Partida Rol por web

RESOLUCION TURNO 208
Asalto 4

Freagulf corría demasiado rápido para el enano. El naugrim no era demasiado ágil y el bosque lo ralentizaba en exceso, mientras que el etheod se manejaba algo mejor. Eso no quitaba para que trastabillara como lo hacía Erik, se viese obligado a esquivar ramas y a saltar setos. No era nada fácil moverse velozmente en aquel tupido bosque.

Erik llamo a gritos a Freagulf. El explorador estaba algo irritado por creerse descubierto, culpaba al enano y su alboroto con los gritos, sin saber que realmente cualquiera podría haberlos visto corriendo, no era precisamente una carrera sigilosa la que ambos realizaban.

Freagulf retrocedió un poco hasta volver a juntarse con su compañero. Por el camino, mediante señas, insto al enano a que estuviese presto a la lucha. Una vez juntos cuchichearon mientras permanecían bien atentos a lo que pasaba alrededor.
No muy lejos de allí, varios metros al oeste, escucharon claramente la voz de Temudyin llamándolos. Pero no lograban verlo, tan solo escucharon su clara voz.

RESOLUCION TURNO 208
Asalto 4

La espera, a pesar de que no había transcurrido demasiado tiempo, era ya agobiante. Tres de sus compañeros habían desaparecido en la espesura del bosque, y nada sabían de ellos. Podrían estar con problemas, quizás perdidos, o simplemente todo había sido una falsa alarma de la que más tarde se reirían. No sabían a ciencia cierta lo que ocurría y todas ellas eran posibles.

Haelembor miraba atento los alrededores esperando la aperción de sus compañeros. Junto a él, sobre el fuego, la comida seguía preparándose. Lentamente, el beornida removía cada poco el guiso, mas como un acto reflejo que como alguien que cuidaba de que no se quemase la comida. A su lado, Tulak continuaba murmurando, un murmullo que iba en aumento y que atraía hacia si el poder de Manwë. A él aclamaba la fuerza que necesitaba, a través de él necesitaba canalizar sus poderes. Aquello que el medio enano sentía, no era la La Cancion, era el mismísimo poder de los Valar.

Kolli, con Halembor en estado de alerte y con Tulak inmóvil en el suelo, se había autoproclamado protector del grupo. Bien armado, con sus penetrantes ojos mirando a todos lados, trataba de distinguir la silueta de sus compañeros entre la maleza y los arboles que los rodeaban, una tarea harto difícil.

Un grito se escucho, no sonaba cerca, era la voz de Erik, pidiendo a Freagulf que se parase. Seguramente el enano no podría seguir el ritmo del etheod. Aquello aumento el estado de alerta. Corrían por algo, ¿Qué ocurría? No lo sabían, y eso los hacía estar más tensos aun. Otro grito se escucho, esta vez era Temudyin el que elevo la voz y el que esta vez, ordenaba detenerse tanto a Erik como a Freagulf. Las voces, separadas por solo unos segundos, provenían del norte, la misma dirección hacia la que vieron correr al tuerto.

La incertidumbre crecía en el campamento…

Turno 209 A (Asalto 5)

El aligratha aminoró el paso pero siguió en pro de hacia donde escuchaba el movimiento. En esta caso a un pauso sigiloso. Tenía dudas: ¿Venía la voz del mismo sitio de donde surgía ese ruido de movimiento? Un vistazo rápido dio constancia de que el enano le seguía y cumplía con lo acordado, y tras eso, continuó su encubierto avance.

Turno 209 (Asalto 5)

Freagulf y yo nos mirábamos desconcertados intentando desvelar que ocurría a nuestro alrededor, cuando de repente pudimos oír claramente la voz de Chakka entre la espesura.

El Rohirrim siguió avanzando cuidadosamente.

Me pareció sentir que la voz de Chakka venia del Este. Vacilé un instante intentando percibir el origen exacto de su voz. Y a una distancia prudencial seguí la estela de Freagulf con la mirada puesta en dirección a la voz.

Poco me importaba lo que el Etheod pudiera pensar, si veía algo sospechoso daría la voz de alarma a los demás. Me sentía observado y el subterfugio no era de mi agrado. Estaba deseando gritar y blandir mis armas abiertamente.

