Partida Rol por web

Y entonces te diste cuenta de un pequeño detalle al observar a esas tres personas :

1.Aquella joven guardaba similitud con la joven de la fotos.

2. En sus placas, casi invisible, ponía el nombre de :Triquel.

Wtf!!! Soy una sectaria y no lo sabía??? Jajajaja pues nada a seguir haciéndome la tonta..., Quiénes son de Triquel?? estos tres que están aquí? Que no me enterado mu bien...

PD : Prefacio y Epilogo leidos..., Melancolíca Visceralidad la tuya (Despro aplaude 3 veces para después hacer una graciosa reverencia...). Vaya..., Nunca pensé que dirigiría a una poetisa..., Tienes talento peliroja...

(Al final sí que la voy a tener que mandar la caja de sobaos para que me la devuelva autografiada... ;D )

Efectivamente esos tres. Esta noche haré las fichas de esos pnjs y os avisaré cuando la podáis ver.

Pelirosa jajajaja bueno, no me nombro como poetisa, me queda aún por aprender muchísimo.
Aunque ahora soy castaña, me paso la mitad del año de un color y la otra de mi verdadero color...

Sigue a tu rollo Mako

Los turistas volvían a apartarse, despavoridos. La muchacha de piel oscura iba caminando de nuevo a grandes zancadas y con visible mal humor. ¿A qué venía ése encuentro? ¿Qué putas le pasaba a la gente? Le seguía dando vueltas al asunto mientras bajaba al puerto.

Claro, y ahora, a cancelar el billete del ferry. Ahí no le iban a reembolsar ni un jodido leptó. Miró en la carpeta de papel que aún tenía bajo el brazo y vio el billete nuevo. Al menos NO tenía que pagarlo ella. Lo cogió, guardó todo de un tirón brusco dentro de la mochila que se balanceaba detrás de ella y caminó con andar enérgico por el mal humor hacia el pantalán indicado. Vio a aquellos tres que parecían sacados de una jodida peli Z de poco presupuesto. Pudo leer sus placas con el ceño fruncido y visible desconfianza.

Cuando la niña mona le habló con aquella vocecilla mientras le tendían un equipo de buceo, estuvo a puntito de hacérselo tragar garganta abajo.

-Tengo una puta empresa de submarinismo. Buceaba antes de andar-le contestó, considerando que aquello era suficiente. Entonces los otros presentes empezaron a hablar como si hubieran repartido tandas.

El pestes fue el primero, y casi lo tira de una patada al pecho al agua para aliviar al mundo de su hedor. Y cuando añadió lo de los negros, estuvo a punto de patearlo al agua para hacerle un favor a la humanidad. Luego la que parecía china no aparentaba ser del todo tonta, solo le faltaba un hervor. O cinco. Pero al lado del Pestes, parecía un angelito Made in China. Excepto por el nombre, su nombre no era muy chino. 

Se adelantó otra mujer, más mujer que niña -y fijo que hasta más hombre que Pestes- con más seguridad que el resto. Por éso, ya le cayó mejor.

-Un placer. Yo soy Anfítrite. Pero si se os traba la lengua, llamadme Trite-Luego de encajarle la mano a Thalassa, giró sobre sí misma-A ti te dejaré morir el primero- dijo señalando al Pestes. Luego dio un paso adelante para estrechar la mano de Mako con contundencia-A ti no me apetece dejarte morir. Me gusta tu pelo- dijo con media sonrisa como si aquello fuese razón suficiente por salvaguardarle la vida a alguien. 

Pero la pregunta realmente importante es para qué hacen falta cuatro personas que nos acompañen. Bucear no es más difícil que conducir y normalmente, yo llevo mi propio coche sin copiloto, así que antes de seguir, me gustaría saber quienes son ellos exactamente. En este viaje llevamos ya algunas sorpresas y cuantas menos, mejor.

-ÉSO- dijo con énfasis mirando al trío de peli Z. El chico A, la chica E y la chica I. Faltaba O y U. Pero eh, tenían a T-Yo soy vuestra guía. Me conozco éste lado del Mediterráneo por encima y debajo del agua como la palma de mi jodida mano, así que sin mí a lo mejor acabáis en Alejandría dando vueltas y preguntándoos en qué momento cogisteis la salida que no era. Las corrientes son fuertes y me sé el fondo marino, cuando no estemos donde toca lo sabré-. Escuhó la presentación de Chica I y cómo se peloteaba con T. Ella entendía que era lo común en su mundillo de académicos, pero no el suyo. El suyo era el mar. Y ya. Hola que tal, cómo está el mar hoy, buena proa, he visto una sirena, qué dices puto borracho y nos vemos en la taberna del puerto. 

