Partida Rol por web

-Estas espadas no se heredan, se otorgan a aquellos synphogear con las habilidades adecuadas para usarlas, eso es todo.

Dijo, esperando que Adirael entendiese que los portadores de las espadas legendarias no lo eran por herencia de sangre o algun tipo de privilegio reservado a un grupo en particular. Simplemente se entregaban a los que poseían unas habilidades determinadas que por lo general, eran algo especial incluso dentro de un grupo de guerreros como los synphogears.

-Por lo que veo alguien como tu no pierde las viejas costumbres...

Probablemente se refería a la sutil de conseguir información acerca de esas espadas en medio de una conversación sin preguntar directamente, una buena oratoria merecedora del halago de muchos y de una total desconfianza para unos pocos.

-Aqui no hay nada mas para ti, Adirael, estoy segura de que ambos tenemos ahora mucho que hacer.

Que no era sino otra forma "sutil" de decirle que no había razones para su estancia allí una vez hablado el caso que les ocupaba, y extralimitarse en su curiosidad o costumbre de "fisgar" donde no se quiere que fisgue sólo podía acabar en que Dianeira perdiese esa "sutilidad".

Dianeira le aguantó la mirada en todo momento, a Adirael no le haría falta su modo omnisciente para saber que, almenos psicológicamente, Dianeira estaba totalmente en guardia, no confiaba en él o almenos no mas que en cualquier humano del resto de escuelas. De nuevo el fantasma de "algo personal" rondaba la escena, pero de momento nada podía confirmar que aquello fuese por un motivo mas allá de la fuerte personalidad de la synphogear.

- Ya lo veremos. - retó amigablemente a su juicio de que no había nada. Podía referirse a que en ese mismo momento, poco o nada podría sacar en claro sobre lo que buscaba, si, podía ser, en parte, algo cierto. Pero Adirael no tenía una visión lineal del tiempo, no era un simplista...aunque tampoco un científico declarado.

- Espero que se calme con el tiempo. - deseó de corazón, no le motivaba demasiado la idea de que una espada conservase energías negativas tan importantes. - no obstante - no se dió por vencido - tal vez enfoquemos mal nuestra búqueda.

 Tal vez debemos buscar otra cosa, en vez de a Inma de forma tan directa. - Ya que había resultado imposible.

 Seguro que si a alguien se le ocurría otro modo, aquella era Dianeira, era la persona con más información. Por otro lado, no siempre con más información se lograban las cosas, tal vez cambiando el enfoque. No buscar al synphogear sino, algo suyo, algo rasteable que sólo los templarios pudieran saber. Aquella podía ser la clave, pero también sería muy optimista pensar que existía algo así.

 Adirael se inclinó muy ligeramente, apenas un asentimiento.

 - Os dejo trabajar. - seguramente les hiciera falta...

 Pondría rumbo a la sala de entrenamiento, quizás allí encontrase alguna sonrisa.

Dianeira siguió con la mirada a Adirael hasta que este abandonó la sala, desde luego parecían dos personas destinadas a no entenderse por unas razones o por otras. Sin embargo no había nada nuevo en eso, dada la experiencia con templarios de Adirael no le sorprendería aunque tambien es verdad que la synphogar con la que mas tiempo pasó y llego a entablar una sólida amistad era casi todo lo contrario a Dianeira. Alexandra era como la viva imagen de un angel, no sólo por su aspecto físico, sino por su caracter afable, optimista e incluso cariñoso en ocasiones. Sus manos aplastaban demonios con la misma facilidad que daban caricias a quien lo necesitase. Era tan letal como benévola. Adirael sólo encontraría un punto en comun, aquella sensación de tristeza o tal vez añoranza, como si a ambas les hubiesen arrebatado lo mas importante de su vida y cargaran con ello en todo momento.

Adirael tenía tantos recuerdos... y la gran mayoría estaban envueltos en sangre y matanzas.

De nuevo ante la mirada de los caídos, el psiquico atravesó las galerías de vuelta hasta la capilla y de ahí al exterior, Auguste seguía en la entrada y respondería ante un gesto de despedida en caso de que lo hubiese.

