Partida Rol por web

Turno 000
(Introducción)

Hacía ya unos días que la villa de Tir Limclaro había sido liderada. No se hablaba en la ciudad de otra cosa más que de la proeza realizada, y de la llegada a esa parte del mundo de aquellos orientales. Freagulf había vivido en sus carnes las fechorías que aquellos indeseables eran capaces de cometer. Su primer encuentro quedaba muy atrás, cerca de la desaparecida Burh Ailgra. Una misión de reconocimiento que acabo en una lucha contra uno de los salvajes, cuando trató de pillar a uno por sorpresa. Casi muere en el intento, y de no ser por el difunto Chaka, allí hubiera acabado todo.

Después de aquel episodio, conoció a unos comerciantes esgarothianos que viajaban al sur con una escolta variopinta. Tuvieron otro encontronazo con un grupo numeroso de orientales, que acabo con la vida del hijo y la esposa de Agranil, que era el regente de la ciudad de Esgaroth. Tristemente, y tras la contienda, regreso junto a ellos a la ciudad, justo antes de que tuvieran que abandonarla. El enemigo se acercaba, y tenían órdenes de evacuar para aunar fuerzas en Burh Waldlaes. Agranil le ofreció acompañarlos a cambio de un buen sueldo. El ailgratha al principio no quería ir, prefería quedarse con los suyos y luchar hasta la muerte. Fue su capitán el que acabo por convencerlo, pues el plan que Agranil tenía lo llevaría a recorrer en Men-i-Romen, y eso podría reportar gran información sobre el enemigo. Servirían de señuelo, cosa que molesto bastante a Freagulf. Sin embargo, acepto y pronto comenzó su viaje con nuevos compañeros. Entretanto Agranil y sus acompañantes, irían con los soldados. Llevaban un regalo al futuro rey Eldarion, una cota de malla de manufactura enana encargada por él.

El camino fue tortuoso, pero finalmente llegaron a Burh Waldlaes a salvo. Lo hizo solamente acompañado de Chaka, pues hubo algunas desavenencias con el resto del grupo, y se separaron. Allí solo les esperaba la guerra. Ambos, Freagulf y Chaka, lucharon como hermanos del lado de los etheod. Una masacre que acabo con la práctica totalidad del ejército que arremetía desde el norte, los mismos que destruyeron Burh Ailgra.

Cuando todo ya paso y se hubieron recuperado de las heridas, se embarcaron en una nueva empresa. El Mariscal de la ciudad y de los etheod, tenía que entregar un mensaje, y selecciono a varios hombres que debían entregarlo. Quería que fueran extranjeros, que nada indicase de que se trataba de alguien enviado por él. Lo esperaba un largo camino, su “hermano” Chaka y nuevos compañeros.

Cruzaron el bosque, navegaron y no se detuvieron hasta llegar hasta Tir Anduin. Por el camino hubo peleas entre ellos, encontronazos con algunos orientales, incluso con lobos. El clima azoto su moral, el camino puso a prueba su fuerza, también se aventuraron a navegar por el Rio Grande. Pero su misión fracaso, todos murieron, Chaka, sus compañeros, Ulfer… En un último esfuerzo, ayudo a los exploradores de Tir Limclaro a liberar la villa, allí encontró algunos objetos de sus compañeros. Cuando regreso, solo pudo entregar una caja con un medallón al conde Naduin.

Un gran ejército se preparaba para ir al este, a luchar, partirían en unos días. Freagulf ahora estaba en una de las numerosas posadas, allí vivía a cuenta del conde. No pretendía quedarse allí mucho tiempo, ni se veía con las fuerzas suficientes para unirse al ejército. Deseaba viajar al sur, visitar la ciudad de Minas Tirith y tal vez, contar allí de su propia mano lo que ocurría.

En aquella posada se hablaba de todo y supo que un grupo de comerciantes de Esgaroth seguía a algunos orientales. Al parecer querían recuperar algo que les habían robado. Solo podía tratarse de Agranil y si lo encontraba, estaba seguro de que volvería a contratarlo. Haría el viaje acompañado, y sacaría unas monedas. Por otra parte, lucharía con los orientales, y su sed de venganza se saciaría.

