que a la vez se mezclaban con agua manchada de sangre y barro. La visión se comenzaba a tornar borrosa, los oidos comenzaban a enviar sonidos distorsionados y el equilibrio comenzaba a fallar. La humedad se mezclaba con el olor de la carne quemada, el tormento acababa de empezar, era el olor de la muerte.

Cuando Adirael propinó el brutal puñetazo en la coraza de Alexandra, pudo escucharlo, la novena sinfonía de Beethoven que sonaba en el casco de la synphogear, evocando recuerdos ahora mas dolorosos que nunca. La revivida salió despedida unos metros en perfecto equilibrio, momento en el cual un colosal disparo atravesó la escena e impactó de nuevo en el mismo sitio. Haciendo que incluso con la aparente inmutabilidad de Alexandra, se tambaleara a punto de perder el equilibrio. En su coraza había ahora una notable endidura, similar a un crater fruto de la maxima potencia del railgun.

Saryn sacando fuerzas de donde no parecía haberlas, mientras expiraba sangre en cada movimiento, se unió al ataque conjunto propinando otro corte en tigera contra la coraza, pero sus fuerzas le fallaban y aquella armadura aunque visiblemente dañada, no terminaba de dejar al decubierto su pentagrama. Era la armadura de un synphogear, la mejor armadura que había creado la humanidad y ahora reforjada por uno de los demonios mas poderosos conocidos.

Pero no fue suficiente, se quedarían a las puertas de su supervivencia, ahora entenderían cuales eran las consecuencias de su decisión de permanecer, de desafiar a Astaroth, primer general de las hordas demoníacas.

La espada de Alexandra brilló de nuevo con el fulgor del fuego y sin muestra alguna de agotamiento, Alexandra lanzó dos mortales cortes sobre Adirael, su hora había llegado, procuraría no darle una muerte instantanea, Astaroth quería que el psiquico viera como el resto de los que le habían seguido morían.