Miró a Mako con una ceja levantada cuando preguntaba en voz alta qué significaba aquello. Si a medio camino a la muchacha con apodo de más de una letra le entraba un ataque de ansiedad bajo el agua, a lo mejor no era tan buena idea intentar salvarla. Era una pena, su apodo tenía cuatro letras.

-Mako. Por favor, quiero llamarte Mako-aclaró moviendo las manos abiertas como si negara con ellas. Luego miró fijamente a Chico A y a Chico D. D de Desconocido, sobra decir. Chico A no le daba buen rollo. Y Chico D tenía pinta de pedir a gritos morir después de Pestes, pero como aún no había abierto la boca no podía confirmarlo.

Mentalmente hizo el repaso del grupo que eran y rezó a sus dioses para morir la última.

-Bueno, pues... Anfítrite, tú mandas. ¿Está muy lejos el punto de inmersión? -le preguntó Thalassa a la excéntrica guía, que pese a todo, parecía saber lo que hacía. De entrada, no había tardado casi nada en calar a herr doktor, así que eso siempre era un punto a su favor.

Y tras preguntar esto, se acercó para que solo ella pudiese oírla.

-Y por favor, sí, mata a este primero. Bastará con que le dejes sin oxígeno durante la bajada.

Thalassa se separó y sonrió. No creía que se lo fuera a tomar en serio pero... y si había suerte y así era.

-Todo lo que tenemos es un mapa, pero necesitamos un lugar para poder usarlo -señaló a continuación.

El venerable y audaz Heinrich von Krüger sintió que aquel sub-producto de Dios lo miraba de forma extraña, distinta; pese a que no logró identificar qué tipo de mirada era, supuso que era de amor, a fin de cuentas, es natural que el ser inferior sienta admiración por el ser superior.

-Yo tengo experriencia en bucear. He buscado en todos los lagos de Eurropa del Norte por lingotes de orro perdidos. Un simple truco de sabotear mi equipo no bastarrá parra asesinarme pillándome con la guardia baja... Y abstengase a enseñarme sus senos como lo hacen sus coetáneos en África, tampoco servirá parra ganar mi corrazón...

Pese a decir eso, por un instante el Doctor se quedó pensativo, meditando acerca de si las mujeres negras que quedan embarazadas darán leche con chocolate o por el contrario café. Una duda que tenía que ser resuelta tan solo por las más grandes brillantes mentes, y él era la mente más brillante que había conocido...

-Entonces, entiendo que estaréis dispuesto a bucear más de 60 m de profundidad, llegando ,incluso, a 66m, superando, pues, la presión que el ser humano puede aguantar. No obstante, con nosotros llevamos un submarino. Os preguntaréis... ¿Por qué? Pero toda pregunta tiene su debida respuesta cuando llegue el momento.

Nuestro compañero irá con ustedes en el submarino, nosotras dos, nos quedaremos en superficie por lo que pueda pasar, vigilando vuestra capacidad de oxígeno. En el momento en el que la bombona esté a punto de llegar a su límite, debéis subir a la superficie. Como entiendo que sabéis de bucear, puesto que lo habéis practicado, no os explicaré nada.

Dicho esto, podemos comenzar.

Uno a uno os lanzáis con precaución y cautela. Akanni, el hombre negro y acompañante de las dos jóvenes, se encamina a su respectivo submarino. Este emite un par de sonidos antes de adentrarse mar adentro. Por la ventana os hace una señal. Es hora de sumergirse. Pronto estaréis ante la más maravillosa ciudad mitológica jamás encontrada.

- ¿Qué te quieres ganar mi qué? - Preguntó con algo más de susto que otra cosa. Posiblemente, hubiera entendido otra cosa, o para él el tema de ganarse la confianza de alguien fuera como algo más... sagrado. Por llamarlo de algún modo. Él se concentró en la caja, mientras los demás les daban por desordenar todo. Él intentó que no lo hicieran, el desorden le provocaba ansiedad, y la ansiendad sudores, y los sudores sensación de suciedad, y la suciedad reactivaba otro TOC que le obligaba a lavarse de forma compulsiva. Y aquella caravana no parecía el lugar más higienico para lavarse de forma compulsiva cinco o seis veces.

