Partida Rol por web

¡Por fín!.- una sensación de alivio amedranta los nervios del Profesor, ayudado, como no, por el cálido titilar de las llamas y la barriga llena por una copiosa a la vez que saborsa comida.  ¡Emily, gracias a Dios!.- al parecer no estaba sólo ante sus cavilaciones.

No es la primera vez que pruebo la comida Criolla, pero lo cierto es que Gullah tiene una mano delicada para estos menesteres.- lo hace como contestación a su amiga y una vez que esta termina de susurrarle sus pensamientos contesta con un leve hilo de voz: No podría estar mas deacuerdo, algo pasa y esta fingida normalidad me saca de mis casillas...

No quizo continuar para evitar levartar sospechas.- Hanah, como comentaba con Emily, felicita a Gullah de nuestra parte por tan elaborada cena.

El aura de cinismo que envolvía la casa torturaba a Mike.

- Sin duda, se lo merece. Estaba todo exquisito. - añado, ante el último comentario de Mike, en el cual insta a nuestra anfitriona a felicitar al cocinero, y en el que, veladamente, me intenta dar a entender que nuestra conversación sobre Isaac ha terminado.

Después, permanezco callada, de pie, al lado del profesor, perdida en mis propios pensamientos.

Comí de todo en la cena, excepto el budin de plátano, al cuál era alérgico. Lo rechacé de una manera cortés, haciendo un gesto de que estaba lleno. A penas abrí la boca, me interesaba más escuchar las conversaciones que formar parte de ellas.

Después, en el salón, quedé de pie con mi vaso en la mano. Sentarse podría llevar a quedarme amodorrado, y no era mi intención. Me moví discretamente hasta un lugar donde podía verles a todos, para analizar bien la situación

Oh, muchas gracias, me alegra que os haya gustado. La verdad, yo al principio encontraba estas cenas demasiado pesadas, pero me he ido acostumbrando. Por lo visto la costumbre aquí es almorzar frugal y cenar abundante.

Hannah prosigue hablando de la sociedad de Arkham un rato más, interesándose por conocidos mutuos y deseosa de noticias.

El doctor Butler responde a Joseph:

Bien, bien. La herencia va bien. Mi tía falleció hace ya años, pero mi prima está por aquí, ya la conoceréis.

Y rápidamente cambia de tema. Parece evidente que no tiene muchas ganas de hablar sobre la herencia.

Al cabo de un rato, Hannah empieza a dar muestras de cansancio, de manera que decide retirarse:

Si me disculpáis, me voy a acostar. Primero me aseguraré de que Gullah os ha preparado las habitaciones. Me avergüenza hacer que os alojéis en la parte de servicio, pero el pabellón de invitados es una pura ruina. Le he dicho que habilite tanto la sala de estar como el salón comedor como habitación, de manera que tengáis una habitación cada uno. Él dormirá en la cocina.

Se pone en píe y cogiendo una palmatoria donde luce una vela, inicia las despedidas, con besos a las señoras y estrechando manos de los caballeros.

Una vez hecho esto, se va, cerrando tras de sí la puerta del salón, donde os quedáis a solas con el doctor...

-Usted dirá, Sr. Butler...

Al escuchar las palabras anunciando despdedida de la boca de Hannah, alertó a Emily con un suave e inapreciable roce en la rodilla. Acto seguido, estrecho la mano cariñosamente de su amiga y le deseo un placentero descanso., mientras que le quitaba importancía a lo de dormir en las habitaciones de servicio.

No tenía intención de interrogar a Isaac, al fin y al cabo era su amigo, le daría una última oportunidad de decir la verdad ahora que había llegado el momento oportuno para hacerlo...   

Después de agradecer y desearle las buenas noches a Hannah, doy un nuevo sorbo al licor para pasar el tiempo y asegurarme que ella ya no escuche las conversaciones. Entonces, sin rodeo alguno pero de forma amistosa y casi pícara, le digo a Isaac:

_Como colega, debo decir que se la ve bastante bien a Hannah. Estuve todo el viaje preocupado por ella. ¿Qué era lo que le ocurría, o lo que creíste que le ocurría?

El doctor os hace una seña, a la vez que se levanta:

Un momento, por favor.

Inmediatamente se dirige hacia la puerta y llama: Gullah, mis invitados y yo nos quedaremos un rato más. Puedes retirarte.

