Partida Rol por web

Mil puntos por tu situleza le digo por lo bajo a mi borde compañera.

Me doy me dia vuelta como si conmigo no fuera la conversacion y deshago el camino andado

EDITADO: a la salida de mi cuarto a ver si hay otros caminos

Nataliya no entendió exactamente qué había dicho la mujer. La palabra credencial, no estaba dentro de su limitado vocabulario castellano. Pero era evidente que la habían tomado por sorpresa y ella debía aprovechar la situación, antes de que pudiera reaccionar. No que le tuviera miedo, por supuesto. Que llamara a un ejército si quería. Nada podía detenerla ahora. Se había acabado la buena y dulce Nataliya. La nueva Nataliya, mejorada, era capaz de apoderarse del mundo por la fuerza. Un volcán imparable, bullía en su interior, y si no liberaba su tremenda energía rápidamente, sentía que iba a estallar.

Sin prestar atención a las palabras de la mujer que la había seguido hasta ese momento, Nataliya se lanzó la carrera, por el pasillo, y corrió como una flecha hacia la desconcertada secretaria. Saltó por encima del escritorio y la embistió con fuerza. Ambas rodaran por el suelo. Nataliya se incorporó rápidamente, se sentó sobre la mujer, aplastándola con su peso contra el suelo y le apretó el cuello con una mano, mientas le tapaba la boca con la otra.

—¿Dónde estar la salida? —le preguntó con una expresión alucinada de odio y desesperación—. Si cuando sacar mano, tú gritar, yo matar. ¿Entendido? No estar bromeando. Le soltó el cuello, cogió un pisapapeles del escritorio y lo sostuvo de manera amenazante sobre la cabeza de la asustada mujer.

Me parece que la secretaría ha bebido mucha de esa agua. XD

No sé por qué no me deja tirar el dado de Agilidad (aunque ya no sé si vale la pena :D). Más tarde pruebo por otra computadora. puse cualquier cosa en los motivos de cada tirada, pero igual se identifican por los números. Si quieres tirar por mí no hay problema.

Parada en la puerta del cuarto en el que te despertaste, miras a lo largo del pasillo y lo único que encuentras es la puerta donde se encontraba la negra y la puerta por la que ha pasado Nataliya.

Por encima de la segunda, una cámara con una luz roja apuntaba directo hacia donde estás.

Nataliya mira con odio a la secretaria cuando comienza a correr en su encuentro.
La mujer se para sobre sus metatarsos preparada para recibir el golpe de la modelito.

¿Pero qué....?

Los diez metros que separaban a Nataliya de la secretaria fueron una carrera contra el mismísimo sonido. La velocidad de la rubia era importante, aunque había tenido mejores entre tantos escapes planificados.

Segundo a segundo la cara de la mujer que le pedía su credencial se acercaba aumentando en tamaño al reducirse la separación entre sus cuerpos.

Nataliya consigue su objetivo lanzándola al suelo y tomándola por el cuello... Pero algo andaba mal.
Era una sensación totalmente extraña. La garganta de aquella mujer era dura, DURÍSIMA. Parecía que estaba estrangulando a una piedra.

Por acto reflejo Nataliya da vuelta sólo su cara, mientras aún sostiene fuertemente a aquella mujer, para buscar apoyo de la desconocida que compartía su cuarto: SE HABÍA IDO. Había vuelto sus pasos atrás para encontrarse con la misma habitación en la que se había despertado.

Al ver que no hay mas puertas que la de la habitacion de la chica negra y en la que a entrado mi agradable compañera de cuarto regreso hacia donde esta Nataliya.

La mujer se ve amenazada por Nataliya e intenta quitársela de encima. Comienza a patalear y a propinar unos golpeas con su mano libre hacia la muchacha.

Al tiempo que Nataliya le estrangulaba la garganta, sus ojos se iban tornando rojos por la presión en la cabeza y se iban formando venas que no deberían estar allí.
La mujer estaba sufriendo, quizá menos de lo que debería alguien que está siendo extrangulado, pero realmente le dolía lo que la rubia hacía con ella.

Sus ojos se volvieron cristalinos mientras movía la boca intentando decir mudas palabras a causa de su tortura.

La mujer en su intento de zafarse de la Rusita, puede pegar una piña a sus costillas.
El daño no es muy grande pero lo suficiente para que notar en la cara de la rubia que su golpe había sido certero.

Nataliya deja escapar un gemido, cuando siente el impacto del puño de la mujer en el costado. Pero la fuerza del golpe no fue suficiente para hacerla desistir. Sin dudarlo un segundo le devuelve la gentileza con otro potente puñetazo en pleno rostro. Comprendió que no tenía la fuerza necesaria para desmayar a la mujer y que tampoco conseguiría intimidarla. Se puso de pie, rápidamente. Se abalanzó sobre la puerta que estaba detrás del escritorio, echó mano al picaporte, tratando de abrirla con desesperación.

Al ver que Nataliya estaba en plena pelea con la secretaria, queda algo paralizada esperando a ver que pasa.

Nataliya la observa volver justo antes de intentar abrir la puerta.

La mujer queda tirada en el piso, pero en el momento en que Nataliya se para para intentar abrir la puerta, ésta logra ponerse en pie. Muy rápidamente

Me gusta tu actitud muchacha y recién despiertas... no me quiero imaginar lo que eres más enfurecida aún. Es verdad lo que me han hablado de tí. No hubiera puesto una sola ficha en ti.

Tras escuchar las palabras de la secretaria, Nataliya dejó de tironear del picaporte y se le quedó mirando con expresión anonadada. Por unos segundos no supo que decir. Después dijo, adoptando un gesto de disgusto afectado.

-¿De qué estar hablando, mujer loca? ¡Dejarme salir de aquí!

No se preocupen que las esperan en un segundo. Tomen asiento.

Cuando la mujer vuelve totalmente tranquila a su escritorio, ambas notan que hay varios asientos dispuestos en fila a un lado del mostrador.

Nataliya se quedó mirando, atónita, a la secretaria, que la invitó a tomar asiento amablemente, como si nada hubiera ocurrido. Evidentemente, esa mujer estaba mal de la cabeza, o trataba de jugar con ella y distraerla para ganar tiempo. Nataliya cogió una de las sillas que la secretaria les había ofrecido y, no sin dificultad, la sostuvo por encima de su hombro derecho, en actitud amenazante. En los últimos minutos había liberado toda la violencia que había mantenido reprimida a lo largo de su vida. Nadie que la hubiera conocido, y la viera en aquel momento, habría podido creer que se trataba de la misma tranquila y dulce Nataliya, incapaz de matar a una mosca. Ni ella misma lograba entender las emociones que la dominaban.

-Si gustarte lo que yo hacer, no haber visto nada todavía. -le espetó a la secretaria, agresivamente-. Es la última vez que decirlo: ¡Sacarme de aquí!