Partida Rol por web

¿me atropellaron?, abro ligeramente la boca sorprendido.

No me acuerdo de nada de eso. Miro mi brazo, debió ser terrible el golpe para partirme un hueso, pude matar a alguién y  causar mucho dolor. Cierro  los ojos arrepentido cuando escucho eso último que dice. Me duele la cabeza, y siento que podría vomitar. Debo vivir la resaca, no hay de otra, pero su señalamiento de que me pasa algo me alerta.

Miguel la volviste a cagar, el man está peor que tu, y ahora le añades problemas, será mejor no...

Me huelo un regaño como un elefante del paisa, y es lo que quería evitar.

Miguel cuando le respondes de manera tan escueta se timbra un poco y se queda callado. Caminas delante de él sin fijarte que vas hacia la sala donde encuentras a Alexander quien está al lado de una maleta grande y totalmente vestido, mira el reloj y le hace una señal a Matias, el hijo  de Raul quien amablemente les recibe las maletas y se las lleva para ingresarlas seguramente al auto.

Oh por lo que sea sagrado, ya iba a mandarlos a llamar. Digo sonriéndole a Diego e ignorando a Miguel con el cual no puedo sentir más que disgusto.  Buenas noches. Miro el reloj.

  Creo que estamos a tiempo para salir. Me acerco a mi chiquillo y le digo de manera paternal. Verás cómo vas a reponerte, tengo fe de que esto te ayude. Le dos golpecitos en la espalda. No te recomendaría este tratamiento sí no pensara que te ayudará.

En la valija esta todo lo que requieras. Saca una carpeta. Aquí hay documentos para ambos,  y pasaportes para que puedan viajar. Lo miro,  son falsos, pero su diseño es original, y sé que no les darán problemas.

Con lo que me costaron, espero que les sirvan... es por si acaso les piden papeles. 

Le he mandado una carta a tu médico tratante, lo miro, sólo es una recomendación, pero espero que se la des cuando llegues al centro.

Le entrego los papeles, la carta sólo podrá ser abierta por el psiquiatra. Hago un signo como si respiraba. Tenía que decir todo eso tan rápidamente

Y ohh. Hago un signo rápido. Lo olvidaba,  ahí están los pasajes. Miro el  reloj, debemos salir ya... en el auto  continuaremos hablando... odio llegar tarde a los sitios..

 Excelente Alex. Como ya te dije, apenas me estabilice, apenas tenga algo y logre definir mi situación, te pagaré lo que te debo por la ropa y por lo de tu casa. Disculpame por haberte hecho pasar por todo esto. Y gracias por el apoyo y por el médico. Vamos, pues.

Recibo la carta y la guardo en el bolsillo interior de mi chaqueta. Al igual que los documentos. Alex siempre esta pendiente de todo. Aún cuando no estuvo en el momento en que más lo necesite. En fin, de eso hablaremos, cuando pueda volver a hablar del tema. Ahorita, no quiero pensar en eso. Ni en mis sueños. Lo que viene es de p'arriba. Que lástima que todo esto pase en medio de tanto problema, hubiera sido bonito venir a Viena como un Tremere al ciento por ciento.

Se montan en una camioneta, donde las maletas  ya han sido montadas. Antes de entrar notas que Miguel se acerca a Matias, le da las gracias y le pide disculpas.  Tú te montas al carro, al lado de tu sire, y Miguel se hace adelante, al lado del conductor.  En cierta forma te incomoda que ese par no sean capaces de llevarse bien, pero es claro que son muy diferentes. Lo más maduro es no mediar,  dado que no estás a favor del uno y del otro.

Cuando tu sire se sienta al lado, mira su libreta donde tiene las cosas por hacer, no puedes dejar de preguntarte ¿Por qué ese repentino interés?, bien pudo no presentarse a Viena, pero a la vez, ¿Por qué ahora?.

El auto comienza andar, y vez alejarse la mansión del hombre que te dio la inmortalidad. Sabes que dejas Viena, dejas  el país que te brindo los primeros años de formación como Tremere, tiempos aquellos en los que eras un simple aprendiz de círculos inferiores.

