Partida Rol por web

Suspiró aliviado al ver aparecer aquellos buques. - Supongo que eso echará a los piratas de la zona... Aunque seguirán por alguna parte, imagino, aunque bueno. - miró a su compañera mientras alzaba los hombros. - Supongo que mejor esto que nada ¿no?

Esperemos que los ciudadanos puedan reclamar lo que les pertenece, la libertad. Pero seguimos teniendo que lidiar con los traidores, además de salvar al agente ruso. - resopló con cierto agobio, no le gustaba pensar. - ¿Ideas? Dudo que nos den más apoyo desde la agencia.

Al escuchar la decisión final de la Agencia, Zaheera se quedó muda. ¿Pero qué coño? Realmente no sabía si aquella situación que planteaban era la correcta ya que no lidiaban con la amenaza, sólo la apartaba a otro lado como si fueran guerrilleros para que siguieran destrozando todo a su paso. Parecía que Nyala seguía su línea de pensamiento.

Cuando llegaron los buques de guerra la agente seguía sin saber qué decir. Su cabeza daba vueltas, tal vez demasiadas, mientras apoyaba el codo sobre su regazo y descansaba el mentón sobre su mano.

La Agencia les está apoyando.- Por desgracia, así lo veía.- Están usando a los piratas como carnaza para tener luego un motivo con el que avanzar, lo mismo que están haciendo esos dos. No expulsa a los piratas, sólo los aparta a otra zona.- Resopló, resolviendo sus pensamientos en voz alta.- Aunque la situación sea idéntica, en los titulares no es lo mismo leer “El gobierno conquista la isla del régimen de Tsai” a “El gobierno salva a la isla tras la invasión pirata”.- Le daba rabia, más de la que podía expresar, pero por desgracia estaban atados de pies y manos.- No sé qué coño pensar, Jones.

Se levantó sintiendo el cansancio de los años sobre sus hombros mientras buscaba un punto de altura donde visualizar mejor los buques. Zaheera luchaba contra sus propios ideales, librando una encarnizada guerra en su cabeza donde la parte soldado luchaba contra lo correcto, ya que ahora estaban en bandos separados.

Mantengo lo que dije antes. Nos reuniremos con ellos, con todos, y les diré que les demandé a la Agencia ya que sus métodos son lo contrario de lo que buscan de nosotros. Si rectifican perfecto, sino me despegaré de ellos.- Cruzó los brazos en el pecho, bajando la mirada hacia un pajarito apoyado en una rama. Ahora mismo esa visión era la única que buscaba.- Lo dije en un principio. Le debo respeto y subordinación a la Agencia, no a los agentes.- Retrocedió una vez aquél pájaro echó a volar, una señal clara de que debía hacer lo mismo.- Creo que deberías ir con ellos, vigilarlos de cerca y controlar que no hagan nada a Vlad. A ti te harán mucho más caso que a mí.- Sonrió mientras se acercaba a su compañero, dejando una mano en su hombro.- Ahora que Dong ha caído, quiero pasarme por su refugio para ver si encuentro algo. No debería estar demasiado protegido y sola levantaré menos sospechas.- Lo que parecía una caricia en el hombro acabó siendo un pequeño golpe de camaradería.- Estate pendiente del ambiente. Si tengo problemas haré un fuego y el humo negro te llevará hasta mí.

No eran buenas las circustancias que se planteaban para los dos agentes, pero lo mejor ahora era continuar con la misión y salvar al agente ruso. - Está bien. - comentó con un suspiro. Se notaba que Jack estaba cansado mentalmente, después de todo él solía ser un tipo simple, que simplemente se dedicaba a dar tortas como panes a los malos, pero esto de andar pensando que hacer, como hacerlo, con quien hacerlo, para qué hacerlo, si estaba bien hacerlo, empezaba a hacer mella en su cerebro como el whisky en su hígado.

Ten cuidado Zeta, solo podemos confiar en nosotros ahora mismo. - admitió con seriedad. Aquella misión era mucho más compleja de lo que parecía. - Salvaré al ruso y al menos aumentaremos nuestro círculo de confianza en uno. - y con eso dicho y tras crujir su cuello al estirarlo, partió en busca del agente ruso. Sabía que la misión iba a ser complicada, sobretodo sabiendo en manos de quien estaba el pobre Vlad. Los observaría des cerca y cuando encontrara la oportunidad, sacaría de allí a Vladimir.

