Partida Rol por web

Selina salió del comedor y buscó el despacho del profesor Aleksov. No soportaba llevar el chip ni un día más. La dinámica de la escuela hacía difícil encontrar un hueco para hablar con los profesores, más aún para los de su hermandad, teniendo que ir y volver a la isla a diario, y cuando lo había intentado no había coincidido con el profesor.

Esperaba que el despacho estuviese cerrado, así que se sentaría fuera, esperando que Aleksov terminase el desayuno. La lógica dictaba que pasaría por allí, y si no, esperaría hasta que lo hiciese, sin importar el tiempo que eso conllevase.

De forma tranquila y leyendo algún documento encima de una carpeta abierta, el profesor Aleksov caminó todo el pasillo silbando una canción a medida que se dirigía hacia su despacho. Poco antes de llegar a su puerta, mientras buscaba en el bolsillo la llave para abrirla, levantó la vista y cerró la carpeta. Sonrió de forma amistosa a la chica que se encontró, y colocó la carpeta bajo su axila. -Buenos días srta. Swan- extendió la mano de forma amistosa con el fin de que esta hiciera lo mismo y al estrecharlas darse por saludados. -¿Qué hace por aquí? ¿Alguna duda sobre las asignaturas?- preguntó, mientras metía la llave en la cerradura y abría la puerta, para luego dar un paso caballeroso hacia atrás. -Pase, por favor.- la invitó, esperando que entrara y tomara asiento delante de él.

¡Maldición! - Pienso cuando el profesor no me oye llamarle. Veo que se dirige a la primera planta, pero camina más rápido que yo, así que cuando llego arriba no le veo por ningún lado. Veo la puerta del pasillo de los despachos abierta y me encamino hacia el del profesor, por que me parece el lugar más probable donde encontrarlo. Al llegar, llamo a la puerta con los nudillos. Profesor Aleksov, soy Steven. Quisiera hablar con usted un segundo ¿Está usted ahí?

El profesor estaba parado junto a la puerta, recién abierta del despacho. Justo al levantar la mirada y después de invitar a la srta. Swan a entrar, vio que un chico de su hermandad, Ernst, se acercaba tras él, también en su busca. -Oh, vaya, que grata sorpresa sr. Ernst. Por supuesto, pase usted también.- pasó definitivamente al despacho, dejando la carpeta que portaba bajo la axila sobre la mesa, y activando, con un balanceo de dedo, la cafetera que tenía siempre lista. -Siéntense, por favor, ¿Café?- terminó por invitar.

¡Oh! - Se sorprendió Steven al ver en el interior a Selina. Y se sonrojó ligeramente.

Recordó que la chica había sido la primera en colaborar en la extinción del incendio y también la única que se había interesado por su golpe.

Él no había sabido como reaccionar - para variar - y respondió torpemente restándole importancia. "Fue solo una caída aparatosa. No hizo falta ni que pasase por enfermería", y de hecho, aun no había pasado por enfermería, aunque aún formase parte de su lista de temas pendientes. Agradeció que no le hiciese preguntas sobre su cojera y la debilidad de sus piernas. A pesar de los años, aún no había aprendido a gestionar la malformación degenerativa de su columna.

En cualquier caso, se sentía avergonzado, sobre todo porque en el momento ni siquiera se le ocurrió agradecer su preocupación a la chica y desde entonces no había encontrado una ocasión favorable. Pensó que la casual coincidencia sería la oportunidad perfecta. La abordaría al acabar la tutoría con Aleksov.

Disculpad. No gracias, profesor, acabo de terminar una taza grande.

Se giro a la chica y le dedicó un gesto amistoso.

No sabía que estabas aquí - Dijo dirigiéndose a ella. Pensó que igual ella prefería privacidad y le dio opción a esperar fuera - Si lo prefieres esperaré fuera a que termines.

Estrechó la mano del profesor en respuesta al saludo, y entró con él en su despacho. Estaba algo confusa con las preguntas que Aleksov le hizo al acercarse. Esperaba que él supiese la razón de su visita, pero parecía no ser así y eso la inquietaba.