Turno 209 (Asalto 5)

El bosquimano seguía agachado entre los matorrales después de haber llamado a sus compañeros. Miraba alrededor vigilando con más énfasis al haber delatado su posición. Al cabo de un par de segundos se dio cuenta que no había tenido contestación de Freagulf ni de Erik y mirando hacia ellos observó que ambos seguían avanzando aunque a un paso más lento.

Otra vez la mente paranoica de Temudyin le hizo pensar que ellos también habían tenido algún encuentro con algún enemigo y permaneció en silencio y oculto. El bosque era demasiado cerrado como para estar seguro de que estaban solos y esos malditos sagath le habían demostrado que sabían como ocultarse y aprovechar la frondosidad de la vegetación.

La incertidumbre empezaba a agobiar al tuerto. Por un lado pensaba en la posibilidad de que algún malnacido hijo de mil perras oriental estuviese acechándoles dispuesto a atacarles al más mínimo descuido, pero por otro el tiempo corría en su contra. Aquél al que vio y perdió en la espesura, seguramente estuviera en esos momentos contando a sus compañeros todo lo que había observado. Se volvió a maldecir para si mismo por haber fracasado tan rotundamente. La rabia volvía a llenarle las tripas y volvía a expresarse en su cara y en el rechinar de sus dientes al apretarlos fuertemente. La ira interna cubrió el agobio y le hizo decidirse.

Se levantó de donde estaba para revelar su posición y apremió a sus compañeros. - ¡Freagulf! ¡Erik! Debemos regresar con los demás cuanto antes. Estamos en peligro, he visto a uno de esos malditos sagath. - Empezó a andar de vuelta hacia donde recordaba que estaba el campamento. - ¡Vamos, no perdamos más tiempo!

Dejó desechada la posibilidad de que algún otro oriental estuviese cerca o pudiese atacarles. Su cabeza se había centrado en la idea de que aquel maldito estaría contando lo visto y que seguramente en breve estarían rodeados de unos veinte desgraciados malnacidos. Tenían que darse prisa y prepararse.

Turno 209 B (Asalto 5)

Se aprestó para el combate, por si saltaban sobre ellos los odiados enemigos, al escuchar el nombre de esa odiada etnia. De todas maneras tenía una incertidumbre que le corroía las entrañas. ¿Y avisar para que entre todos cazásemos a ese espía? No quería levantar la voz, así que el tono de reproche que podía arrastrar la pregunta, quedó minimizado por otro que era más de pregunta como: ¿Y hacerlo ahora?

Si tenían que descaminar sus pasos, y había el enemigo localizado nuestra posición, incluso sin saber lo que portábamos, nos obligaba ya a hacer algún cambio de planes. Hemos de movernos ya. Y si regresamos, tenemos que cambiar de emplazamiento de inmediato, empezar a borrar nuestras huellas y forzar el paso, para evitar los batidores.

Turno 209 (Asalto 5)

Con la aparición de Temudyin el primer misterio se había resuelto. Una vez en el campamento podría explicarnos lo sucedido con mayor detalle. Como el oriental indicaba, lo importante ahora, era permanecer alerta y volver con los demás.

Me alegraba de verlo sano y salvo y se lo hice saber con una sonora palmada en la espalda.

_Me parece buena idea Chakka_dije mientras echaba a andar en dirección al campamento. _no estamos lejos, apenas nos hemos alejado unos metros_

Entonces, me acerqué a los dos, y lo mas bajo posible les susurré. _No bajéis la guardia, antes me pareció percibir un destello en dirección contraria a tu posición Chakka, tal vez siga escondido por aquí..._ levanté la vista un instante en un gesto de sospecha y proseguí_...ahora tal vez deberíais avanzar con cautela a mis flancos hasta llegar al campamento, no sabemos lo que podremos encontrar cuando lleguemos, y no esta de mas tomar ciertas precauciones. Yo no soy muy hábil y con esta armadura mas me valdría llevar un cascabel en la pechera, pero vosotros sois ágiles y sabéis desenvolveros. No me perdáis de vista, con eso será suficiente.

Sin mediar mas palabra y antes de saber si mis compañeros accedían, continué andando deshaciendo el camino, las ramas rotas y las hojas aplastadas marcaban claramente el camino de vuelta, no parecía tener pérdida.

