Partida Rol por web

Octus observa que ninguno de sus compañeros está por la labor de socializar. Bufa, menea la cabeza y se levanta, llevando consigo la bandeja de insulsa comida hasta un grupo cercano de 4 hombres. Coloca la bandeja frente a una silla libre y se sienta con una gélida sonrisa.

Los cuatro individuos llevan monos de trabajo con evidentes manchas de aceite y grasa. El más joven, no llegará a los veinte, parece que está regodeándose de haber conseguido algún tipo de reparación que otro de ellos no ha conseguido. Cuando Octus se sienta se callan y se le quedan mirando; el más mayor, podría ser vuestro abuelo, muestra una sonrisa forzada y pregunta: ¿Necesita algo?

Buenas tardes.

Dice tratando de ser afable.

Mis colegas y yo somos pasajeros en esta nave y la verdad es que se nos empiezan a quedar pequeños los cuatro maparos en los que nos ha alojado el bueno de Sebek. ¿Hay algo que se pueda hacer para pasar el rato de ocio?¿Hay alguna cantina? Suponemos que en poco tiempo llegaremos a nuestro destino, pero aun así se hace tedioso...

El hombre te mira y a continuación mira a sus compañeros. De nuevo se vuelve hacia ti, tiene el pelo blanco y un bigote grande que le rodea la boca: Este es el comedor principal y cantina, aunque en algunas cubiertas hay zonas de recreo propias.

- Si, sobre todo para los oficiales - dice divertido el más joven.

El anciano vuelve a tomar la voz cantante: Sin embargo, Sebek les debe haber advertido que los pasajeros no pueden deambular solos. Si desean algo deberían hablarlo con él.

¡Por El Trono..! un poco extraño, ¿no?

Dice removiendo la grumosa comida con el tenedor.

¿Qué pasa, es que hay mutantes guardados en la sala de máquinas, o qué?

Suelta una carcajada para dejar claro que era un chiste, pero aun así espera la reacción.

El viejo sonríe la broma aunque los otros tres endurecen el gesto pensando que les han llamado mutantes, puesto que su ropa delata que trabajan por esas zonas.

- Una nave puede ser un lugar peligroso si uno no la conoce, responde tranquilo. Aquí viven unas tres mil almas y el lugar es tan grande que recorrerlo entero puede llevar más de un día...y eso conociendo todos los caminos. El capitán es bastante estricto, no quiere incidentes con los pasajeros..ni si quiera fortuitos.

¿Si? pues vaya, como no lleguemos pronto a nuestro destino nos dará algo de estar encerrados...

Dice para ablandar a los mecánicos.

¿Sabéis cuanto queda hasta nuestro destino?

- Si me dice a dónde van quizás pueda calcularlo, responde sincero

Continuaba comiendo sin hacer mucho caso, excepto oír a Octus de fondo hablando con los mecánicos.

pues yo no veo tanto problema en quedarnos durmiendo el viaje...

Victus estaba claramente a gusto en aquella nave. Muchos mas que cualquiera de sus compañeros.

Sin duda eso era debido a que la mayor parte de su vida a transcurrido en una nave.

El ambiente de la nave le tranquilizaba

Vigilaba que a mi compañero no le pasara nada desde donde me encontraba, no fuera que a aquellos hombres se les fuera la cabeza de repente, o se produjera algun malentendido cultural, nunca se sabia. Saqué distraidamente mi baraja de cartas y comencé a barajearlas mientras no quitaba la vista de encima al grupo, poniendo tambien la oreja e intentando oir todo lo que se decía por esa zona. El arbitre lo estaba haciendo realmente bien, habia entrado en la escena como alguien aburrido y con ganas de diversión, y estaba sacando con cuentagotas la informacion a esos cerrados tripulantes.

Como siempre, las sutilezas de la interacción social eran algo fascinante para el tecnosacerdote. Aún así, nada era tan bello e intrigante como la máquina.

Pues creo que vamos a algún lugar dejado de la mano del Emperador en el Sector Calixis...

Dijo Octus sin ofrecer demasiada información.

Pero tal vez esta nave tenga que hacer alguna escala antes, ¿qué tipo de mercancía transporta? Por que siendo tan grande como dices, debe caber media colmena en sus bodegas.

Al Arbites le costaba creer que una nave tan grande no estuviese vinculada a algún cuerpo del Imperio o administración local.

Yuri mira la baraja de cartas con real interés mientras introducía generosas cucharadas de comida en su boca.-Dá¡.-Exclama tras masticar y tragar.-Apostamos algo Tarkov? siempre soñé con desplumar a alguien jugando.-Admite con una sonrisa lobuna en el rostro, además a Octus no le favorecería en su conversación que un grupo de exóticos curiosos silenciosos observase su conversación.

- Según he escuchado el siguiente destino es Iocanthos, llevamos provisiones y suministros ¿Es allí donde van?

Puede ser, pero no estoy seguro...

Dice Octus sin confirmar mientras alza los hombros.

Parece un lugar desagradable, ¿estará la Cielo de Bronce mucho tiempo allí?

- No lo sé, depende de lo que tarden en hacer el intercambio. Entonces se pone de pie y los otros lo imitan. Y ahora si nos disculpa tenemos que volver al tajo.

Van a dejar sus bandejas y se marchan

Octus vuelve rumiando las escasa concesiones que le han hecho. Se sienta con el resto y comenta.

Bueno, al menos parece que la próxima parada es nuestro destino... malditos mecanicos, si les pillo en tierra se enteran de lo que es cantar como los angelus.

Termino de comer, y les digo:

-Genial. Ahora ¿vamos a dormir una siesta?