Así que se quedó parado, inmovil, quieto. Con la esperanza de volverse invisible, mimetizarse con el entorno o al menos, que nadie le hiciera caso. - Error. Sheldon Cooper es Doctor en Física Experimental, tiene dos hermanos y el Americano. Yo soy Doctor en Arqueología e Historia, soy hijo único y Feroés. Que quiere decir de las Islas Feroe. - rematizó. La mayoría de gente no sabía ni donde estaban dichas islas.

Pero al ver la foto se quedó más pálido de lo que ya era. Y comenzó a balbucear algo dificil de comprender. Posiblemente, en Feroés. A decir verdad, todo aquello lo superaba. Organizaciones secretas. Asesinatos. Armas. ¡Armas! Pero si solo de pensar en aquella foto le daba miedo ver a la chica, y eso que era ella la encañonada.

- Puede que no seamos ninguno de nosotros. Somos cuatro y han contratado cinco ¿No? - acabó por preguntar, exponiendo la tercera excluida de la ecuación. Pero la cosa acabó por derivar en una discusión donde él se hacía un ovillo y apenas participaba. Las discusiones no le gustaban, y le daban miedo los enfrentamientos.

- ¿Largo en comparación a qué? - Preguntó al bajarse el último, y escuchar la pregunta. - Tres mil kilometros son muchos para ir a trabajar todas las mañanas, pero poco si hablamos, por ejemplo, en comparación a un viaje a la luna. La percepción del mismo, ha sido largo. Cuarenta horas de Ópera romántica alemana en estado puro. Comenzando por el Cazador Furtivo hasta esta última que era... ¿Las alegres comadres de Windsor? - Preguntó al alemán, girándose hacia él en esta ocasión mientras acomodaba su maleta contra el pecho.

- No, eso no es así. Los judios subvencionaron, en todo caso, las operaciones Americanas. Pero no las comunistas. Pero no se preocupe, es un error típico. En cuanto a sus expectativas, debemos tener en cuenta dos cuestiones. Bueno, son gente, personas, seres humanos. Y debe recordar que el Imperio Otomano ocupó Grecia hasta su independencia en 1829, convirtiendo a Grecia en un crisol de culturas. - le explicó. Pero no parecía el alemán con muchas ganas de escuchar sus explicaciones.

Pero aun así, él, seguía.

- Yo no se bucear. - Dijo tan tranquilamente. - Y soy el Doctor Weir. ¿Esperanza G...? ¿Esperanza Gonzalez? A mi me podeis llamar Doctor Weir. Pero debido a las limitaciones expuestas, "Weir" también estará bien. - se rebajó para facilitar la misión. No estaba mal poner su granito de arena. Y no, parece que no se había fijado en la última letra del traje. Es que la última estaba sobre el pecho, y le daba cosa mirar tan fijamente.

En cuanto habló la Doctora, él negó. - Tampoco se conducir. - Eso era para chófers y gente sin estudios ¿no? A los listos como él los llevaban en coche a donde ellos querían. - Anfítrite. Griego, nombre tomado de una diosa de la antigua Grecia. Literalmente "La tercera que rodea el mar". - No entendía porque en la cuenca latina siempre se ponían nombres que significaban algo. Esperanza, o Tercera.

- Observación: La referencia de buscar oro la ha repetido en el viaje doce veces. Es de presuponer que lo seguirá haciendo. Pero... ¿Tenemos un submarino? ¿Por que no vamos en él? - Ah... allí si que se le iluminó el cielo.

Como científica, la excitación por formar parte de un nuevo descubrimiento no tiene igual, pero como cualquier otra persona, mientras buceaba, Thalassa no era capaz analizar objetivamente lo que te rodea, sino simplemente, disfrutar con su belleza.

-Es todo... tan hermoso -pensó, sin dejar de mover los brazos y las piernas.