La sala de entrenamiento era un lugar muy amplio situado cerca del ala de cazadores, de echo, al ser gran mayoría entre las fuerzas de Elysium, eran los que mas la usaban normalmente. El lugar constaba de tres partes, la primera era como un gran gimnasio, con maquinas para ejercitar de todo tipo y en el centro un rin con todo lo necesario para abarcar la mayoría de disciplinas de combate. La segunda parte era una piscina olimpica cubierta y climatizada. Y por último una sala computerizada donde se realizaban los entrenamientos en realidad virtual, había multitud de sillones con sus respectivos cascos para conectarse. Alicia administraba ese lugar.

Cuando Adirael llegó, pudo ver a bastante soldados ejecitandose en el gimnasio, y en el rin, a la maestra cazadora Nathalya Brightman luchando con un fornido soldado bastante mas alto (y ancho) que ella. Ambos llebavan guantes de boxeo y parecía un combate mas bien relajado, casi de rutina.

- ¿Eso es boxeo o alguna clase de arte marcial mixto? - espetó Adirael de buen humor a pesar del encuentro con Dianeira, lo cierto es que todo había salido a pedir de boca, y estaba muy satisfecho con las reuniones del día. Sin ir más lejos, no le habían echado a patadas de la catedral, y no habían mencionado el libro que llevaba en la mano, una provocación más que directa y premeditada.

 Adirael se apoyó en las cuerdas con el libro en la mano y sonreía divertido observando a la pareja de combatientes. Su flequillo se mecía lentamente ante su movimiento, negro como el azabache y escrupulosamente peinado.

 - ¿Dónde puedo conseguir unos de esos? - señaló con un gesto los guantes.

  Si hubiese pensado que era un combate más serio, no hubiese interrumpido, sin embargo, había visto a niños enfrancarse en peleas más duras y cruentas. Claro que...no todos los experimentos a los que estaba acostumbradoa  llamar "otros niños" utilizaban sólo los puños.

Tanto la maestra cazadora como su contrincante se detuvieron nada mas oir la voz de Adirael. Nathalya pareció reconocerle enseguida.

-Tu eres Adirael ¿no es asi?.

Dijo con cierto tono de sorpresa, una sorpresa bienvenida.

-Sólo guanteabamos para entrar en calor, pero cada uno es libre de usar su estilo.

Luego señaló a un perchero donde había colgados varios pares de guantes acolchados.

-Ahí tienes unos guantes, sería un honor que te unieras, no todos los dias se tiene la oportunidad de ver a un "Alfa" en acción.

Dijo con grandes espectativas.

Adirael no había manifestado su deseo de luchar contra la maestra en ningun momento, pero rapidamente, unos cuandos cazadores (incluido el que estaba en el rin) ocuparon lugares alrededor del mismo para no perderse detalle, parecían estar presionando de esa maenra al psiquico. Era ovbio que todos habían oido hablar de las habilidades de los miembros del Alfa, y sabían que Adirael había tenido como maestra a la mismisima Alexandra.

En cualquier caso aunque probablemente muchos no pensaban en eso, el estilo de combate de Adirael estaba pensado en la maxima efectividad contra demonios y sus distintas formas de lucha cuerpo a cuerpo, no contra humanos. Muchas de las habilidades combinadas con telequinética serían muy peligrosas si se usaban contra un humano por lo que Adirael debía descartarlas en aquella situación.

- Sois bastante directos por aquí. - reprochó animado Adirael - Creo que no estoy preparado para decepcionar a nadie tan pronto.

 Casi acabo de llegar.

 Trató de resultar modesto, la primera regla era no subestimar a nadie. Adirael siempre confiaba en la victoria, pero no estaría seguro de ella hasta que se plantease la situación con las diferentes variables. De momento no tenía conocimiento sobre la formación de sus posibles contrincantes en aquella contienda. No se arrepentía de estar allí, pero debía tener precaución...la imagen es importante.

 Apartó su flequillo con la diestra desinteresadamente.

 - Seguramente vuestro entrenamiento sea más completo que el nuestro. - no era una excusa, de hecho, fue a por los guantes. - todo fue bastante apresurado entonces.

 No era del todo cierto. Los seleccionados habían sido condicionados para algo parecido desde niños...eso te marca, para bien o para mal.

 - De todos modos, no quería interrumpir. - se disculpó, quizás esperanzado ante la posibilidad de que le dijeran que era innecesario luchar.

- No tengo el placer de conoceros. - iba dirigido de una forma más sutil a la mujer, pero no descartaba al grupo.

