Partida Rol por web

GROB no era muy listo ... pero sabia como luchar ... y evitar morir ...

- Estos cadaveres cuando estaban vivos estuvieron critando avisando a otros para que vinieran o se prepararan ... asi que algunos pocos revisar estos mierdecitas ... picaros y demas revisar trampas a continuacion ... y ataque a distancia y vena en la oscuridad que se preparen para disparar si algo viene por el pasillo ...  nosotros - señalo a los barbaros y cuerpo a cuerpo - debemos seguir hacia delante ... aunque ... alquien puede curar a los heridos del suelo y a los heridos de combate ... - en eso momento miro a mi pechos luminosos Syndel.

Se acabo?- Se asoma Lukas tras la roca. Al notar que no hay peligro sale de detrás de esta y enfunda su espada.

-Uff...- seca el sudor de su frente -Que criaturas mas molestas- se acerca al charco de tripas de la criatura que anteriormente había enfrentado.

Busca entre sus resto un arco "Ni de coñ.. me enfrento frente a frente a otro de esos monstruos" y revisa si encuentra alguna otra cosa útil o valiosa.

Un entrada penosa...pero al menos seguíamos muchos en pie. Avance entre todos viendo como simples ratas rebuscaban a los caídos, un poco miserables. Yo no pude hacer nada por la mediana pero ya poco importaba, o al menos a la gente que profanaba sus cuerpos.

"En verdad los trasgos estan muertos, creo que no"... avance hasta la entrada del pasillo por un lado, no me gustaría estar en el punto de mira de unos cuantos arcos

Tenia aun mi honda en la mano por si acaso. mientras esperaba a que la fuerza de choque, musculos y fuerza llegasen mientras ojeaba por el pasillo.

Barrabás aflojó los hombros y hechó una mirada a aquel tunel, que era la única otra entrada de la habitación.
La calva del enano reflejaba el fuego mientras éste miraba pensativo el danzar de las llamas.

Hechó otro trago más a la petaca que colgaba de su cuello ¿Esa cosa nunca se vaciaba?
Se aclaró la garganta y habló con toda la solemnidad que la constante borrachera que acarreaba le permitía.

—La vida es como una fiesta, una de esas que no parecen que vayan a terminar nunca. Pero a veces, en nuestra diversión bebemos de más, y caemos inconscientes, dormidos, ante el alcohol. Pero la fiesta no para porque haya un par de desmayos, sino que en esos momentos hay que parrandear por los que ya no pueden, y seguir bebiendo más que nunca. La muerte es a la vida, lo que el borrachín dormido es a la fiesta. Nos recuerda a los que aún seguimos de pie, lo importante y lo valioso de poder seguir bebiendo ¡Salud!— concluyó tragando nuevamente de la petaca. El aroma del alcohol se intensificó nuevamente.

El enano volvió a callar por unos segundos y luego levantó la vista de súbido, chasqueando los dedos—¿Y saben qué es lo mejor que podemos sacar de todo esto? Que los trasgos, para ser las despreciables criaturas que son, hacen un muy buen licor—. Acto seguido, Barrabás se avalanzó sobre el cadaver más cercano con la esperanza de encontrar en sus bolsillos aunque fuera una botellita de licor trasgo.

Syndel se relajó un poco cuando la sangre de trasgo salpicó en su cara tras la explosión mágica, escuchando las indicaciones que daba GROB de adelantarse en el camino, sabía que no podíamos descansar, pues los malditos bichos habían dado alguna señal de alarma seguramente y vendrían en nuestra búsqueda.

Miró como algunos comenzaban a rebuscar en los cuerpos de los caídos desesperados por encontrar algo que salvara sus almas del infierno en el que nos habíamos metido, ya podían estar en buen estado esos calzoncillos de recompensa ofrecidos por la princesa, pues si no, ella misma pagaría las consecuencias de lo que estaban pasando, ella y su padre, ambos lo harían.

También miró hacia atrás y vio a los caídos en el campo de batalla, y para sus adentros lloró (porque los semiorcos no lloramos pa´fuera) un poco, lloró por ellos y lloró por ella que podía haber sido una de ellos, también lloró por GROB, que aunque es un gran guerrero también estuvo frente a frente con la muerte para protegernos, y entonces cogió su cabeza cuando éste miraba sus pechotes que parecían adornos de navidad humanos y la frotó contra ellos para coger fuerzas y esperanza, entonces apretó los puños a su gran hacha mirando al frente, impasible.

- Syndel un trago necesitar - gruñó al enano.

La pelea terminó deprisa pero había sido un desastre. Hasta para la poco exigente Tauria la coordinación del grupo dejaba mucho que desear. Algo deprimida porque su ultimo golpe hubiera fallado teniendo al enemigo bien al alcance la mercenaria decidió que volvía a la retaguardia. Con suerte con alguno de esos arcos que habían llevado los trasgos o sino con algo de calderilla que tuviesen suelta.

Se felicitó internamente al lograr destruir a uno de esos pequeñajos que se entrometían en su misión. "Tengo un gran futuro como bruja." 

- Aseguremos el pasillo, cargad vuestros arcos. -

Ella se acercó hasta dicho pasillo para otear aprovechando sus ojos demoníacos. Su naturaleza era poderosa o así se lo repetía a sí misma para convencerse de que esta aventura sería fácil.

Los demás estaban venga registrar a los muertos y era algo que debería de hacer ella también, aunque no ahora que parecía haberse dado una alarma. 

Cuando estoy en posición se van acercando los demás y veo a la tiflin...