No había otra, había que marcharse y había que hacerlo deprisa. Por lo que el bueno de Giuseppe no tuvo tiempo para saquear ni quemar casas como en sus tiempos mozos, pese a ello, mientras se marchaba detrás del capitán pirata este se encontraba más que satisfecho con todo lo que había pasado y hecho.

-Te cedo el honor de ganar tiempo. -Dijo de forma sencilla mientras este se marchaba con el Capitán- Y recuerda, si crees que te vas a morir, arráncate la lengua de un mordisco para que no te puedan sacar información.

Era evidente que Giuseppe quería irse a seguir con la masacre sin fin, y ya de paso, hablar con aquella muchacha que había conocido quizás no en la mejor de las situaciones, pero tampoco había sido la peor forma en la que Giuseppe se había presentado con una muchacha del sexo opuesto.

-Hola... -Comentó- Si tuvieras que escoger un número del 1 al 10... ¿Cuántos caramelos quieres?.

Vladimir no supo si sentirse aliviado o molesto por la intervención tardía de la agencia. Las cosas no tendrían por qué haber llegado tan lejos. Pero ya nada podía cambiarse, y ahora sólo quedaba esperar. O eso pensaba, cuando vio como los piratas intentaban huir tierra adentro, aterrados por la presencia de una verdadera batalla. Por suerte, McTaker parecía entender que aquella sería su mejor oportunidad para abandonar la asociación con los piratas, pero Roni era otra historia.

-Dejen a la niña, de nada les servirá, sólo les retrasará.- Dijo en tono alto, sobretodo mirando al Pater. Él no iba a ser capaz de protegerla cuando los piratas en la selva decidieran aliviarse las frustraciones con alguien, y ella era sólo una niña. Esperaba que Roni entendiera eso, a lo que iba a condenar a la chica si se la llevaba con él.

"Capitán, hay leyes del mar y leyes de... La pasma"digo haciendo un gesto con la cabeza hacia los barcos de La Agencia. Hablándole en petit comité. Al fin y al cabo, sabe que "Stromboli" es bravo, pero también que yo soy bastante astuto.

"Si se hace correr la voz de que vamos secuestrando a los hombres de Peggy, nos tendrán miedo. Pero si se corre que secuestramos niñas pequeñas, vamos a tener a toda la flota de la marina, día si y día también!"

[B]"¡Así es como los piratas evitamos a los galeones! ¡Robar lo justo, y huir ligeros de peso!"[/B]

 Habiendo definido sus caminos separados, Jack y Zeta se despiden. Uno de ellos iba a seguir al grupo de piratas que posiblemente estuviera escapando de la superioridad armamentística de la Agencia; y la otra iba a hacer una investigación más profunda en el refugio del fallecido Bob Dong, lo cual le podría proveer información valiosa.

 Los dos agentes, sintiéndose solos contra el mundo en una batalla contra no uno, sino dos (o tres) males, parten cada uno por su camino a través de la espesa jungla.

 Zeta sigue a través de la jungla, cruzando la espesa vegetación, hasta llegar lo que parecía un cuartel. O lo que quedaba de uno, por lo menos. Había signos de destrozos e incluso destrucción por incendios en las paredes; posiblemente por el ataque pirata. El edificio principal estaba prácticamente destruido, pero lo que se encontraba relativamente estable era el hangar que había detrás del mismo. Si la agente quería encontrar algo, tendría que ser allí dentro.

 El lugar estaba desordenado y lleno de cosas. No daba la impresión de ser un hangar de un cuartel. De hecho, las cosas que habían allí adentro eran tan variadas que no daba la impresión de ser nada en particular. Solo un hangar sucio. Excepto por algo que destacaba por estar relativamente limpio y nuevo: una mochila apoyada contra un escritorio. Que, conforme Zeta se acercó a ella, pudo notar que tenía la palabra "Bob" escrita sobre ella.

