Partida Rol por web

Ered Nimrais, más allá de las Montañas Blancas

Cap. 7: Carach Angren

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12/10/2020, 01:14
Director

RESOLUCIÓN TURNO 712
 

 

El mediodía no andaba lejos, los rayos del sol golpeaban con fiereza mientras el frio aire de la montaña calmaba los calores. Unas rachas heladas se imponían al agobiante calor del momento más caluroso del día. Cuando se alejasen de las montañas, tal vez echarían de menos aquellas ráfagas de viento.

El tiempo pasaba, el enano y el rohir no acaban de venir y se comenzaba a impacientar. No sabían que más podían hacer, solo quedaba esperar. Los dos prisioneros estaban montados sobre los caballos, Larrid y Grimbeorn estaban junto Geleswinta, hablaban con ella. Todos estaban junto a los animales, solo les faltaba que sus compañeros llegasen.

Tenían los caballos cargados, y listos. Había bastantes para todos, e incluso sobraba alguno. Estaban cargados con alforjas de comida y odres de agua, entre lo que habían podido coger de los orientales y lo que habían podido comprar en Caras Gwildor, no tendrían problemas en llegar a cualquier sitio sin tener que preocuparse demasiado.

Entonces fue cuando vieron aparecer a Edan y Gwalin, venían desde el mismo lugar por el que ellos lo habían hecho. Les habían seguido, y seguramente no sabían de la perdida de Leofred, pues se pusieron bastantes contentos cuando los vieron.

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 713

► Os juntáis con el resto, podéis marcarlos a todos.

 

► Resolución del próximo turno: miércoles 14-10-20

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13/10/2020, 13:36
Sven Ed´Rohir (Edan)

Turno 713

A medida que se acercaban al campamento y las figuras que allí se reunían se volvían más nítidas, la sonrisa de sus rostros fue dejando paso a un rictus de preocupación.

Allí estaban Hallfrid, Larrid y Grimbeorn, pero no había rastro de Leofred, en su lugar había una extraña anciana, se le marcaban los huesos y parecía tener mas años que nadie a quien Edan hubiese conocido.

Cuando se acercaron más pudieron comprobar consternados que en uno de los caballos descansaba un cuerpo amortajado.
No es posible... susurró al lado de Gwalin.

Habían seguido el rastro de tres juegos de pisadas saliendo del campamento oriental. Habian dado por supuesto que sus amigos habían salido vencedores de la contienda y sin mayores problemas. Edan recordó el enorme charcode sangre a la entrada de las rocas altas y suspiró.

Que estúpidos fuimos... No habia nada que ellos pudiesen haber hecho, pero las chanzas y vítores que se habían dedicado en el camino de vuelta, les dejaban ahora un sabor amargo en los labios.

Ninguno se conocía mucho de todos cuantos estaban allí. Pero el bardo le había caido en gracia. Hablador, dicharachero y muy capaz. Habia sido de gran valor en la lucha contra los orientales y sus historias a la luz de la hoguera y las ingeniosas trampas que ideaba, habían logrado mantener cierta calma y seguridad en el grupo en los peores momentos.

A medida que los días iban pasando los vinculos se volvían más fuertes... Echarían de menos a Leofred.

Cuando llegaron junto a sus compañeros el rohir quiso saber que había ocurrido.

Leofred...dijo acercandose al cuerpo amortajado ¿Que ha ocurrido? Tardabais en regresar y fuimos en vuestra busqueda...demasiado tarde por lo que veo...
No apartaba la vista de la anciana. Estaba claro que también esperaba una explicación sobre ella

Notas de juego

Vaya palo. Lo siento Leofred, joder. Putos otientales. Hasta 3 contra uno fue capaz dejodernos aún.

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13/10/2020, 15:52
Grimbeorn

Turno 713

- Una flecha le alcanzó de rebote mientras tratabamos de rodear al último oriental. - A Grimbeorn le pareció que aquello resumía el lance sin faltar a la memoria del difunto. - Y ya tenemos la armadura robada. Deberíamos volver para devolverla a Agranil y, con suerte, dar honores funerarios a Leofred cuanto antes.

