Partida Rol por web

En el vestíbulo de palacio, todo distinción y elegancia, se juntaban el día de la audiencia real un variopinto grupo de súbditos del reino de Macedonia. Algunos habían recorrido largos caminos para exponer sus demandas ante el rey, que tenía la fama de ser justo y bondadoso (o al menos eso afirmaban los cortesanos a los que mantenía para propagar sus virtudes), otros habían acudido a la presentación en sociedad de las dos princesas, que aquel mismo año habían llegado a la edad casadera y que suponían un bocado apetitoso tanto para príncipes de señero linaje como para galantes cazafortunas, pero la pero la principal comidilla de aquel año era que después de las audiencias de rigor, Sus Majestades habían invitado a la flor y nata de sus súbditos (y a algunos nuevos ricos sin modales como el cerdito Porky)  a un gran baile al que seguiría el maravilloso cuento del más hábil de los bardos, que según afirmaban los pregoneros, tendría el poder de devolver la bonanza y la prosperidad al reino decadente.

Ante el enorme portalón tallado con los escudos de la pica y el corazón, un paje aguardaba a que le dieran la orden de llamar a los demandantes. La audiencia comenzaría con algo de retraso, pero a nadie parecía importarle mientras Mary Rose, la jefa de la servidumbre siguiera enviando camareros con copas de champán y deliciosos canapés para brindar por la realeza y saciar los estómagos y el bufón jóker siguiera amenizando la espera con chistes y cabriolas.

A quien todos echaban en falta era al príncipe Encantador, que parecía el mejor candidato para desposarse con la hija mayor de Sus Majestades. ¿Le habría ocurrido algo? Quizás su hermano Séptimus pueda darnos una explicación...

El joker nunca lo entendió , desde muy joven de su boca salían versos que en boca de otros serian la muerte , puede que porque lo consideraban loco o por que realmente el rey era buena persona su frágil cuello seguía unido a su cuerpo.......de momento por lo menos
Las buenas gentes del lugar celebran con alegría que mientras el pueblo pasa hambre el mejor de los reyes nacidos come 3 veces al día , afortunados ellos que no sufren lo del buen rey , ni lenguas irritando el cu.. con sus lenguas de gatos ni posibles yernos durmiendo en alcobas ajenas......ya que no esta en su reino 

Tras eso una doble voltereta por lo menos impresionante termino en un sonoro impacto contra el suelo , pese al dolor de sus huesos inmediatamente intento imitar a un muñeco de trapo cerrando la situación como si realmente fuera voluntaria

Me rio a carcajadas cuando veo la caída de Jóker. Abro tanto mi boca que enseño sin complejos lo que hay dentro: una bola triturada, blanquecina y húmeda de frutos secos que he ido masticando con frenesí.

-Oooiinnn...

Yo estaba detrás de la bruja Piruja. No me alejaba de ella por miedo. Al ver a Jóker intentar hacer eso me reí un poco. Yo era capad de hacerlo. Entonces hice una doble voltereta terminando perfectamente delante del Jóker. - Así se hace, bien hecho. - Le dije mientras me ponía bien las ropas y con una sonrisa picarona. - Pobrecito... seguro que te duelen los huesos tras caer de aquella manera.

Hoy era un día ajetreado estaba ordenando a las sirvientas y los sirvientes que llevasen los entrantes y canapés a la mesa real, los demás que visitaban esta gran velada. Como podría ser la pedida de mano de la hija del Rey.

Miraba si estaba todo en orden y bien presentados los platos para que salieran. Bien reluciente. Quería que saliera todo bien, Ya que yo manda entre todos los trabajadores de la cocina. Les dije a los sirvientes y sirvientas haber tenemos que intentar ir poco mas rápidos en coger platos y llevarlos a la mesa, e ir tranquilos y con confianza que no se os caerá ningún plato y ninguna copa.

Me dirigí a la cocina para haber como iban de tiempo en la cocina, y por ahora iba todo bien esta contenta con todo mi trabajo.

Me asome haber como iba Joker y embelesando a los visitantes que estaban alegre con sus chistes.

Un leve latigazo peludo golpeó mi pierna y me despertó de mis pensamientos. Hasta ese instante había estado cautivada por aquella pintoresca escena donde los invitados iban, cuchicheaban, venían, danzaban y volvían a venir... pero sobre todo llenaban sus estómagos y calmaban su sed. Lo cierto es que yo no era muy dada a la bebida pero en esa noche no descartaba echar un trago, quizás dos o tres o los que hicieran falta para acabar borracha como una cuba gateando por el lugar y así escapar de, lo que parecía ser, un tedioso evento social. Me gustaban las personas aunque no todas al mismo tiempo. Disfrutaba observar al ser humano, entender su razonamiento y prever su actitud, pero si dos ya eran muchos y tres multitud, aquel gentío sólo podía compararse a un infierno de ruido y confusión. De mi fina nariz salió un suspiro que indicaba resignación, sin embargo, antes de que pudiera vaciar del todo mis pulmones la cola del señor gatuno me tocó la pantorrilla justo cuando ya aterrizaba de su voltereta.

