Partida Rol por web

Ered Nimrais, más allá de las Montañas Blancas

Cap. 0: Música para el viaje

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15/09/2018, 23:56
Director

LEOFRED
Turno 000
(Introducción)

 

Los Guardianes del Norte, los dunadan que vigilaban las fronteras de la Comarca y de otras tantas tierras que habían sido tratadas especialmente por Elessar, era un cuerpo que vigilaba de lejos. Los hobbits vivían en un mundo aparte, seguros y tranquilos. El Rey había dado a aquellas tierras ese especial tratamiento según el cual, nadie podría pasar, aunque solo fuera para atravesarlas, sin el expreso permiso de aquel pueblo. Esto, por mandato directo, se aseguraba con la vigilancia de los montaraces del norte. Leofred pertenecía a ese cuerpo.

Leofred era un alma intranquila, su mente siempre se evadía de las obligaciones para interesarse por otras mas insignificantes. Su mirada se perdía en el horizonte sin ver más que los colores del atardecer, o se embobaba con pequeños objetos mundanos hasta el punto de fijarse en los más insignificantes detalles. Eso le trajo algún que otro problema, pues para sus superiores, aquellas distracciones conseguían malograr un buen trabajo. No era raro que incluso en sus guardias, deleitase a sus compañeros con la música de su fídula. Al dunadan le gustaba contar historias, estaba bien considerado entre sus amistades como alguien popular y entretenido, tenía muy pocos enemigos, a todos caía bien. Pero sus oficiales, pese a tenerlo por una gran persona, sabían que a la hora de cumplir sus obligaciones no era el más adecuado. Poco a poco fue siendo relegado de sus tareas, hasta que le ofrecieron algo, salir de aquel grupo y expandir su mundo. Se lo plantearon con buenos modales, y llegaron a un grato acuerdo. Una especie de excedencia para que le ofrecía una gran oportunidad. Al poco tiempo, acepto la propuesta y se marchó a conocer otras tierras.

Leofred viajo al norte, vagó por los caminos, por poblados y ciudades. Aquí y allá aprendía nuevas canciones, historias y leyendas. Se sentía dichoso por aquella vida. No obstante, era duro, no siempre su charlatanería y su fídula lograban conseguir las monedas suficientes para encontrar posada en la que dormir y comer caliente. Otras veces aquello era completamente diferente y gracias sus palabras y sus tonadillas, le daba para vivir varios dias, incluso semanas, sobre todo si estaba en alguna gran ciudad.

Había salido de Esgaroth hacía ya un buen tiempo, y aunque hubiera preferido ir al este, hacia el mar de Rhûn, la guerra lo empujo al sur, siguiendo el Rio Grande. Conoció gentes entrañables, pequeñas aldeas se entretenían con los encantos del juglar en que se había ido convirtiendo, una vida que le encantaba. Se había propuesto llegar a Minas Tirith. Tal vez allí, aparte de ganar los suficiente, pudiese expandir sus conocimientos. Pero antes de llegar, aún quedaba mucho, le esperaba alguna que otra parada. El siguiente pueblo era Tir Anduin y ahora lo tenía delante, a tan solo unos minutos.

Aunque pequeña, aquella ciudad que se alzaba ante él era grande. Imponentes muros de piedra, torres y muchas casas que se agolpaban juntas. Todo un espectáculo de tejas rojizas y piedras talladas que, aun sin haber llegado, hacían empequeñecer al dunadan. Decidido, se acercó, era una parada más en su viaje a Minas Tirith. Hombres del este, orientales, salvajes… Era lo que oía aquí y allá en las ajetreadas calles de la ciudad. En el camino ya había sabido algo de ellos, rumores sin fundamento, que ahora se hacían realidad.

En una de las posadas, había varias, busco alojamiento. El lugar donde antes o después todo el mundo acababa, era un filón de noticias, rumores y chismorreos. Allí fue donde supo, tras beber alguna pinta de cerveza y mezclarse con los parroquianos, que hacía poco que una buena cantidad de estos orientales había perecido bajo el acero de los soldados de la ciudad. Habían recuperado una villa invadida por ellos, que estaba más al norte. No quedo uno con vida.