Delante de ellos, la guía se movía, literalmente, como pez en el agua. Thalassa la seguía a una distancia prudencial, pendiente en todo momento de cualquier indicación que pudiera darle, pero seguían adentrándose en las profundidades, Thalassa recordaba uno de sus libros favoritos. Al igual que  el profesor Aronnax a bordo del Nautilus, ella estaba disfrutando como si aquella fuese su primera vez bajo el agua, y fuese consciente de todo lo que  la vida submarina podía ofrecer. Recordando el libro, también logró rescatar de su memoria una de las anotaciones que más le habían impactado:

"El mar lo es todo. Cubre siete décimas partes del globo terrestre. Su aliento es puro y sano. Es el inmenso desierto en el que el hombre nunca está solo, pues siente latir la vida a su alrededor. El mar es el vehículo de una existencia prodigiosa y sobrenatural. Es movimiento y amor, es el infinito hecho vida, como dijo uno de sus poetas."

Rodeada de burbujas, apenas si era consciente de que no estaba sola en aquellas aguas y de que en cualquier momento, algo maravilloso aparecería delante de ellos, algo que nadie había descubierto hasta entonces.

La japonesa no se encontraba cómoda bajo el agua, a fin de cuentas ella era un pequeño ratón de biblioteca de pelaje rosado no una maldita nutria..., Era por eso que se encontraba totalmente fuera de lugar en el líquido elemento.

Ya no estas en Kansas pequeña Mako..., Tios..., ¡Ey tios!, ¿Seguro que está aguantará el viaje verdad?, ¿A cuánto estamos de profundidad? me estoy agobiando un poco..., En serio debí quedarme yo en la superficie y no Dagomaru...

Entonces miró a Thalasa que parecía estar disfrutando del viaje y se acercó hasta ella.

¿Cómo haces para estar tan tranquila metido en esta lata de sardinas a millones de kilometros de profundidad?, Porque a mi me va a dar un patatús como tardemos mucho mas en salir de este submarino

Para información vuestra, vuestro querido compañero maniático y arqueólogo, se fue con el hombre corpulento en su respectivo submarino. Así se han realizado las divisiones; pues, él ha citado anteriormente que no sabe bucear, por lo que para no correr riesgos, irá con Akanni.

El submarino os alumbra desde atrás, dejando así el camino visible para todos ustedes cuatro. Por lo que podéis observar la fauna y flora marina, todo una delicia para el ojo humano.

Pero aún debéis descencer más, pues la Atlántida se encuentra a 70 metros de profundidad, llegando ,incluso, al abismo.

Akanni no te ha quitado la mirada de encima. Además, desde  que mencionaste el nombre de 'Esperanza González' ha insistido en que seas tú el que viaje en el submarino 'por motivos de precaución'. Mas desde hace un minuto, ha dejado el submarino en modo autorremoto, dejando que este sea el que se lleve solo. Camina desde un lado hacia el otro, rodeándote en un semicírculo. Sus puños se encuentran cerrados. Parece que tiene alguna intención de atacarte...

Sonríe mientras te mira de reojo. Algo está tramando:

-¿Qué sabes sobre Esperanza? Habla y te dejaré vivo, calla y ...

Al verlo mejor, observas que tiene una gran musculatura, con lo cual, un golpe de él te dejaría sumido en un gran sueño...

Y no te equivocas. A penas te deja tiempo para responder o realizar algún movimiento. Te golpea fuertemente provocando que caigas aturdido al suelo.

Cuando consigues recuperar la conciencia, algo te impide moverte. Estás maniatado.

El descenso era lento, pero el mayor problema era la falta de visibilidad. A medida que iban alejándose de la superficie, distinguir algo resultaba casi imposible. Después de todo, a más de treinta metros de profundidad la mayor parte del espectro de luz correspondía a las ondas más difíciles de distinguir, el rojo.

La presión era también más fuerte y la sensación de ahogo, hubiera sido insoportable de no haber sido ella. Quizás por eso miró hacia los lados, a sus compañeros, para ver si seguían bien, pero a duras penas lograba ver sombras y no estaba segura de si se trataba de ellos o simples reflejos.

No obstante, Thalassa continuó moviéndose con destreza y sin perder el ritmo, esperando tocar fondo de un momento a otro. 

Heinrich era como un pez en el agua, tenía experiencia, tenía conocimiento de cómo bucear y aquellas aguas no eran tan frías como los lagos que él había expoliado con su equipo de buceo. Deseó contar de nuevo la anécdota una vez más a sus compañeros de viaje, tanto a los antiguos como los nuevos. Por desgracia el hecho de comunicarse debajo del agua no era una de las fuertes del ser humano... al menos no para hablar sobre como él heroicamente consiguió con mucho trabajo duro recuperar aquellos hermosos lingotes con esvasticas.