TURNO 001A

Estaba más que dispuesto a cumplir lo que quería. Masacrar a esos orientales y se le presentaba delante la oportunidad que ni si quiera había imaginado. Se sentía triste por el resultado de la misión, y aunque ellos, el resto de los que le rodeaban considerasen que lo había conseguido, él no lo tenía tan claro. Si, había llegado el medallón, con el mensaje que eso significaba. También temía que cualquier nota o carta que hubiera que haber entregado se hubiera perdido.

Compañeros caidos, Ulfer muerto también ... y no poder enterrar o incinerar dignamente a los cuerpos de estos. - Joder, si arrojaron al cuerpo de ese maldito enano con parche al agua se sentirá humillado por los restos de la eternidad. Le jodía. Le jodía no haber podido hacer más por ellos. - Joder, un maldito sepelio digno.

Esa indignación. Esa frustración le reconcomía, pero un luz se había encendido en la oscuridad. Poder acompañar a alguien en un viaje que le podría ser de ayuda, para presentar al reino más poderoso su problema ... bueno, el problema que había ... y con ello, así, poder hacer que su venganza llegar a buen fin. Una guerra del reino más poderoso con los seres más indeseables que en estos momentos le corrían por la mente. Dejó con fuerza la jarra en la que aún quedaba la mitad. Salpicó los alrededores de esta, y su bocamanga.

- Quien la quiera que la termine. Muchos de los borrachuzos agradecerían el regalo tan asqueroso que les dejaba. La birra de otro. Su voz demostraba determinación. Había que encontrar a Agranil. Seguro que agradecía la historia, su compañía y a ambos les vendría bien compartir el viaje.

- Si me acepta, informaré al noble de mis intenciones. Igual me entrega, ya que voy en esa dirección algún mensaje o me entrega alguna encomienda para ... por el camino o para cumplir allí mismo. Antes de marcharse comentó: - Tengo una cosilla que hacer. De la forma que lo había dicho, seguro que más de uno pensaba que se estaba menado. No estaba lejos de lo que quería hacer.

Mearse en las cuencas vacías de los ojos de esos orientales.

RESOLUCION TURNO 001
 

Aunque la posada podía ser una gran fuente de información, Freagulf decidió marcharse de allí. Quería buscar a los comerciantes, a Agranil. Dejó su cerveza a medias, alguno de los pobres borrachines daría cuenta de ella si el posadero no andaba vivo en retirarla.

Salió de la posada, a pesar de la gente que la frecuentaba estaba limpia y bien cuidada. Ya en la calle el olor a alcohol se disipaba para dejar paso a una mezcolanza de barro, paja húmeda y algún lejano hedor difícil de adivinar. El ailgratha subió la calle, hasta una plaza medio llena. Atendían a algunos comediantes, escuchaban historias de los cuentacuentos y trataban de largarse antes de verse obligados a entregar alguna moneda cuando al acabar pasaba su sombrero para recibir el cobro por sus actuaciones.

Turno 002A

Agranil hacía tratos comerciales, y seguro que entre los que se dedicaban al intercambio de bienes, podría haber información. Tenía que saber donde estaba. Temía que su hubiera ido sin él, y eso le agobiaba más aún. Entre tiendas y tenderos preguntaba: - ¿Por favor Agranil?

Turno 002

El mercado no estaba demasiado lleno, debía de tratarse de alguna pequeña feria improvisada alrededor de los trovadores y cuenta cuentos. Cualquier cosa valía para hacer negocio y sacar algunas monedas. Freagulf se acerco hasta alguno de los puestos.

- Buenos dias señor - le saludo un vendedor de alfombras antes de que el ailgratha hablara - ¿Buscaba algo? - pregunto señalando su genero.

- Me temo que no conozco ningún Agranil caballero - contesto a la pregunta - Si puedo ayudarle en alguna otra cosa... - Ya sabia que no conseguiría venderle nada, además su clientela era de otro tipo.