 Pero antes de que Zeta pudiese mirar más de cerca o agarrar la mochila, un "¡HEY!" le llamó la atención desde atrás. Cuando se volteó para ver quién era, Zeta se encontró con un muchacho que apuntaba una escopeta contra ella, teniéndola con una sola mano pero con el dedo en el gatillo. La otra mano estaba apoyada en su estomago; se podía ver como tenía toda esa parte de la camisa manchada de sangre. El chico no se veía muy bien, con la cara pálida y una expresión de pánico inyectada en el rostro.

- ¡A-Alto ahí! ¡Arri-arriba las manos!

 A Zeta le parece haber visto en algún lado a ese muchacho. Pero tendría que hacer un poco de memoria antes de poder recordarlo; todos los sucesos transcurridos hacían que la mente diese muchas vueltas. Pero tampoco se podía quedar solamente pensando: aquel muchacho parecía estar dispuesto a disparar.

 La retirada de los piratas se estaba empezando a poner en marcha. Ya la mayoría se habían ido cuando surgió el debate sobre que iba a pasar con la niña. Ya que Henry había cedido a los pedidos de sus camaradas de tener asistentes, y la chica era la asistente que había pedido "Stromboli". Lo cual tanto a McTaker como a Ivanov les pareció algo peligroso... por alguna razón.

 El capitán pirata estaba considerando las palabras del americano y el soviético (a los cuales, incluso en época de guerra fría, los unía la causa de quitarle la niña al cura); pero cuando el pater se dirigió a la niña y se le hizo aquella extraña pregunta, la chica soltó una leve risa que dejó asombrados a muchos. La chica empezó a mirar con buenos ojos a aquel hombre que acababa de matar a otro sujeto, como si nada importara. Una sonrisa se posaba en su rostro cada vez que miraba a Roni.

- No... no pasa nada. No tengo... problemas de irme con este señor...

 Sus palabras eran suaves y pausadas, para nada parecido a la nerviosa y asustada chiquilla que habían tenido en frente suyo hasta hace unos minutos. Como si el aura del padre le cambiase el humor... y el resto de su personalidad. Algo que hasta a Henry dejó perplejo. Sin reparos ni decoros, la niña toma de la mano a Roni mientras se presenta.

- Me... me llamo Sam, Señor Stromboli... Sam Okaza...

 El pirata mayor tose un poco, intentando dejar esa extraña situación de lado. Después de todo, tenía que seguir coordinando una huida. Pero atendió a las preocupaciones de su otro grumete.

- No sé qué clase de brujerías haces, viejo lobo... pero si la niña quiere ir contigo, ¿quién soy yo para negarte eso? Pero tienes que prometerme que te comportarás. Aquí Mac tiene un punto; tenemos que cuidar nuestra imagen... ¿Quién le tendría miedo a un grupo de bestias que tocan niñitas, eh?

 Para variar, Henry le estaba poniendo un límite al cura. Se entendía cuál era la preocupación general que había en el ambiente, y McTaker la ayudó a ver más claramente a Henry por qué él también debía preocuparse. Sin embargo, eso no significaba que aquel capitán dejase de ser un canalla, como bien lo mostró con lo próximo que dijo.

- Si quieres, luego podemos secuestrar unas damas de más edad para que te diviertas, Stromboli... pero no esta chica. Ahora, ¡vámonos!

 Y sin más, Henry comenzó a avanzar, obligando a los demás a seguir su paso para dejar el destruido puerto y encaminarse hacia la espesa jungla.

 El grupo de piratas, conformado por Henry, "Stromboli", McTaker y unos 30 sujetos más sobrevivientes de la batalla (acompañados por los nuevos "asistentes" Ivanov y Sam), llegan hasta la jungla escapando de las garras de aquel ejercito invasor. Una vez adentrados en la espesura de la naturaleza, el capitán mira hacia ambos lados y se decide por acampar allí.

-  ¡ARGHHH! ¡Mis camaradas; puede que hoy nos hayan hecho retroceder! ¡Pero mañana...mañana saquearemos el doble! ¡Nos nos van a poder detener! ¡ARGHH!

 Un sonoro "¡ARGHH!" por parte de todos aquellos piratas se hizo escuchar; aunque no era un "¡ARGHH!" tan estridente como los que habían escuchado anteriormente por parte de aquellos marineros. Puesto que, en efecto, se habían retirado de un territorio controlado y lo habían dejado a merced de un enemigo extranjero. Todo eso era bastante desalentador.

