Partida Rol por web

- Imbéciles, el tipo parece que algo más asustado que antes pero sin llegar al pánico, no sabéis lo que hacéis....moriréis dentro de poco.

Ya... bueno... Eso será porque nadie nos explica las cosas, o hace esfuerzo alguno en hacerlo. ¿Cómo quieres que la gente no haga cosas si no intentas ni explicarlas? ¿Comprendes la contradicción de tus mismas palabras? ¡Por no hablar de tus actos! Trono Dorado de Terra... Hay que ser estúpido. Dije mirándole fijamente mientras me rascaba la cabeza. !Buaaaa buaaaaaa buaaaaa! -Imitando lo que serían unos lloros- ¡Buaaa! No sabéis lo que haces. Buaaa. Vais a morir todos. Buaaaa. ¡Muerte de una vez si no vas a ayudar! Me aparté de la escena y coloqué un pitillo en mi boca mientras accionaba el Zippo.

El discurso de Tarkov parece que disipa el principio de miedo a la muerte del tipo que enderezándose lo que le dejan los grilletes responde: las señales están ahí, interpretadlas siervos de un muerto en vida.

¡Ah sí! Claro... Porque tú, obviamente, las has interpretado estupendamente según se ve. ¿No? Porque si tu misión fuera tan importante no hubieras acabado aquí. Sonrío mientras expulso una nube hacia el que acaba disipándose en el aire. Ya se ve ya. Estoy seguro de que alguien debió interpretar por ti, no muy acertadamente señales. Niego mientras lo miro, dejo mi fusil en la mesa para quitarme peso de encima.

Bueno, ya que estás hablando con gente que "no ve" -hago el gesto de comillas con los dedos"- a vuestra excelencia no le importará compartir con nosotros esas "tan evidentes" señales. No pierdes nada, inténtalo. Ilustranos. Doy otra calada haciendo que la punta se consuma. Esperaba que mis compañeros comprendiesen que para pegarle un tiro siempre había tiempo, ahora que comenaba a comunicarse un poco.

El tipo escupe un gargajo sangriento y levanta el mentón con orgullo.

El escuitajo es la rúbrica que firma la sentencia de meurte. Octus ha hecho esto otras veces y no le agrada, tan sólo saber que está aplicando la Ley Imperial es lo que lo separa de estar asesinando a un hombre maniatado y a sangre fría.

Que el Emperador se apiade de tu alma...

¡BLAM!

Dice antes de apretar el gatillo y pintar la chabola con los sesos del hereje. Luego recupera sus grilletes y recarga el arma con aparente tranquilidad.

Tenemos trabajo que hacer en esa Catedral y Dhamon necesita un médico.

En efecto. Movamos el culo de una vez. Arrojando la colilla casi quemada hasta el filtro a los pies del cadáver tomé mi arma y me dispuse a salir. Abrí un poco la puerta y asomé con cuidado la cabeza mirado a los dalos. Luego ya, habiendo comprobado el terreno, salí camino a la catedral. Dhamon, ¿Necesitas ayuda para moverte o puedes solo?

-Zacha también está herido gracias a los herejes, no os olvideis de el, nos necesitamos tods en estos momentos tan duros.

Revisé le cadáver por si tuviese algo de info.

En la poca ropa que lleva, el fanático no lleva papeles ni nada que aporte más información.

Salgo corriendo a por mi vehículo para cargar a todos los heridos dentro y llevarlos a un sitio para poder curarlos.

El grupo daba lástima sólo de verlo, y casi mejor llevarlos motorizados que caminando sin contar el refúgio que les daría la cabina.

Me inquieta que estos rebeldes puedan volver a intentar atacar los transformadores. Deberíamos avisar a las autoridades para que los protejan.

Zachariah se dirige al vehículo en cuanto éste se acerca.

Mientras Octus se limpia y recoge su equipo, Arcturus vuelve con el vehículo con el que vinisteis desde Puerto Amargura. Os montáis y os dirigís a la escaleras de la Catedral pasando al lado de decenas de cadáveres, varias tiendas calcinadas y pequeños incendios luchando por no apagarse. El trayecto es muy corto pero los heridos agradecen sentarse un par de minutos y todos relajar la tensión del combate. Está claro que el asentamiento ha vencido pero ha pagado su precio.

Las puertas de la Catedral siguen entreabiertas como las dejasteis y uno de los acólitos asoma la cabeza tímidamente al escuchar el motor.

Consciente de su propia fragilidad, Zachariah aguarda a que alguno de sus compañeros diga algo.

Llegamos al sitio y con una manibra básica doy marcha atrás subiendo un par de escalones, Abro la puerta y salgo del camión gritando a los de dentro de la catedral:

-¡Sanitario! ¡necesitamos un sanitario, traigo heridos!

Doy unos golpes al furgón para que comiencen a salir.

El acólito que estaba espectante en la puerta desaparece dentro de la Catedral. Conforme salís del vehículo aparece en lo alto el abad Skae junto a Aristarchus y varios acólitos. Detrás la gente se apiña mirando desolados lo que ha pasado.

Dhamon asiente a sus compañeros, invocando al Dios-Emperador realiza unos severos rezos para que le otorgue su gracia y ayuda en los actos venideros restableciendole a el y a sus compañeros.

Tras ello, algunos han mejorado, e incluso el se encuentra un poco mejor.