Viena es un buen lugar, pero ahora, después de todo te da miedo. Aunque tu sire este cerca, sabes que no estarás a su lado siempre, y adicionalmente, Viena es sinónimo de pesadilla. Ya tienes enemigos claros en la capilla central, sabes, que de quedarte, revisaran cada uno de tus pasos, te harán la no vida muy difícil, y seguramente, te mandarán alguna misión que te costara la vida.

Pensar en eso te pone nervioso.

El viaje al aeropuerto  no es corto, y el trafico no es el mejor. Notas que Alexander, pulsa un botón y se genera un vidrio divisor entre el conductor y ustedes. Al parecer quiere un poco de intimidad.

Pulso el botón y el sonido del vidrio hace que se separen los espacios en la camioneta.

Diego. Le digo bajo, en el aeropuerto me he contactado con alguien que ofrece a los de nuestra condición seguridad en los viajes, es un viaje comercial pero con separación.

En el avión habrá una cabina en primera clase, que estará cerrada, pero dudo que tenga una protección adecuada para la luz del sol, así que asegura el sector, tu sabes cómo.

Lo miro.

Tu y yo, tenemos una conversación pendiente, pero  es algo que ahora no quiero discutir, cuando vuelvas tendremos esa charla, ¿esta bien?

 Bajo la cabeza, como señal de sumisión. Estoy tan nervioso, que no creo que pueda protestar, ni pensar, parezco un autómata. Si Alex. Me encargaré de la protección de la cabina. A decir verdad, esperaba que fuera un charter o algo así, pero te lo agradezco. Yo se que tengo mucho de que hablar contigo, y espero en serio que llegue ese día. Y espero haber recuperado algo de lo que era. Dios, han pasado tantas cosas, que tengo miedo de no volver a estar bien, y quedarme con esta confusión en mi cabeza por toda la eternidad. Y me da miedo volver y quedar bajo las ordenes de...de...de ellos. Jamás van a perdonarme lo que yo...lo que yo...

Cruzo las manos, aterrado, tembloroso. No voy a poder hablar de eso nunca más. Es demasiada carga. No se, francamente no se si en este sitio me ayuden a volver a la normalidad, pero lo haré, no tengo nada que perder y después de todo, tu me lo pides. Me da miedo empeorar y no volver, enloquecerme más, y que termines metido en un problema por mi culpa...más de los que ya te cause. Alex, en serio, lo siento, lo siento tanto...

Cierro los ojos mientras veo a mi chiquillo tembloroso y con miedo, ¿y si no vuelve a ser el de antes?, los leones se comen a los cachorros débiles. Sólo espero que lo estabilicen y le ayuden, aunque... miro al sector donde se encuentra su “amigo” es posible que haya cosas que tenga que cambiar para poder estar estable.

Diego, todo va en pasos, y para llegar arriba hay que pisar el primer escalón, en el proceso podrás evaluar que cosas te sirven y que no, para llegar arriba.

Cuando uno sube una escalera de un lugar donde no puede ver,  le da inseguridad subir un peldaño pues se tiene miedo de caer, pero  hay que subir y patear las piedras que no te dejan poner el pie bien.

Lo miro. Necesitas recuperarte, y planear tu futuro Diego, aunque te de miedo pensar en eso.

 Lo se Alex, lo se muy bien, pero el futuro no deja de ser oscuro. No puedo hacer planes, si lo más probable es que me enloquezca por completo y deje de ser yo, ahi no sabre ni como me llamo, mucho menos sabré de planes. No planeo nada, solo espero luchar por mi cordura. Alex, por favor, por favor, te lo pido por última vez. Si las cosas empeoran, si en vez de mejorarme me enloquezco más, si dejo de ser yo, por favor, dejame morir. Antes de que lleve más deshonra a tu nombre y a la casa. 

Lo miro a los ojos. ¿Es posible que aún no entienda la gravedad de lo que me pasa, la seriedad de mi problema? Mis ojos esperan hacerselo ver, de una vez por todas.

Mi expresión se pone grave cuando escucho a Diego hablar así. Cierro los ojos tratando de aguardar la cordura. Creo... creo Diego, que sobre eso, podremos hablar más adelante, no es un buen momento ahora. Lo miro a los ojos, el insiste en morir... espero que no trate de suicidarse de nuevo.