Cita:

- Es probable - contesté a Botas - pero ser un felino te da cierta ventaja. ¿No crees? - me quedé mirándole por algunos segundos y al cabo de un rato en mi rostro surgió una cálida sonrisa. Me costaba desprenderme de mi diplomacia y demostrar mis sentimientos pero aquel gato era especial y por lo tanto, un especial trato merecía - Vayamos a comer canapés. No me conformo con dos. - Al menos la comida estaba deliciosa, tarde o temprano habría que agradecérselo a la encargada del banquete y a los organizadores del mismo.

De repente una ráfaga de un viento suave se llevó mi sombrero que cayó delicadamente al suelo. - Oh, mi puntiagudo amigo, ¿de qué me sirve tener una cabeza como esta si no es para decorarla como se merece? - A continuación lo recogí y volví a colocármelo de forma que quedara perfecto.

-...Bah, otra de esas fiestas aburridas y eternas que no sirven para nada... Pensaba el príncipe mientras observa a los camareros ir de un lado a otro, sirviendo a unos invitados con los que no tenía ninguna gana de entablar conversación. Al menos esperaba poder conseguir algo de la audiencia con el rey... algo... cualquier cosa más bien, aunque frente al rey también estaría su hermanito, el que siempre conseguía todo lo que quería...

Perdido en estos pensamientos y en otros vio que su amigo el bufón había empezado su número. Volteretas y poses para intentar hacer reir a los presentes. Tenía que reconocer que le caía bien ese chico, pero es cierto que una persona que te hace reir siempre se gana el aprecio de la gente más rapidamente que un hombre corriente.

-Espero que el rey se presente pronto... y acceda a mis demandas...

Un poco la verdad señor gato siempre se me dio mejor la magia

Dijo el bufón logrando que unos hilos flotaran y formaran una cara felina , era un mero truco de feria  pero costosas noches de practica le fueron arrebatadas al Joker  en pos de su perfeccionamiento  .

Y piense que en la sorpresa esta el secreto de mi profesión

Dijo giñando un ojo al gato

Tras eso el sombrero de la bruja quedo a sus pies y al verla colocárselo le dedico una mirada

Siempre pensé que los sombreros ocultaban cabezas vaciás o profesiones interesantes y desde luego su cabeza por lo menos tiene pelo señorita bruja piruja

Así que la magia eh... a lo mejor sabía hacer trucos. - Oh vaya... ya se le pasará seguro. - Le dije con una sonrisa felina. No me esperaba que él me devolviera la sonrisa felina. - ¡Alaa! Pues si que sabes hacer magia. - Ya estábamos en la mesa comiendo, pero al parecer no pensaron en mi. - Jo ¿y yo como voy a comer? - Acto seguido se me encendió la luz. Cogí mi espada y la usé de cuchillo. - ¡Problema solucionado! - Y luego empecé a comer con la punta de la espada con mucho cuidado.

Asiento al ver la actuación de Joker, aunque no puedo evitar hacer una mueca cuando cae. Le había visto ensayar sus trucos muchas noches y aun seguía pareciendole una profesion extraña, pero estaba acostumbrado a cosas raras. Espero a que deje de hablar con algunos invitados, y tras dar un rodeo para evitar al cerdito Porky, palmeo la espalda del bufon.

-Buen trabajo hijo. ¿Esta es tu gran noche eh?-Dije sonriendole con cariño.

Lo cierto es que el truco de Jóker resultó arrebatador. Pese a que probablemente se trataba de una simple artimaña ilusoria, aquellos hilos que bailaban en el aire me hipnotizaban de tal manera que por un momento pensé que había sido encantada. ¿Acaso había recurrido a la verdadera magia? Por suerte la brisa que se había llevado mi sombrero también deshizo el hechizo del bufón y así pude recuperar mis sentidos. Una vez acicalada respondí a sus palabras.

- Los sombreros son como el maquillaje señor, sus funciones pueden ser las de adornar o las de ocultar aunque casi siempre cumplen las dos. ¿No le resulta interesante? Yo personalmente me pregunto qué hay más allá de su pintura.

Al mismo tiempo en el que me dejaba llevar por la curiosidad y me rendía ante la imaginación, apareció Elmer El Cazador, el mismísimo padre del prestidigitador. Su imponente figura y su semblante serio al que acompañaba, a mi parecer, una profunda voz, me congelaron por un instante poco después de encoger mis hombros y retroceder un paso. Las manos de aquel hombre desprendían un hedor a sangre, que aún sin ser reciente ni visible, fue capaz de llegar hasta mi olfato.

No obstante conseguí relajarme. No me gustaba el hecho de que ese individuo descuartizara bichejos ni decapitara alimañas pero probablemente eso le hiciera el ser más honesto de aquel lugar. Él era el Cazador, ¿pero en realidad quién no lo era? Simplemente el resto no lo revelaba.

El cesto de manzanas que llevaba colgado en la sangradura del brazo empezaba a pesar. No sé porqué narices había decidido traerme aquellas manzanas ni el dichoso libro de hechizos pero ya era tarde para arrepentirse. Además tenía la escoba que no resultaba más que un estorbo. O al menos de momento.

