Partida Rol por web

La escolta de honor organizada por el comisario Nihilius os deja un buen sabor de boca. Al parecer os ha reconocido el mérito de entrar y acabar con el origen de la mutación. No es una recompensa a vuestras penurias pero si cierta satisfacción.

Cuando entráis en la lanzadera, un suboficial de la armada os recibe y os indica vuestros asientos, tras lo cuál desaparece por una compuerta que da a un pasillo hacia la cabina. La lanzadera puede albergar a unos doce pasajeros pero os fijáis que la forma de los asientos permitiría que algo más grande pudiera abarcar dos.

En uno de los asientos un individuo con una túnica gris os mira mientras entráis y os acomodáis.

- Bienvenidos acólitos, dice con voz grave. El maestro envía saludos y su complacencia por lo resultados de la misión, en esta saca un sello de la Inquisición con un símbolo que habéis visto ya varias veces: el del inquisidor que nunca habéis conocido personalmente.

Zachariah observa al encapuchado en silencio mientras asiente en agradecimiento por sus palabras.

Octus ajusta el arnés del asiento hasta casi cortarse la respiración, respira hondo y coloca el casco entre las piernas. El alivio de abandonar aquel agujero abandonado de la mano del Emperador quedaba empañado por la horrible experiencia de los despegues y viajes espaciales que al pobre arbites tanto le disgustaban. Hasta el punto en que no había reparado en la figura encapuchada. 

El sello inquisitorial le sorprende y le hace preguntarse de nuevo por qué en la Santa Inquisición son tan reacios a llevar galones. Por que claramente aquél hombree representaba la autoridad para ellos.

¿Qué noticias traerá, nadie viaja para saludar, para eso se manda un mensaje...

me acomodo en uno de los asientos mientras observo al misterioso personaje. Bajo la mirada para que no se lo tome como una ofensa, y comienzo a rezar, esperando que el viaje sea corto y bueno.

Veo que Octus está preocupado, bueno, para que mentir, a el no le gusta viajar en estos cacharros. a mi tampoco, pero no lo exteriorizo tanto.

Al igual que mis compañeros, me acomodé en mi asiento y tras ponerme los enganches de seguridad reglamentarios, me coloqué con gestos calmados la boina de combate que me acompañaba ahí a donde fuera. En la cadera, el casco de la armadura descansaba colgado de su arnés. Asentí hacia el hombre ante sus palabras de modo cortés y acto seguido extraje un baqueteado y aplastado paquete de tabaco y tras tomar uno, lo pasé hacia mis compañeros para que todos pudieran tomar uno. Tras ponerme el mío en los labios lo encendí con mi zippo y cerré los ojos mientras exhalaba el humo hacia el techo. ¿Quién será este hombre? Habla de saludos y felicitaciones sin haber dicho siquiera su nombre... Esto es bastante raro, esta gente lo primero que suele hacer es identificarse y alardear de quiénes son y el poder del que disponen. Tras pensar sobre el asunto volví a abrir los ojos y estudie al hombre que nos había hablado.

Yuri a diferencia del resto de miembros del grupo optó por no abrocharse los enganches de seguridad en los primeros minutos del despegue de la lanzadera, apoyando con fuerza una de sus botas en la pared de enfrente  para mantener la estabilidad y así poder comprobar con tranquilidad los objetos adquiridos en el campamento de la Guardia Imperial, que pese a las negativas de su comisario al mando Yuri pudo comprobar que aquellos hombres poseían buen equipo de primera.-Jé.-Sonrió con malicia al comprobar la calidad de aquellas pequeñas correas y sujeciones que hacía que una daga monofilamento entrase y saliese de la seguridad de su funda en sus antebrazos con facilidad, cosa que facilitaba en demasía el trabajo de Yuri, la adquisición de aquel objeto fue bastante simple debido a que algunos miembros recientes de la guardia era tropas originarias de ese mundo entre otros mundos de índole feral  que necesitaban algo de dinero y el...bueno, no dudó en quitarles aquella carga de su reglamentario armamento.

