Partida Rol por web

Encuentras al doctor Butler bastante nervioso, como si se hubiera olvidado de que os mandó llamar y aún dirías más, casi que no le agrada mucho que estéis allí.

Pese a tus años de amistad con el doctor Butler, no podrías asegurar si se alegra o no de veros, si está tranquilo, nervioso, preocupado...

Para tí, ahora mismo su cara es como para jugar al poker, no revela ninguna emoción que tu puedas captar.

No notas nada especial en el buen doctor, ni excesivamente preocupado, ni despreocupado, tu impresión es como una hoja en blanco, no sabes nada, claro que tampoco lo conocías personalmente...

Tras una breve pausa, una sonrisa que es familiar a sus amigos aparece en el rostro del buen doctor:

Amigos, que agradable sorpresa. Pasad, pasad, no os quedéis ahí con la humedad - os dice, a la vez que os va estrechando la mano y os hace pasar adentro.

_Isaac, que gusto verte. ¡Vaya lugar te elegiste para venir a vivir! A ellos creo que no hará falta que te los presente -dijo haciendo un gesto hacia Mike, Emily y el Sr. Rush-, pero éstos son los detectives que contrataste, la Srita. O'Connell y el Sr. Anderson. Señores, éste es mi buen amigo y anfitrión, el Dr. Isaac Butler.

El Dr. Sinclair se hizo a un lado para permitir las saludos y para que las damas entren primeras a la casa. Luego entró él, mirando con curiosidad todo a su alrededor. En un primer momento buscó con la mirada a la Sra. Butler, pero también prestaba atención al resto de las cosas, para ver en qué condiciones estaba viviendo su amigo.

impulsivamente, y a la misma vez que se quita el empapado sombrero gris, le da un poco protolario abrazo a Isaac, mientras le susurra en el oido: Menos mal que estaís bien, en los telegramas presagiabamos lo peor...

Después accedió al tetrico lugar no sin dejar de observar la antigua decoración. Emily estará en su salsa en esta casa...- pensó. Estaba empapado y cansado pero despues de ver el buen ánimo de su amigo se relajo bastante.

Entré en la casa moviéndome lo justo para no salpicar todo por la lluvia

Un placer Sr. Butler dije apretando su mano con la mía.

El apretón de un hombre dice mucho de su personalidad

Dejé apartado mi empapado sombrero y colgué mi gabardina. Eché mano al bolsillo interior de mi pantalón donde normalmente guardo mis pitillos. Cuando los encuentro noto que han quedado húmedos.

Entonces susurro entre dientes: ¡Mierda! Me he quedado sin tabaco... Al darme cuenta de lo inapropiadas que pueden sonar mis palabras y que espero que nadie las haya oído me secó bien la mano y se la estrecho afectuosamente. No pensé que me alegraría tanto de verle. Aunque él no pareciera sentir lo mismo. Había algo extraño en él, pero parecía que nadie se hubiese dado cuenta de ello.

¡Me alegro de verte, Isaac! Dinos, cuál es la razón por la que nos hiciste llamar.

- Isaac, cielo, no sabes lo muchísimo que me alegro de poder volver a verte. - digo, mientras abrazo a mi apático amigo, y le beso tiernamente en la mejilla.

Después, tras haber accedido al hall de la lúgubre mansión, y mientras espero a que el resto del grupo salude al doctor, comienzo a mirar a mi alrededor, pensando en la gran cantidad de antiguedades que podrían existir en dicho lugar, y en la posibilidad de poder hacerme con alguna de ellas para mi tienda.

Entonces, al escuchar las palabras pronunciadas por el parapsicólogo, salgo de mi ensimismamiento, y digo, algo malhumorada ante la perspectiva de seguir con esta ropa mojada durante mucho más tiempo:

- Sr. Rush, sinceramente, no creo que este sea el momento más adecuado para que Isaac nos explique las circustancias que le han llevado a ponerse en contacto con nosotros. Ha sido un largo viaje, y todos estamos cansados, y empapados, por lo que, en mi modesta opinión, creo que deberíamos dejar las explicaciones hasta que hubiésemos descanso convenientemente. - finalizo la frase mirando a mi alrededor en busca de apoyo.

Ignoro las palabras de Emily. También a mí me vendría bien un descanso, pero postergar la explicación sería como restarle importancia al asunto, y eso sería descortés, por no mencionar que me interesa saber cuál es el estado de Hannah. Sigo inspeccionando visualmente el lugar, y levanto cada tanto la vista hacia donde se encuentra Isaac para ver qué decide hacer.