- Oh... Esta noche va a ser muuuuuy larga. - Apenas acababa de empezar y ya llevaba dos suspiros.

Me acerque donde estaba Elmer, mi bello cazador. Su rostro era pura alegría al ver a nuestro hijo Joker, como hacia sus actuaciones. Yo orgullosa de tener un hijo tan alegre y brillante como el.
Me arrime a Elmer y le dije. Hola amor, ¿cómo llevas la noche?, ¿has visto a Joker con su actuación? que poeta se nos ha vuelto. Le sonreí y le guiñé el ojo.

Tras hacerle un gesto cariñoso a Elmer, me dispongo a ir a la cocina y ayudar a mis sirvientes, quería sentirme útil y dar ejemplo junto a ellos.
Ya que seria una noche muy larga y tendríamos que preparar más canapés para la gente importante.

Mientras que me dirigía a la cocina me llamo la atención de la bella dama de pelo blanco con un gorro. Muy bonito y de compañía tenía a un Sombrerero y un Gato. Me marche y seguí mirándola.

Asisto complacido a la actuación de Joker. Realmente es un sujeto interesante, a pesar de todo.

¿Por qué Piruja no me saluda? Me acerco a ella, tras disculparme con Porky.

- Hola, Piruja. ¿No me recuerdas? - Intento sonreír zalameramente, en la medida de lo posible, dado mi aspecto.

Me coloco tras Mary y le doy un abrazo de oso por detras.

-E visto a nuestro hijo, pero hay otra que me deja anonadado. Cada dia que pasa estas mas hermosa, mi vida.- Digo cariñoso, mientras beso su cuello.

El lobo exferoz (añado este prefijo porque la madurez ha debido hacerle pacífico e incluso vegetariano; cosa que aún me tiene sorprendido) se disculpa y se acerca a la bella dama de cabellos plateados y gorro puntiagudo. No oigo muy bien lo que mi compañero de viaje dice porque estoy mascando unas nueces de Oz con cáscara. El ruido que cruje dentro de mis fauces amortigua los sonidos externos.

De repente, el príncipe entra en el vestíbulo de palacio. El sudor de su frente denota que ha estado involucrado en algún tipo de actividad física. En cuanto aparece por la puerta, relaja su cuerpo y expresión, muestra una gran sonrisa y adopta un paso lento y decidido mientras examina la situación.

Le hace un gesto con la cabeza a su hermano para saludarle desde la lejanía mientras sonríe abiertamente
Vaya Séptimus, pensabas que no vendría eh?

Después de recorrer el vestíbulo con una mirada rápida comenta.
Hola a todos, ruego disculpen por el retraso, he tenido algún percance que solucionar en "Muylejano". Me alegra compartir esta velada con ustedes.

Al ver la figura de la mujer de cabello blanco que no conocía bien, rodeada por aquel cerdo pestilente y el lobo feroz, se dirigió rápidamente en su busca.
Buenas tardes señorita, espero que no la estén molestando.

Las palabras de animo dieron un brillo renovado a la cara del bufón , igual aun no era que su padre estuviera orgulloso pero era un principio y los principios son el inicio de todas las historias con final feliz , feliz como parecian sus estimados padres cada vez que se miraban
Tras eso nuevamente intento su cabriola y esta vez le salio perfecta muy similar a la del gato pero sin tanto control de quien quedara delante de sus ojos , levanto la cabeza y miro al príncipe séptimus .

Anda por su semblante parecía usted un mueble , sabe que en este reino sonreír es gratis ? Dese prisa el año siguiente podría no ser así

- Felicidades bufón, ya te queda menos para ser como yo. - Le dije sonriendo felinamente. Entonces me subí a la mesa, empecé a correr por ella y en el borde hice un salto. Parecía que estuviera hecho para esto, bueno lo estoy. Al terminar la pirueta miré con cara de retar al bufón.

Después de su última cabriola, el bufón se dirigió a él. La verdad era que no había nada por lo que sonreir, y menos justo después de que llegara su...amado...hermano. Al entrar le había saludado con un gesto de cabeza, al que el príncipe Septimus respondió, como mandaba el protocolo...

-Que remedio, tendré que aguantarte por lo menos una noche más... dijo mientras añadía una pícara sonrisa a su saludo.

Mientras miraba al gato hacer sus cabriolas, con esa agilidad, y esos movimientos tan enérgicos me dirigí a mi amigo:

-Vaya, parece que esto se pone interesante, creo que deberás esforzarte un poco más para dejar atrás a ese animalillo peludo.

Por supuesto tenía plena confianza en el bufón, pero no le importaría ver alguna vez más a ese gato saltando de un lado a otro.

Me gusto ese abrazo de oso que me hizo mi marido era tan calido... sonreí al verle que lo tenia tan cerca. Le di un beso en la mejilla ya que estábamos los dos ocupados y trabajando.

Me dispuse de una vez a la cocina ayudar, me puse a hacer canapés y a enrollar las servilletas de forma de cisne porque era protocolo lo que había en la sala del comedor de los reyes.