 Rápidamente la tripulación armó un campamento con las cosas que habían podido salvar. Había bastantes cosas innecesarias, realmente: piratas que no tenían carpas, pero llevaban televisores o demás aparatos electrodomesticos. Por suerte, Henry destino a los dos agentes Roni y McTaker, con sus asistentes, a una carpa para ellos.

 Iban a pasar la noche en la jungla.

 Jones se mueve a través de la jungla, atravesando arbustos y demás densidades para dar con el grupo de piratas que, seguramente , se debían haber dado a la fuga al ver visto los barcos. Y no parecían equivocarse con esa suposición, puesto que el agente canadiense pudo ver como el grupo de piratas comandado por Henry Dojo llegaba hasta la jungla, alejándose del territorio que habían conquistado hace poco. Jones, desde un escondite, podía ver a los piratas empezando a crear una especie de campamento. Había bastantes cosas innecesarias, realmente: piratas que no tenían carpas, pero llevaban televisores o demás aparatos electrodomesticos por el simple hecho de mantener lo saqueado.

 Jones pudo ver como el capitán Henry destinó a los dos agentes Roni, McTaker e Ivanov, junto a la niña que estaba acompañando a Ivanov, a una carpa para ellos solos.

En cuanto podemos ir bajo nuestra carpa...

"Cht! Pater, tenia pensado ir dando el informe al equipo y volver con algo de INFO, pero no podrá ser. Aun no"
"Tengo que preguntarle, Páter ¿Donde aprendió a disparar así?  ¡Ni los marines, oiga!"

No le gustaba tener que dejar atrás a Jones, pero le conocía lo suficiente como para saber que podría apañárselas contra esos dos con una sola mano, era el punto fuerte de su fornido compañero. Ella tenía otras cosas que hacer, unas que necesitaba un poco más de sigilo y agilidad para no ser descubiert….

Mierda.

Se giró lentamente con las manos en alto antes de coger la mochila que había en el suelo. No esperaba encontrar a alguien allí y parecía que aquel chico tampoco, ¿cuántos años tendría?

Voy desarmada, no dispares.- Sabía que la mayoría de veces el miedo hacía que disparara el gatillo antes de tiempo y eso era algo con lo que no podía combatir, teniendo que buscar otra solución para que el muchacho no escogiera la opción incorrecta. Por suerte para ella la respuesta vino en forma de herida sangrante y palidez en el rostro.- Sé de medicina, puedo curarte.- En realidad no sabía mucho más de lo que le habían enseñado la Agencia, y eran cosas tan básicas que dudaba si podría servirle. Al menos era mejor que nada.- Te estás desangrando y no llegarás muy lejos si sigues forzándote. Déjame acercarte para que pueda mirar la herida.

Jones suspiraba al ver la decadencia en la que vivían aquellos hombres, guiados hasta ese punto por la ambición y la avaricia de sus corazones, pues si preferían un televisor a un techo es que realmente no estaban bien de la cabeza. No le costó demasiado localizar lo que había venido a buscar, por lo que decidió acercarse con el sigilo que un oso pueda tener para intentar escuchar algo a través de las finas telas de las tiendas de campaña. Si no lograba escuchar nada por el motivo que fuera y conseguir escuchar hiciera que abandonara su posición favorable, simplemente abandonaría la escucha para seguir oculto.

Al padre le molestaría las insinuaciones que estaban haciendo de él si este realmente le importara lo que decían de él. Por el contrario, este tan solo dio un par de caramelos a aquella niña, esos caramelos que los ancianos tienen en un cuenco de porcelana con tapa que cuando intentas sacar uno, levantas todo el cuenco porque están todos pegados entre sí y con el cuenco. Ese tipo de caramelos. Al parecer el Padre se había guardado unos cuantos envueltos en papel "para después".

-Supongo que en Normandía, esa sí que fue una verdadera masacre... -comentó el padre con cierto anhelo en su voz mientras sonreía mirando hacia la nada- Era como navidad, no paraban de venir y venir... ¡Qué divertido que fue!.

