Partida Rol por web

26 de Marzo, 1982 - Casino de Villa Ganga, Isla Shuriken

 Una noche espesa y sin estrellas, producto de la contaminación visual en la zona urbana, cayó sobre aquella ciudad. Eran las primeras horas de un nuevo día. A diferencia de días anteriores, donde los rayos del sol dieron la bienvenida a los agentes o la neblina los cubrías.

 La misión avanzaba, de una forma u otra. La forma en la que avanzaba no era algo en lo que se pusieran de acuerdo los agentes, y era evidente con las interacciones que todos habían tenido con los habitantes de la Isla, que jugaban un rol cada vez más importante en toda la historia.

 Aunque teniendo en cuenta que hoy quizás habían despertado en camas mullidas, era claramente una clara ventaja al respecto de todo lo que habían pasado en los días previos en la isla, un descanso más que merecido para aquellos dos agentes que habían pasado por tanto, aunque, aún no se hubieran identificado.

El barco que tomaron del puerto los había llevado al otro lado de la orilla y de allí tomaron un vehículo que los estaba esperando hasta nuevamente Villa Ganga, en donde, a la espera de que "las personas importantes" se reunieran en el casino, estos decidieron descansar en una de las habitaciones que ofrecía como servicio de hotel.

El cansancio acumulado que ambos tenían los llevó a dormir gran parte del día y la noche ya se había adentrado nuevamente, por lo que más valía estar preparados para cualquier situación. Cada uno con su habitación privada, estos se encontraban aislados, tanto por el cansancio como fisicamente.

Aquel hombre que los guió no dijo ni una sola palabra durante todo el viaje, y una vez llegados al lugar les había meramente informado sobre las habitaciones, que ya le habían subido la comida y que tan solo deberían de esperar.

- Toc Toc Toc -

El sonido de alguien llamando a la puerta de la habitación despertó a El Negro, el cual había quedado rendido luego de aquellos días llenos de tensión y de correr un puente de un lado a otro sin parar; así como lo movidito del viaje. El agente tardó un par de segundos de más en recordar y reconocer donde se encontraba, justo a tiempo como para percatarse de quién le estaba hablando.

-Nig G.A. -Le llamó- ¿Estás vestido?. Espero que no te haya pillado en la ducha, porque tenemos que bajar a las mesas de juego. Ya están todos reunidos allí abajo. Si estás desnudo ponte el traje que te han dejado y sal de una vez.

En efecto, aquellas habitaciones que les dieron tenían baños incorporados, con duchas y bañera de hidromasaje, por lo que estos podían haberse limpiado en cualquier momento e incluso a parte de toallas y batas, también les habían preparado un par de trajes con los que podían escoger el modelito que vestir para la reunión.

Realmente parecía que lo habían pensado en todo para que estos dos pudieran asistir a la reunión, algo relativamente impresionante teniendo en cuenta que Nig G.A. (o en este caso El Negro) ni siquiera había estado invitado; aquellas horas durmiendo sí que les habían proporcionado cosas.

Aquél merecidísimo descanso me tuvo roncando todo el tiempo que pude para descansar. Un sobreviviente sabe dormirse en cualquier sitio, hasta con un ojo abierto si hace falta, y descansar al mismo tiempo para poder seguir cazando por la mañana.

Más o menos era lo mismo, estaba en territorio peligroso y rodeado de chinos. Pero esta era la noche que mejor descansé en los últimos días. EL LUJO HERMANO!!! el lujo. Tras disfrutar de las comodidades me quedé sobado con la boca semi abierta tumbado en la cama.

Me despierta el Toc Toc Toc de la puerta. Y estaba literalmente en pijama después de la ducha. -Ehm sí, voy voy! - no tenía idea de quien era ese tipo que íbamos a ver, pero estaba claro que querían dejar una buena impresión visto los trajes que me habían dejado. Me quité la baba de la boca y me vestí rápidamente.

Debieron pensar que iría bien con mi complexión. Con uno parecía casi un camarero, y el otro era todo negro. Elegí el segundo para evitar confusiones (no vayamos a desviarnos de la temática).

Me quedaba bien el traje. Algo estrecho, pero qué le íbamos a hacer estaba hecho probablemente para un chino. Al menos la altura era perfecta. Salgo por la puerta para encontrarme al hombre del parche en el ojo. -Te sigo!.

 Una vez cruzado a través de la puerta, llamando la atención tanto de El Negro una figura aparece en el pasillo. Aquel hombre de avanzada edad y vestido elegantemente portaba un arma que no tardó en apuntar contra El Negro. El agente, encontrándose lejos de la puerta de entrada de la habitación al haber cerrado tras de sí, se encontraba en desventaja ante la amenaza de un disparo de aquella arma. Sin embargo, aquel hombre solamente le apuntaba con la pistola.