Turno 209 (asalto 5)

Notaba la energia bajo mi piel, abrasandome, pugnando por salir, por liberarse, pero sabía que aun no había llegado el momento. Pese a haber oido un par de gritos que me parecían extrañamente lejanos, y pese a sentir la tensión en los gestos y el respirar de mis compañeros, alrededor del fuego, aun no presentía un peligro inminente:

- Ya casi está, lo presiento. El momento está llegando, y la energía que los Valar me permiten acumular, me permitirá fundirme con el entorno. Solo un momento mas...

La letanía, pese a haber bajado de nuevo de volumen, resonaba en mi mente con fuerza, como el golpeo del martillo contra la bigornia, al modelar el metal al rojo vivo. Era una sensación extraña que, estaba convencido, solo aquellos que podiamos sentirla seríamos capaces de entender su explicación. Notaba ligeros pinchazos bajo la piel, junto a momentos de mucho frio que se entremezclaban con momentos de mucho calor. Me vi obligado a cerrar los ojos, meneandome levemente de adelante a atrás, enfervorizado. Estaba en buenas manos, estos dias de viaje habían despejado mis dudas sobre la valía de cada uno: sabía que, llegado el momento, todos nos ayudariamos con gran precision. Me sentía seguro, y, en breve, podría ayudar, podría colarme para ver qué había hecho que Chakka saliese corriendo como una exhalación, sin avisar.

Turno 209 B (Asalto 5)

Antes de ponerse en camino, el bosquimano contestó a su hermano en el mismo tono bajo. - A mi me fue imposible seguirle, salió corriendo como si no hubiese obstáculo ninguno, no como yo. - Hizo un pequeña pausa agachando la cabeza. - Lo siento, os he fallado. - Se veía claramente que estaba afectado y la rabia lo poseía. Tenia los puños cerrados y los nudillos blancos de la fuerza con que cerraba sus manos.

El golpe en la espalda del enano, le sacó de su estado y lo relajó, pero por solo un momento, pues lo siguiente que les susurró el enano le volvió a poner en tensión. Esa tensión cuasi paranoica que llevaba desde que salieran del campamento a las afueras de Burh Wadlaes.

No quiso mirar directamente donde le indicó el enano, solamente empezó a andar siguiéndole a la par que se desplazaba lateralmente distanciándose de Erik un par de metros. Entonces cuando pasó cerca de un matorral bastante alto se de detuvo y fijó su atención en la zona donde el enano le pareció ver un destello. Aun así sabía que si les vigilaban no podría permanecer mucho rato oculto, así que solo permaneció unos segundos escondido para luego proseguir con cautela el camino hacía el resto de sus compañeros.

Aunque la lluvia había cesado algunas gotas grandes caían de las ramas altas altas de los árboles y golpeaban los matorrales haciendo un murmullo suave. Andaba en silencio intentando escuchar sobre los sonidos de la naturaleza algún indicio de que alguien les siguiese. Adecuó su ritmo al del naugrim quien les guiaba de vuelta.

La luz era escasa por la inminente llegada de la noche. La oscuridad quizás fuese una ventaja para ellos al poseer a dos miembros que podían ver en ella, pensó un momento. Mentalmente se estaba preparando para la inminente lucha, acostumbrado como estaba a las costumbres orientales de no buscar otra solución que no fuese el enfrentamiento. Además, la sed de venganza le cegaba el raciocinio.

RESOLUCION TURNO 209
Asalto 5

Entre la espesura, al oeste de su posición, el tuerto se descubrió. Estaba muy bien escondido, y a pesar de los esfuerzos por encontrarle, no supieron de su escondite hasta que Temudyin se levanto. Los tres se reunieron y tras una breve charla en la que se pusieron al dia entre susurros, acordaron regresar al campamento. El bosquimano, al parecer, había visto a un sagath y lo había perseguido sin éxito. El enemigo se escapo, o al menos era lo que pensaban.

Erik al frente, seguido de cerca por los dos hombres, tomaron el camino de regreso. Armas en ristre, no bajaron la guardia, caminaron intentando seguir sus pasos. No fue fácil, pues de no ser por los estropicios horadados en vegetación y barro, no hubiesen sabido la dirección que tomar.

No a mucho tardar, no se habían alejado tanto, llegaron hasta el campamento. Allí se encontraron a Haelembor removiendo la cena, mientras Kolli se aferraba a su arma sin dejar de mirar alrededor, esperando que alguien apareciese del bosque. Tulak, agachado junto al fuego, recitaba algunas palabras inteligibles desde donde estaban mientras sostenía con fuerza el martillo posado en el suelo.

