Partida Rol por web

En mitad de una fuerte tormenta, cruzáis los aproximadamente 3 kilómetros de sendero sin asfaltar que os separan de vuestra meta, dejando atrás los abandonados y pantanosos restos de campos de arroz, algodón y azucar que florecieron una vez en el suelo de esta fértil isla del delta del río. Antiguas barracas rústicas se vislumbran se vislumbran en la distancia, barracones de esclavos ahora desiertos.

En el extremo de la isla, junto a una desvencijada colección de cabañas que forman los restos de una largamente abandonada colonia de esclavos, encontráis la finca de la plantación Butler. La residencia del capataz, el taller de maquinaria, y los molinos se han desgastado con el paso del tiempo y ahora yacen en ruinas. Solo permanece en pie la finca de 2 pisos, silueteada sobre el cielo oscuro y rodeada de maleza incontrolada.

Este ejemplo antiguamente elegante de arquitectura clásica y renacentista se halla en bastante mal estado. Aunque hay partes del techo combadas, tablas deterioradas y enredaderas cubriendo casi toda la casa, su fachada, con su espléndido pórtico sustentado por columnas jónicas, aún resulta impresionante.

Briznas de humo salen de algunas chimeneas y aparcado a un lado se encuentra un Packard gris con matrícula de Massachussets, que algunos reconocéis como el perteneciente al doctor Butler.

La mayoría de los cristales están protegidos con contraventanas de madera cerradas pero en alguno que no lo está de la planta superior podéis apreciar la luz oscilante de una vela

Luego de haber atravesado todo ese trayecto, bajo esa lluvia y con ese paisaje tan desagradable a la vista, Joseph comprendió que cualquiera se volvería loco viviendo allí. Eso, sin embargo, no explicaba la presencia de los detectives.

Se alegró al ver el auto de su amigo allí, eso indicada que se encontraba en casa. Estacionó el auto lo más cerca que pudo de la puerta de entrada, y luego de bajarse fue corriendo hasta la misma, intentando mojarse lo menos posible. Golpeó la puerta.

_ISAAC, AMIGO, HEMOS LLEGADO POR FIN. ABRENOS QUE ESTA LLUVIA ES DE LO MÁS MOLESTA.

Bajé del coche e inspeccioné mi alrededor. Era extraño, pues esperaba encontrarme algo más... Grandioso. No todo aquello en ruinas.

Querida susurré a Sheila mi idea sobre la venganza no parece que se encuentre en los bienes de este hombre. ¿Quizá algo del pasado?

-Es muy posible. De todos modos, aún no están claras muchas cosas. Por ejemplo, los motivos reales de trasladarse aquí... ¿son los que parecen ser? En cuanto al pasado, siempre vuelve. Cuando menos lo necesitas, ja ja ja.

Richard siempre pensaba rápido. A veces ambos eran demasiado alarmistas en ciertas apreciaciones, pero solían decantarse casi siempre en base a la Navaja de Ockham. 

Desciendo del vehículo del Señor Rush, algo mojada todavía debido al paseo por el puente que me he visto obligada a realizar hace tan sólo un rato, observando con gran asombro el desastroso estado en el que se encuentra todo.

- Se me hace difícil imaginar que alguna persona pueda vivir en un sitio así. Si yo tuviera que hacerlo, caería enferma, al igual que le ha ocurrido a Hannah. -

Después, avanzo hacia el porche, todo lo rápido que el enlodado suelo me permite, con el fin de reunirme con Joseph, y poder protegerme de la incesante lluvia. Al llegar allí, le digo al Doctor:

- Espero que no te haya importado que os abandonara a ti y a Mike para ir en el coche con el parapsicólogo. Creí conveniente que ambos tuvierais un momento de intimidad para que pudierais hablar de vuestras cosas, además de considerar que sería más seguro si íbamos dos personas en cada coche. -

Hago una pequeña pausa, la cual aprovecho para mirar hacia el cielo.

- ¡Maldita lluvia!. Estoy completamente empapada. Es como si el cielo no quisiera que estuvieramos aquí, e intentara echarnos mandandonos esta tromba de agua. -

Sonrío pícaro a Emily.

_Sí, imagino que era nuestra intimidad la que te interesaba, y no la tuya con tu nuevo novio. Pero descuida -me acerco un poco para decirle en voz más baja-, no le diré nada a nadie, ni siquiera a Isaac.

Me río por dentro y doy unos saltitos en el lugar, ansioso. Quiero quitarme esta ropa. Recién llegamos a la plantación y el clima del lugar ya nos está molestando.

- El Señor Rush no es mi novio, Joseph. - susurro malhumorada, mientras espero a que nos abran la puerta, con la esperanza de que ningún otro miembro del grupo haya escuchado las palabras del Doctor. - Espero que alguien atienda pronto nuestra llamada, y podamos quitarnos lo antes posible esta ropa mojada, o cogeremos un resfriado. -

Se apresura, una vez sale del coche, para llegar al resguardo que le proporciona el sombrio porche de la majestuosa, a la misma vez que tétrica, mansión. Allí, dentro de la morada, le aguarda su infeliz amigo; y sin duda el fruto de esa infelicidad esta altamente contaminado por la esperpentica situación que ha llegado a vivir al aceptar como herencía tal ruinosa hacienda...

se vuelve al escuchar violentos susurros entre sus amigos... al mirar a Emily y al Doctor piensa involuntariamente: ya estan liados estos dos de nuevo, sin duda, Joseph esta ciegamente enamorado de Emily... ciegamente...

Sin mucho animo de continuar empapado, en la puerta de una lugubre mansión y después de un interminable viaje... aporrea la puerta ayudado del enorme gozne.

Habéis salido de los coches y os cobijáis en el amplio porche de entrada a la casa. En su afán por saber cuanto antes de su amigo, el doctor Sinclair ha salido corriendo y a golpeado con fuerza las aldabas que adornan la puerta mientras grita para hacerse notar.

Tras una espera, que es larga pero que a vosotros se os hace casi interminable, oís pasos al otro lado de la puerta. Con un crujir de cerrojos y un rechinar de bisagras mal engrasadas, se abre la enorme puerta y os encontráis de frente con el doctor Butler.

El ver al doctor en la puerta, tu impresión es que se encuentra totalmente relajado, nada nervioso ni preocupado sino más bien lo notas de buen humor, casi eufórico.

No notas nada especial en el buen doctor, ni excesivamente preocupado, ni despreocupado, tu impresión es como una hoja en blanco, no sabes nada, claro que tampoco lo conocías personalmente...

No logras sacar ninguna impresión en claro de como se encuentra el doctor.