"No te pongas tan a la vista que porque tengas bonitos ojos no te van a perdonar si hay flechas, esos trasgos no diferencian"

Observo donde esta Loras, hacia rato que no lo veía y supuse que quizá este rebuscando también los cuerpos caídos.

Por ahora al parecer no hemos tenido bajas.

Piensa bajando la guardia esta vez al guardar la flecha en su carcaj, comenzando a avanzar desde los alrededores hasta llegar a la  la fogata para realizar su mejor labor. Investigar.

Mientras va dando sus pasos tranquilos empieza a recordar los incidentes de la ruina, con esa tensión en los músculos que lo hace parecer un gato a punto de engrifarse al estar consciente de no relajarse bajo ninguna circunstancia ante la mínima señal de peligro.

Windelin...necesitaremos tomar las posesiones de Meridas, en caso de que tuviera algo útil.

Han perdido ya a uno de los aventureros, uno de los suyos precisamente y a pesar de ser parte del negocio, no deja de ser un lamento autorreferente. Comenzando a revisar los alrededores hasta llegar a la fogata como un faro de claridad, manteniendo sus sentidos alerta a la mínima señal de peligro

Asumiendo que deberán todos descansar en ese momento y sería oportunidad acorde para montar alguna defensa. Pero lamentablemente carece del liderazgo para dar ese tipo de ordenes.

Ante el pedido de la orca, Barrabás dejó a un lado un cadaver de trasgo al que lo único que podría haberle sacado eran pulgas.
El enano caminó hasta Syndel y le ofreció su petaca —Tome cuanto guste, siempre tengo más—. Era realmente imponente, quizás él y la mujer faro pesaran más o menos lo mismo, pero estaba seguro que le sacaba casi el doble de estatura ¿Cuanto podrá beber antes de que se le suba a la cabeza? se preguntó Barrabás, que nunca había entendido que la expresión era metafórica y no literal.

Lukas nota al grupo algo tensos y agotados tras el ultimo encuentro; deja de registrar de entre los trasgos y se sienta junto a la fogata. 
Sacar su instrumento -Un poco de música viene bien ahora- Tras afinar su dulcémele comienza a tocarlo con un sonido un tanto ligero pero animado.
(Musica para que sigan el ritmo https://www.youtube.com/watch?v=12GAssAGnDM)

(solo música hasta el segundo 0:16 y empieza la canción)
Hay recuerdos que son eeternos
Y en mi viiida, no he de olviidar...
Al gran Grob aplastando trasgos
Y a los peechos, de Syndel briillar

Todos estos aventuureeros
Son compañeeros, a los que aguantar
Como Arnolfo lanzando hielo
Y a Tauria que, me mira maal...

(solo música del segundo 0:57 y en 1:03 sigue la canción)

El Bar Cenas es intreepido
Y un liio, nos va a buscaar...

Windelin que me inquieta (Le guiña el ojo)
Duilfë, por su cereza va a lloraar

Loras y Ripley son un miisterio
Y de Daruk y Lilsseny, no se que cantaar... (Carraspea) 

Pero de tooda esta gente 
Hay uno que, hueele mal... (Mira a Barrabas)

(Hace un solo con su dulcémele del segundo 1:44 y en 2:03 sigue la canción)

Aunque a peesar de esoo... 
A toodos, los aprecio iguaal!
Los difuuntos y los vivoos (Ve a Cerecita y a Méridas con compasión)
En mis cancioones!, siempre estarán...

(Desde el segundo 2:24 sigue un solo con el dulcémele para rematar y culminar)

"Que talentoso y guapo soy" piensa mientras guarda su dulcémele.

Estoo... maese juglar, lo mismo no es buena idea ponerse a cantar ahora mismo. Le comenta algo apurada Tauria a su artístico compañero. Volviendo luego su vista hacia donde alguno de los más osados de al partida iban de camino. 

A Tauria le gustaban mucho ver otros espectáculos a parte de las peleas, aunque no pudiese apostar ni tirar sillas. pero cada cosa en su momento.

Syndel se giró y agarró de la pechera con uno de sus brazacos musculosos al bardo alzándolo en el aire como un monigote de juguete.

- Muy bonito ser, cosa tu cantar - gruño la semiorca escupiendo algo de babas sobre la cara del humano.

Luego lamió un poco su rostro y lo soltó nuevamente a su lado con un intento de guiño copiado al de los humanos que parecía más que estaba estreñida que lo primero.

Gra... gracias Syndel- Se limpia un poco de la baba que le escurre por la boca. Voltea a mirar a Tauria -Ves, ella si sabe apreciar una buena canción- Señala a Syndel -Ya se con quienes me quedo-

... se han venido arriba... en fin; yo sigo atento a lo que pueda venir de la cueva, mientras el resto siguen su saqueo a los cadáveres

Por mucho que buscabas, Cerecita no parecía llevar nada para curarla y parecía estar a las puertas de la muerte. Poco quedaba más que un último adiós. Lo único entre sus pertenencias que no había quedado destrozado al caer al suelo o ser atravesado por las flechas parecía ser una espada corta.

Lo único que parece salvable de entre las pertenencias del trasgo son un puñado de diez flechas en buen estado, si bien de manufactura algo burda, y siete monedas de plata que llevaba en los bolsillos el desgraciado.

El arco del trasgo parecía en buen estado, pues era el que había muerto al caer congelado, pero el resto de su equipo había quedado destrozado por el frío de los conjuros de Arnolfo y las flechas que llevaba se habían roto al caer al suelo el cadáver.