RESOLUCION TURNO 209
Asalto 5

Expectantes observaban la espesura del bosque, esperaban ver aparecer a sus compañeros sanos y salvos, pero también se preparaban para lo peor, un ataque del enemigo.

Los segundos parecían minutos. La cena era revuelta por Haelembor inconscientemente mientras su mirada se perdía en una mueca de atención. La cabeza algo girada trataba de captar los ruidos del bosque, y cualquier cosa extraña que en el ocurriese. Kolli, junto al beornida, se aferraba a su arma. Su vista también estaba fija en los arboles, al sur. No sabían que ocurría, pero hacia el norte habían oído los gritos de Temudyin pidiendo a sus otros compañeros que se detuviesen. Tulak continuaba ensimismado en sus ruegos, se sentía pleno, la gracia de los valar corría por su sangre, respiraba lentamente, sumido en un estado de reflexivo.

Fue entonces cuando vieron aparecer por el norte a Erik, primero, seguido de cerca por Temudyin y Freagulf. Llevaban sus armas desenvainada y parecían prestos a la lucha.

RESOLUCION TURNO 209
Asalto 5

La lluvia había parado, del cielo solo caían las gotas que se habían adherido a las hojas, y que se juntaban entre sí para formar grandes goterones que rompían contra los charcos del suelo. Todo a su alrededor estaba mojado, como era de esperar tras todo un ida de lluvia. La temperatura bajaba rápidamente, rigores del duro invierno que obligaban a protegerse del frio y la humedad.

La luz había menguado muchísimo en esas ultimas horas del dia, la visibilidad era escasa, aunque aún quedaban varios minutos de luz, el bosque ocultaba con sus sombras el anochecer. Pronto la oscuridad seria total.

Todos se habían vuelto a reunir de nuevo en el campamento

TURNO 210A (Asalto 6)

El rohir no fue el primero en entrar en el perímetro del campamento, pero si el que empezó a hablar. - Gente, creo que tenemos que cambiar el rumbo, y propongo desviarnos un poco hacia el norte y forzar la marcha. Miró a su compañero que caminaba casi a su lado y le dio una palmada amigable en la espalda. Tenía la intención de calmar a Temudyin y para eso le dijo: - Tranquilo, has sido el que ha descubierto el peligro. Y como consecuencia lo animó a hablar. - Diles, diles lo que has encontrado. Guardó el arma y se dispuso a comer. Esto ha sido un aviso ... y algo le reconcomía las entrañas.

TURNO 210A2 (Asalto 6)

No quería aparentarlo, pero a ese hombre le debía la vida, y en este momento algo le hacía desconfiar de él. Ya en el camino le pareció raro de que le avisara y no decirle el qué. Igual había detectado algo y no sabía que o la amistad le forzaba a avisar a un amigo a pesar de sus intenciones ocultas. No sabía bien que pensar, pero tenía que seguirle. Le había salvado la vida, y eso era mucho para él. ¿Podría ser un infiltrado y empezó ganándose la confianza de alguien haciendo algo importante?  Comiendo con avidez y con la mirada perdida en el plato disimuló la miríada de pensamientos y sentimientos que ... corrían por su mente, perturbando su calma. Tanto era su mal estar, que al sentarse sacó el arma y la dejó sobre sus muslos, para tenerla a mano.

Turno 210

Vagamente consciente de que sus compañeros volvían al campamento, continué con la cantinela, de veras deleitandome con la sensación de poseer esa energía bajo la piel. El momento llegaba, aunque al abrir los ojos, era vagamente consciente de que, fuera lo que fuera, no parecía un peligro inmediato. Eso sí, las miradas de mis compañeros, especialmente la del tuerto oriental, no invitaban precisamente a soltar un suspiro, como si todo hubiese pasado, así que, diciendo la ultima parte del canto a los Valar, dejo fluir esa energía:

- ... Permite a este humilde servidor de vuestra obra formar parte de ella, siendo tierra, siendo hoja, siendo arbol...

En ese momento, mi cara se contrae. Obviamente, la sensación debe doler de alguna manera, pues tras dejar la plegaria, el único sonido que emito es el rechinar de los dientes, mientras un grueso goteron de sudor cae por un mecho apelmazado de mi pelo, y siguiendo el desnivel de mi nariz, cae al suelo, fragmentandose en miles de gotitas que al momento se confunden con el agua sobre el que caen... al igual que yo espero perder consistencia, como si me difuminase, dejando ver a mi través los matices de la tierra, el barro, el charco que hay tras de mi...