Fue también el lugar donde supo que, de nuevo Agranil, el regente esgarothiano, buscaba a algunos hombres que lo acompañasen en su empresa, que pasaba por la Ciudad Blanca. Leofred lo conocía, en una ocasión mantuvo una buena conversación en cierta fiesta. Si era cierto ese rumor, vio la posibilidad de compartir su camino con él.  Estaba seguro que en cuanto lo viese, seria aceptado. Esto le reportaría una paga hasta su destino, cosa que no le venía mal para asegurarse un futuro. Todo eran rumores, historias, aun tendría que dar con Agranil, y este aceptarlo…

 

Notas de juego

► Anota el próximo turno como “Turno 001

► Estas en la posada, bebiendo cerveza con los parroquianos.

 

► Resolución del próximo turno: Jueves 20-09-17

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19/09/2018, 19:03
Leofred

Turno 001

El camino se le había antojado más cansado de lo habitual al trotamundos de Leofred durante la última jornada de viaje. En otras circunstancias habría recorrido con más ánimo las calles Tir Anduin hasta no haber dejado un callejón sin atravesar ni un edificio por ver, pero aquél fue uno de los raros días en que se conformó tan solo con atravesar la calle principal deleitándose con los edificios más pintorescos en su búsqueda temprana de una posada donde descansar y limpiarse el polvo del camino.

Aún no había vaciado por completo de su bolsa las últimas ganancias de sus actuaciones callejeras, de modo que una vez pagado el establo para su mula y una cama para él se pudo permitir unirse a los parroquianos en sus intercambios diarios de bebida y cotilleos en lugar de ser partícipe de la diversión tras su instrumento musical; tras una pequeña mezcla de halagos, un par de comentarios afilados y algún chiste verde ya se había mezclado con el tabernero y un par de sus clientes más ruidosos.

Fue poco después de eso cuando comenzó a escuchar los rumores que le eran familiares desde hacía algún tiempo, solo que tras un momento comprendió que no eran solo rumores. Sin pensar demasiado, se acercó a quienes había escuchado hablar sobre el tema. - ¿Hablan sobre los hombres del este? - fue el primer pensamiento que se escapó de sus labios aún remojados en cerveza - Ah, perdón por la interrupción, solo estoy de paso. Ya había escuchado rumores sobre esos salvajes orientales, pero no me imaginaba que se habían acercado tanto al bosque viejo. - 

Tras algunas palabras más Leofred se presentó formalmente y le hicieron un hueco en la mesa donde le pusieron al día de los últimos acontecimientos. Le interesó especialmente la noticia sobre el señor de la ciudad del lago, pero esta se encontraba tan al norte... si los hombres del este se habían adentrado tanto en los caminos pasadas las colinas de hierro tal vez volver directamente no fuera seguro. - ¡Pobre de mi! Si hubiera sabido que el lord de Esargoth iba a reclutar a hombres valerosos me habría quedado allí para presentarme el primero. - afirmó entonando su voz fingidamente como hacían los cuentacuentos para dar dramatismo a sus historias, un poco en parte por la cerveza que sostenía en alto como si quisiera llamar a un brindis, y un poco en parte para arrancar una carcajada general. Después de aquello volvió a su tono de voz habitual. - Ahora llegaría tarde; solo me queda esperar que pasen por aquí. Ojalá supiera que ruta van a tomar hacia el sur para poder reunirme con ellos de camino. -

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20/09/2018, 04:25
Parroquianos

Turno 001

 

Tras invitar a algunos tragos, parecía que la lengua de los parroquianos se iba soltando poco a poco. Al principio había un poco de desconfianza para con un extranjero, pero el alcohol desinhibía lo suficiente como para volver charlatán al mas callado.