Poco a poco puedes ver que han llegado al aeropuerto de Viena.  El sonido de los aviones se acerca y  el auto se parquea en el sector aledaño. Matías baja del vehículo y toma la maleta grande que preparo tu sire, también ayuda con las dos maletas que llevaban inicialmente. Un maletero se asoma, y ponen las valijas en el carro. Miguel sale del auto, y mira el lugar con temor. En estos dos años has descubierto, que el mismo le tiene un temor inmenso a los viajes aéreos. Alexander se baja fijándose que nada se quede.

 Me bajo del auto, y me le acerco a Miguel. Le hablo al oído, para que solo el me escuche. Parcero, no tengás miedo, que yo estoy con vos, así no sea la gran ayuda. Ya hemos viajado así otras veces, esta vez tampoco. Le pongo una mano en el hombro, para que sepa que lo apoyo.

Veo las maletas ir a su sitio, y luego me giro. Veo Viena por ultima vez, en quien sabe cuanto tiempo. Quizas para siempre. Me despido de Raul y Matías, les agradezco por su colaboración y sus buenos oficios. Y finalmente, me enfrento a mi sire. Los sentimientos se me cruzan en este momento, aún no lo entiende y jamás va a poder entender lo que me pasó. Ni mucho menos porqué me afectó tanto. Alex, esto solo se entiende viviéndolo. Quiera Dios que jamás tengas que pasar por algo tan terrible como lo que pasé yo. 

Le tiendo la mano, para despedirme con mucha educación. Gracias por todo, de nuevo, Alex. Espero, de todo corazon, que podamos tener esa conversación. 

Bueno supongo que es la despedida. Le sonrió a mi chiquillo y le doy la mano tratando de ser cordial con él. Hasta luego Diego, estaré pendiente de ti, olvide decirte que cuando lleguen a destino, alguien irá a buscarte. Le doy la mano y observo  el miedo en su rostro, espero que esto valga la pena. 

Me dirijo al otro hombre y le ofrezco la mano como un caballero. Adiós Miguel, suerte en su viaje.

Nunca pensé que salir de la casa de alguien fuera tan placentero. Me sentía  como invitado a una cárcel, con un tirano nazi como carcelero. Salgo del vehículo y veo que un avión despeja “hay jueputa” pienso con temor, odio los aviones, no me gustan. Esas vainas se caen..

Escucho el aliento de mi parce quien sabe de mi problema. Soy capaz de enfrentarme a un ejército completo de desgraciados pero no a subirme a un avión.

Volteo y veo a don Von Yur despidiéndose de Diego. Es un hipócrita, no puedo creer que Diego se coma el cuento del “sire preocupado”, pero al fin de cuentas él es quien Diego necesita. Escucho su despedida reforzada y su cordial mano se ofrece hacia mí.

Gracias señor. Aprieto mi mano  y le miro los ojos.  Mentalmente le regalo un insulto, pero aunque me haya hecho mi estadía poco agradable en Viena, debo aceptar que le deseo  cosas buenas, porque él  se hará cargo de los asuntos del paisita. Hago cara de tristeza.

Se despiden, y el hombre con las maletas los lleva al lugar de embarque, donde hacen todo el proceso de equipaje  y documentación. Los papeles falsos son bien recibidos y no hay ningún inconveniente. Miguel se quejo de la foto del pasaporte, aparecía un hombre que se parecía pero no era él, pero aún así no le ponen  ningún problema y los dejan pasar.

A pesar de tu miedo con los policías, a Miguel no lo paran.

El avión fue muy puntual, cuando ingresan notan que ustedes están en un sector exclusivo de primera clase,  básicamente un pequeño cuarto dentro del avión (que en si es grande), los dividen  de los demás pasajeros. Las sillas son de cuero, confortables, y también son cama. Hay un TV, y otros servicios de lujo. No es un avión particular pero lo que ven les gusta, se sienten como si fueran estrellas de rock con su compartimiento particular. Saben que esto no es gratuito, y que seguramente este cuarto fue diseñado por otros vampiros, para sus necesidades. No todos cuentan con aviones particulares.