Esperaba que aquella explicación bastara por ahora. Larrid ya había dejado claro que quería partir en cuanto llegasen el otro rohir y el enano. Posiblemente, en el camino de vuelta, habría tiempo para explicaciones más detalladas que hicieran más distraido el viaje por aquellas tierras. No perdió más tiempo y se dispuso a ayudar a la anciana Geleswinta a montar antes de hacer el animista lo propio. Iba a contar los días que les quedaban para salir de Mordor con expectación y no esperaba que aquella experiencia se convirtiera en un relato que fuese a compartir muy a menudo. Sólo confiaba en que los presentes llegasen a su destino sin más contratiempos ni más pérdidas que lamentar.

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13/10/2020, 17:41
Gwalin

TURNO 713

Pese al calor y el viento reinantes, que hacíanq ue el sudor se no parara de salir y se pegara a la piel haciendo que el frío calara hasta los huesos, el enano estaba contento. Habían acabado con el oriental, el jefe de ellos, el único que les quedaba por dar caza. Ahora solo quedaba reunirse y volver a entregar la armadura a su dueño.

Al llegar al campamento, Gwalin levantó las manos pidiendo poerdón por haber salido en su busca.

-Lo siento. Tardábais demasiado y no podríais necesitar ayuda, cosa que como hemos visto no ha sido...

El naugrim no terminó la frase. No encontraba a leofred, el bardo. En cambio había una señora anciana con el grupo. En cambio, había un fardo encima del caballo del tamaño de una persona.

-No.. ¡No!... ¡¡NOOOOOOOOOOOOO!! ¡¡MALDITO SEAS ORIENTAL!! ¡¡MALDITO SEA TU LINAJE Y TU NOBLEZA!! -gritó rojo de rabia e ira el guerrero. Sacó el hacha y la clavó con fuerza varias veces en el suelo. Mientras vociferaba palabras en su idioma.

El enano se acercó al fardo subido al caballo y posó su cabeza en la del fardo que correspondía con el cuerpo de Leofred. En bajo dijo unas sentidas palabras a su compañero caído.

-Lo siento amigo mío. Siento haber llegado tarde. Siento no haber encontrado a este bastardo antes de que él te encontrara a ti. Que Eru te acoja en su seno y que Aulë te trate como se merece a un amigo de los naugrim -dijo en bajo.

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15/10/2020, 03:14
Director

RESOLUCIÓN TURNO 713
 

 

Bajo uno de los primeros soles de la primavera, esos que calentaban con fiereza hasta que desaparecían para dejar paso a la fría noche, el grupo pudo reunirse de nuevo. No estaban todos, faltaba Freagulf, e Ional, y el cuerpo de Leofred aún estaba caliente en su mortaja. No conocieron a Ibenar, pero el etheod amigo de Larrid también había dado su vida por aquel encargo. Una odiosa y cara cota de malla, un regalo para el mismísimo rey Eldarion Telcontar, el segundo del Reino unificado de Gondor y Arnor. El regalo que los habitantes de Ciudad Lago habían encargado a los enanos de Barukkizdin, en las Montañas de Hierro. El viaje de aquella armadura podría llenar libros de anécdotas e infortunios, pero ahora estaba en sus manos, solo les restaba terminar el viaje hasta Minas Tirith.

Los lamentos y maldiciones dieron paso a una triste partida. El silencio y los pensamientos de odio fueron los compañeros de viaje de cada uno de los integrantes de la caravana. Larrid iba en cabeza, seguido del enano. Hallfrid guiaba los caballos de los dos orientales, atados entre sí para que no pudieran ir muy lejos en caso de que intentaran escapar, mientras Edan iba detrás de ellos sin quitarles ojo. Cerraban la comitiva Grimbeorn y la anciana Geleswinta, iban en paralelo, hablando pausadamente de las penurias sufridas.

