Partida Rol por web

La situación se había complicado en demasía, por un lado se descubrió al mentiroso de aquel barco y ahora aparecieron los otros piratas buscando a su Capitán. Por ello es que Annalise directamente se quedó junto a Bjorn y no se metió en el conflicto, no era una mujer que estaba involucrada en los líos de los demás. 

Así que simplemente aguardó en silencio, un tanto nerviosa ya que estaban en medio del mar y eso no significaba nada bueno. No quería imaginar lo que podría ser un combate entre embarcaciones y el peligro que aquello implicaba. 

Valerie no es un soldado, pero sabe cuándo se va a liar.

Andrei tenía razón. Izó a Evgeni y termino de atarle.

- Te lo advierto, el oro no sirve de nada en el fondo del mar. 

Arrastro a Evgeni y ayudo a Andrei a ocultar el cadáver bajo cubierta.

Va a buscar su arpón y su arco.

- A tu espalda Andrei. Tú mandas. ¡Sophia, ocúltate con el noble!

Hulda tuvo en cuenta sus palabras y la de los demás que defendieron al pobre borracho e intercedió a favor del soldado. Otto los reprendió a los dos, pero terminó aceptando no cortarle los dedos a un inocente. Después Evgeni ganó protagonismo pero Grigori no tenía el menor interés en él, así que permaneció junto a Annalise y su amigo Bjorn.

Entonces a lo lejos se vio un barco pirata, los problemas que temía llegaron mucho antes de lo que esperaba. - Esto no es nada bueno - le dijo a su amiga y comenzó a pensar alternativas para lidiar con el otro hermano Van Hass. Entonces se apartó de la alquimista y fue en busca de la mujer de las cicatrices.

Minutos después se escuchó el grito de Suzanne, sus condiciones eran contundentes, pero el rostro de Grigori se relajó - Gracias Fenre por tu piedad.

Andrei y Valerie veían un combate inminente, pero Grigori veía la posibilidad de salir invictos de allí, una sin derramamiento de sangre. Miró a Hulda unos segundos en silencio, para que pensase en sus palabras, y luego se acercó a Otto.

- Señor Otto, si esa gente aborda el navío le cortarán la cabeza, los piratas no son tontos y tarde o temprano sabrán que aquél a quien buscan ha sido asesinado. Nunca le perdonarán la muerte de Ludo, que estaba bajo su cuidado y estaría vivo si no lo hubiese atado de pies y manos en un mástil. Sé que mis palabras no le agradan, pero es la verdad - dijo dirigiéndose a él y luego entornó hacia el resto - El barco no resistirá nuevos disparos de cañones, como bien dice Andrei, y si no acatamos sus condiciones probablemente muramos todos. Tampoco somos suficientes para combatir con espadas, muchos de nosotros moriremos, y para qué? acaso para eso nos subimos al barco los isleños? acaso eso traerá alguna gloria a los Faverstram?

Grigori había hablado demasiado ya, lo hizo sólo para detener esa locura y salvar decenas de vidas, pero aún quedaba algo por decir - La distancia y el tiempo están aún a favor nuestro, subamos a Ludo a un barco y simulemos que esta vivo, yo ire en ese bote y necesitaré la ayuda de Evgeni - nadie quería al joven mentiroso en ese barco y por otro lado él estaría más seguro con los piratas que con los que lo habían colgado de la soga - Iremos hacia la fragata mientras ustedes se alejan a toda velocidad. Nadie culpará a los tripulantes de este barco de su muerte, de eso pueden estar seguros, y por mi no se preocupen, Fenre es justo y nadie escapa de su justicia. 

Tomó luego la mano de Annalise con firmeza, tal vez pasase mucho tiempo antes de que se volviesen a ver.

Se mantuvo todo el tiempo a una distancia prudencial, sin dejar de escuchar todo lo que tenían para decir. Sólo que la intervención de Grigori la sorprendió en demasía y a medida que lo iba escuchando, menos le gustaba ese plan. No había motivo alguno para que él esté arriba de ese barco y los piratas como había dicho no eran para nada tontos así que ese plan tenía sus puntos flacos. Además... ¿Por qué querer irse? 