Freagulf siguió preguntando en otros puestos, uno pequeño de alfarería, uno que vendía fruta y otro con objetos de cuero y madera. Pero ninguno parecía saber nada de alguien llamado Agranil, lo mas seguro por tratarse de alguien venido de muy lejos. Aunque comerciante, aquellos tipos no parecían tener tratos con él.

Turno 002B

Estaba claro que por allí no lo conocía.

- ¿Cómo podía encontrarlo? ¿Dónode había escuchado que podría ser él?

- ¡¡¡Joder!!!. ¡En la posada!. Se le escapó en medio de la calle y como un poseido regresó a ver si encontraba a quién había hablado de él. Que tonto e impulsivo había sido. Él que quería llevar su venganza con inteligencia y se estaba dejando guiar por los instintos. Por los impulsos. No podía ser. 

- Rubiales, tienes que calmarte. Se reñía a si mismo mientras corría de regreso.

Turno 002

Freagulf atravesó la plaza y corrió por las calles en dirección a la posada. Allí era donde había oído hablar de un comerciante esgarothiano, y si de verdad se trataba de Agranil, quizás allí supieran donde estaba.

Cuando entro de nuevo, algunos de los parroquianos ya se habían marchado. Aun quedaban algunos, un grupo en una mesa cercana al fuego. El posadero estaba terminando de limpiar las mesas y con un trapo repasaba sus superficies para que estuvieran listas para el siguiente cliente.

Se hizo el silencio cuando el ailgratha entro de repente, pero solo duro un instante, pues enseguida volvieron a lo suyo. Historietas, chascarrillos y risotadas, todas ellas bien regadas por el exceso de alcohol.

Turno 002C

Había sido tan impetuoso que había llamado la atención. Eso era malo, pero en estos momentos le venía que ni pintado.

Ese instante de duda, en el que él fue el centro de atención, antes de que pasasen otra vez de él, como si la puerta la hubiera abierto el viento preguntó: - ¡¿Alguien ha visto al comerciante esgarothiano Agranil?!

Estaba aún con la emoción corriendo por las venas, así que, con eso, y el subidón de la carrera no había sonado como que preguntaba por él, sino para avisarlo porque se estaba quemando su casa. Por lo menos no lo había dicho gritando.

Turno 002

La sala había vuelto a su habitual alboroto, risas, gritos, vasos golpeando la mesa... Eso no impidió a Freagulf formular su pregunta, sin dirigirse a nadie en particular.

Algunos parroquianos se volvieron, lo miraban como si quisiesen enfocarlo entornando los ojos. No es que no viesen bien, era sencillamente que la cerveza embotaba sus sentidos. No todos estaban así, otros sencillamente estaban mas charlatanes e incluso alguno no estaba aun demasiado borracho. Pero nadie le contesto, no parecían muy interesados en hacer caso a un desconocido. Algunas risas por algún comentario inaudible para el ailgratha le hicieron sentir que era él quien las provocaba.

- No les haga caso, les cuesta hablar con extraños y han bebido demasiado - dijo el posadero viendo que se reían de Freagulf por alguna razón - Esta en la ciudad, aunque no se donde, no salgo mucho de aquí - añadió amable respondiendo a la pregunta que Freagulf lanzó - Pero seguro que alguno de estos lo sabe, aunque es posible que no recuerden nada - señalo a todos con una risotada, la mayoría estaba bastante ebrios.

Luego siguió limpiando jarras, cerca de Freagulf, no quería ser descortés marchándose - ¿Le pongo algo? - pregunto poniendo sin preguntar una jarra vacía ante el. Recordaba que había bebido cerveza y supuso que seguiría siendo así.

Turno 002D

El posadero le había dado la forma de conseguir la información. - Gracias señor. Pensó para si, justo cuando se daba cuenta. Entonces se giró hacia los parroquianos, mientras le hacía un gesto con la mano al posadero, para que esperase.

- Señores, una jarra de cerveza para el que me pueda decir donde o como encontrar a Agranil, comerciante esgarothiano.