La ruta que siguieron iba al suroeste, encaminándose el deteriorado camino que llevaban, hacia la ladera de las Montañas de la Sombra. A pesar de que supuestamente no quedaba ningún oriental al acecho, los viajeros no podían enviar lanzar desconfiadas miradas a los alrededores, esperando ver a pleno galope un ataque enemigo. Pero no fue así, no hubo opción a una venganza. Los dos prisioneros se habían rendido por completo, probablemente no querían dar pie a represalias. Cabalgaban maniatados, pero dóciles. Cuando llegaron a la base de la montaña, ya hacía tiempo que había pasado el mediodía, y decidieron detenerse a comer. Aunque no tenían prisa, ninguno deseaba permanecer en aquellas tierras más tiempo de la cuenta. Comieron en abundancia, pero no prepararon nada caliente ni se entretuvieron con nada elaborado. Cecina, queso, manteca y pan algo duro ya. Agua y vino para pasar el trago, y vuelta al camino, tiempo tendrían por la noche para descansar de una larga y penosa travesía.

Tras la comida volvieron a ponerse en marcha. Siguiendo las estribaciones de la cordillera, fueron avanzando al sur, mientras veían como el sol desaparecía, alargando la sombra de los montes sobre ellos. Siguieron hasta que el cielo comenzó a oscurecerse, trayendo la noche consigo. Montaron un sencillo campamento, desplegaron tiendas, hicieron fuego con algunas zarzas secas que crecían entre las rocas, y se tomaron la libertad de preparar un buen guiso. El animista y su wuitan, hicieron un auténtico puchero a base de patatas, verduras, algo de carne seca y una buena cantidad de especias que los orientales habían llevado hasta allí. Aunque el recuerdo de los caídos seguía presente, no tardaron en convertir la velada en una charla animada. A un lado, atados, los dos orientales también comían una pequeña ración.

 

Notas de juego

► Anotad el próximo turno como “Turno 714

► Un poco de cháchara

 

► Resolución del próximo turno: domingo 18-10-20

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15/10/2020, 16:52
Grimbeorn

Turno 714

Al calor de hoguera, con el aroma de la cena en sus fosas nasales y el estómago agradecido por ser llenado con una comida caliente, el animista sentía que podía relajarse un poco (demasiado no, que todavía estaban en tierra inhóspita). Incluso podría descansar mejor. El peso por las pérdidas sufridas aparentaba haber disminuido conforme examinaba a sus compañeros de viaje, que parecían animarse más, sentados alrededor del fuego y compartiendo cena. Quizás lo más sorprendente de todo el grupo era que Hallfrid hubiera sobrevivido a aquello. Un muchacho campesino, sin experiencia, que se echaba al camino, vivía una aventura y volvía para contarlo. Que el naugrim conservase el pellejo no le pareció descabellado; empezaba a pensar que lo que había escuchado hasta ahora sobre la dureza de los enanos debía de estar bien fundado en hechos. Gwalin había demostrado ser un aliado fiable, a pesar del poco aprecio que le había mostrado al agua y al caballo. En el fondo, Grimbeorn compartía hasta cierto punto aquella aprensión; sus posaderas resentían el maltrato que el paso de la montura les propinaba). Edan y Larrid también habían mostrado destreza en el combate, más allá del mero dominio de los caballos, a los que manejaban con pasmosa naturalidad.

- Espero que esa armadura merezca la pena. - Había cierto remordimiento en su voz por las muertes implicadas durante la recuperación. - ¿Creeís que este viaje será buen material para un relato que compartir junto a unas copas en las tabernas?¿Nuestros nombres serán recordados en alguna canción? - Al mencionar aquello, no pudo evitar recordar al bardo del grupo. Alcanzó su cantimplora y la alzó en ademán de brindar. - Por Leofred. Y Freagulf, Ional e Ibenar. Que Mandos los reciba con honor. - El norteño sintió que su debilidad había defraudado a Araw. Si tan sólo hubiera sido más habil, más fuerte, para invocar el verdadero poder del Cazador...

