Partida Rol por web

Nataliya, donde te has metido?

Siento una angustia dentro de mi, no se me ocurre por donde empezar a buscar... Entro en su habitación y empiezo a registrarlo todo, buscando alguna señal, algo que me diga en que puede estar metida... Miro dentro de los cajones, uno de ellos se engancha y de un tirón fuerte lo arranco del sitio, desparramando todo su contenido, es tan dificil, sobre todo cuando no sabes ni lo que buscas.

Puede que en su ordenador haya algún dato?

Me pregunto mientras me dirijo hacia el y lo enciendo para acceder a sus archivos, cruzo los dedos para que no haya contraseñas. Quizás algún teléfono pueda servirme de ayuda.
Ahora que estoy en mi mejor momento profesional, se me hace una montaña la idea que me ha estado rondando por la cabeza los últimos días, en la compañía no creo que me dejaran unos dias para poder dirigirme hacia España a buscarla, es como una lucha interior... Mi futuro profesional o Nataliya...

Venga, Violet, seguro que aquí hay alguna pista...

El contrato que había firmado con la compañía de homenaje era legal. Aunque normalmente ese tipo de cosas se podían solucionar. Nadie puede obligar a una persona a trabajar contra su voluntad.

Menos aún si las intenciones de renuncia eran tan importantes como las que tenía Violet.

El ordenador se prendió realmente lento, la capacidad de memoria dejaba mucho que desear. No era nada extraño, de todos modos, dado que los ingresos de la rusa no superaban ampliamente los de Violet.

El asunto estaba estancado.

Nataliya solía ser una persona muy ordenada. Mismo se podía ver tanto en su habitación como en su escritorio del ordenador.

Tan sólo tres iconos se mostraban allí.

*Mi Pc
*Trash Bin (Papelera de reciclaje)
*Mis documentos.

Por otro lado, Violet había encontrado un pequeño anotador en el cajón de la mesa de luz de Nataliya. Era menos que un cuaderno de universitario, tanto en ancho como en largo. De tapa dura y una pluma atravesada en los espirales.

Anotador
Las primeras páginas tenían algunos garabatos románticos de niña de 19 años... nada tan terriblemente extraño para cualquier mujer, colores por doquier y letras grandes que halagaban a algún que otro muchacho.

Violet veía sumamente no ético violar dicha privacidad pero el asunto que la concernía no era para nada menor.

Qué pasaría si el caso era dado de baja, si no se encontraba nada y se daba por muerta. ¿Es que no existe justicia en el mundo?

Hojeando algunas páginas más Violet encontró algunas anotaciones que comenzaron a hacerse más frecuentes. El nombre de Romano se repetía varias veces, pero los tonos no eran alegres, él era parte de la historia de su diario íntimo. No parecía que hubiera muchos más sentimientos que amistad por el muchacho que había conocido, según decían las primeras diez hojas de ese apartado, en la escuela de baile.

Mirando un poco más pudo dar con su dirección y su teléfono.

Por fin he conseguido algo!!

Pienso mientras me dirijo rápidamente hacia el teléfono, y con mano temblorosa marco el número que he encontrado, siento mi corazón latir violentamente, mientras escucho los tonos de espera. Intento respirar profundamente mientras espero alguna voz al otro lado de la línia...

El teléfono suena unas cuantas veces antes de que la voz de una mujer aparezca del otro lado de la línea.

- ¿Hola? ¿Diga?

Hola, buenos días... Disculpe, pero me podría decir si se encuentra Romano?

Me siento un poco nerviosa, con los dedos empiezo a juguetear con el cable del teléfono, enrollandolo repetidamente mientras con el pie voy haciendo punta tacón...

- Casualmente... Dice la mujer haciendo una pausa para decir, fuera de la cercanía del tono ... hola mi querido, teléfono para tí ...- Está entrando. Si lo aguardas un segundo te atenderá enseguida.

Romano toma el teléfono y pregunta a quienquiera que esté del otro lado.

- ... Hola, ¿Quién habla?

Hola, soy amiga de Nataliya, y... y... mmmmhhh... Me gustaría poder hablar contigo... Me parece que eres la última persona que la vio, no... No se que le puede haber pasado...

Mientras hablo con Romano, siento como mi voz empieza a temblar, los nervios parece que me están traicionando... Mi mano tiembla, y respiro profundamente, intentando tranquilizarme....