Era una apuesta arriesgada, pero sabía que si ofrecía dinero, habría más ratas que información, y para soltarle la lengua a un borracho, o idiota en ello, no había nada mejor que invitarlo a un buen trago. Además, algunos de ellos sabían de lo que le había sucedido y que había estado con los soldados, así que pocos se jugaría tomarle el pelo.

Turno 002

Freagulf entro en la taberna mas que decidido a averiguar algo. Sus modos no eran refinados, pero el era un soldado, tan solo un explorador etheod. Pero su apuesta era sencilla, y tal vez consiguiera lo que quería.

- ¡Cuando veamos esa jarra! - dijo uno de ellos con sorna.

- Si, eso, primero invita a algo - se sumo otro, provocando las risas de todos.

Mientras el posadero, algo ofendido por ese ímpetu y el gesto de que esperara, se marcho a seguir con su trabajo.

Turno 002DE

- Eso es que lo que tenéis que decir no se merece el trago ya que si lo mereciera, no dudaríais a dar la información. Se jactó mientras se giraba hacia el posadero. Con un gesto de la mano pidió que se pusiera la jarra, para que los charlatanes vieran que si estaba en serio con lo que el hombre rubio decía.

Turno 002

El posadero, sin mediar palabra, relleno la jarra vacía que ya había dejado antes ante Freagulf con otra mas grande, que dejo a su lado. Ninguno de los parroquianos se molesto en contestar a las palabras del ailgratha. Estaban demasiado ocupados en malgastar su tiempo bebiendo como para atender a un extranjero. Así fue, al menos hasta que vieron que el posadero ponía la jarra grande, entendiendo era para ellos.

- Venga hombre, no sea arisco y acerca esa cerveza - le dijo el que parecía menos ebrio.

- Si eso, ¡cerveza! - dijo otro, que parecía caer a cada movimiento de su cabeza.

- Aquí, ven siéntate, y tráete a tu amiga - le dijo un tercero refiriéndose a la jarra de cerveza y provocando unas sonoras risotadas.

TURNO 002F

Le guió un ojo, para darle las gracias, acompañando el pillar la mano, con una sonrisa. Se acercó con la cerveza, y tras posarla en la mesa se sentó en un taburete. Se hizo hacia atrás, y si alguien tenía intención de agarrar a su "amiga" le diría mientras agarra su mano y la retira hacia arriba, con delicadeza y sólo dos dedos:

- Habla. 

Si no decía nada, simplemente comentaría, no como una orden, sino como un "incentivo": - Contadme.

Turno 002

Cuando Freagulf se hubo sentado, ya con la cerveza encima de la mesa, todos le agradecieron la invitación. Bebieron mas rápido, apurando sus cervezas para poder echarse de la de Freagulf, recién escanciada y aun burbujeante.

- No se donde esta, pero si puedo decirte que si yo fuese tú, preguntaría en los cuarteles - dijo uno de los campesinos, después de que el ailgratha retirase su mano al ir a echarse cerveza - Venga, ahora si... - dijo tendiendo su vaso hacia Freagulf para que se lo rellenase.

- Tienen los establos mas grandes, los comerciantes suelen quedarse allí para proteger sus cargamentos - añadió otro con la boca pastosa para acercar también su vaso.

- ¡Y lo pagan bien! - exclamó un tercero - Yo le vi rondando cerca, te lo aseguro - añadió en un idioma deformado por el alcohol, haciendo lo propio con su jarra. También quería su porción.

TURNO 002G

Era una buena opción, pero no tenía nada claro lo cierto que podría ser aquello. De todas maneras era una pista, y si no estaba en lo de los cuarteles, en cualquier sitio que acogiesen las bestias de tiro de los comerciantes, podría estar bien.

Era un lugar por donde empezar, y si no era precisa, si era una idea de por donde seguir. 

- Gracias chicos. Repartiosla. Mientras se ponía en pie y dejaba a la presa a merced de aquellos depredadores. - Si la pista es buena, igual os regalaré una jarra a cada uno. Prometió en sus pensamientos mientras se ponía en pie, dispuesto a seguir si no la pista, si la idea que le habían dado.