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15/10/2020, 17:37
Gwalin

El enano no dijo nada durante toda la jornada. Ayudó a recoger el campamento y montó en el caballo taciturno, triste. La pérdida de Leofred le había dejado tocado al guerrero, tanto como la de sus otros compañeros, pero esta casí más por la circunstancias que la rodeaban. Había sido el último oriental, solo quedaba uno y él enano le había ido a buscar y había escogido el camino erroneo. -Si hubiera escogido la otra ladera nada de esto habría ocurrido -se había reprendido más de una vez mientras recogía el campamento y durante la cabalgata a caballo.

Pararon a comer pero Gwalin casi no probó bocado. No tenía ganas. Al final de la jornada, pararon y montaron el campamento y esta vez sí que comió algo. Pero en la mente del guerrero perduraba los aconteciemientos que habían pasado. Y es que era en aquel momento de la noche era cuando el bardo les amenizaba con una canción o un relato después de la cena. Ese recuerdo le llegó al enano, revoviéndole sus tripas y haciendo que un escalofrío le recorriera su cuerpo erizando su vello.

Entonces escuchó las palabras de Grimbeorn. Al principio no miró al animista, pues su vista solo hacía caso de las hipnotizantes llamas de la hoguera. No creía que nadie les recordara y tampoco creía que fuera para tanto. -Una cota de malla que aunque es de manofactura enana, es moderna. Nadie se va a acordar de quien la hizo y menos de quien la recobró de los que la robaron- Gggrrrrrrrrmmmmmmmmmmm -pensó Gwalin gruñiendo en vez de verbalizar todo eso. Pero entonces Grimbeorn inició un brindis por sus amigos caídos. El naugrim se levantó al instante y actuó en consecuencia, sacó su petaca y levnatándola en alto acompañó a su amigo.

-¡Por Leofred, Freagulf, Ional e Ibenar!! ¡¡Que Mahal los acompañe a la presencia de Eru!!

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15/10/2020, 21:39
Sven Ed´Rohir (Edan)

Turno 714

La luz de la hoguera alumbraba la pequeña hondonada que habían escogido para acampar. Apenas se trataba de una diminuta depresión a escasos metros del camino, coronada de varias rocas altas que los protegían del viento de la llanura, pero era mas que suficiente para ocultarlos de miradas indiscretas.

El olor del guiso que Grimbeorn y la anciana habian preparado inhundaba el lugar, y su calor reconfortaba los corazones de los viajeros.

Edan charlaba animadamente con Larrid y Hallfrid sobre las vicisitudes de la última etapa del viaje. Habían pagado un alto precio por recuperar aquella armadura. Sin dudas Agranil y sus amigos estarían contentos, aunque el joven dudaba que Larrid y el resto de sus compañeros compartirsen aquella alegría. Unos habian dejado atrás amigos, otros a compañeros, y todos sin excepción habían visto peligrar su vida por tan solo unas monedas. El rohir era un hombre práctico y no tardó en asumir la ineludible realidad. Poco había ya que pudiesen hacer respecto a los errores del pasado, solo les quedaba aceptarlo y enfrentar el futuro tratando de no olvidar las lecciones que la vida les habia enseñado aquellos días.

Que se la metan por el culo! maldijo cuando Grimbeorn mencionó la armadura. Había pedido verla poco despues de reunirse con sus compañeros, quería saber por qué singular prodigio habian estado arriesgando sus vidas, y su decepción habia sido mayúscula. Sin duda se trataba de una buena armadura, una que no estaba al alcance de simples plebeyos como ellos, pero aparte de las correspondientes incrustaciones y los grabados enanos, no encontro nada de majestuoso en ella. O cuando menos, no todo lo regio y esplendoroso que esperaba encontrar.

¿Relato?¿Canciones? no podía ocultar su disgusto.

Por más que lo intentaba, no podía recordar nada épico ni heroico en su viaje. No al menos por su parte. Tal vez, si lo analizaba con detenimiento, las cargas de Larrid en el último enfrentamiento a campo abierto con los orientales podría ser susceptible de una balada. Pero poco o nada de glorioso habia habido en las muertes y los rostros sin vida de sus amigos y enemigos.