Dios, Nataliya, en que lio te habrás metido??

Un sudor frío recorre mi espalda...

- La verdad es que no es mucho lo que te puedo contar de Nataliya. Pero me gustaría que nos juntemos a tomar algo así me cuentas qué está pasando. Dejó de llamarme hace mucho tiempo y me gustaría saber qué es de ella.

Romano parecía preocupado y, ahora, agitado.

- ¿Dónde te parece que nos veamos?

Te parece esta tarde, a las 5 delante de la catedral?... Podríamos ir a tomar un café y hablar tranquilamente, hay una cafetería por allí cerca donde podremos charlar...

Vaya, no tiene ninguna información... pero quizás entre los dos podamos averiguar que ocurre, al igual él tiene algún dato que a mi me falta... Quién sabe...

Algo de esperanza ha renacido... Demasiadas semanas he estado esperando, y ya va siendo hora que haga algo... Pobrecilla, espero que esté bien...

Romano jugaba con el cable de teléfono mientras buscaba con la mano libre un anotador.

- A las cinco me parece una buena hora. Todo listo entonces... voy a estar a las cinco.
Piensa dos segundos y antes de colgar el teléfono le pregunta:

- Dos cosas importantes... ¿Cómo te llamas? y ... ¿Cómo te reconozco?

Un detalle importante... Con los nervios se me había pasado por alto... Mi nombre es Violet y soy pelirroja... Llevaré una blusa azul. Supongo que con eso tendrás suficiente, pero por si acaso no estaría mal que nos pasáramos los números del móvil, así si no nos vemos podemos darnos un toque... Y... Y... Tú como eres?

Me sentía algo perturbada, nunca me había gustado esas cosas del chat y quedar con desconocidos, pero esto era una fuerza mayor...

- Yo soy castaño claro, 1.85 bastante grandote de gimnasio. Voy de sudadera y unos Jeans. Le paso a Violet mi móvil y luego corto la comunicación despidiéndome hasta las cinco habiendo quedado en la puerta de la catedral.

Antes de dirigirme hacia la cita, busco la poca información que me pasó Nataliya sobre su cita en España, y la guardo en una carpeta, no sé hasta que punto sabe Romano sobre a lo que se dedicaba ella, pero creo que es una cuestión de vida o muerte, así que tendré que explicarle cosas poco agradables...
A la hora de comer, me preparo un pequeño sandwich que se me atraganta, no me entra gran cosa, los nervios los tengo a flor de piel... Me paso media tarde mirando cada dos por tres el reloj, esperando la hora señalada...

La hora de salir de casa había llegado.
Violet tenía en su pequeño bolso un cuaderno con las anotaciones sobre Nataliya, los teléfonos a los que podía recurrir, el pequeño diario personal.

Un bolígrafo y un anotador personal para ver si podía sacar algo en claro de todo lo que estaba pasando por allí.

No conocía al tal Romano, pero estaba segura de que algo podrían hacer juntos por la pobre de la "rusita" como solía llamarla cariñosamente.

El trayecto en colectivo fue algo largo dada la hora de salida y que mucha gente ya estaba volviendo a sus casas. Los horarios pico eran de terror por allí y más moviéndose por los barrios bajos.

La catedral se encontraba desierta, por lo menos en la fachada.
Romano esperaba en la puerta.
Al ver a Violet esboza una sonrisa.

Llego al lugar pactado a la hora correcta y comienzo a esperar mientras miro la fachada de la catedral.

El sol se estaba moviendo hacia el oeste rápidamente, la brisa ya no era tan cálida como lo fue durante el resto del día, y el hambre volvía a atacarme luego de comer aquél sándwich de queso en Mc Donallds.

Mi reloj ya marcaban las 5.05Hs y logro ver a Violet acercarse a mí. No fue difícil distinguirla.

Llego un poco apresurada a la catedral, no me gusta llegar tarde a mis citas... Miro y allí veo a Romano, esperando, bien, por su descripción supongo que es él...

Me acerco con una sonrisa en los labios, estoy un poco nerviosa, ya que no le conozco de nada, pero envalentonandome le extiendo mi mano a modo de saludo...

Hola... Buenas tardes... Romano?

El mismo... Digo comenzando la charla...

- ¿Dónde te parece que podemos ir a tomar algo tranquilos mientras hablamos de... bueno eso que tenemos que hablar?