-  Si, ¡esos malnacidos han pagado su atrevimiento! - dijo alegre uno de los tipos. Uno bastante feo y de tez sonrosada por la cerveza

- Yo los he visto con mis propios ojos  - mintió descaradamente otro mientras casi perdía el equilibrio

- Creo que Agranil es su nombre - dijo esforzándose por no caer - Esta en la ciudad, aunque no se donde, ¡seguro que borracho, como nosotros! - termino por decir antes de estallar en una risotada, que pronto se contagio al resto

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21/09/2018, 04:21
Director

RESOLUCION TURNO 001
 

 

Los clientes de la posada se citaban allí día tras día, tras una jornada de trabajo. Entre ellos había de todo, la mayoría simples campesinos de manos callosas. También se daban cita allí panaderos, carniceros y algún pequeño tendero de los alrededores. Amigos para emborracharse tras una dura jornada de trabajo.

Leofred había entablado con ellos una pequeña relación, ellos bebían a su costa a cambio de información. Realmente podría parecer que no era muy de fiar, pero al final todo el mundo sabía que una lengua hinchada por el alcohol, solo escupía verdades. Pero había un riesgo en todo eso, y es que siguiera contando cualquier cosa que se le pasara por la cabeza con tal de que se le llenara la jarra de nuevo. Era un juicio que el dunadan tenía que saber diferenciar.

La taberna era, como muchas otras, era austera. Paredes de piedra, con vigas de madera vista. Había sido pintada de color azulón, así como las que recorrían el techo. Una gran lámpara colgaba del techo, con varias velas encendidas cuya luz se difuminaba con el humo del tabaco. Otras velas en candelabros de dos o tres brazos descansaban apagadas sobre las mesas. Era de día, y aquella posada tenía un gran ventanal junto a la puerta, su luz inundaba todo, aunque la lámpara del techo ayudaba a alumbrar la parte más alejada de la ventana.

Cuando la puerta se abría, una gran bocanada de aire frio entraba en la sala, refrescando un cargado ambiente de humo y olor a alcohol. Un fuego ardía en el centro del salón, las mesas habían sido colocadas a su alrededor para que su calor diese a todo el que se sentase. Las banquetas, bastas, hacían juego con unas mesas desgastadas. Sin embargo, por alguna razón, todo estaba limpio a pesar del uso.

 El lugar lo regentaba un amable posadero, servicial, que atendía con rapidez a todo el mundo mientras su mujer preparaba ya un buen guiso en la cocina. Ambos aguantaban las risotadas, bromas y tonterías de la clientela con buena cara. Eran los que pagaban y mantenía aquello abierto. Los mismos clientes que podrían darle algo de información a Leofred.

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 002

► Leofred continua en la posada tratando de buscar información.

►Tirada de Liderazgo e influencia (+20 a la tirada si le pagas alguna ronda) para ver si siguen contándote cosas.

 

► Resolución del próximo turno: lunes 24-09-17

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23/09/2018, 16:52
Leofred

Turno 002

Leofred se reía de buena gana de las chanzas y bromas de los parroquianos, algunos ya bastante afectados por la bebida, pero cuando uno de ellos le contó aquella nueva sobre Agranil al dúnadan se le despejó la cabeza casi al instante. - ¿Se encuentra aquí, es cierto lo que oigo? - ansioso en el calor del momento por saber donde se encontraba para unirse a su compañía, Leofred se dirigió rápidamente al tabernero - Maestro, una ronda de hidromiel* para la mesa. -

Confiado en que la cerveza soltaría la lengua de los bebedores, Leofred esperó unos momentos de risas y alguna que otra pulla para continuar con sus preguntas - No creo que ese Agranil pueda emborracharse, me han contado que es un gigante de más de dos metros capaz de aplastar a un wargo con las manos desnudas. ¿Donde se alojaría un hombre así? - Por supuesto, Leofred conocía el aspecto real de Agranil, pero sabía por experiencia que a la gente le gustaban ese tipo de chismorreos; tal vez alguno de ellos hubiera visto a Agranil en persona y le contradijese, o cualquiera se animase a contar más cosas que hubiesen oído sobre el señor de Esargoth y aquella misión que le había llevado hacia el sur en dirección a Gondor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Espero que no sean más de media docena, o me va a doler bastante en el bolsillo xD

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24/09/2018, 00:30
Parroquianos

Turno 002

 

No todos asintieron ante la pregunta de Leofred. Algunos por que realmente no sabían si Agranil estaba en la ciudad y otros por que estaban demasiado atentos a su cerveza como para haberle entendido. Pero una invitación, mas aun de hidromiel, despertó a mas de uno.