Si bien no era nada seguro estar aquí, tampoco se les conocía a los demás. Así que en cuanto aquel muchacho cogió la mano de Annalise, pudo ver en su rostro que le preocupaba todo aquello y no quería que él este lejos. 

—No. No sabes lo que puede suceder, no debes subir a ese barco porque en cuanto descubran que está muerto te harán algo—respondió al mirar sus ojos—. No permitiré que te subas, sabes que no soy de esas personas que se meten en líos pero... Es muy peligroso que hagas algo semejante. Por favor... Grigori, no. 

Y ya cogida de la mano de su amigo, se negó a que este se fuera con ellos pero sí pensó en la buena idea que ofreció. 

—Señor, puede enviar a Evgeni y a otro que menos le guste con el pirata. Eso nos dará tiempo para salir rápido. 

Cuando el navío se divisó a la distancia, Grigori supo que aquella bandera que aún no se veía claramente era la de la muerte. Su mente se encendió, pero lo único que veía eran caminos truncos y sangre por doquier, sin embargo las palabras de Alexei venían a su mente y le daban calma. Confía en Fenre y en su justicia, escuchaba, y eso hizo.

Se acercó a la mujer acorazada con la que antes había hablado, sabía que no se había ganado su respeto por el origen de las cicatrices, pero al menos ella lo había ido a buscar a él y eso era algo que salvo Bjorn, nadie más había logrado. Además él había defendido a su soldado y ella lo había apoyado para salvar los dedos del borracho, así que confió en que la guardaespaldas del noble le concediese un minuto.

- Gracias por el apoyo recién, Renke le estará agradecido de por vida, aunque lamento que por ello usted se haya metido en problemas con Otto - dijo haciendo referencia a la reprimenda que el noble le dio a los dos en público - Pero hay algo que quiero contarle antes que ese barco llegue, y es importante, y sólo se lo diré a usted. Sé quien mató a Ludo.

Hizo una pausa larga y se aseguró que nadie escuche - Anoche hablé con Ludo, me ofreció unirme a los piratas y seguirlo, me habló de cómo disfrutaba matando inocentes... cómo es que me decía estas cosas si iba a ser condenado? Porque me habló de su plan de liberación, y me contó que inmediatamente después de estar libre le cortaría la cabeza a Otto - la miró a los ojos - Si, sabía se quedaría en libertad, tenía un plan armado, y mataría a Otto del peor modo antes de escapar... y con la de él, tomaría la vida de docenas o cientos de inocentes más -  tragó saliva antes de continuar - Así que le quité la vida. No para sólo para defender a Otto, aunque sé que eso es importante para usted, sino para defender a cientos de personas inocentes. Espero que me entienda, Hulda, no que me perdone - dijo sin mostrar arrepentimiento por lo que había hecho

Entonces las palabras de la pirata se escucharon a lo lejos - Así como no puedo dejar que por mis actos le corten el dedo a Renke, no puedo permitir que aborden el barco y mueran muchos de ustedes. Apóyeme nuevamente por favor, permita que sea yo quien lleve en un bote a Ludo mientras ustedes huyen. En el camino voltearé el bote y Ludo se hundirá en el mar, para todos los testigos esa será la causa de su muerte. Mi destino estará en manos de Fenre y vuestro noble estará a salvo junto a toda su tripulación.

Grigori sonrió con tristeza a Annalise - Amiga, debo ser yo. Hulda te explicará por qué, pero pregúntale en privado, no quiero que nadie más que ustedes dos lo sepa. Confía en mi, no puede ser otro, no debe ser otro, Fenre es justo, por eso debo ir yo - se obligaba a sonreír para no preocuparla.

Recordó tantas charlas compartidas, tantos buenos momentos y recordó también las criaturas que ella convocaba. Entonces sus ojos se abrieron de par en par - Puedes ayudarme, sólo tú puedes hacerlo, pero secretamente, si alguien más se entera los piratas lo terminarán sabiendo. 

- Cuando esté a mitad de camino y ustedes a salvo, daré vuelta el bote y hundiré el cuerpo de Ludo, de modo que no podrán culpar a nadie de su muerte y con un poco de suerte, no les darán alcance. Pero una de las criaturas de agua que tú llamas podría voltear el bote sin despertar sospechas, una ola fuerte a la vista de todos sería suficiente para que los piratas no se ensañen y puede que así no me culpen a mi de su muerte... lo que digo, es que puedes salvar mi vida. 

