Partida Rol por web

Creo que está de más que sus hombres lleven los rifles en las manos. Si hubiese querido hacer algo ofensivo toda la nave habría perdido ya la cordura hace horas.

Dijo el psiquico con cara de enfado mientras se dirigia fuera de la habitacion tal y como habia pedido Sebek

Con suma delicadeza, puse mi mano sobre el hombro de Victus y le comenté con voz calmada. Déjalos, no saben lo que se hacen. Y es algo que juega a nuestro favor, pongamos cara de buenos y sigámosles el royo, y si tenemos que matarlos, pues los matamos y punto, sin una sola amenaza ni nada por el estilo. Creo que están demás. ¿Verdad? Todos sabemos lo que podrías hacerles. Le di un par de palmadas y continué siguiendo a la comitiva de recepción con una sonrisa en los labios. Era una tontería discutir con aquellos pobres diablos.

Cuando quiera, comienzo a tener hambre. Dije poniendome a la altura de aquel hombre y sabiendo que nos comeriamos su comida pese a los malos gestos que se empeñaran en realizar. ¿Sabe que hay en el menú para hoy? Ultimamente la comida no ha sido muy buena y me consta que en estas naves las cocinas son gigantes. El estomago es importante. Dije dandole unas palmadas. En mi camarote había dejado el rifle automatico, y salvo eso y la espada, lo demás lo portaba conmigo en la mochila por lo que a simple vista parecía totalmente desarmado.

Tienes razón amigo mio.....

Victus miró a Tarkov con una media sonrisa complice

de un salto bajo de mi catre, y frotándome las manos digo:

-¡A comer!

Yo no le daba importancia a las riñas ni a las desconfianzas, eran como niños, lo que si me importaba eran los gruñidos de mi estómago en aquel momento...

- No serán los lujos a los que seguramente estén acostumbrados pero la comida es nutritiva y abundante, dice secamente para salir de la habitación

Una vez fuera Sebek encabeza el grupo seguido de dos guardias, detrás vosotros y cerrando el grupo los otros dos guardias. El camino hasta el comedor es de unos cinco minutos en los que recorréis pasillos atestados de tripulantes y luces intermitentes, pequeñas bodegas de carga donde humanos y servidores afianzan las cajas, o escaleras que os permiten cambiar de nivel.

La habitación que hace comedor puede alojar a unos trescientas personas; en el lateral izquierdo hay una larga barra donde la gente coge la comida para luego sentarse en una de las largas mesas con bancos. Veis que la mayoría de los asistentes ya está terminando o ha terminado y se dispone a retirarse. La mayoría no se fijan en vosotros y los que lo hacen no os dedican más que unos segundos antes de volver la vista a su plato, sin mucho interés.

- Volveré a por ustedes en una hora, comenta antes de salir del comedor

!Ja! A mí con eso me basta. El Trono lo sabe bien. No se piense que soy un señorito. Le dije riéndome mientras caminábamos hacia el comedor, donde seguramente recibiríamos la comida asignada a la tripulación, más que suficiente si de verdad era tan nutritiva como señalaba. Pues muy bien majo -señalé dándole una palmada- que aproveche tu comida si aun no has comido. Nosotros veremos que tal está el catering. Jejeje. A comer. Acto seguido pasé por la barra, tomé una bandeja, unos cubiertos de sus casillas, un vaso y una servilleta y fui recogiendo los platos que nos ofrecían. Cuanto tuve la bandeja completa me dispuse a sentarme y señalé con el dedo una de las mesas mientras preguntaba a los compañeros que estaban en la cola aun. ¿Os parece bien esta? Levanté una ceja, y esperé a que captaran el gesto. Desde la mesa escogida se podían ver las salidas y entradas perfectamente.

Yuri esbozó una sonrisa mientras caminaba tras aquel hombre, siguiendo sus pasos y acciones como un lobo miraría a la oveja que se comería en un rato, para acto seguido mirar a tarkov y a Octus...sabía que si algo pasaba ellos estarían a su lado, no por nada eran camaradas de armas desde hacía poco...pero aquella misión los había unido.

Yuri, sin prisas siguió los pasos de Tarkov, pues este al ser alguien completamente diferente a el lo reconfortaba, le hacía sentirse mas cómodo y tranquilo, con lo que la marcha por la cola para obtener la comida fue bastante tranquila, Yuri que era un hombre que necesitaba mantener un enorme ritmo constante decidió comer de más llenando su bandeja hasta límites insospechados y cuanta carne hubiera mejor, las proteínas eran algo necesario en la dieta de alguien con un metabolismo tan rápido.

Me senté al a mesa y recé una pequeña y rápida oración entre dientes.

Luego hundí mi cuchara en el plato, y empecé a comer como un lobo estepario.

-No está muy bueno, pero es lo que hay... ¿no coméis?

Octus come como un autómata, hundiendo el tendor ritmicamente en su comida y observando la nave. Habi tratado de orientarse para tratar de saber donde estarían y cuanto habían recorrido desde su habitación/celda.

Si esto te parece malo es que no has vivido en una colmena, para la mayoría de la gente una barbacoa de rata es un festín.

Al arbites no le había pasdo desapercibido el que les hicieran comer en un turno diferente, probablemente para que no tuvieran contacto con nadie aparte de sus nuevos amigos con rifle laser.

Mirando a los otros comensales, Octus le comenta a sus compañeros.

Pues si queréis obtener algo de información, esta es la mejor oportunidad que tendremos. Podemos hablar con marineros y personal de mantenimiento para saber que carajo hace esta nave y hacia donde se dirige.

La mirada de poli del arbites busca entre las mesas a algún obrero que coma apartado, sígno de exclusión social y posiblemente resentido con el resto, que parezca más dispuesto a despotricar sobre la nave y sus ocupantes.

Consciente de sus habilidades para tratar con las máquinas orgánicas, Zachariah coge una bandeja, recoge la comida que le sirven y se sienta en el primer sitio que encuentra libre intentando perderse en sus pensamientos...

Bien amigos pues que salga el parlanchin del grupo, porque ni Zachariah ni yo somos dignos de ese honor

dijo mientras engullía aquella comida plastosa

Octus la cosa es sencilla...-Susurró Yuri entre dientes mientras clavaba la mirada en la enorme fuente de comida, luego paseó su mirada por la botella de matarratas que llevaba consigo.-Comer, remendarnos, equiparnos, entrenar, dormir, descansar...esperar a que llegue el momento de bajar de la maldita nave y largarnos.-Repitió uno a uno los procedimientos estándares que el mismo solía llevar a cabo en sus misiones en solitario.-Tan solo debemos de saber si esta maldita nave pasará por nuestro objetivo...yo al menos...-Dijo señalando el lugar por donde se marchó sebek.-Estoy feliz viendo el temor de aquel inepto.