- No, no es tan grande, yo le vi - dijo repitiéndose el mismo ebrio de antes, parecía no saber decir mas que eso.

- Que si, todos sabemos que le viste... - le dijo con sorna otro, pero sin aportar nada mas.

- Ve al cuartel, estoy seguro de que allí sabrán sonde está - dijo uno mientras recogía, con ojos desorbitados, la jarra de hidromiel que traía el posadero

- Si no lo han hospedado allí, al menos estarán sus caballos y sabrán donde duerme - aseguro con voz pastosa un cuarto, mas sereno que sus compañeros

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25/09/2018, 03:36
Director

Remitente
RESOLUCION TURNO 002

 

 

El bardo, con su charlatanería, había logrado soltar la lengua de aquella panda de borrachines. Hábilmente llevo a su terreno la conversación, y a cambio de algo de bebida, consiguió información. Según los campesinos Agranil podría estar en el cuartel, o al menos alguien sabría dónde podría hospedarse. Era un comienzo. Había una cierta duda, y es que los borrachos no siempre son de fiar, y podían haber contado cuando él quería oír con tal de beber una cerveza gratis. No obstante, era un comienzo y un hilo que seguir que le daba una pequeña esperanza de conseguir encontrar al esgarothiano.

La sala, casi sin darse cuenta, se había ido vaciando y ahora prácticamente solo quedaba el grupo que compartía mesa con Leofred. El posadero estaba a lo suyo, limpiando mesas, secando la vajilla y ayudando a su esposa a pelar patatas. No por eso dejaba de lado a su clientela, servicialmente atendía a los campesinos cuando levantaban la mano. Aunque muy borrachos, eran buenos pagadores, y como mucho tendría que mandar a alguno a casa con alguien.

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 003

► Sigues en la mesa, con los parroquianos.

► La jarra de hidromiel, para los cinco, te sale por 10 estaños

 

► Resolución del próximo turno: Jueves 27-09-17

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26/09/2018, 23:20
Leofred

Turno 003

Riéndose con ganas junto con el resto de parroquianos, especialmente del hablador que no paraba de repetir que había visto a Agranil, Leofred mantuvo la conversación un poco más aunque sin intentar indagar en el tema con más ahínco. Había llegado a buenos términos con aquellos pueblerinos y no quería parecer impertinente o maleducado. Además, ya sabía más que suficiente al menos para empezar

Antes de darse cuenta la jarra de hidromiel se había acabado. Aquél era un momento tan bueno como cualquiera para probar a encontrar al señor de Esargoth, de modo que se levantó de la mesa indicando que para él aquella celebración improvisada había terminado. - Suficiente para mi, ya he saciado el gaznate y vaciado la bolsa más de lo que debería. - dijo intentando que sonase como una broma - Voy a despejarme con el aire fresco, o de lo contrario caeré desmayado antes de alcanzar mi jergón. - y con aquella despedida Leofred se dirigió a la calle. Una vez allí se desperezó y estiró los músculos entumecidos por el largo rato sentado a la mesa de la taberna antes de ponerse en camino. - Buscar a Agranil en el cuartél, pan comido. -

Notas de juego

No tengo muy claro la hora que es. Si es muy tarde y resultaría raro que me largase de la posada, simplemente me voy al catre con intención de levantarme pronto al día siguiente.

Dinero descontado, me quedan 8mc y 6me si no me equivoco (menos alojamiento y establo)

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27/09/2018, 04:08
Director

Turno 003

Leofred salió de la posada tras pagar las consumiciones. Ya en la calle el olor a alcohol se disipaba para dejar paso a una mezcolanza de barro, paja húmeda y algún lejano hedor difícil de adivinar. El dunadan subió la calle, hasta una plaza medio llena. Los lugareños trataban con algunos comediantes, escuchaban historias de los cuentacuentos e intentaban largarse antes de verse obligados a entregar alguna moneda cuando, al acabar, los artistas pasaban su sombrero para recibir el cobro por sus actuaciones.