 Miro el salón, perfectamente adecuado. Busco entonces una taza o cuenca, y un objeto afilado. Miro a Miguel y le digo: Parce, quedate quieto y no me hablés hasta que te diga, que tengo que blindar el chuzo

Tomo el cuenco, corto mi brazo derecho y vierto un medio litro de sangre, más o menos. Me concentro, me acerco a la ventana y empiezo a grabar runas en los bordes, mientras recito entre labios un cántico protector. Protejo por completo todas y cada una de las ventanas y tragaluces, para evitar que entre la luz del sol. Al terminar, me siento frente al tres-se y lo miro a los ojos.

Parce, ahora si hablemos en plata blanca. A vos te pasa algo, yo me doy cuenta. Yo se que yo a vos te he lastimado mucho, pero eso no es lo único que te pasa. ¿Me vas a contar que es lo que te pasa, que es tu actitud y la borrachera de anoche?

Haces el ritual sin problema, Miguel se queda quieto, es más en algún momento piensa en encerrarse en el baño mientras terminas pero tu prácticamente haces que se sienta y no se mueva. Mientras haces el ritual el cierra los ojos, como si no quisiera ver lo que estás haciendo.

En realidad, es gracioso, porque este ritual lo has realizado tantas veces  qué  Miguel ha tenido ser participe pasivo del mismo durante  mucho tiempo. En muchos de sus viajes por Africa y Europa, tuvieron en dormir en sitios no muy seguros, y fue gracias a ese ritual que se mantuvieron vivos.

Miguel a pesar  de tenerte al lado, trataba de no meterse en tus cosas, “nunca” te desconcentro o te hizo preguntas sobre la taumaturgia. Tampoco se mostró interesado en saber  sobre ella.

Era muy respetuoso con tus rituales y tus estudios.

Pero justo cuando realizas el ritual, te apresuras a interrogarlo, puedes ver la expresión de sorpresa e incomodidad en la cara de Miguel.

En ese preciso instante se escucha en Aleman el anuncio de que el avión está a punto de despegar y que se pongan el cinturón de seguridad permaneciendo sentados.

Oh que bonito lugar, yo nuncas pensé que un avión podía ser tan elegante. Me mantengo quieto y con los ojos cerrados mientras el parce hace esas cosas, y tan rápido como termina, siento que me mira de frente y me habla, encarándome por mi comportamiento. En ese momento alguien habla raro por el parlante y supongo que pronto esta joda va a a volar. Hago un gesto de total ansiedad. Parce, a lo bien, me  espera un tantico a que esta joda se levante, pa hablar. Aprieto los puños, y trato de concentrarme, esta vaina se va a caer. Murmuro

 Fresco hombre que no se va a caer. Más bien siéntese y póngase el cinturón, que ya vamos a despegar. 

Me siento y procedo a asegurarme, mientras miro por la ventana el despegue. Siempre me gusto ver eso. Alex, no te agrada la idea, pero sabes que si no me recupero, acabaré muerto de un modo u otro. No entiendes que es cuestión de amor propio terminar mientras aún me queda algo de lo que me hace ser yo. Ja, el parcero esta molesto conmigo, mi sire no entiende que me pasa, soy un paria en mi propia Casa...estoy solo. Pero solo es solo, como un hongo. No se porqué presiento que cuando llegue, mi parcero y yo vamos a separarnos. Carajo, me voy a quedar sin mi ancla, ahora si que me voy a hundir en la locura...

Me agacho en mi asiento, y me cubro los ojos con las manos. Parce, vos y yo tenemos mucho de que hablar. Mucho, mucho...

Empiezo a temblar más

El avión acelera cuando entra en pista, se pueden escuchar como las llantas se frotan con el pavimimento y Miguel comienza literalmente a temblar desde su puesto.  Cuando menos piensas te ha tomado

Odio esta cosa, odio esta cosa. Puedo sentir como te agarra la muñeca, por encima de tu mano izquierda, y a medida que el avión despega, Miguel te aprieta más la mano y  un hilo de lágrimas rojas se escurren por la orilla de sus lentes.

Pasan unos cinco minutos y se eleva el avión, Miguel te suelta,  y tú te das cuenta que te dejo doliendo el brazo. Miguel tiene mucha fuerza, y literalmente te ha lastimado, pero él no lo nota de lo asustado que se encuentra.