 Nada como pelear para conocer a alguien. Esa es la filosofía, ¿no?

-Oh, lo siento, ahora que caigo nos hemos presentado. Soy Nathalya Brightman, maestra de la escuela de cazadores y estos son mis chicos. Tenemos Delta Force, Rangers, Mosad, Navy SEALs, SAD...

Les recorrió de izquierda a derecha, la maestra consideró que sería mas informativo para Adirael mencionar aquello que sus nombres, aunque ninguno rechazaría revelarlo si Adirael preguntaba de forma especifica. Nathalya no reveló nada de su curriculum de momento.

Parecía una mujer joven y era un poco mas baja que Adirael, sin embargo con aquellas mayas ajustadas podía verse un cuerpo que Adirael, en efecto, no debía subestimar. Todos los presentes parecían guardarle mucho respeto no sólo por el rango, sino por reconocimiento.

-Soldado de los Navy SEALs- Yo participé en un operación de apoyo al escuadrón Alfa cerca de Milán.

Dijo uno de los que se había congregado alrededor, Adirael recordaría la operación, no fue mucho antes de el desastre de Génova. El escuadrón alfa solicitó apoyo de fuerzas especiales, por lo visto aquel hombre fue parte de ese grupo, obviamente iban con trajes especiales y cascos que no dejaban su rostro al descubierto. Hicieron un gran trabajo.

-Nathalya- Vamos, no interrumpes, nos vendrá bien algo de inspiración, estan hartos de verme pelear a mi. Ademas, nada como un combate amistoso para conocer a alguien ¿no?. Aunque bueno, tú eres psiquico, seguro que tienes bastantes mas recursos.

Sonrió al final, Adirael podría verse intimidado despues de que la elite de los ejercitos de todo el munto ahí reunida mostrase tanto interes en sus habilidades de combate. De igual modo todos parecían coincidir en que la maestra cazadora era la única rival digna.

- Coincido en que un combate siempre es estimulante. - adirael lo reconocía con una gravedad que era indicio directo de la seriedad con la que se tomaba aquello.

 Nathalya había dicho exactamente lo que Adirael había pensado, y eso le congratuló, no dudaba de que era producto de su propia voluntad, pero por un momento, creyó que era ella la que le había leído la mente. Mientras se colocaba los guantes, aprovechaba para calentar los hombros, los codos y las muñecas. El precalentamiento de las articulaciones era importante para no lesionarse, Adirael no sabía mucho de medicina, pero entendía de combates cuerpo a cuerpo.

 Adirael asintió con reconocimiento solemne al soldado que había participado en las operaciones conjuntas, pero no dijo nada. No debía de ser necesario, todos hicieron lo mejor que pudieron lo que tenían que hacer, dieron lo mejor de sí mismos, y aún así, no fue suficiente. Era loable, pero era un fracaso, y aquella carga, era como un buitre sobrevolando un cadaver.

 No le gustaba demasiado aquella espectación, el creer que Adirael era alguien especial en el que inspirarse, porque él no se sentía inspiración para nada, sólo haría lo que tenía que hacer. Trataría de integrarse, y eso significaba que no podía ponerselo demasiado fácil a Nathalya, pero debía procurar no hacer que le explotara la cabeza.

 - Bueno, mis recursos para conocer a la gente suelen ser pelearme con ellos. - ató las últimas palabras de la maestra utilizandolas como deseó - aunque no siempre sobre un rin.

 Bromeó sin una sona sonrisa, bajó ligeramente los hombros, inclinó el abdomen y colocó los brazos en alto, golpeó el aire y sonrió de soslayo. Luego se recompuso, alzó el mentón y observó a Nathalya respetuosamente. Uno de sus brazos estaba a su espalda, y el otro fue una herramienta para hacer una flexión de reconocimiento, era el saludo antes de comenzar, uno algo peculiar y refinado.

 - Pero, comencemos. - se hizo el impaciente, aunque no lo estaba.

-Asi se habla.

Afirmó la cazadora, complacida como el resto de los presentes. Acto seguido se puso alguna protección extra: rodilleras y coderas acolchadas probablemente con el fin de evitar lesiones a ambos, aunque tambien tenía que ver con su forma de luchar.

Una sonrisa fue lo que provocó en Nathalya el saludo de Adirael, ella por su parte se acercó para chocar el puño con el suyo, lo que marcaría el inicio de la pelea.