El mercado no estaba demasiado lleno, debía de tratarse de alguna pequeña feria improvisada alrededor de los trovadores y cuenta cuentos. Cualquier cosa valía para hacer negocio y sacar algunas monedas. El bardo se acerco hasta alguno de los artistas, al fin y al cabo, sabia de aquello. Tras un rato de disfrute, y alguna charla, algunos de sus compañeros le indicaron que debía ir hacia el muelle, donde estaba el cuartel.

Por una calle mas ancha, que cruzaba la ciudad desde las puertas hasta el rio, la gente iba y venia despreocupada, ajena a los asuntos de un extranjero. Entre las casas podía verse la muralla, que circundaba toda la ciudad describiendo un amplio circulo a su alrededor, naciendo y muriendo a orillas del rio. En mitad del territorio se alzaba un edificio imponente, una torre de dura roca, de casi veinte metros de altura y ricamente adornado con los blasones y banderas del Reino Unificado, supuso que debía de tratarse del palacio del regente, o algún tipo de castillo de un noble. Pero el iba hacia el lado contrario, hacia el rio.

Ya desde lejos pudo distinguir cual era edificio del cuartel. También de piedra, mucho mas pequeño, pero con los mismos blasones y otros signos mas identificativos. El escudo de la ciudad cruzado por lanza y espada era concluyente, acelero el paso. Cuando llego a su puerta, dos hombres le impidieron el paso. Eran dos guardias, que obviamente le cerraron el acceso al interior.

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27/09/2018, 04:18
Soldado de Tir Anduin

Turno 003

 

- Alto - dijo uno de los soldados amablemente, pero en tono autoritario mientras junto a su compañero cruzaban sus lanzas - No se puede pasar, ¿que desea? - preguntó.

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27/09/2018, 21:00
Leofred

Turno 003

- A los buenos días, mi amable señor - respondió Leofred sin apabullarse, aunque deteniéndose de forma obediente donde le habían indicado y alzando brevemente ambas manos con las palmas descubiertas en señal de que era inofensivo. - Ando buscando a una persona, y ha llegado a mis oídos que pudiera haber pasado por aquí. Se trata de Agranil, señor de Esargoth, la ciudad del Lago. - después de recitar aquél título hizo una pausa de un instante para coger aire y observar la expresión de los soldados - Si me pudieran indicar donde encontrarlo, seguiré mi camino de inmediato. -

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29/09/2018, 03:35
Director

RESOLUCION TURNO 003
 

 

El sol brillaba en lo alto, y aun así el punzante frio hacia recordar que al invierno aun disponía de varias semanas para mostrar su ferocidad. En los días anteriores había llovido, y en las calles aún se acumulaban multitud de charcos. No todo estaba empedrado, cuando se salía de las arterias principales de la ciudad, el barro se hacía dueño de las calles. Las casas de piedra, y sus techos cubiertos de tejas, aguantaban bien los rigores del clima y mantenían a la población bien asilada de las temperaturas extremas. El mediodía había pasado, y las gentes comenzaban a preparar sus guisos. El aire olía a pan caliente, y a pescados y carnes cocinándose.

Cuando Leofred llegó al cuartel, dos soldados le impidieron el paso, algo lógico para un extranjero. El bardo, pregunto educadamente por Agranil, manteniendo las distancias, e incluso enseñando las palmas de sus manos para demostrar que no trataba nada. Los soldados eran educados, autoritarios pero amables. Aun así, y educadamente, le negaron la información.

 

Notas de juego

 

► Anotad el próximo turno como “Turno 004

► Sigues ante los soldados

 

► Resolución del próximo turno: Lunes 01-10-17

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29/09/2018, 03:36
Soldado de Tir Anduin

Turno 004

 

- Buenos dias - contesto amable uno de los soldados - Siento no poder informarle - dijo sencillamente mientras mantenía, con su compañero, la lanza inclinada para cortarle el paso.