Sin duda el tiempo les daría otra perspectiva, y probablemente unos y otros terminarían adornando su relato para darse mayor importancia. No en vano Edan todavía podía recordar la pavorosa noche del ataque de los anegados en el islote del río grande. Dudaba que nadie fuese a creer su relato, aún cuando se había molestado en guardarse un pequeño souvenir de los monstruos submarinos que les habían atacado aquella noche, pero sin duda sería una buena historia para contar al calor del hogar y brindar con una jarra de hidromiel al lado de su mujer e hijos.
¿Como sucedió? preguntó en un momento de la velada Erais tres contra uno...¿Acaso os tendió una trampa? Edan todavía se preguntaba como un solo oriental habia logrado herir de muerte a Leofred a pesar de la desventaja y aunque aquella mañana no habia insistido,las aclaraciones sobre la muerte del bardo le habian parecido escasas.

El frió encogía los ánimos del grupo a medida que la noche avanzaba. Edan se arrebujó en su capa y lalzó su copa de brandy al cielo.

Por nuestros compañeros y amigos!! dijo al fin, sumándose a las voces de sus compañeros.
y porque el cazador los colme de mujeres e hidromiel!!
Sus vítores se perdieron en el silencio de la noche, ahogados por la nada más absoluta. Todos se miraron, conscientes de lo fútiles e insignificantes que eran sus vidas en la inmensidad de Arda, pero al menos aquella noche se sintieron un poquito más cerca de sus compañeros muertos, y porque no decirlo, también más cerca los unos de los otros. Lo que habían vivido juntos les había mostrado el verdadero rostro de cada uno, y eran ahora mas amigos de lo que muchos se atreverian a reconocer.
Luchar hombro con hombro proporcionaba algo que era muy difícil de encontrar en sus vidas cotidianas, ahora sabian que podian confiar los unos en los otros y aunque sus origenes eran de lo más variopinto, quizas el destino volviese a unirlos de nuevo.

Notas de juego

Freagulf, Ional, Ibenar, Leofred. D.E.P.

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17/10/2020, 01:36
Larrid

Turno 714

 

- Que en paz descansen - dijo sencillamente Larrid tras el brindis.

Tras comer, y beber un poco más, el etheod se levantó para ir a ver a los orientales. No les tenía simpatía, pero estaba convencido de que la muerte era un regalo para ellos, frente a la larga condena que tenían por delante. Eran una fuente de información, si los rumores eran ciertos, sobre lo que se cernía sobre Gondor. Tenían y debían, como pueblo, aprovecharlo.

- Seguiremos al sur, entregaremos a los prisioneros en Minas Ithil, allí sabrán que hacer con ellos - dijo volviendo junto al fuego - Cuando demos sepultura a Leofred, iremos hasta La Ciudad Blanca para saldar nuestros asuntos - dijo con voz triste, el éxito de unos pocos era nublado por la muerte de otros. Ahora que estaban más calmados, los recuerdos volvían.

- Ahora, descansemos - comenzó a decir - Mantendremos las guardias, aunque no creo que tengamos problemas - añadió para tranquilizar a todos. - Edan, harás la primera guardia - señaló al enano - Hallfrid después - prosiguió - Gwalin, tu la tercera y yo mismo la última. - se tocó el pecho - Guardias individuales de un par de horas, será suficiente y descansaremos como es debido - termino por decir.

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17/10/2020, 02:25
Geleswinta

Turno 714

 

- Os acompañaremos - dijo la anciana mirando a Grimbeorn - El norte se vuelve peligroso, no podemos volver - señaló el camino recorrido. - Al menos hasta salir de estas tierras, después quizás podamos encontrar algún grupo seguro que vaya hacia nuestro hogar - dijo antes de que todos se fuesen a descansar.