En principio Adirael partía con una principal ventaja y era que conocía practicamente todas las artes marciales mas usadas, desde el karate hasta la capoeira, era francamente dificil que Nathalya le sorprendiese con algun estilo incluso si los mezclaba. Tambien contaba con una desventaja, y era que el estilo de pelea que mas había perfeccionado el psiquico era el enseñado por Alexandra (propio de los templarios) y sus movimientos estaban pensados para combinar con sus habilidades psiquicas y responder ante ataques de seres de anatomía a menudo distinta a la de un humano.

Nathalya por su parte tenía la ventaja de mucha mas experiencia en combate cuerpo a cuerpo contra otros humanos, aunque sólo fuese por el entrenamiento diario que llevaban a cabo. Tal vez no tuviera los amplisimos conocimientos teoricos de Adirael, pero la experiencia era una buena guía.

La cazadora se colocó en posición de combate, posición que Adirael reconoció inmediatamente como propia de un luchador de muai thai. No dudó en atacar primero amagando primero con la izquierda y lanzando un duro golpe con la derecha.

  Adirael sabía que debía mantener una relajación completa si quería aguantar el tipo en un combate de aquellas características. Lo lógico sería acabar con ella de un solo golpe, pero no era lo que le facilitaría sus propósitos. Allí de poco servían sus verdaderas capacidades, creadas para destruir, como las de un monstruo. Tampoco era un templario, y a pesar de su entrenamiento, Adirael dudaba que pudiese compararse en lo más mínimo a Alexandra, lo que tenía su parte contraria a positiva. El ying y el yang estaban allí mismo, en una pugna constante...y Adirael era agua mansa.

 El psíquico adoptó una posición deducible incluso por los más ignorantes, la del kung fu. Mantenía las dos piernas separadas, y buscaba la cercanía en el combate para evitar los golpes brutales del estilo de combate que parecía esgrimir la maestra de cazadores. Si tenía suerte evitaría los knockeos al cuello. La evasión había sido siempre su filosofía de vida, la adaptación. Con las manos como rápidas serpientes no bloqueó el ataque, sino que lo abrazó, lo asimiló con rapidez notable. Sus sentidos tendrían que bastar...era rápida.

 ¿Podría ser impaciencia? No...

 Tras la delicada esquiva, la mano, extendida en palma no se cierra en puño para golpear sin recorrer apenas distancia, con la fuerza necesaria concentrada, directa al torso, como una precisa punzada con la yema de los dedos. Si el punto de presión es menor, la fuerza se concentra y el daño se siente agravado. Los ojos de Adirael, con su mirada penetrante clavada en los de ella. el semblante natural, sin esfuerzo, sumido en el estasis del combate tan pronto como comienza. La respiración lenta, pausada, para nada acelerada en el momento de evadir o golpear. Necesita soportar el cansancio antes de que llegue, combatir aquello que no puede verse.

 Para el próximo golpe...prepararía una demostración.

¿Quién podría suponer un campo invisible? ¿Un escudo telequinético que pudiese desviar sus golpes? aún así, no lo mantendría mucho tiempo.

 Era un espectáculo, y si quería que aquello saliese bien, tendría que soportar un combate a la larga, precisamente, lo que le era más desfavorable. Sabía que si le daba una oportunidad a Nathalya, ella podría derrotarle. Pero...

 ¿estás tu preparada para golpearme? Creo que hay un obstáculo entre tu y yo...si...

...tú misma.

 Reflexionó Adirael aún a sabiendas de que Nathalya no se amedrantaría lo más mínimo y, seguramente, estuviese muy motivada ante el supuesto reto que se presentaba ante ella. Adirael dejaba a un lado las emociones, o trataba de hacerlo. Aún no se había decidido un vencedor.

Los golpes de Nathalya eran buenos, Adirael sabía lo suficiente de artes marciales como para apreciar la precisión y la fuerza de aquellos puños. Sin embargo, de momento la ventaja era para el psiquico, aunque excelentes, los movimientos de Nathalya no invobaban, Adirael ya los conocía y le resultaba mas facil reaccionar.

El contraataque ejecutado de una manera exquisita impactó sin remedio en el torso de Nathalya, la cual no emitió el mas minimo gemido a pesar del duro golpe, estaba mas que acostumbrada. La maestra se presentaba ahora mas analítica que nunca, parecía estar probando, buscando una oportunidad ante un rival que consideraba mas habil que ella.