... pero por la cara interrogante de mis compañeros, podía ver que nada había ocurrido. Y no solo eso, un punzante dolor de cabeza hizo que me flojearan las piernas, teniendo que apoyarme en el martillo para no caerme.

El ridiculo duró apenas unos segundos, y un ligero temblor en mi labio es todo lo que dejo traslucir la frustración que me embarga en ese momento, junto a un cierto rubor en mis mejillas. Pero no digo nada, porque no hay nada que decir: - A veces pasa, maxime equipado con mi armadura y accesorios de lucha. Los Valar continúan confiando en mi, no les fallaré. La próxima vez saldrá mejor..., trato de consolarme, mientras cojo un terron de tierra húmeda del suelo del milenario bosque, y lo estrujo en mi mano, como si ello pudiese librarme de dicha frustración.

- Y bien, Chakka...??, digo, cambiando de tema, esperando que el desanimo se diluyese como las nubes de tormenta frente a los vientos de Manwë.

Turno 210

El bosquimano entró a la luz de la hoguera con cara de pocos amigos, como si estuviese enfadado y era así, pero no con nadie de su entorno, sino con él mismo. Se culpaba de su torpeza. Las palabras de Freagulf le calmaron y el gesto se suavizó. Un tiempo atrás hubiese recibido un buen número de latigazos por su error, pero ya no estaba con aquellos que decían ser su compañeros y sin embargo a la mínima ocasión le pisoteaban y machacaban para pasarle por encima. Ahora estaba con otras gentes que le demostraban que otro tipo de convivencia era posible y que incluso era mucho más constructiva. Levantó la cara mirando a los ojos azules del eotheod y un pequeño gesto de asentimiento bastó para agradecer el animo que su hermano le daba.

Avanzó un poco más para acercarse al fuego, pues notaba el frío de la noche entrarle en el cuerpo y además sus ropas estaban bastante húmedas por la carrera que había realizado entre los setos y demás vegetación. Se agachó al lado del fuego mientras extendía la manos y se las frotaba. Al lado suyo estaba el gran Haelembor preparando la comida y al otro lado Tülak que dejaba de orar a los dioses o algo parecido hasta que hizo una mueca extraña y le preguntó directamente al bosquimano sobre lo ocurrido.

Chaka meditó por donde empezar, pero realmente fue fácil decidirse. Carraspeó y se levantó para que todos lo oyesen. - Creo que estamos en peligro. El motivo de que os dejase antes viniendo hacía aquí, fue porque me había parecido ver unos ojos que nos observaban. Pero al mirar más atentamente no los volví a ver. Quizás debí haber avisado, pero como no estaba seguro quise comprobarlo antes de alarmaos innecesariamente. - Hablaba mirando a todos a los ojos y en tono suave con su característico y fuerte acento oriental. - Conseguí localizar al malnacido que nos observaba. - Un atisbo de odio y rabia se noto en su voz. - Era un explorador Sagath completamente cubierto de pies a cabeza por barro para ocultarse mejor. Pero me confié y antes de poder ensartarlo, me delaté y huyó hacia el norte. Corrí tan rápido como pude detrás suyo, pero fracasé. - De nuevo bajó la cabeza en claro síntoma de derrota.- Os he fallado. Lo siento. Ahora ese maldito estará contando lo que ha visto al resto de perros sagath y seguramente... - Dejó la frase sin terminar. Levanto de nuevo la cabeza mirando a todos y con decisión terminó. - Debemos prepararnos.

Turno 210

Cuando llegamos al descampado, todo seguía casi como lo habíamos dejado.

Haelembour seguía indeciso al lado de la cena, Kolli estaba dispuesto a la batalla hasta que me vio salir de la espesura. Pero el que más me llamó la atención, fue el pequeño Montaraz del Yermo Helado…allí seguía, realizando su extraño ritual. Por un momento creí percibir como su figura se distorsionaba y podía ver a través de su carne…pero aquello no duró. No estaba muy seguro de lo que pretendía, y en cualquier caso, no me gustaba todo lo que rodeaba a aquel insólito ritual… Ya habría tiempo para averiguar más sobre aquel asunto. Bastante tenía por el momento con las extrañas pesadillas que me provocaba dormir en aquel Bosque infernal, no tenia tiempo para preocuparme de los siniestros talentos de mis compañeros.