Después vuelve a su asiento y comienza a hablar:

A ver, ¿por donde empiezo?. En primer lugar, siento haberos arrastrado hasta aquí, sé lo dificil que es llegar. Veréis, cuando llegamos, Hannah empezó a dormir mal por las noches, el ambiente le resultaba agobiante y además estaba el aislamiento al que se veía sometida. Bueno, nada que no se pudiese remediar. - Da una calada a su habano y prosigue - pero el caso es que empezó a afectarme a mi también.

Ahora hace una pausa mucho más larga, parece que le costase decir todo lo que tiene que decir, pero debido al dramatismo del momento, ninguno os atrevéis a interrumpir. Mientras, la tormenta que rugía fuera ha ido amainando y ahora sólo queda una ligera llovizna. Por fín, tras unos segundos de silencio que se os han hecho eternos, Isaac reanuda su relato.

Veréis, la superstición local no ha tratado muy bien a mi familia.¿Sabéis como llamaban a mi abuelo? ¡Hechicero! Dicen que mostraba un gran interés por la magia negra. Mi último tío también. La gente odia a mi familia y supongo que su naturaleza aisalada tampoco ayudó mucho a mitigar tales historias.

Una nueva pausa para beber un trago de brandy y el buen doctor prosigue con su historia.

No soy un hombre supersticioso, pero debo admitir que cuando os envié ese cable, estaba asustado. Había estado trabajando por la mañana en la hacienda, revisando los papeles de mi tío cuando estalló una fuerte tormenta, pero que la de esta noche. Debí quedarme dormido y tube un terrible sueño. Soñé con mi tío; estaba fuera de la ventana... haciendome señas, llamándome por mi nombre. Me ví siguiendole por el pantano, donde me prometió que sus antiguos secretos me serían revelados.

Me desperté de inmediato, empapado en sudor. Estaba tan asustado que no me atreví a seguir durmiendo esa noche. A la mañana siguiente, acudí al pueblo y os telegrafié a todos. Fue un disparate, lo sé. Estoy avergonzado por ello y siento haberos arrastrado aquí abajo para nada. Espero poder disculparme - en ese momento se gira hacia los investigadores y al parapsicólogo - y a ustedes les pagaré los gastos del viaje y la minuta por estos días.

Insisto en que me disculpéis por mi poco autocontrol aquel día.

-Discúlpeme, pero yo creo que hay algo que no nos está contando. Parece ansioso en que nos creamos su explicación, nos vayamos a dormir, y partamos rápido de aquí al amanecer. Es más, no hay más que mirar los semblantes de sus tres amigos, para darse cuenta de que algo no cuadra en toda esta historia. Si teme por la integridad física de su mujer, inclusive su salud mental, déjela aparte. Ya se lo indiqué antes. Por lo que a mí respecta, no tiene que pagarme absolutamente ni un solo honorario. En todo caso, puedo cobrarme con la verdad íntegra, y así me consideraré pagada de sobra.

Posiblemente.- empezó a hablar el profesor una vez que Isaac terminó de dar sus parcas razones.- encuentres en estas explicaciones argumentos suficientes para justificar tu peculiar actuación,.- hizo una pausa mientras miraba complice a la señorita O´Conell.- pero entenderas que no son suficientes para seis personas que han recorrido medio pais sin demora alguna. Todabía nosotros.- señalo a Joseph, Emily y a él mismo.- podemos concluir toda esta alocada historia con unos días de visita a viejos amigos, pero ellos.- se refería esta vez al resto de la comitiva.- no se conformaran con un lo siento como buenos profesionales que son. Dejalos investigar libremente durante unos días y que ellos mismos llegen a la conclusión que tu has llegado, y así no se veran en el compromiso de aceptar tu dinero sin trabajar...

Dicho lo cual esperó la respuesta de su "colega" observando sus reacciones. 

Sinclair observaba a unos y a otros mientras hablaban. Una sonrisa asomaba por su comisura, que se disimulaba por el puro que disfrutaba. Estaba claro que Isaac escondía algo, o algo muy malo había ocurrido en su cabeza al momento de comunicarse con ellos. A pesar de ello, estaban hablando con un reconocido médico, estaban locos si pensaban hacerlo cambiar de parecer con tanta facilidad. Joseph decidió demostrarle a su amigo que estaba de su lado, y quizás más tarde en él sí confiara.