- He estado entre esos hombres, son gente común, a su modo - siempre trataba de ser optimista - pero viven para la guerra y se avecina todo un ejército, será mejor que Gondor se prepare para lo peor.

La wuitan termino de cenar antes de ofrecerse a revisar las heridas de los presentes. No disponía de su zurrón, no tenía hierbas, ni utensilios, pero siempre podía ayudar con otras habilidades.

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17/10/2020, 22:02
Gwalin

TURNO 714

Casi sin mirar a Larrid el enano asintió cuando éste hizo el reparto de las guardias. Arrebujado en su manta de viaje, fumaba en su pipa con lentas bocanadas, mientras miraba el fuego impasible, como si buscara en él la respuesta a las muertes de sus amigos. No tenía sueño, ni hambre, ni ganas de hablar. Pero cuando la anciana habló de la gran batalla que vendría algo en los ojos del enano se encendió. Un brillo metálico apareció en ellos, como cuando se fijaba en un enemigo y no atendía a nada hasta que uno de los dos caía.

Quizás aquella contienda fuese su última oportunidad para morir como un guerrero naugrim debía hacerlo, en una buena lid. Todo un ejército de guerreros orientales se aproximaba y aunque sabía que las bajas serían brutales para ambos bandos, la idea de batirse con aquellos guerreros le motivaba, máxime viendo lo bien que se defendían en la lucha. 

Entonces volvió a fumar más rápido su pipa, las tripas rugieron de hambre y los párpados le empezaron a pesar. El guerrero había encontrado otra motivación que aliviar su desasosiego, algo para lo que había nacido y había sido entrenado: la guerra.

Tras acabar con su pipa, se acomodó en su manta y dando las buenas noches se durmió al lado de la hoguera.

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18/10/2020, 15:45
Grimbeorn

Turno 714

Aunque al animista no le apetecía ahondar en la trágica muerte del bardo, ante la insistencia de Edan por saber lo qué ocurrió y a falta de que Larrid lo explicase, volvió a contarlo de forma resumida.

- Intentabamos envolver al último oriental. - Grimbeorn pasó distraidamente un cuenco que acababa de rellenar con guisado. - Leofred estaba algo más adelantado en su movimiento, por lo que el oriental le disparó primero en cuanto le tuvo a tiro. Por lo que pude ver desde mi posición, la flecha rebotó en el escudo de Leofred con tal mala suerte que se desvió hacia arriba y le impactó en la cara. - Con ello, dió por sentado que su explicación había concluido.

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19/10/2020, 01:15
Director

RESOLUCIÓN TURNO 714
 

 

La noche llegó, trayendo consigo su ya característico frío. En ausencia del sol, caía la temperatura drásticamente, incluso en aquellos primeros días de la primavera. La cena caliente y el fuego ayudaron a mitigar los rigores de la noche, entre brindis y el recuerdo de los caídos, se acurrucaban en las mantas.

Llegó el merecido momento de descansar, al fin podrían echarse a dormir sin miedo a ser asaltados en mitad de la noche. Aun así, Larrid dispuso de nuevo guardias durante la noche, pese a que ya no estaban en peligro, seguían en una tierra inhóspita llena de peligros. Hacía ya mucho tiempo que el mal había habitado aquellos parajes y desde entonces la mayoría había sido perseguido hasta la muerte o expulsado muy lejos, pero el etheod no llegaba a fiarse del todo. Serian turnos solitarios, de un par de hora de duración. Era la única manera de salvaguardar la seguridad sin renunciar al descanso.

La noche pasó sin sobresaltos, cada uno tuvo tiempo de pensar en solitario, sobre todo lo que los había llevado hasta donde estaban ahora. Se encontraban lejos de su hogar, de camino hacia la mayor de las ciudades Atrás habían dejado mucho, pero también tenían todo un mundo por delante, pocos habían estado en La Ciudad Blanca. Con las primeras luces desayunaron copiosamente, y de nuevo caliente. Después de recoger, volvieron a ponerse en marcha.

Notas de juego

► Fin del Capítulo

► Seguimos en el Cap. 8: Ceremonias