Después de que Freagulf tomase la palabra, Chakka nos puso al tanto de lo ocurrido.

Medité unos segundos su relato y después alcé mi voz con decisión.

Has obrado bien Chakka. Ninguno de nosotros podría haberlo hecho mejor, puedes estar seguro

Me acerqué también a la hoguera y extendí mis manos para quitarme la humedad.

El hecho de que lo hayas descubierto es ahora nuestra ventaja, y a ti te lo debemos, no lo olvides.

Dije intentando apaciguar los ánimos del Oriental.

Cada día me resultaba más fascinante el servilismo y la modestia del bosquimano. Solo podía imaginarme qué clase de vida miserable había tenido que llevar para terminar pidiendo disculpas con cada pequeña decisión.

Si esos perros orientales buscaban presas fáciles a quienes robar sus armas y provisiones, ya saben que estamos sobre alerta, de modo que se lo pensarán dos veces antes de intentar nada.

Sin embargo, me preocupa que tu afán por darle caza haya podido levantar sospechas sobre el propósito de nuestra travesía. Esta última frase la dije en un susurro, todavía no sabíamos si el intruso pudiera estar cerca, observándonos.

¿Lo seguiste durante muchos metros? Pregunté al hilo de mi anterior reflexión.

Apoyé la jabalina en el suelo y tras sentarme frente a la hoguera continué.

Como yo lo veo, se nos presentan 3 opciones:

Formar una partida de busqueda y perseguir a ese perro sarnoso para silenciarlo antes de que alcancé a su manada…

Es de noche, y los Khazad vemos bien en la oscuridad pero no somos diestros en seguir ningún rastro, especialmente en la espesura…si Chakka no pudo darle caza, dudo que ninguno del resto podamos.

“los guardianes de la noche” Apuntillé con aire misterioso. …Así les llaman en Erebor, y parece que su fama no es desmerecida…

No... Dije intentando convencerme a mí mismo de que no era buena idea. Eso solo nos retrasaría y nos dividiría, ninguna de las dos cosas me agrada.

También podemos hacer lo que propone Freagulf… dije ya en voz alta al tiempo que me giraba para hacerle un gesto de aprobación al etheod …forzar la marcha desde ya mismo para alcanzar cuanto antes el gran camino y poner tierra de por medio con los guardianes de la noche.

No creo necesario, sin embargo, cambiar nuestro rumbo Freagulf… objeté no obstante. No seguimos senda alguna, por lo que poca importancia tendría variar nuestros planes, y si en verdad lo que marcaba el mapa poco antes de alcanzar el gran camino, era una senda en la espesura, haríamos bien en llegar a ella cuanto antes. La jungla solo nos retrasa. Especialmente al no poder hacer valer nuestras monturas… Una vez más, hablaba en voz baja

La última opción sería irnos a descansar ahora y tomar las máximas precauciones esta noche. Entonces me giré hacia el Umli…_me temo que tendríamos que pedirte que vuelvas a doblar guardia esta noche Maese Tulak._

No creo que se atrevan a atacar esta noche. Saben que estamos sobre aviso y es posible que su asentamiento quede aún lejos de nuestra posición. Volví a bajar mi voz al hablar.

Entonces cogí un trozo de madera y empecé a dibujar en la arena cercana a la hoguera para que todos pudiesen ver mis trazos.

Por lo que nosotros sabemos, ellos se esconden aquí (circulitos)…y nosotros, que elegimos un paso bastante alejado para evitarlos..., por aquí (Camino con flechitas)…tan lejos, lo más probable es que se trate de un explorador, tal vez 2…

Si yo fuera ellos, esperaría una mejor ocasión. Avisaría a los mios, dejaría que los caminantes ganasen en confianza, y trazaría una emboscada en algún lugar más adelante. Enviaría exploradores para hostigarlos y cuando estuviésen fatigados y desorganizados a causa de la marcha caeria sobre ellos con todos mis efectivos.

Ahora estaremos más o menos por aquí (Cruz más al este) y la senda que se dibujaba en el mapa..., por aquí (segunda cruz) Dije mientras ascendía con la ramita por el trayecto que unía ambas señales.

Creo que si conseguimos llegar ahí sin sobresaltos y alcanzar el gran camino (brochazo gordo con la ramita) Ya no se atreverán a emboscarnos.

Dejé de dibujar y me llevé la mano al frente pensativo.