Estaba pensando cómo abordar el tema y entonces llegó Steven. Había sido un alivio escucharle días atrás decir que se encontraba bien. A Selina le supo mal que el chico cayese y también no poder ayudarle, ya que de haber soltado la manguera cualquiera habría podido quedar malherido. Se sentía culpable también de haberse atrevido con algo que no podía controlar, dando a entender sin pretenderlo que no era algo peligroso, ya que ni ella misma se había parado a pensarlo, con la consecuencia de esa aparatosa caída que habría podido ser peor. De todos modos no se arrepentía de haber seguido su instinto. De haber habido alguien dentro, jamás se habría perdonado no hacer lo posible por salvarle.

-Hola Steven -saludó con una amable sonrisa. Su presencia la distrajo por un momento del cometido que tenía entre manos, brindándole unos minutos para coger fuerzas- yo tampoco quiero café, profesor, gracias.

Le sabía tan mal decirle que prefería tratar el tema a solas con Aleksov... No le molestaba la presencia de su compañero, pero había prometido que sería discreta con ese tema y Selina no faltaba a su palabra.

-¿De veras no te sabe mal? -le preguntó con un gesto de sufrimiento en el rostro. Se notaba que le era incómodo no decirle que se quedase y el tono de su voz casi era un ruego de perdón por pedirle que les dejase a solas un momento- No tardaré mucho -añadió un poco nerviosa. En realidad estaba convencida que así sería, fuese cual fuese el resultado.

Para agilizar un poquito, vamos a dar por hecho que Steven no tiene problema, sale y cierra la puerta detrás de sí. 

El profesor Aleksov accede amablemente, y le pregunta a la srta. Swan por qué va a verla, siempre de forma amable. 

Selina estaba algo nerviosa, miró a ambos lado del despacho un par de veces antes de centrarse en el profesor.

-Yo... venía para hablar con usted acerca del chip -le miró con cautela. ¿De veras Fausto no le había dicho nada?
No, estaba convencida de que se lo habría dicho. Seguramente el profesor Aleksov lo habría olvidado, después de tantos días era normal. Esperó su reacción sin atreverse a decir más por el momento, con la esperanza de que el profesor se lo ahorrase.

Sin problema. Tú estabas antes.

Steven no necesitó mentir, de hecho la propuesta había sido suya. Cada uno tiene su intimidad.

Salió del despacho cerrando la puerta tras de si y se quedó esperando en el pasillo a qué le indicaran que había llegado su turno.

Las cejas del subdirector se alzaron al recordar el tema que le comentabas. -Ah, cierto, me ha dicho un pajarillo que no te hace falta, ¿no?- le guiñó un ojo, e hizo un gesto con el dedo índice, como si de una varita mágica se tratara. Sin que lo notaras, el chip salió de la camisa y se posó en la mano del profesor Aleksov. -Muy bien, pues solucionado, ya te lo he quitado.- le sonrió amablemente, mientras guardaba el nanochip en uno de los cajones de su escritorio.

Selina exhaló sintiéndose aliviada, como si le hubiesen quitado un enorme peso de encima. Observó con curiosidad el chip en la mano de Aleksov. Era sorprendente que pudiese ponerlo y quitarlo sin que se notase nada.

-Muchas gracias profesor! -exclamó con una sincera sonrisa. Por fin algo iba bien! -le diré a Steven que entre -añadió cuando hubo guardado el chip. Se dirigió hacia la puerta y se giró un segundo antes de salir-. De veras se lo agradezco!

No habían pasado ni cinco minutos cuando la puerta del despacho de Aleksov se abrió. Selina salió con mucho mejor cara de la que tenía cuando había entrado. Sonrió a Steve.

-Ya puedes pasar. Te dije que no tardaría -sonrió a su compañero. Había dejado la puerta abierta- igual nos vemos luego, Steven, voy a tomar un poco el aire. Aunque en un principio había pensado en preguntarle si le esperaba, creyó más oportuno darle espacio. Tras despedirse se dirigió al exterior. 

Steven estaba esperando que saliera Selina para agradecerle el gesto de días atrás, pero la chica se fue tan rápido que le dejó con la palabra en la boca.

Se encogió de hombros y entró al despacho del profesor.

Ya tendré tiempo de agradecérselo

Buenos días profesor. Siento haber venido a verle sin avisar, no sabía que estaría ocupado.

