Partida Rol por web

Rezad al Trono vuestras últimas plegarias. Puede que no veamos otro día. Dije con tono sombrío mientras miraba al sol del desierto con el pitillo entre los labios. Estaba claro que si sufríamos otro asalto se harían con el pueblo entero, y cualquier jefe que se preciara de serlo, tendría oteadores vigilando entre las dunas del desierto este emplazamiento, y por tanto habrían visto como salía la fuerza de defensa del lugar. Pero nada se podía hacer más allá de cumplir con el deber. La inquisición no perdonaba, eso estaba claro. No seré yo quien abandone su puesto. Murmuré para mi mientras dejaba caer la colilla al suelo y la pisé enterrándola en la arena.

Me quedé con la boca abierta mirando a Skae, la Cantamuertes y finalmente a Aristachus. Lo que había hecho el último no me había molestado en absoluto, aun mas, si hubiese podido yo habría hecho lo mismo, pero no acababa de entender el por qué había molestado tanto a al Cantamuertes, y menos aun como era capaz de abandonar a sus hermanos así como así en un momento tan duro.

Miré de reojo a mis compañeros a ver si alguno seguía a Esha mientras comenté:

-Buen disparo señor.

¿qué nombres habría dicho, por qué habían sido tocados por la mano de la locura, de cuantos estaríamos hablando realmente?

Cuando la gente se dispersa por segunda vez en el día Aristarchus se despide de abad y se acerca a vosotros: Ha sido un día duro y me encuentro cansado...mañana es el gran día y por su estado, añade mirando las vendas y remiendos, ustedes también deberían descansar.

Por mi parte pasa lo que queda de tarde y la noche. Di queréis hablar entre vosotros, preparar algo, .... decidlo.

Cuando terminéis, Dhamon podrá sanaros 3 veces más a cada uno manteniendo el límite de 6 horas entre aplicaciones.

Dhamon observaba la escena, por sus vagos conocimientos y lo que allí se había dicho, era posible que esos voceadores hubieran tenido trato directo con algún siervo del Inmaterium. La actitud de Aristarchus dejaba claro que algo también le pasaba a el, y ese comentario de la Cantamuertes sobre ser tocados por el cuervo no le agradaba nada, pues aun recordaba a uno de aquellos dioses del caos que tenia representación de parte cuervo.

Cuando estuvo reunido con sus compañeros comento sus intuiciones.

- Creo que aquí hay mas de lo que a simple vista observamos. - Comenzó. - Creo que la Cantamuertes nos ha indicado que aquí actúa un poder mayor. Debo presuponer que los Voceadores han sido tocados por el Caos y este ademas esta influyendo en Aristarchus y el Abad, Si Esha tiene razón. - Sigue. - Deberíamos intentar hablar de nuevo con Esha antes de que se produzca ese milagro tan esperado por el Abad. Temo por ese milagro. - Dijo dirigiéndose a todos y mantuvo su mirada en Arcturus esperando que este dijera algo en contra de su intuicion. Pues su fe le hacia ver las cosas a medias.

Yuri encendió una varilla con parsimonía mientras anunciaba en un tono de voz neutral, como el de un altavoz.-Esha Raine se ha largado de aquí montada en un perro, no nos dará tiempo a alcanzarla.-Con uno de sus dedos apuntó a Tarkov.-El no abandonará este lugar.-Luego apuntó Arcturus.-El está de acuerdo con las acciones de Aristarchus.-Luego se señaló a si mismo.-Y yo no quiero que me peguen un tiro por la espalda a sangre fría.-Se encogió de hombros y miró a Octus y Dhamon.-Aunque concuerdo en cierta forma que pasa algo bastante inusual por la zona, esos tipos parecían murmurar cosas raras por no hablar de los sucesos extraños que hemos vivido y a cada día que ha pasado aquí Aristarchus ha estado cada vez mas raro e irascible.

-Alto, alto, en ningún momento he dicho que yo no quiera conocer y entrevistarme con la Cantamuertes. Aunque se haya ido y nos haya abandonado no ha dejado de ser una figura religiosa importante para mi.

Me crucé de brazos frunciendo el ceño.

Deberíamos saber qué ha dicho ese voceador para que todos estén tan alterados. Si pudiéramos hablar con ella, que parece saber de qué va todo sería lo mejor...

