Partida Rol por web

Soporte vital, listo. Motores, listos. Atmósfera respirable, listo. Calefacción a tope, listo. Agua para los aseos y poder tirar de la cadena, listo. Mi sexto sentido, listo... Más que mi sexto sentido, fue un reflejo en la pantalla. Miré arriba y la vi. Allí estaba tan campante encima nuestra, lista para caer en nuestras cabezas. John reaccionó rápido, disparándola. Yo, con los huevos de corbata y la vejiga llena, me eché a un lado, separándome un par de metros de allí. Miré hacia mi bolsa portaherramientas y me agaché para volver a coger el soplete portátil. Abrí la válvula y apreté el encendido. En unos segundos, la llama se pondría a punto para achicharrar a esa cosa y hacer barbacoa de alien.

A nadie le amarga un último dulce, pero no es eso lo que digo.- Le responde el doctor a la androide.- ¿Sabes cómo duermen los esquimales? Pues eso. Forramos el interior de una cápsula con tres o cuatro edredones nórdicos, nos metemos dentro desnudos y abrazados para que el calor se mueva por convección entre nosotros y no se escape al exterior y tú aumentas tu temperatura corporal. No me salvará del frío exterior, ni evitará el problema del oxígeno, pero me dará unas horas más antes de congelarme.

Luego cae en la cuenta de algo.- Yo busco las mantas. En la enfermería tengo una bombona de oxigeno con una mascarilla, tráela y la meteremos dentro de la capsula cuando los niveles de dióxido de carbono sean intolerables me tocará respirar de allí.

La visión de la criatura desencadenó una respuesta rápida y ágil por parte de Paul, que esgrimió el soplete, lo activó... y una vez más, no calculó la potencia de salida del combustible, creando una llamarada instantánea que envolvió a los dos hombres por sorpresa y adelantándose a Smith, que estaba ya apuntado al bicho y a punto de disparar.

La llamarada desencadenó una explosión que lanzó a ambos hacia atrás, quemando al mismo tiempo a la criatura, que cayó al suelo entre chillidos y pataleando.

Mientras, Paul y Smith dieron con su espalda en el muro de la sala. El traje de Smith resistió el impacto, aunque el dolor fue bastante intenso. Sin embargo, Paul no tuvo tanta suerte. La explosión provocó que sus manos quedasen completamente carbonizadas y parcialmente, amputadas, y al chocar con la pared los sistemas de ventilación se dañaron, empezando a despresurizarse. Esto provocó el descenso en los niveles de oxígeno y que la temperatura cayese a gran velocidad.

En cuestión de minutos, Paul moriría asfixiado si no conseguían otro traje, o bien entraría en estado de shock debido a las heridas.

Pero ese no era el único problema. 

La explosión causó que la sala de ingeniería se quedase en llamas y que los motores que tan hábilmente había conseguido reactivar Paul, volviesen a apagarse, sumiendo otra vez a la nave en la oscuridad.

Mientras decidíais si descendíais o no, una explosión interna sacudió toda la nave, haciendoos trastabillar. Al mismo tiempo, un extraño chillido llegó hasta vosotros procedente del pasillo que conducía hacia ingeniería y una luz fue creciendo en intensidad, hasta que os disteis cuenta de lo que era.

Una enorme llamarada se dirigía hacia vosotros, ascendiendo por el túnel.

El doctor me razonó entonces el por qué de su pregunta. Quería usarme como fuente de calor alternativa con el fin de mejorar sus probabilidades de supervivencia.

-Comprendo. Desea usarme como un calefactor. Es... aceptable -le dije, comenzando a quitarme la ropa para iniciar el proceso. Antes de que volviera a hablar, ya estaba completamente desnuda tal y como me había pedido. Mis senos reposaban con gracilidad en mi cuerpo perfectamente diseñado y de haber dispuesto de luz, la sombra de mi contorno se habría reflejado en el suelo, evidenciando que mis funciones adicionales estaban plenamente justificadas. 

-Estoy disponible. Debe desnudarse ahora, doctor -le dije. En ese momento, indicó que iría a la enfermería en busca de mantas y que yo fuese a buscar el oxígeno.

-En la cápsula no cabe la bombona de oxígeno, doctor. Si desea que permanezcamos aislados, no podremos utilizarla. Pero mi cuerpo es capaz de generar algo de aire adicional. Puedo proporcionarle un suministro extra durante al menos cuarenta y dos minutos y medio, mientras nuestras bocas permanezcan abiertas y en contacto directo.