Entenderá, Stromboli, que su palabra no es suficiente para nosotros...

 El hombre se paró a un lado de Roni, manteniendo el cañón de la pistola apuntado contra la agente. Y junto a este hombre, el otro que habían seguido hasta allá también hizo acto de presencia y miraba con sorpresa la repentina actuación de aquel sujeto, pero no se mostraba hostil contra él y se mantenía a su lado. Era evidente que iban juntos.

 Aaron tenía sus dudas sobre si hablar o no, pero decidió hacerlo. Después de todo, hasta el momento el guardaespaldas y los agentes habían podido entablar una conversación sin necesidad de armas de por medio.

- Señor, esto no era necesario... este hombre no pertenece al régimen. Y la gente que estaba en el puente-

 El hombre mayor levantó una mano y el guardaespaldas guardó silencio al instante. El sujeto de la pistola parecía ser el que llevaba la voz de mando en aquel dueto particular.

- La gente del puente acaba de matar a un regimiento. Volando por los aires toda una infraestructura que costó sangre de nuestra gente... ¿me vas a decir que no es necesario lo que estoy haciendo?

 Luego de aquella reprimenda contra el guardaespaldas, el hombre enfoca su mirada en el agente. A pesar de que el semblante de aquel sujeto es serio y parco, su voz es serena y muy educada y sus palabras finas pero concisas. El agente Negro podría asociar aquella clase de vocabulario con el que tiene la gente de la alta sociedad.

- Señor, por lo poco que he escuchado, usted esta ocultando su identidad. Bueno, siempre es cortés presentarse y aquí me tiene... soy Ko Taba. Le diría más cosas más de mi, cosas interesantes, pero por el momento... ¿sería tan amable de bajar con nosotros a conocer a sus amigos? En cuanto sea evidente que son de gente de fiar y no están alineados con el régimen de Tsai, dejaré de apuntarle con mi arma... ¿qué le parece?.

El cura no parecía demasiado convencido ni alegre por las precauciones que aquel hombre estaba tomando, pero aún así, este tampoco puso demasiadas pegas a aceptar las exigencias, a fin de cuentas, a él no era a quien le estaban apuntando con una pistola, por lo que podía hablar con mayor discrección.

-No va armado. -Dijo sin ningún rodeo el hombre- Cuando escuché que se metió en la ducha comprobé sus pertenencias. Es inofensivo... Y según el nombre de su uniforme, se llama Nig G. A.

 Aunque aún le tocaba a El Negro tener la oportunidad de defenderse con palabras y explicar la situación en la que se encontraba con lujo de detalle. Este escuchó a Stromboli hablar en favor de El Negro, algo que mostraba la paciencia que tenía el hombre que le apuntaba con su arma, aunque su mirada no sé perturbaba por lo que estaba escuchando por, pero el agarre que tenía de su pistola comenzó a suavizarse (algo que un agente entrenada como El Negro podía notar.).

 Aquello hizo que Aaron soltara una sonrisa. Su cliente se estaba convenciendo del relato del Pirata, pero Aaron estaba convencido desde hace horas en las que pasaron en el viaje.

- "Nig", ¿eh? Interesante... ¿puedo preguntar de dónde viene es n-

 El hombre de aspecto mayor frunce el ceño ante la conversación trivial de su guardaespaldas y le golpea en el pecho con el mango de la pistola. Haciendo que Aaron retrocediera, aunque era evidente que no fue un golpe fuerte. Después de ello, Ko dejó de apuntar a El Negro con la pistola. Solamente la mantuvo en su mano, con el dedo en el gatillo pero sin apuntar a nada.

- ¿Enserio piensas que por no llevar armas encima ya puedes hacerle preguntas personales y tratarlo como si fuera un amigo más? Es un milagro que no me hayan encarcelado hasta ahora... no te distraigas.

 Ante el golpe, el guardaespaldas solo se ríe y escucha a su cliente con una sonrisa ladina. Aunque no puede evitar sonrojarse un poco al escuchar que Ko le abronca tan descaradamente. Por primera vez, el hombre titubea y evita cruzar su mirada con la del agente. Pero es lo suficientemente ágil como para cambiar el tema.

- ¡Y-yo no-! Sr. Taba, aquí lo importante es que este hombre nos esté ayudando: no podemos bajar con el a punta de pistola. Aquellos sujetos también son agentes; y yo apenas pude pelear con Caieme. Si nos atacan, estamos fritos. Escuche: son gente que no tiene nada que ver con Tsai y el régimen; podemos confiar en el-

 Nuevamente, Ko eleva su mano en el aire y Aaron deja de hablar al instante. Se puede notar irritación en el rostro del guardaespaldas, pero seguía las ordenes al pie de la letra. El cliente analizaba la situación con detenimiento, acomondándose los anteojos y balanceando la pistola en su mano. Hasta que, finalmente, levantó su mirada en dirección a El Negro y guardó su arma en su enorme abrigo.

