Partida Rol por web

Una al otro lado del conducto; este pudo ver como la estética del "Yin" se manifiesta en cada rincón de la habitación, donde el color negro predomina con elegancia y serenidad.

Aquel agente fue recibido por una tenue iluminación que resalta la sofisticada paleta de colores oscuros. El piso de madera pulida está cubierto por una alfombra negra de textura suave que se extiende hasta la base de la cama. Las paredes están revestidas con paneles de madera lacada en negro, con detalles en dorado que añaden un toque de elegancia.

La cama, que es el punto central de la habitación, cuenta con una estructura de madera negra con detalles dorados intrincados. Las sábanas y las cortinas están hechas de suave satén blanco, proporcionando un ambiente acogedor y relajante para un descanso inigualable. Grandes cojines blancos adornan la cabecera, invitándote a relajarte y sumergirte en un sueño reparador.

El baño, separado del área principal por paneles corredizos de madera negra, mantiene la misma estética elegante. Los azulejos oscuros brillantes en las paredes reflejan la luz suavemente, creando un ambiente íntimo. La bañera japonesa de madera negra es lo suficientemente amplia como para sumergirse y disfrutar de un relajante baño. El lavabo y el inodoro están elegantemente integrados en un rincón, con grifos de color negro y detalles en dorado. Artículos de tocador de alta calidad están dispuestos ordenadamente, listos para usar y complementar tu experiencia de baño.

En un rincón de la habitación, encontrarás una tradicional mesa de escritura con papel y pinceles para aquellos que buscan inspiración o simplemente desean expresar sus pensamientos en un ambiente tranquilo. Así como una tradicional mesa baja de té japonesa, también en negro con adornos dorados, rodeada por cómodos cojines negros para sentarte y disfrutar de una taza de té verde.

Aprovechando que había un hueco por el que pasar, el mono de la habitación contigüa salió corriendo y se metió en el interior de la habitación Yin, alejándose de una buena vez de aquellos dos molestos mocosos que tanto agobio le habían dado con sus juegos bruscos de tirarle de la cola, empujarle o abrazarle.

-¡HYEEEEK!. -Advirtió el mono mientras señalaba hacia la mesa de escritura- ¡HYEEEEK!. 

Al parecer quería decirle algo, y cuanto más tiempo pasaba más nervioso se encontraba.

Al menos esta vez los mocosos no me habían babeado, como la loca de la cárcel. El mono me alteró. -SHHhhhh!! qué pasa? ... la mesa? quieres que vuelva a tapar el conducto? - Estaba intentando decirme que le cerrase el acceso para que no pudieran volver los niños a molestarle?

Me acerco la mesa de escritura para ver si me estaba señalando algo en particular. Y si no encontraba nada a simple vista pues volvería a colocarla en su lugar para que no se viera el truco, tanto si me daba dolor de espalda como si no.

Y así fue como El Negro logró volver a colocar la mesa de escritura en su sitio, impidiendo el paso de aquellas pequeñas cuatro manitas de niños que ya empezaban a asomarse llegar hasta él o hasta el mono. Realmente había sido por los pelos, por lo que ahora, estaban a salvo, de momento al menos.

En cuento a aquel Mono, este simplemente se acercó a la ventana y trató de abrirla, generando una gran corriente de aire a espaldas de El Negro; algo que hizo que este agente se girase para ver como, aquel mono, parecía saltar y encaramarse a algo que había justo encima de la misma y desaparecer de la vista.

-¡Hyaaak!. -Gritó, en un claro grito de libertad.

Si El Negro echara un vistazo por la ventana recién abierta, vería como, en efecto, aquel mono se había subido a lo que podría asemejarse a un dragón, escalando por las escamas rojizas del mismo para subirse a su lomo, y una vez encima, corretear por su cuerpo, bajando por el a los pisos inferiores, al más puro estilo de "Goku" en el más allá.

Aunque probablemente esta referencia no fuera correcta en el marco en el que la partida esté planteado, o quizás sí, "Dragon Ball Z" es bastante antigua a decir verdad.

Los niños estaban efectivamente ahí persiguiendo al mono. Antes de irme por la ventana tuve que preguntar. Me acerqué corriendo a la mesa y me agaché para hablar por la rendija tapada. -Os haré caso. Gracias! pero... ¿quién es Sam?

Y con respuesta o sin ella escribí una nota en la mesa de escritura. 

Giuseppe Roni se os ha escapado! Buscadlo en la capital! Yo ayudaré como pueda. Dejad de echarme las culpas de vuestros errores! Contactaré con vosotros en cuanto sepa más, o cuando pueda contactar con la ONU.

Firmado: El Negro.

 Y dejé todo allí para salir por donde salió el mono. Pero... yo no era un mono. Y el edificio era MUY ALTO. 

A pesar de que El Negro no era un mono, este hombre fue capaz de encaramarse al cuerpo del Dragón que estaba al lado de la ventana, agarrándose con firmeza a las escamas doradas que sobresalían por la espalda del mismo, la escalada era realmente complicada y no ayudaba que aquel dragón estuviera húmedo y sus manos y pies se resbalaban tan solo para poder llegar al otro lado del cuerpo del mismo.

Tras un duro intento por no resbalar ni despeñarse de la fachada de aquel edificio, El Negro logró lo que se estaba proponiendo siguiendo a aquel mono, pudiendo reposar sus pies en tierra firme y más segura, a pesar de estar literalmente estando de pie frente a la ventana de un edificio, justo frente a la habitación "Yang".