Alzó la mano a modo de saludo, para avisar al camarero que marchaba otra vez. - A ver si de esta, salgo ya de aquí.

RESOLUCION TURNO 002
 

Hacia algunas noches que Freagulf había regresado de Tir Limclaro, solo postergaba su estancia en la ciudad para recuperarse un poco, se lo merecía. En aquella posada había escuchado de Agranil estaba en la ciudad, y vio la oportunidad de volver a ponerse en camino, quitarse la pereza y comenzar un nuevo viaje que lo alejara de allí.

En un principio se le ocurrió la idea de preguntar en un pequeño mercado, pero resultó infructuoso. No sabían nada. Volvió a la posada, donde pudo averiguar algo. Era una pista de la que, a causa de los embriagados campesinos, dudaba enormemente. No le costó demasiado, pues con una simple invitación pudo hacer que los parroquianos le contaran lo que quería averiguar. Tenía que ir al cuartel, donde estaban las caballerizas más grandes y también un sitio frecuentado por comerciantes de cierto poder. Decidido, se dirigió hacia allí.

Freagulf ya sabía dónde estaba el cuartel, había cenado y dormido allí no hacía mucho, antes del ataque a Tir Limclaro en que liberaron la villa. Salió de la posada y volvió a atravesar el pequeño mercado, donde los trovadores y artistas seguían amenizado a los que reunían a su alrededor. Después bajó por una calle más ancha, que cruzaba la ciudad desde las puertas hasta el rio, la gente iba y venía despreocupada, ajena a los asuntos del ailgratha. Entre las casas podía verse la muralla, que circundaba toda la ciudad describiendo un amplio circulo a su alrededor, naciendo y muriendo a orillas del rio. En mitad del territorio se alzaba un edificio imponente, una torre de dura roca, de casi veinte metros de altura y ricamente adornado con los blasones y banderas del Reino Unificado, ya conocía aquel palacio, había estado en él, ante el Conde Naduin. Pero él iba hacia el lado contrario, hacia el rio.

Ya desde lejos pudo reconocer el edificio del cuartel. También de piedra, mucho más pequeño, pero con los mismos blasones y otros signos más identificativos. El escudo de la ciudad cruzado por lanza y espada destacaba en la fachada, acelero el paso. Cuando llego a su puerta, dos hombres le impidieron el paso. Eran dos guardias, que obviamente le cerraron el acceso al interior.

Sin embargo, lo reconocieron.

Turno 003

- Alto - dijo uno de los soldados mientras cruzaba la lanza con la de su compañero para impedir el paso al ailgratha.

- Disculpe maese Freagulf - lo había reconocido, aunque seguía sin permitirle el paso - ¿Qué se lo ofrece? – preguntó amable - ¿Podemos ayudarle en algo? – aunque lo conocían no lo dejaban pasar por el momento.

Turno 003A

-Siii. Le contestó entusiasmado y alegre. No hizo muestras de ofenderse ni saltarse la orden del centinela. Este hacía su trabajo y ya que parecía un tipo majo, esperaba que además dispusiera de la información. - Me han dicho que algunos comerciantes dejan a cargo del puesto las monturas y bestias de tiro o cargamentos. Le explicó: - Me han dicho que un viejo amigo, Agranil, un comerciante esgarothiano está, ... Rectificó. Estaba emocionado, pero quriendo controlarse intentó moderar sus palabras ...es posible que esté en la zona. Quería contactar con él y continuar con mi misión como soldado. Y le confesó: - El estar estabulado, como si fuera una cabra de un rebaño en inverno me está matando.

Turno 003

- Oh, claro - dijo amable -Agranil llego ayer, y se hospeda aquí, pero desconozco si esta en estos momentos en el cuartel... - afirmo el soldado - Podría llamar al oficial, el seguro que sabe.

- Pero no podemos dejarte pasar, lo lamento - Añadió el segundo soldado.