Le dice Steve al entrar

El profesor ofreció asiento al chico y esperó a que este entrará. -No se preocupe sr. Ernest, siempre es un placer atender a un alumno; y mucho más si es uno de mis tutelados.- hizo una pausa para esperar a que se sentado. -Y dígame, ¿qué le trae por mi despacho caballero?- preguntó de forma confusa aunque amable, con ganas de averiguar el motivo de la visita del alumno.

Steve entró en el despacho y avanzó hasta el asiento que le había ofrecido el profesor.

Ahora que no estaba Selina, se hizo una rápida composición del lugar mirando a ver si algo captaba su atención de un primer vistazo pero sin mirar hacia todos lados, solamente con lo que entraba en su campo de visión al avanzar. No quería husmear o resultar maleducado curioseando la habitación.

Pues verá, profesor. - Steven fue directo al grano - Supongo que está al tanto de mi expediente, por lo que se habrá hecho a la idea de mi situación económica.

Hizo una breve pausa para que el hombre se hiciera una idea de hacia donde avanzaría la conversación.

Todo lo que tengo está en mi cuarto de la hermandad. Ya me había planteado buscar algún respiro económico antes de lo sucedido con la hermandad de mis compañeros, pero ahora se me revela como aún más necesario si cabe.

El caso es que me preguntaba si habría alguna posibilidad de desempeñar alguna labor remunerada en la escuela. Soy un chico apañado y podría hacer cualquier cosa. - Mintió.

Quizás ayudar en algún laboratorio, o en la biblioteca, o a algún profesor, o al jardinero si hace falta.

Hasta ahora había hablado sin apenas darle huecos al profesor a responder hasta haber terminado su propuesta. Añadió una cosa más y luego por fin, hizo una pausa.

También se me había ocurrido que quizás resultara interesante montar una emisora de radio desde la isla a los pueblos cercanos. Una especie de club como los que nos explicaron durante la bienvenida. Si lo hacemos bien y conseguimos algo de audiencia quizás hasta podamos abrir espacios publicitarios y conseguir algún soporte económico, por pequeño que sea. Yo podría trabajar en ella de locutor, siempre que no coincida con las clases. Podríamos hacer programas locutados fuera del horario escolar y dejar grabaciones de música para las horas lectivas.

Ahora sí, Steve dejó por fin hueco al profesor para contestar.

El profesor asintió de forma leve escuchando las palabras, aunque no de forma aprobatoria, sino asimilatoria de las propuestas del chico. -Así es...- respondió instintivamente ante la pregunta indirecta sobre si había leído su expediente. Lo cierto era que el profesor buscaba gente así en la escuela, dispuesta a ayudar y mejorar. Pero la cosa no acababa ahí, sino que el chico parecía haber tenido una gran idea, bastante atractiva para el profesor, cosa que quedó muy bien reflejada en su rostro. -Vaya, sr. Ernst, parece que es usted bastante aplicado. Sí, señor.- hizo una pausa para levantarse y rellenar la taza de café que había vaciado justo antes de que el chico entrara. -En primer lugar, decirle que mientras esté en la escuela no le hará falta el dinero, pues la escuela correrá con los gastos de todo aquello que le sea necesario.- sorbito de café. -Sin embargo, como profesor, y sobre todo, como su tutor que soy, quiero que sepa que valoro mucho a la gente que se esfuerza por mejorar, por lo que solicitaré a dirección su inclusión como ayudante de laboratorio, no es mucho lo que ganará, pero le valdrá para ir ahorrando.- otro sorbito de café, y con un gesto de los dedos, un documento salió por la impresora, posiblemente sería la solicitud de la que le hablaba al chico en ese momento. -De todas formas, esto no es seguro, pues la escuela no tenía previsto contratar ayudantes; aunque le informaré en cuanto me den una respuesta.- termino la primera parte, colocando el impreso sobre la mesa, en la esquina superior. -En cuanto al tema de la emisora, imaginará que tampoco puedo darle una respuesta inmediata, pues debo consultarlo de forma privada con los directores, y ver qué posibilidades me dan.- un último sorbito de café antes de acabar de hablar. -Espero tener respuestas a sus peticiones para mañana, o pasado, pues nos coge en un día complicado hoy.- Asintió, dejando la taza a un lado, el contrario al que dejó el impreso anterior y se frotó las manos, esperando una reacción por parte del chico.