Como era evidente, la situación nunca podía ir del todo bien, a fin de cuentas, El Negro era un experto en escapes, pero no por ello eso implicara que sus escapes fueran limpios, tranquilos, seguros y plagados de una confianza plena en saber lo que este estaba haciendo.

-¿Vas a buscar cigarrillos?. -Preguntó el niño regordete desde la ventana- Perfecto, trae un paquete. Desde que los prohibieron se volvieron difíciles de conseguir. Solo Aaron nos daba.

A pesar del susto que era que uno de esos niños se le hubiera salido de la ventana del edificio para continuar con la conversación; El Negro pudo mantenerse firme, mirando cara a cara a aquellos dos niños que ahora estaban allí, ojo a ojo, mientras el otro también se le unía a la charla.

-Sam es nuestra "hermana mayor". -Explicó el otro niño que también se encaramó a la ventana de la habitación blanca, y durante unos segundos simplemente se quedó mirando cara a cara a El Negro, ojo a ojo, hasta que... - Tocar.

En efecto, le había metido el dedo en el ojo a El Negro.

Aquel repentino ataque contra El Negro hizo que este se echara para atrás; tropezando con las escamas doradas que servían como pequeño bordillo del lomo de aquel enorme dragón rojo que rodeaba el edificio, pero, este en vez de caer hacia atrás, hacia su muerte; simplemente se tiró hacia el dragón para caer encima de este.

Pero, ya como era habitual en su estado, esto no implicaba que todo terminaría ahí, con un ojo rojo y ya, sino que al estar el dragón mojado y húmedo, este rápidamente se convirtió en un sucedaneo de tobogán que, hizo que el agente se fuera deslizando por el lomo por este a toda velocidad; chocando contra los bordillos en las curvas aunque, por fortuna y destreza, mateniéndose en su interior.

Incluso cuando el dragón caía verticalmente mientras giraba sobre sí mismo, el hombre fue capaz de mantenerse dentro de los parámetros del dragón mientras viajaba a toda velocidad recorriendo su cuerpo.

Por suerte, El Negro no iba a estar solo en aquel viaje peligroso y mortal cuesta abajo por el lomo del dragón, sino que en la segunda vuelta que le dio al edificio, este pudo ver a unos cuantos metros delande el a aquel mono correteando por el lomo, y este, al parecer también se percató de su presencia.

-¡Hyaaak!. -Gritó, el mono en pánico mientras veía que, los ruidos que ocurrían detrás de este eran no otro que de El Negro, chocando contra las escamas doradas del bordillo mientras se dirigía hacia él- ¡HYAAAAAAAAAK!.

El choque fue inminente e inevitable, terminando con El Negro con aquel mono agarrado con fuerza en su cara mientras le clavaba las uñas con firmeza para no separarse ni caerse y mientras gritaba de puro terror por las enormes velocidades que estaban pillando.

Por fortuna o por desgracia para ellos, el dragón terminaba en una cola un piso por encima del nivel del suelo; algo que podía significar tan solo dos cosas, una buena y una mala; la buena es que finalmente habían abandonado el cuerpo del dragón y ya no se iban a deslizar más por su lomo, y la mala es que finalmente habían abandonado el cuerpo del dragón y ya no se iban a deslizar más por su lomo.

Volando unos cuantos metros por el aire, estos terminaron por caer en la parte trasera del callejón, justo encima de los cubos de basura que, por efecto cómico estarían abiertos terminando entre distintos tipos de basura... pero porque aquí eran asiáticos educados, estos se encontraban cerrados, por lo que no hubo comicidad de por medio, solo una plancha abollada, un sonido estridente y mucho dolor de espalda.

Todo aquello quizás fuera vergonzoso o quizás había sido impresionante; sea como fuera, eso tan solo dependería de la apreciación de quien lo hubiera estado mirando, aunque a esas horas de la noche, no parecía que mucha gente hubiera estado en las calles como para sorprenderse de la bajada.

-¿Al final viniste por la Comida "Kosher"?- Dijo una voz que se le hacía familiar al lado de este, cuando el agente se giró pudo ver a Sadie Hoffman, aquella mujer que junto a su familia les había ayudado a llegar a Villa Ganga, sujetando dos bolsas de basura y vestida de uniforme- Y por lo visto, Loro no teníais pero sí un mono...

*Malditos niños! prefiero cien veces al mono! - La ciática tras mover el mueble no hizo más que empeorar con aquella improvisación de parque temático acuático de tobogán húmedo pero sin agua. Cuando creí que era mi fin, los contenedores más higiénicos del mundo frenaron mi caída. Mono incluido.

Me asustó más ver en mitad de la noche a la mujer de la familia judía ortodoxa! Me había olvidado completamente que trabajaba en un casino aquí en la zona. Al parecer "el Dragón Rojo" era el que me había salvado literalmente de ser ejecutado por la agente loca. 

Que distinto hubiera sido si hubiéramos aceptado su oferta de ir a comer helados al casino, quizás nos habríamos encontrado antes con los agentes que ya estaban aquí. O no.

-No sabe cuanto me alegro de ver una cara conocida! tenían ustedes razón acerca de la policía!! - Digo tratando de salir del contenedor. - ¿Eh? Mono?... - miro al mono agarrado a mi espalda como si la vida le hubiera ido en ello. ¿ahora tenía una mascota?

-De hecho salgo de ahí, y lo que más quiero en estos momentos es NO volver a entrar! - como me pillen ahí dentro, me capturaban de nuevo. Pero por dios, antes que nada, educación - ¿como está usted? ¿Y su marido y sus hijos? Después de todo lo que ha estado pasando.