Tanteó la situación unos instantes y enseguida lanzó otro potente golpe, esta vez amagando con la diestra pero lanzando un potente rodillazo desde abajo, un golpe de esos que de acertar, el dolor se hace dificil de sobrellevar.

De modo que me estás tanteando...podría ponertelo dificil si continuo con kung fu. Sobretodo si no estás abierta a nuevas posibilidades. Aún así, estás demasiado atenta como para sorprenderte. Así es.

  Adirael sonrió fugazmente, imperceptible, soslayadamente. Inspiró con fuerza por las fosas nasales y se acarició la punta de la nariz con el dorso de la diestra, no dejó de mirarla. Ni un gesto de dolor.

 Sé que ha dolido.

 El oponente sabe que será derrotado...cuando ha estado cometiendo errores. Pero tenía una definición perfecta.

 ¡No se contiene! Lanza un terrible rodillazo. Pero Adirael está más que preparado. El campo telequinético a su alrededor es útil, pero apenas necesario por el momento. Paso atrás.

 Me está pareciendo demasiado formal...Vamos, sueltate.

 El psiquico mantuvo juntas ambas piernas, es como un mástil erguido. Los brazos bien pegados al cuerpo, movimientos rápidos y estudiados. Comienza el baile.

 Los pies se desligan, uno se alza en el aire y todo el cuerpo le sigue, girando sobre sí mismo en una patada de arriba a abajo. Golpee o no, caerá sobre su mano derecha, y las piernas señalaran al cielo como si su mundo estuviese al revés. La capoeira era un arte fluída, era como un baile, y solía despertar en los oponentes racionales una recreación innecesaria que facilitaba la ira o la frustración. Tan pronto como soltada una fuerte patada, se alejaba en acrobacias.

 Ataca de nuevo, esta vez desde arriba, aún sujetando su peso con las manos, buscando que bloquee con los brazos y necesite ambas piernas en el suelo.

 Después del ataque debía recuperar su posición erguida, pero en esta ocasión la respiración es diferente, es más salvaje pero armónica, como la del corazón, como la de un tambor en la jungla. Su posición varia de un lado a otro, y su estaticidad inicial se ve transformada a un ritmo armonioso de movimientos.

Adirael, esta vez si, sorprendió tanto a Nathalya como al público, nadie esperaba que usase aquel estilo de combate y dada su perfecta ejecución, la sopresa dió como resultado otros dos golpes certeros sobre la maestra cazadora.

Los soldados hablaban entre ellos comentando, muchos estaban sorprendidos de que Nathalya estuviera teniendo tantas dificultadees para golpearle aunque sólo fuese una vez, el Alfa estaba, sin duda, demostrando que aun era digno de sus galones.

Por suerte, Adirael no estaba contra el tipo de luchador que desespera o se queja, todo lo contrario, aquella superioridad de Adirael hacía pensar a Nathalya, adaptarse, ingeniarselas para salir de una situación aparentemente sin salida, por algo era la maestra de cazadores, la escuela con los hombres mas versátiles y con mas recursos. El psiquico lo vió en sus ojos, la concentración de Nathalya aumentaba en cada golpe recibido, podría recordarle al mismisimo Logan.

Una sutil sonrisa se dibujó en los labios de la maestra y su postura de combate cambió por completo, bajando los brazos separados a media altura y encorbandose ligeramente, luego comenzó a vascular lentamente alrededor de Adirael. Parecía un cambio drástico de estrategia, lo convencional no funcionaba contra el experimentado psiquico. Asi que probó con algo que a Adirael le costaría mucho identificar.

 Iba siendo hora de recibir algún que otro golpe. No quería salir de allí invicto...o más bien, aún meditaba en las posibilidades. Si  rozaba la perfeción se multiplicaban las posibilidades de causar una reacción de rechazo. No obviaba la posibilidad de que no le fuera posible ganar aquel combate sin recibir un golpe. Pero entre otras alternativas, todas parecían estar en la mente de Adirael. Que pensase en ello, no le distraría del combate, le enfocaba en él.

 ¿...y eso qué es?

 Adirael ladeó la cabeza, bocaabajo, curioso ante la posición adoptada de Nathalya.