Si avanzamos esta noche, quizás ganemos algo de ventaja, pero seremos un blanco fácil para ellos, facilitando sus opciones, sobre todo si son pocos. Y lo pagaremos en cansancio durante la jornada diurna. Los orientales se mueven mejor que nosotros en este terreno, Chakka es la prueba palpable de ello…antes o después, nos darán caza si es lo que persiguen.

Sin embargo, si pretenden asaltarnos durante el día, necesitarán emboscarnos y ampararse en la ventaja numérica, no se arriesgarán contra 6 hombres bien armados como nosotros…

Propongo descansar esta noche, y partir mañana antes del Alba. Con suerte, alcanzaremos el camino antes de que se nos echen encima, podemos intentar borrar nuestro rastro, y sino, al menos estaremos en condiciones de darles la bienvenida. Dije al tiempo que dedicaba una sonrisa cómplice a mi camarada Kolli

Terminada mi meditada exposición, me levanté y pregunté despreocupado.

¿Alguien sabe construir trampas?

Turno 210 / 2

Mi humor no mejora un ápice tras la exposición de Chakka. Al contrario, una pulsante ira va creciendo en mi interior, pues quizá he perdido la oportunidad de haber podido confirmar si existía un segundo "sagath", como  ha definido el oriental al congénere suyo que nos vigilaba.

Ese estado, de siempre, me ha generado una hosquedad de la que me suele costar salir, un mutismo que puede durar horas, pero la intervención de Erik logra que remonte lo suficiente para poder intervenir, mucho mas brusco de lo que hubiera deseado:

- No viajaré de noche, sabiendo que hay enemigos cerca. Si quisiera suicidarme, lo haría atandome una buena roca al cuello, y lanzandola al fondo de un lago, rogando a Ulmö que me guie a los Salones de Mahal!!

El enano no tiene la culpa de mi frustración. Solo intenta ayudar, así que, respirando profundamente, continúo:

- Descansemos. Es mas fácil defender un campamento que viajar a ciegas por el bosque en la oscuridad. Haré dos turnos de guardia, Erik, por eso no hay problema. Mañana será otro dia, y podremos acelerar.

Despues, rapidamente, me giro a Haelembor, y le digo: - Que, giganton, le queda mucho a la cena...??

TURNO 210B

Mientras comía y pensaba discutió con los compañeros. El no ver es una fuete de peligros, tanto ser emboscados como sufrir un accidente fortuito. Si marchamos necesitamos iluminación y eso es como un faro o ir gritando donde estmos para que nos sacudan Quedarnos sería mejor idea. Comió otro poco. Además, perseguir al malnacido ese es igual de peligroso. Además, separados somo más frágiles que juntos. Prefiero que sigamos juntos.

Voto por seviarnos y forzar la marcha. No es difícl saber nuestro rumbo, viendo el curso que teníamos, y de donde veníamos, por ello es mejor cambiar de rumbo durante ... por lo menos una semana. Comió algo más. Prefiero tirar un poco al noroeste y luego ya veríamos. ¿No dijo allguien en la cena que los cuentos de los viejos ya no habían de ser temidos? Pues que mejor. Si ellos temen, no nos seguirán, y si no, por lo menos les enterpeceremos la búsqueda.

Turno 210.

El enano se relajó al ver que no había peligro inminente, mas descansaba aún en una postura marcial.

- Actuaste con sabiduría chakka. - Asintió sincero el enano.- Has descubierto a nuestros emboscadores y ahora tienen algo más en lo que pensar.- Añadió, balanceando su pesado martillo de guerra.

- Opino que no deberíamos separarnos. Podemos fortificar algo el campamento y ver si tienen redaños suficientes para intentar algo esta noche. Sino, mañana continuaremos nuestro camino hasta que vuelvan a aparecer.- Comentó, encogiéndose de hombros.

Kolli lamentaba que no pudieran tener la iniciativa aquella noche. Una partida de guerra atacando el campamento enemigo les llenaría de gloria, pero sus compañeros tenían razón. La falta de visión nocturna de sus compañeros junto con el ruido de cacharrería que llevarían con ellos convertían cualquier acción directa en una temeridad.
Sólo les restaba esperar a que ellos hicieran el primer movimiento.

Se sentó en silencio con su cena, mientras miraba analíticamente a sus alrededores para ver que se podía improvisar para fortificar algo el campamento. Ni siquiera habían traído una mísera pala, pensó abatido