- No nos esta permitido - añadió el segundo soldado - Continúe por favor... - sugirió tratando de mantener su amabilidad y educación

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30/09/2018, 22:50
Leofred

Turno 004

Genuinamente sorprendido por la respuesta del soldado Leofred dudó por un momento. ¿Qué significaba "no nos está permitido"? Si Agranil no estuviese allí y ni siquiera hubiesen previsto que apareciese le habrían dicho simplemente que estaba equivocado y que se volviese por donde hubiera venido. Aquello despertó la, tal vez excesiva, curiosidad del dunadan; ahora estaba convencido de que le estaban ocultando algo, y por mucho que se tratasen de unos guardias de la ciudad no podía esperar a descubrir de qué se trataba.

- Vaya, entonces he metido la pata. - Contestó finalmente sin perder aplomo y rascándose la nuca descuidadamente interpretando el papel de quien ha entendido que Agranil no se encontraba allí. - Tengo que entregarle un mensaje, pero ahora le he perdido la pista. En buen lío me he metido... - Leofred no se marchó de inmediato, pero se giró completamente como si evaluase qué dirección tomar a continuación. - Si los guardias no muerden el anzuelo será mejor que me vaya, al menos de momento. -

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02/10/2018, 04:38
Soldado de Tir Anduin
Sólo para el director

Turno 004

 

- Bueno... yo que usted miraría en "La Rosa de los Vientos" - le dijo uno de los soldados antes de ser reprendido.

- Silencio, ¿Estas loco?, no se nos permite - Le recriminó su compañero, mas arisco... - Disculpe, pero debe continuar su camino

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03/10/2018, 04:43
Director

RESOLUCION TURNO 004
 

 

Leofred estaba ante los soldados. Estos se negaban, no podían darle la información que solicitaba. Pero sabía que, con buenas palabras, amabilidad y un toque de simpatía, se podía conseguir más cosas que con ariscas palabras o la fuerza. El bardo fue educado y aunque lo soldados seguían sin decirle lo que quería saber, sí que logró que uno de ellos le diese una posible pista. Le hablo de “La Rosa de los Vientos”.

El dunadan no tenía claro que significaba aquellas palabras, aunque pudo suponer que se trataba de un lugar. Algún emplazamiento en la ciudad, una posada, o un comercio tal vez. Por desgracia, el segundo soldado era demasiado leal a sus principios castrenses y enseguida mando callar a su compañero.

Leofred tendría que continuar su camino, tal vez podría preguntar que era aquella “Rosa de los Vientos” a alguien por la calle. Al menos tenía una dirección que seguir…

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 005

► Tienes un nombre, y una dirección (te la señala con el dedo).

► Y para otra, unas tiraditas de oratoria, influencia, te vendrían muy bien ;) ¡Pero ha de salir de ti!

 

► Resolución del próximo turno: Viernes 05-10-17

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03/10/2018, 23:12
Leofred

Turno 005

- Por fin. - Leofred se inclinó en un educado agradecimiento e intentó no parecer demasiado satisfecho de si mismo cuando se alejó de allí. Sospechaba que los soldados podrían cambiar de idea en cualquier momento y decidir que se había inmiscuido demasiado en asuntos que no le convenían.

Una vez lejos de la mirada de los guardias se puso a meditar lo que le habían dicho. Una rosa de los vientos... ¿Acaso tendría que buscar en un mapa de la ciudad? No sabía porqué, pero algo le decía que no. Con las energías repuestas tras la parada en la taberna Leofred se sentía con ganas de explorar un poco la ciudad, de modo que continuó unas cuantas calles más allá, siempre en la dirección que había mirado el soldado cuando le dijo donde buscar.

Al cabo de un tiempo se vio obligado a detenerse, temiendo pasarse de largo y sin pistas más sólidas sobre dónde podría encontrar a Agranil. Había visto a algunos artistas callejeros en su camino, de modo que no vio problema en sacar su propio instrumento e intentar atraer a los viandantes con su música. No llevaba más de unos meses de práctica y no era un virtuoso de especial talento con el instrumento, pero cada vez menos frecuente que le arrancase chirridos ensordecedores. Al terminar su actuación aún había algún curioso que se había detenido a escuchar, de modo que optó por probar, y con señalándolo con el arco de su fídula le preguntó con voz teatral - amigo, si buscase una rosa de los vientos ¿dónde cree que podría encontrarla? -