El padre rebuscó entre sus ropas por algo y finalmente al cabo de un par de minutos moviendo telas de un lado a otro, este finalmente mostró una medalla de reconocimiento militar que Angus McTaker pudo reconocer como un "Corazón Púrpura", una medalla que los Estados Unidos concede por ser herido o muerto en combate tras realizar una gran hazaña.

-¡Y gracias a esto me gané esta medalla!.

-¡Se la arranqué al primero que entró en mi puesto tras apuñalarle y quemarle con mi flammenwerfer!. ¡Sin lugar a dudas Hans sabía pasarme muy bien y muy rápido el flammenwerfer y la munición de la ametralladora!... A veces lo echo de menos... Pero bueno... ¿Y vosotros que tal?. ¿Alguna "batallita"?.

Dado que no entiendo la mitad de los términos, supongo que el flammen o algo así es un cauterizador y la ametralladora un tipo de grapadora para.poner puntos en la piel.

Así que este hombre ha salvado la vida de un soldado, en Normandía nada menos. Venían y venían más víctimas de esa masacre, y el buen Páter los fue salvando a quienes podía.

Y uno de ellos le.otorgo el valiosísimo corazón purpura. Nada menos

"Es usted todo un héroe, Páter!"

Había seguido al grupo de piratas, lanzando una última mirada atrás. Habría preferido quedarse y tratar de reunirse con los otros dos, pero la situación se lo había hecho complicado. Las palabras de la chica le sorprendieron, y tuvo una leve sospecha sobre lo que podría estar pasando allí, pero no podía hablar de aquello mientras estuvieran tan cerca de los piratas.

Por fin se aprestaron para descansar, y Vladimir buscó un momento para sentarse junto a Sam y hablarle en voz baja, atento alrededor, ignorando las palabras del pater. -Siento haberte metido en todo esto.- Le dijo con sinceridad. -De verdad espero que ninguno de los huérfanos se encontraran en el barco, y espero que hayan podido escapar.- Miró a los otros dos, antes de volver a mirarla. -Supongo que ya no importa, pero ¿puedes explicarme qué eras lo que hacías, dando cigarrillos a los huérfanos? ¿El hombre que Roni mató era quien te obligaba a hacerlo?- Sugirió, pues había llegado a la conclusión que la razón por la que la joven estaba ahora tranquila y tan agradecida con el pater era porque éste había matado a quien la estaba forzando a hacer lo que fuera que estuviera haciendo.

 Mientras Roni y McTaker sobre la increíble puntería que tenía el cardenal, Ivanov aprovecha para hablar un poco con Sam luego de todo lo ocurrido. Lo que puede notar el agente soviético, es que al momento de alejar a la niña del cardenal, la misma abandonó casi por completo su actitud tranquila y amigable; volviendo a mostrarse un tanto alterada y más preocupada por sus alrededores. Empieza a mover la cabeza de un lado a otro, como si no reconociera el terreno en el que se encontraba; pero se queda tranquila al ver que los piratas estaban lejos e Ivanov estaba a su lado.

- Ugh... mi cabeza, ¿por qué yo...?

 Antes de que pudiese enfocarse más en qué le había pasado, Ivanov le trae algunas preguntas a la mente. La adolescente se muestra reacia a contestarle las preguntas, pero finalmente suspira y revela su historia.

- Es probable que... que los piratas no hayan llegado al barco con los niños. Tendrían que haber abandonado el puerto; y casi todos estaban por allí. Deben estar bien... auch...

 La niña se seguía agarrando la cabeza, como si tuviera una gran jaqueca. Y cuando Ivanov mencionó a Bob Dong, Sam abrió los ojos con miedo. La imagen de aquel cadáver debía estar guardada en algún lugar de su memoria.

- ¿Ese... ese tipo? No, yo no... yo no lo conocía. La razón por la que hago esto... es el dinero, simplemente. Dinero para mi y dinero par los huérfanos. Un tipo que viene de Los Bloques me da un bolso con paquetes de cigarrillos, me pongo una mascara y los reparto entre los chicos. Sé lo malo que es fumar, pero... me suelen pagar bien. Y es mejor que puedan llenar sus panzas con comida y humo antes de que tenerlas vacías...