 No tenía en mente dejarse golpear por algo que no conocía...aunque existían variables y esas variables hacían de Adirael alguien predecible en ese mismo momento. Se colocó formando un puente, flexible, durante un instante, y acabó nuevamente de pie con los puños en alto, cubriendose. Podía parecer que no, pero el esfuerzo empezaba a pasar factura, como ella, debía aparentar normalidad.

 Habrás supuesto que me cubriré de nuevo del mismo modo. ¿no? Te adaptas. Me blindaré con mi mejor defensa y la volverás en mi contra. Tan rápido. Creyendo que puedo confiarme por no haber recibido ni un golpe.

 Pero puede que te equivoques.

 Contemplo muchas posibilidades.

 La posición de Adirael cambió mucho, mucho más defensiva, peculiar...mucho más oriental.

 Supervivencia por encima que supremacia. se dijo, concentrado - La carencia de límites como límite.

 Se trataba del Jeet Kune Do, el arte marcial que se adapta a cada individuo, única en cada uno de ellos.

 Vacía tu mente. Líberate de las formas. Como el agua.

Adirael hizo gala de prudencia, una decisión acertada, él mejor que nadie sabía que subestimar a tu rival, aunque solo sea por un segundo puede resultar fatal. Eso se aplicaba desde en un combate amistoso, como en la cruda realidad. La prudencia le había salvado en el pasado y lo haría en el fututo y concretamente Adirael tenía las herramientas perfectas para el análisis, para anticiparse, para una visión del campo de batalla y del enemigo incluso mas precisa que el del cazador mas experimentado.

-Nathalya es diestra. -Su fisionomía puede entrar dentro de los estandares normales en soldados de élite, no presenta lesiones tan graves en las manos como Dianeira por ejemplo y sus musculos no estan tan marcados. Sin duda sus brazos están mas acostumbrados a sujetar una arma que a combatir cuerpo a cuerpo.- Su rodilla izquierda muestras signos claros de una lesión grave en el pasado, trata de ocultarlo pero llevando la cuenta de sus movimientos, está tratando de usarla lo menos posible. -Sus manos parecen ser especialmente fuertes para agarrar.

-Su postura actual es caracteristica del Sambo ruso: Una recoplilación de las técnicas más eficaces de las disciplinas más conocidas en tiempos de la segunda guerra mundial en la union sovietica, siendo estas: el Judo, el Jiu jitsu, el Kárate y el kung fu que fusionaron junto a las luchas autóctonas añadiendo además, técnicas de disciplinas olímpicas como la Lucha Grecorromana, Lucha libre y Boxeo. Posteriormente con la entrada del siglo XXI se integraron las técnicas del boxeo tailandés o Muay thai. -Todo apunta a que es su especialidad, se muestra bastante segura se si misma a pesar de la corriente del combate. Parece ahora especialmente atenta para responer a los ataques mas que a realizarlos -Los soldados de alrededor estan aun mas atentos si cabe desde que Nathalya ha cambiado de técnica, admiran con creces a ambos contrincantes y el combate en general.

Nathalya no era tan rapida como Adirael, pero cada ataque suyo iba acompalado de una finta, un amago o una distracción, esta vez trató de agarrar a Adirael, algo que a priori parecía dificil, pero daría resultados casi seguros en caso de funcionar.

 - ¿¡Sambo!? - apenas le dio tiempo a musitar aquello a pesar de sus buenos reflejos y observaciones, suficiente como para parecer algo sorprendido...aunque no lo estaba del todo. Si que le resulto mucho más eficaz que los ataques simples, a aquello se refería...Adirael estaba preparado para evadir y golpear, los combates de mayor contacto eran, se podría decir, uno de sus puntos débiles. No dudaba en que ella tendría más fuerza que él, y hacerla explotar no era una opción.

 - Ohw...

 Un quejido premeditado ante la superioridad técnica en ese instante de Nathalya, no había tenido tiempo de esquivarlo, pero sí de pensarlo muy detenidamente.

 Su cuerpo cayó de espaldas pesadamente, perdiendo su gracilidad a base de fuerza bruta. No le gustaban las presas, las yaves, prefería el combate abierto, no el combate cerrado...y le obligaría a jugar en ese terreno.

 Bien...por fin nos ponemos serios.

 los hombros de Adirael se agitaban tratando de liberar las manos y reaccionar, tendría que ayudarse pronto de las piernas si quería salir "vivo" de aquella.