- Tiradas (2)

Notas de juego

ok, perdona, soy del tipo que por lo general espera a que se le pidan las tiradas xD

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04/10/2018, 02:58
Artistas callejeros

Turno 005

 

Leofred ya había visto a algunos artistas en una pequeña plaza. Resulto que no eran los únicos, y cuando se encontró a otro grupo, no dudo en unirse a ellos a golpe de arco. La música de su fídula no sonaba mal, aunque en aquella ocasión cometió algunos errores. Nada que reprochar a un artista callejero, bastante frio hacia allí. El hecho de que hubiese mas gente, recitando poemas, haciendo malabares, o incluso uno bailando al son de la música del bardo, hizo que su mediocre interpretación pasase desapercibida. Lamentablemente la clientela de aquel improvisado grupo no era muy numerosa, y los pocos que se detuvieron a escuchar se marcharon antes de que terminasen, antes de que pasaran sus gorras. Cuando terminaron, nadie quedaba allí más que el bailarín, el poeta y el propio Leofred.

El dunadan pregunto a sus nuevos "amigos", realmente no sabia ni sus nombres, sobre la posada que buscaba.

- Oh, si, vas bien encaminado - le dijo el bailarín - Si vas por esa calle, todo recto, llegaras - señaló a una de las perpendiculares.

- Pero no tienes nada que hacer allí, no te dejaran actuar, ese antro es demasiado refinado - aseguro el poeta. .

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06/10/2018, 04:01
Director

RESOLUCION TURNO 005
 

 

Leofred hizo caso al artista callejero, siguió sus indicaciones. Pronto llego ante el local. Una fachada de piedra gris claro, más que los edificios que la rodeaban. Tenía tres pisos con tres ventanas cada uno, su atura sobresalía de entre el resto de casas. Una gran puerta doble, de madera y pintada de azul oscuro, descansaba bajo un gran cartel. Era, como se podía esperar, una gran rosa de los vientos tallada en madera y pintada de vivos colores. Dos grandes ventanales, con cortinas finas de un azul más claro que el de la puerta, impedía ver en el interior a la vez que dejaba pasar la luz del sol.

El bardo empujó la puerta para entrar. La primera impresión fue sobrecogedora, nada tenía que ver con el “Tejón Azul”, la posada donde había estado antes. Aquí el suelo estaba bien cubierto por una brillante madera laminada, algo desgastada del uso, pero impoluta. Las sillas y bancos estaban tapizados con telas de diversos colores, todos vivos y con motivos florales. Las mesas, bien ordenadas contra las paredes, estaban separadas por biombos bajos y dejaban un amplio espacio hasta la barra. Era muy luminoso, a pesar de las cortinas entraba una gran cantidad de luz. Varias lámparas estaban encendidas en las zonas más alejadas de las ventanas, logrando que apenas se notara que allí no llegaba la claridad exterior.

El posadero estaba tras la barra. Era un tipo vulgar, aunque bien vestido, llevaba un limpísimo delantal blanco puesto bajo su uniforme negro. Fuera, una muchacha joven y hermosa, con buen cuerpo, servía alguna de las mesas que estaban ocupadas. Había un de grupo de dos o tres personas sentados en una mesa, y otros tres tipos solitarios sentados en diferentes mesas. Algo que no le hubiera llamado la atención de no ser por su aspecto.

Uno de ellos era un tipo de pelo largo, negro con barba, de tez oscura, que se tapaba bajo una raída capa verduzca. Dos mesas a su izquierda, estaba un tipo rubio, con el pelo recogido en trenzas, y vestido de curiosa manera. Llevaba ropas de lino normales, pero cubiertas de cuero, con adornos de colmillos, a su lado descansaba un curioso yelmo que parecía una cabeza de huargo. El tercero estaba más alejado de ellos, al otro lado la barra. Bebía hidromiel y hablaba demasiado alto, casi impertinente. Era también rubio, y también de pelo trenzado, pero este tenía ojos verdes y vestía cota de malla bajo un jubón desgastado.

 

Notas de juego

► Continuamos en el “Cap 0: La Rosa”