El doctor Butler os recoge los sombreros y los abrigos y los cuelga en una gran percha en el recibidor.

Pasad y acomodaos, por favor, hablaremos más cómodos junto a un fuego.

Dicho esto, os invita a pasar a través de un elegante aunque algo decrépito recibidor con sus escaleras dobles curvadas de roble, hasta un espacioso salón, amueblado con sillas y sofás de aspecto confortable y una gran chimenea de piedra, donde arde un fuego crepitante.

Podéis apreciar que todas las habitaciones están iluminadas con lámparas de parafina, lo que unido a la tormenta que ruge fuera, hace que sea un ambiente de agradable recogimiento.

El doctor os invita a sentaros mientras reparte unos puros y cigarrillos a aquellos que lo desean y sirve unos licores, esencialmente brandy a los caballeros y licor de hierbas para las damas. Una vez hecho esto y servido el mismo, se sienta en un gran sillón con orejeras.

La verdad es que os debo una explicación y unas disculpas. Esos telegramas que envié fueron una estupidez por mi parte... y completamente innecesarios. Estaba cansado y el lugar pudo conmigo; mi mente me jugó una mala pasada.​ 

En ese momento, alguien llama a las puertas del salón y el doctor se levanta para abrir, mientras añade apresuradamente y en voz baja:

Por favor, no mencionéis nada de esto a mi esposa. Ya está bastante asustada con la plantación y no quiero causarle más preocupaciones.

¿Estupidez? ¿Innecesario? pensé mientras daba un pequeño trago al brandy.

¿Realmente fue una mala pasada o, por el contrario, algo o alguien le ha hecho cambiar de opinión?

Busco con la mirada a Sheila para hacerla entender que hay algo en todo esto que no me cuadra. Al tiempo, alzo un poco la copa, por si quiere tomar un trago del brandy en vez de su licor de hierbas

Teniendo en cuenta que su saludo ha pasado prácticamente inadvertido, se halla un tanto ensimismada en sus pensamientos.  Como no podía ser de otro modo, y para fastidiar un rato al bueno de Richard, mira con gesto de indiferencia la copa. Aunque luego sonríe y le hace recordar a él con la mirada algo familiar que ambos conocen cuando él hace ademán de brindar.

Sabe que debe hablar con él de inmediato, pero a solas. Realmente la historia promete, porque todos, absolutamente todos, se guardan los unos de los otros. Repasa mentalmente lo que ha visto en la primera estancia. Calcula qué puede haber en la planta baja. 

No parece muy comprensible la explicación de Isaac Butler. Aunque todo podría ser, y espera salir de dudas pronto.

Cuando vio que su amigo Isaac les ofrecía unos puros y unos cigarrillos alzó la mano desesperado para poder fumarse uno tranquilamente. Por un momento y cuando dio un trago al brandy se relajó, se sintió como si estuviera en casa. La chimenea, el acogimiento de la sala. Todo era tranquilidad, hasta que el sonido de la puerta interrumpió su descanso.

Sabía que su amigo había comentado algo, pero la distracción sufrida por el tabaco y el alcohol le hicieron despistarse y no enterarse de lo que dijo. Tan solo le escuchó decir que no comentara nada a su esposa, así que tan solo calló y esperó a ver quien aparecía tras la puerta.

La tranquilidad era la nota predominante del caserón, al menos, a simple vista. El olor a lumbre húmeda reconfortaba toda la polvorienta estancia... De vuelta a las comodidades de la civilización.- alzó la copa para darle un anesteciante trago al amargo licor; pero cuando la copa rozó sus agrietados labios un pensamiento lo abordó, bloqueando por completo cualquier acción de sus músculos...

Isaac nunca ha sido hombre alarmista y miranos aquí que dispar trupe. Toda la ha congregado él... ¡Dios mio, pero si ha hecho venir hasta una pareja de detectives!. Nos esta mintiendo... lo conozco, y se que nunca abusaría de nuestra amistad exigiendonos tal favor por mera vanalidades.

Reaccionó despues del revelador pensamiento, lo primero que hizo fue clavar su asustada mirada en Joseph y Emily. 

Estás convencido que lo que ha dicho el buen doctor no se lo cree ni él, pero que ya le gustaría que fuese cierto

Estás convencido que lo que ha dicho el buen doctor no se lo cree ni él, pero que ya le gustaría que fuese cierto

Estás convencido que lo que ha dicho el buen doctor no se lo cree ni él, pero que ya le gustaría que fuese cierto