Valerie apareció tras Grigori con el arco listo y el arpón en su arnés de la espalda.

- ¿Por qué quieres morir joven? Sería mejor atar el cuerpo a un peso y tirarlo por la otra borda antes de que estén más cerca. Si el cuerpo no está podemos decir que huyó y maldecir por la recompensa pérdida. Una vez padre fingió que le habían robado para no recibir la bronca de madre por ir de fiesta.

Grigori miró a Valerie y negó con la cabeza - Ya deben saber que Ludo está en el Galeón, sino porqué nos seguirían?- respondió, con las manos de Annalise tomando las suyas - Les agradezco a ambas, pero no moriré, Fenre tiene otros planes para mi. 

El plan de Grigori dejó un tanto pensativa a la joven que lo miraba con esos dulces ojos verdes, estaba muy preocupada por su amigo y no quería que algo le suceda. Pero como todo, él iba un paso más adelante en la situación y por ello tenía que escuchar con detenimiento lo que había en la mente de su amigo. Si bien era muy arriesgado, estaba la cuestión de que los piratas podían pillar la fechoría y así, perderlo. Por ello es que la mueca se acentúo más aún. 

—Es muy arriesgado, pero puedo hacerlo...—dijo—. El asunto es que cuando caigas al agua, puedo invocar tras tirar el bote a un animal marino para que te traiga de vuelta. No aceptaré el hecho de que estés en sus manos, no lo permitiré. 

Suspiró, pero finalmente terminó por aceptar del todo. 

—Vale, lo haremos. 

Annalise seguía preocupada, y con razón, las posibilidades de que su plan saliese bien para el galeón eran más altas que las de sobrevivir, no había muchas esperanzas para Grigori en todo aquello.

- Esta bien, tu llama a ese animal para rescatarme y yo me ocuparé del bote. Si esto sale bien nos habremos salvado la vida entre nosotros y a todos los del barco, eso es algo con lo que sin duda Fenre estaría de acuerdo.

Volvió a sonreír, esta vez con un destello de esperanza que antes no había mostrado.

Bjorn había creído que ser uno de los potenciales sospechosos en un asesinato cometido a bordo del barco donde viajaban era lo peor que podía sucederle durante aquel viaje. Pero no, hubo un nuevo dramático giro en los acontecimientos. Ahora los piratas venían a tomar de vuelta a su capitán capturado, sin saber que su alma ya andaba navegando por los mares del más allá. Bjorn se tensó y se cruzó de brazos contemplando cómo se desarrollaba la situación, en pie junto a Annalise, hasta que los acontecimientos comenzaron a precipitarse. 

— Porque lo de intentar razonar con los piratas está descartado, ¿no? — murmuró Bjorn, más para él mismo como comentario sarcástico que para que los demás lo escuchasen. — Evgeni será un mentiroso y un bribón, pero nadie merece ser sacrificado de esa manera por sus propios aliados. Ni él ni "otro que menos le guste". — recriminó Bjorn a Valerie y Annalise. — Y no lo digo sólo porque el "otro que menos le guste" pueda ser yo. — añadió, mirando de reojo a Hulda. — La idea de Valerie me parece la mejor. Ocultamos el cuerpo, lo lanzamos al agua o lo que sea, e intentamos dialogar con los piratas. — dijo el joven pícaro. — Les decimos que Ludo escapó aprovechando un descuido, así que aquí no tienen nada que hacer. E intentamos negociar que nos dejen en paz. Podemos ofrecerles algo de oro para que se marchen.

Andrei escuchó las opiniones e ideas de cada uno de sus compañeros y suspiró, parecía que la única que entendía que no tenían escapatoria era Valerie.

— ¿Negociar con personas que roban, matan y torturan indiscriminadamente? —respondió a Bjorn, con una risa seca—. Creo que tendrías más suerte intentando razonar con una piedra. Además, es como dice Grigori: saben que Ludo está en el barco, de resto no tiene sentido que nos siguieran, así que no creo que vayan a tragarse que el pirata escapó... Además, estamos en el mar, ¿a dónde iba a escapar? —volvió a mirar a la fragata, que se seguía acercando. Luego miró a Grigori—. Tampoco tiene sentido lo que dices, su barco es mucho más rápido que el Orgullo. Sencillamente nos darían alcance otra vez, y a ti y a Egveni seguramente los pasarían por la espada, porque ya tienen el ego herido, y dudo que vayan a soportar otra afronta como esa jugarreta sin vengarse.