Zachariah sigue confuso, sólo ha estado agusto cuando tuvieron que proteger esos transformadores, pero se encuentra en un lugar inhóspito, desolado...

Ojalá termine esto rápido...

Octus empezaba a acusar el cansancio y una persistente migraña se alojaba tras la cuenca del ojo vacío que escondía su prótesis facial, era un dolor fantasma ya sólo aparecía cunado las cosas estaban realmente mal. Todo tenía mala pinta.

Coincido con Yuri, esto huele a mierda y sabe a mierda...

Tenemos el vehículo con el que vinimos desde Puerto Amargura, usemos el camión para ir a buscar a la Cantamuertes y mientras unos pocos pueden quedarse aquí, para vigilar la Catedral.

El Arbites repasa mentalmente las palabras de la anciana y comenta:

¿Qué habrá querido decir con un cuervo que les susurra palabras en el hombro?

Dhamon nunca antes se había sentido tan exhausto, pero tras múltiples rezos bendiciones y otras faenas en nombre del Dios-Emperador había logrado que este bendijera su presencia con el poder para restablecer a sus compañeros en parte. Su guía era la que necesitaban en aquellos momentos para salir bien librados del destino en el que se habián embarcado.

Está empezando a clarear el día, el gran día en el que se consagra la Catedral a San Drusus (el antepasado del vidente Aristarchus), y Dhamon ha conseguido restableceros de las heridas sufridas el día anterior. Cuando bajáis a desayunar un muchacho de unos trece años con la túnica de novicio entra corriendo en la CLota Llorona y buscando con la vista se acerca a vosotros.

- Le...le..les estaba bu...buscando - tartamudea mientras coge resuello - han herido al abad Skae, el vidente Aristarchus reclama su presencia en las escaleras de la catedral.

Observo a los demás en silencio mientras sigo comiendo y les digo:

-Aristachus nos llama, ¿deberíamos ir rápido, no?.

Aun no tenía claro los planes que íbamos a seguir, si quedarnos, buscar a la cantamuertes o ir por libre.

Si claro, ahora vamos. Corriendo como perros a la llamada del amo. Aquel jefe no me gustaba en absoluto. Había tenido unos cuantos anteriormente, prácticamente uno en cada operación, y ya eran unas cuantas, y desde luego el que había tocado en esta era de los peores. Pero nada se podía hacer, tan solo cumplir y acabar rápidamente con el asunto para pasar al siguiente y ver si había más suerte. Tomé el equipo y me levanté del improvisado catre donde estaba descansando. Un par de tragos a la cantimplora, unos rápidos bocados a las raciones de combate, un pitillo y volvía a estar listo para la acción.

El dolor fantasma tras la cuenca ocular vacía llegó de nuevo a Octus, que pese a encontrarse perfectamente tras los milagrosos cuidados del psíquico, tenía el ánimo por los suelos. Compartía el sentimiento de Tarkov y alucinaba cada vez más con el soldado imperial.

Encajó un cargador de munición matahombres en el fusil de asalto por lo que pudiera pasar y elevó una corta plegaria, puede que la Luz del Emperador llegase a todas partes, pero al arbites le daba la sensación de estar sumido en tinieblas.

¡Novicio quién ha atacado al Abad!¿Han vuelto los incursores de Seth?

Dijo sacando la poca autoridad que le quedaba. Aunque de nuevo preguntó sabiendo que una vez más conseguiría respuestas difuminadas entre un montón de tonterías. 

- No  lo sé, señor - responde más recuperado. Cuando he llegado me han mandado a buscarles.

-Fiuuuuu, la cosa se pone fea, o vamos o no vamos, pero si no vamos -mientras hablo me pongo detrás del mensajero y hago un gesto pasándome el pulgar por el cuello mientras le señalo con un gesto de mi cabeza- casi que prefiero ir ahora que lo pienso.

No nos entretengamos más.

Cuando llegáis el abad está pálido y respira con dificultad; tiene la casulla enrojecida con su propia sangre. Tirada en las escaleras de entrada a la catedral. Un acólito le sostiene la cabeza mientras Aristarchus se arrodilla a su lado. 

Skae habla con voz débil y apagada:

- No vi lo que era; parecía una mujer, o al menos una silueta oscura con forma de mujer. Luché, que el Emperador me proteja, luché y recé cuanto pude, pero ... jamás la hubiera creído capaz de ....