Las pistolas tampoco fueron complicadas de adquirir, pensó con satisfacción al rozar la funda de la pernera donde descansaba una de ellas, gracias a dios muchos oficiales habían caído y las reservas estaban llenas, debido a la reticencia de los soldados a que un acólito requisara dicho armamento, Yuri decidió soltar algunos tronos por las pistolas y alguna que otra ¨chuchería¨ del campo de batalla, tales como granadas o munición especial...e incluso le regalaron una Dog tag por librarles de aquella carga...aunque para Yuri la mas emocionante de sus adquisiciones fue la capa, si señores una preciosa capa camaleonina que tardó un tiempo en rastrear, pero que tras encontrarla no dudó en hablar con su siempre hablador compañero Tarkov y los adinerados Arcturus y Zachariah que fueron los principales benefactores de las grandes adquisiciones de Yuri...

Fueron varias horas de dura discusión entre aquel pequeño tirador de gesto huraño además de mirada perdida y su siempre sonriente aunque capaz compañero Tarkov, al final la cosa quedó así.-Un todo o nada, 500 créditos sobre la mesa en una apuesta...-Dijo sonriente aquel tirador, dispuesto a desplumar a aquellos infelices en un momento del doble de dinero que el cobraría en un mes, pero para su desgracia y la consiguiente sonrisa de tiburón de Tarkov, Yuri habló con astucia.-Está bien, apostaremos tu capa contra mis 500 créditos...en el juego del cuchillo.-Sentenció el acólito con el derecho a elegir que tipo de reto sería, para desgracia del fracontirador aquel siniestro tipo no cayó en la trampa de retarlo en su campo, pero no por ello se amilanó, muchas de sus cicatrices constaban de haber ganado estas apuestas para que algunos minutos mas tarde, sangre y un grito de dolor sentenciaran la victoria de Yuri cuando este, sin apartar la vista de su oponente no falló y el confiado soldado buscando imitar al acólito falló cercenandose un dedo limpiamente que por suerte para él fue el dedo meñique.

Y así estaba Yuri, rodeado de su equipo y con una gran cantidad de nuevos juguetes que lo hacían mas feliz que un niño el día de su cumpleaños, tanto que la capa descansaba sobre su hombro derecho en un claro gesto de orgullo por la victoria conseguida, con ayuda de sus compañeros pero no por ello menos gloriosa.-Bienvenido señor.-Dijo con respeto Yuri, a la par que con una extraña, MUY extraña sonrisa jovial aceptaba un cigarro de Tarkov¨Verdaderamente, esto lo ha echo muy feliz¨podían pensar sus compañeros ante tal gesto de bondad gratuita de Yuri.-Agradezcale al maestro su interés por nosotros.-Dijo borrando lentamente aquel despliegue de sentimientos.-Pero, si me disculpa¿Quien es usted, señor?.-Preguntó Yuri mientras se encendía con gesto ausente el cigarrillo sobre los labios haciendo que la capa lanzase reflejos rojizo-anaranjados por el lugar a la par que Yuri se recostaba contra la pared de la lanzadera para descansar las heridas de la misión.

En este momento lo motores alcanzan la potencia suficiente para el despegue y notáis la presión que os hunde en vuestros sillones. Tras unos segundos de subida vertical la lanzadera se impulsa hacia el horizonte inclinándose hacia el espacio.

- Mi nombre es Gramen y el inquisidor me ha pedido que os conduzca hacia el carguero El Cielo de Bronce para vuestra siguiente misión. En esta placa de datos tenéis lo detalles - os pasa la placa apagada.

Zachariah mira a sus compañeros por si alguno quiere coger la placa de datos, y al no haber respuesta la recoge y la enciende disponiéndose a analizar rápidamente su contenido.

Me estiro un poco sobre el asiento a ver si consigo ver algo.

Yuri expulsó una bocanada de humo además de una inclinación de cabeza en señal de respeto¨Al parecer se nos asigna una nueva misión...nuestro señor nos considera importantes¨ pensó mientras hacía lo propio para mirar la placa de datos.

Tras leer atentamente la placa, la paso a mis compañeros.

Parece que tendré que pasar más tiempo lejos del Dios Máquina... Otra misión en un mundo primitivo...

¿Otra misión?

Dice Octus con la mitad de la cara no biónica perlada de sudor.

¿Y no será en un apacible mundo colmena? no estaría mal un poco de civilización.

Comenta añorando las estructuras de rococemento y las ausadas cúspides de cristal.

Mmm...Volvemos a la madre tierra amigos....-Dijo con una sonrisa complaciente el asesino.

Me siento tranquilo al ver que igual me necesitan y que puedo llegar a resultar útil:

-Adelante, vayamos.