McFadden no supo que estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde y tuvo a aquella bola de fuego encima. Sólo entonces reaccionó para tratar de hacerse a un lado.

- ¡Mierda! - Exclamó. - ¡Cuidado! -  Y saltó a un lado.

No le hizo falta ver que había en el túnel, ni preguntarle a McFadden a que se debía su grito. Aunque andaba a un paso detrás de él, supo enseguida de que se trataba. Después de sentir la explosión, ese calor que salía de allí le estaba dando la respuesta y no era buena.

Se apartó como pudo a la vez que empujaba a Tristan y a McFadden hacia un lado, sin saber si iba a ser suficiente para que la llamarada no les diera de lleno.

Al girarse el doctor parpadea y se queda con los ojos fijos en el cuerpo de la androide. - Joder, pues sí que está buena.- En otro momento la situación hubiera podido llegar a ser excitante, pero cuando la hipotermia hace que tiembles como un cascabel, el frio empieza a secar tus pensamientos, los testículos hace minutos que ya se han retrotraído al interior de tu cuerpo y el pene se confunde perfectamente con una ciruela pasa de las más pequeñas no hay lugar para la excitación.

Va....Vale, no hace falta oxígeno.- Respondió recuperando el riego. Cogió un par de las mantas que usaban para la reanimación después del sueño y las extendió por la cápsula, cubriéndolo todo lo mejor posible. Una vez terminado el proceso empezó a desnudarse.- Las damas primero, por favor.

Me pareció que Harry se ponía algo rígido al verme y al descender la mirada, vi como su miembro se movía ligeramente debajo de sus ropas. Estaba claro que la temperatura no le estaba sentando nada bien, pero junto con el aumento de su frecuencia cardíaca, que podía oír desde donde estaba, deduje que su nivel de excitación había aumentado considerablemente.

-Doctor, no se preocupe. Si su tensión sexual aumenta en exceso, puedo provocarle un alivio rápido para que sea capaz de descansar con mayor comodidad. Si lo necesita, no tiene más que decírmelo -le informé, metiéndome en la cápsula, echándome y esperando a que él hiciera lo mismo y se colocara a mi lado.

Hate tomó la iniciativa para manejar el terminal y no le costó acceder al plano de la nave. Me situé a un lado suyo y miré el mapa. 

- En línea recta llegamos hasta el puente...allí deben estar Paul y...

Reaccioné tirándome al suelo nada más detectar el destello naranja de la deflagración que avanzaba hasta nosotros. Me llevé las manos a la cabeza y pegué la cara al metal. El impacto me desató un dolor que me cortó el aliento. 

La llamarada pudo darle de lleno a McFadden, de no ser por el oportuno empujó de Hate, que lo echó al suelo justo a tiempo para evitarlo, a la vez que también lo hacían él y Milton.

Viniera de donde viniese aquel fuego, era evidente que se había producido alguna clase de explosión en la zona de ingeniería, en donde se suponía estaban Smith y Stamets.

Cuando se disipó, todos mirasteis desde el suelo, confundidos y preocupados, hacia la escotilla de acceso.

Paul no entró en Shock, pero el dolor que sentía en sus manos, medio quemadas y desaparecidas, era enorme. Además. los niveles de oxígeno estaban descendiendo rápidamente, por lo que un piloto luminoso parpadeaba en el brazalete de control. A su lado, Smith todavía estaba poniéndose en pie, intentando comprender lo que había sucedido, que no era otra cosa que un fallo por parte del soplete, causando lo que podía ser una tragedia.

Los sistemas estaban de nuevo apagados y ahora habría que repararlos, pero no podría ser Paul porque estaba claro que su vida pendía de un hilo, por no decir que sus manos... no eran ya sino dos muñones carbonizados.

- ¡Joder! - Exclamó el soldado. - Gracias Hate. Ha estado cerca. - Le agradeció profundamente. - El capitán y Stamets... - Miró hacia la obertura que daba acceso a ingeniería. 

No sabía si habían sobrevivido o no, pero si atendían a lo que la lógica mandaba, parecía bastante probable que la respuesta fuera totalmente negativa. Tenían que comprobarlo, ya fuera por intercomunicador o yendo hasta el lugar de la explosión. Pronto lo sabrían. 

- ¡Capitán! ¿Qué ha sucedido? - Preguntó a través del intercomunicador del traje mientras se internaba en la zona de ingeniería en busca de los restos calcinados de sus compañeros. Aunque esperaba equivocarse, era muy difícil que el resultado de aquella deflagración fuera otro.