_Estoy de acuerdo con Mike. Quizás deban comenzar la investigación en los pantanos, a ver si encuentran los secretos de tus ancestros -le guiñó a Isaac un ojo cómplice-. Vamos Mike, no le hagas perder el tiempo a esta pobre gente -dijo haciendo un gesto hacia los detectives-. No tomen a mal lo que digo, por favor. Es solo que de momento parece que su única pista es un mal sueño de mi amigo. Ya bastante tiempo han perdido viniendo hasta aquí, seguramente tienen asuntos más importantes de los cuales ocuparse. En cuanto a mi, Isaac, me veré obligado a cobrarme el viaje disfrutándo hasta tu último puro y hasta la última gota de tus licores. Y en el medio, los exquicitos platos de tu sirviente -finalizó-.

Desde luego, Sinclair no sabía dónde se estaba metiendo. O quizá sí. La mujer aprovechó la ocasión y respondió:

-Verá, Sinclair. Hasta este momento, creo que por motivos obvios un trabajo en equipo no habría funcionado. Ni siquiera voy a entrar en los pormenores o motivos, por respeto a las personas que están delante. Si Vd quiere hablar a solas con el Sr. Butler, dígalo claramente. Tampoco hace falta que hable en nombre nuestro u ofrezca sugerencias. Estamos presentes en la misma estancia que Vd. Y me estaba dirigiendo al Sr. Butler. ¿Se llama Vd. Sr. Butler? Estoy empezando a pensar que se está hasta divirtiendo con todo este asunto.  De manera que... yo me voy afuera un rato. Discúlpenme los demás. A Vd. qué voy a decirle... me lleva ignorando desde hace mucho rato.

La mujer, con las mismas, recoge sus guantes y su sombrero, estrecha la mano del asombrado anfitrión, y sale de allí.

La sonriente cara de Joseph expresó también sorpresa, aunque sin dejar de sonreir. Miró cómo la mujer se retiraba sin decirle nada, pero luego sí se dirigió a Anderson.

_Espero que no tome mis palabras como su compañera, en ningún momento quise ofenderlos. Quiero pensar que el cansancio por el largo viaje afectó el ánimo de la Srita. O'Connell. Supongo que usted entenderá que no necesito expresar si quiero o no quiero hablar a solas con un amigo mío, está claro que lo haré en algún momento, se queden ustedes o no. Al fin y al cabo será mi buen amigo quien tome cualquier decisión.

La mujer se ha dirigido directamente a la entrada del caserón. Masculla por lo bajo:

-Será posible. Esto debe ser una tomadura de pelo. Deberíamos habernos negado a venir. Ni siquiera ellos sabían lo que estaba ocurriendo. Valiente pantomima. Y ese Sinclair relamido e ineducado, hablando como si dirigiera un partido de cricket. Bah... quiero irme a descansar a Cork.

No voy a negar, que la actuación de la señorita O´Connell me pareció algo pueril, y más, sin que tan siquiera hubiera recibido respuesta de Isaac.

Pero sin duda, razones no le faltaba y Joseph se había encaprichado en nadar contra marea... ponerselo facil a Isaac sería una solución para él pero no para el profesor, al cual no le gustaba los juegos de adivinanzas y mentiras con viejos amigos que actuaban de forma psicótica.

Calló, no sin dirigir una mirada de reproche a su "oportuno" amigo... 

A Joseph no se le pasó por alto la mirada de Mike. En respuesta, solo levantó los hombros, como si no entendiera el motivo de la misma.

Observo como la Señorita O'Connell, tras la, desde mi punto de vista, poco oportuna intervención de Joseph, abandona la habitación totalmente malhumorada.

Después, movida por una repentina idea, salgo de la sala, tras ella, mientras le lanzo una mirada de reproche al Doctor Sinclair, y digo:

- Mike, cielo, me harás el favor de informarme de todo lo que habléis durante mi ausencia, ¿Verdad?. -

Una vez me encuentro en el recibidor, junto con la detective, le digo:

- Señorita O'Connell, le pido que acepte mis más sinceras disculpas por lo que ha ocurrido en el interior de esa sala con el Doctor Sinclair. Como supongo que ya se habrá dado cuenta, Joseph es una persona "peculiar", que acostumbra a sacar de sus casillas a todo el mundo que tiene ocasión de tratar con él. - Hago una pequeña pausa, la cual aprovecho para pensar lo siguiente que voy a decir. - ¿Le apetece que salgamos al exterior a disfrutar de la vista del cielo sureño, mientras charlamos, y nos fumamos un cigarrillo?. Parece que ha amainado la tormenta, y creo que a las dos nos vendría bien un poco de aire fresco para liberarnos de la tensión acumulada. -