- Está bien. Bajaremos sin apuntarle nada, Señor Nig. No creo ser un hombre irracional... y si usted y sus compañeros van a ayudar a liberar esta isla, me gustaría que se convenza de que no lo soy. Ciertamente, me acaban de describir una situación complicada.

 El hombre pone sus manos detrás de su espalda y da un paso para atrás, dejándole lugar a El Negro para que pase por la puerta del ascensor.

- En efecto, Tsai está detrás de mi y de mi negocio. Pero hay más cosas que contar sobre este enfrentamiento que tengo con esta dictadora, y no desearía tener que contar las cosas dos veces para usted y luego para sus compañeros. Así que... ¿bajamos? El ascensor nos dejará justo en frente de su nuevo grupo.

Cuando veo a Forbúl apuntándome con un arma pego un respingo. Solo que no era Forbúl, ya que al oírle hablar me di cuenta de que era otro chino. Con otro chino al lado. * **&# Es que todos me parecen iguales!!! - me quedo con las manos levantadas y la boca cerrada mirando de uno a otro mientras hablaban entre sí , cual partido de tenis.

Hasta que finalmente dejaron de apuntarme y me llevaron al ascensor. ¿Agentes? estarían hablando de agentes de la ONU? estarían aquí los demás?! Me dejé llevar, tenía que ver donde terminaba esto. Pero antes tuve que aclarar una cosa, una vez en el ascensor. - Gracias por la confianza. Mi nombre actual es mi nombre de incógnito para cuando me infiltré en las fuerzas armadas de Peggy. Ahora ya no creo que me sirva más, pues Nig G. A. es conocido por ser líder del regimiento que ha volado por los aires con el puente... tras eso deben darlo por muerto. Podéis llamarme El Negro, y definitivamente estoy de vuestra parte.

Por unos segundos aquel hombre armado se detuvo, mirando fijamente a El Negro como si quisiera evaluar aquella historia que le estaba contando, echando un vistazo primero en su rostro para ver cualquier detalle de mentira para luego fijarse en sus brazos y manos y, finalmente declarar su veredicto.

- Algo me dice que eso también es racista, pero lo acepto. -Dijo el hombre finalmente.- El "Persona de Color".

 Habiendo llegado a un acuerdo con el Sr. Taba, que accedió a bajar su pistola y a confiar en las palabras del agente, el cuarteto se dirige hacia el elevador del pasillo para hacer su entrada frente a los agentes que se encontraban en la planta baja. El Negro se preparaba para el encuentro con el resto de los agentes...

 Las puertas del elevador se abrieron al llegar a la planta baja y dejaron ver a un cuarteto de personas, de las cuales a los agentes que ya estaban en aquel lugar solo una de ellas les resultaba conocido. El agente El Negro, compañero de la Agencia, se encontraba acompañada por tres hombres. Uno de ellos era alto, joven y de aspecto macizo, y el otro era un señor entrado en años vestido elegantemente. Incluso sus expresiones eran dispares: el joven tenía una expresión seria mientras que el señor se permitía mostrar una pequeña sonrisa entre dientes... y un cura.

 Aquellos hombres y El Negro pudieron observar era a dos niños que jugaban intensamente con un monito que no podía escapar de sus garras. Quizá El Negro recordara haber visto a aquel animal en algún lugar. Lo que era seguro es que esos niños estaban disfrutando de su nueva mascota.

 Y por último, la escena principal con los agentes, aunque de otro regimiento que El Negro no reconocía, pero a juzgar por la mirada nerviosa de "Stromboli" este sí. Uno de ellos se encontraba sentado en una de las sillas al lado de otra mujer "de color".

 Alrededor de aquellos agentes desconocidos se encontraban otros dos agentes restantes, Kerstin I. Muller y Von D., acompañados de una chica adolescente, que portaba una expresión de enojo bastante visible. Aunque cuando la chica vio llegar al cuarteto, su rostro mostró sorpresa. Una sorpresa similar se vio reflejada en los dos niños cuando vieron llegar a aquellas personas. En particular, a los dos hombres.

-¡Tú, hijo de puta!. -Soltó aquella mujer a la par que se levantaba y sacaba un arma para apuntar al anciano- ¿¡Qué fue lo que has hecho?!. ¿¡Primero los piratas en aquel pueblo, luego el arquitecto de Los Bloques, la revolución y ahora un acto de terrorista!?. ¿¡Qué coño es lo que se te pasa por la cabeza!?.

Realmente Zaheera estaba conteniéndose por no disparar y volarle los sesos a aquel cura que tan solo había traído muerte y caos por medio de sus erráticas acciones, al menos desde que estos habían llegado aquí. Por lo que, lo único que la mantenía lo suficientemente lejos para no cometer una redecoración de interiores era la misión.