El chico embrazó su escudo y posó su mano hábil sobre el pomo de su espada. Luego miró a Hulda y a Oleg.

— La decisión es de ustedes, al fin y al cabo son los oficiales superiores, y ya han escuchado lo que tenemos que decir.

Cuando Andrei sugiere que hay que llevar a Otto a su camarote, el noble parece despertar de su letargo.

—Eso... eso una excelente idea, Andrei. Me resguardaré en mi camarote. Para planificar la estrategia, claro. ¡Vosotros pelead, valientes soldados! Yo elaboraré la... la... la estrategia de defensa. Soldados, hacedle caso a Hulda. Y a Andrei. Pero más a Hulda que Andrei.

Las palabras de Grigori lo ponen más nervioso. Asiente a su plan sin mucho interés en los pormenores.

—Sí, sí, me parece bien. Ve en bote hacia ellos, distráelos. Llévate a Evgeni. O a Renke. O a quien quieras.

Y se encierra en el camarote reservado al capitán del barco. Sophia, siguiendo las instrucciones de Valerie, también se mete adentro, pese a las desganadas protestas de Otto.

—¡Cuidaos todos! ¡Val, córtale la cabeza a muchos piratas, a lo mejor luego se las enviamos en una caja a padre para que se ría un poco! —se encierra en el camarote con Otto y se escucha cómo atrancan la puerta desde dentro.

La mujer abre los ojos como platos cuando le cuentas que mataste a Ludo.

—¿Que hiciste qué cosa? ¿Estás demente? —está furiosa—. ¡No, ni te entiendo ni te perdono! ¡Ese pirata no iba a escaparse, estaba encadenado! ¡No tenías por qué matarlo! ¡Sólo tenías que ignorarlo! ¿Pensabas que nos salvaste a todos? Te equivocas, ahora sus amigos han vuelto y nos condenaste a todos. Llévate el bote y a Evgeni y haz lo que quieras, me da igual. Deberías llevarte un barril de pólvora e inmolarte dentro del barco pirata para reparar el daño que hiciste.

Sacude la cabeza y se aleja de ti.

Veis cómo Hulda habla un instante a solas con Grigori, aunque no escucháis que dicen. La breve conversación termina con Hulda sacudiendo la cabeza y alejándose de él hecha una furia. Luego habla al resto de la tripulación y propone la única solución que se le ocurre a una guerrera como ella.

—Habrá que plantar los pies y combatir. Andrei tiene razón: no se puede negociar con piratas. Si Grigori quiere suicidarse, que lo haga, pero nos atacarán igual si no les damos lo que quieren. Preparad las espadas, las lanzas, las ballestas y los mosquetes. Disparad los cañones ahora, antes de que ellos lo hagan primero. Muchos de nosotros moriremos, pero hay una mínima posibilidad de que salgamos de esta con vida.

—Y una mierda, Hulda. Serás capitana de guardia de Otto pero yo soy capitán de este navío. Los Faverstram me pagaron por un viaje sencillo desde la costa hasta la Isla Serena, ida y vuelta. Nadie me pagó por DOS ataques piratas. Si queréis combatir podéis coger los botes e ir a dispararle al barco desde el bote, a ver cuánto duráis. Pero no quiero más más refriegas sobre mi barco. Que el que paga el costo de la reparación soy yo. Haced lo que propone, cómo es tu nombre, Grigori, ¿no? O lo que dice Bjorn. A todos les gusta negociar, incluso a los piratas. Les decimos que Ludo se escapó nadando hacia Fenre sabe dónde. Y les ofrecemos algo para que se vayan. Las armas, la pólvora, el ron, la comida del almacén, las joyas de Otto...

Desde la fragata pirata suena un estallido. Una bola de cañón sale disparada y cae al agua, a escasos metros del barco.

—¡Primera advertencia! —grita Suzanne desde la proa—. ¡Quiero ver a Ludo! ¿No se me escucha? Joder.

El barco pirata ya está a unos cien metros de distancia, y acercándose más.