Partida Rol por web

El cadáver de Enrique yace sin vida en el suelo las gotas caen sobre su rostro resbalando sobre su mejilla, los ojos abierto mirando al cielo. De nuevo el rayo y el relámpago, en la oscuridad ilumina tu rostro, tu temido rostro.

Tu voz compite con el viento y el trueno, haciéndose oír sobre el maldito temporal, Ramiro se santigua, hombre temeroso de Dios, y del diablo, pero más de su señor a quién tiene presente.

Mientras Ramiro busca una manta con la que envolver el cadáver, Martín y Fernando despojan al cadáver de su armadura y espada, entre los dos envuelven el cuerpo en una de las mantas usadas para que los animales no pasen frió.

Fernando cierra los ojos de su camarada y compañero,recitando unas breves palabras, un rayo cruza de nuevo el firmamento, iluminando con su azul luz la faz del muerto, envuelto y atado es levantado por Martín y Fernando, uno por los hombros y el otro por las piernas, colocandolo así encima de los baúles, de nuevo es atado para asegurar que no cae con el traqueteo del carruaje.

Mientras tanto Fadrique y Ramiro tratan de mover el tronco, más es imposible, el diámetro del tronco es tal que ambos hombres juntos serían incapaz de abrazarlo, para más inri el barro dificultad el empuje, en una de las ocasiones Ramiro cae de bruces sin conseguir mover el tronco un ápice, sumados Martín y Fernando apenas son capaces de mover un ápice el tronco, la tarea resulta imposible para los hombres.

Molesto por el maldito contratiempo decides arrimar el hombro entrando en el cenagal, una vez junto al tronco recurres al poder de tu vitae, tus músculos se hinchan, alcanzando el doble de su tamaño.

-Uno, dos, tres  empujad ... uno, dos, tres empujad- el tronco se mueve lentamente al principio, para no volverse a mover, al mirar atrás ves que ha sido levemente enterrado cenagal que antes fuera camino.

No hay más remedio, tendréis que levantarlo entre los cinco, Fadrique y tu flexionáis las piernas metiendo las manos por debajo del tronco -un, dos, tres- levantáis a la vez a penas unos centímetros, tu cuello se hincha a la par que el de Fadrique, Ramiro, Martín y Fernando meten sus manos por debajo ayudando a mantener sostener el tronco incluso lo levantas pocos centímetros más, el suelo resbala por lo que debéis de ir con cuidado, al cabo de unos pocos pasos los mortales se cansan, sus músculos se fatigan, primero Ramiro y por último tu fiel Fadrique.

-Domine, no aguantaré mucho más- un paso, dos, -domine se me resbala- con tiempo suficiente sacas las manos, soltando el tronco junto a Fadrique.

Los hombres están doblados con las manos sobre sus rodillas respirando pesadamente, una nube de vaho se forma alrededor de ellos con cada exhalación de aire.

Con mirada critica observas el tronco,pesa mucho más de lo que pensabas, apenas se ha movido un metro, si deseáis despejar el camino debéis de mover al menos dos metros más, tus hombres se cansan, no disponéis de cuerdas para atar al tronco los animales y aún así es peligroso, un los caballo podrían romperse una pata o ser arrollados, debe de haber otro modo más sencillo.

Mala suerte, un relámpago vuelve a surcar el cielo, su fogonazo azul ilumina el tronco, los hombres agotados, luego tus manos impotentes ... el trueno acude asustando a los animales, la lluvia no cesa, los nubarrones ocultan la luna sumiéndoos en la oscuridad ... la oscuridad ... .

Tranquilo, que me sé las tiradas ;) No es eso lo que te preguntaba y necesito saber, sino como quieres que lo hacemos, mira el "Edito" que hay en mi post :)

Dos tentáculos surgen de tu cuello, luego otros dos mas de tu espalda, reptando llegan hasta el tronco envolviéndolo lentamente.

Los hombres atemorizados, observan la escena ... Martín se queda paralizado por la escena, de su pantalón baja un liquido, posiblemente amarillento, bajo esta lluvia de mil demonios no se distingue la mancha de humedad, todos estáis calados hasta los huesos, pero sin embargo si que discernís vaho del calor de su orina.

Los demás no llegan al extremo de Martín pero si es cierto que están bastante "intranquilos", los animales pifian, nerviosos, golpeando con sus pezuñas el suelo.

-Sooooo- los tranquila Ramiro.

A una orden los jirones de oscuridad comienzan a elevar el tronco lentamente apartándolo del camino, al retirarse los tentáculos observas que allí donde han tocado el tronco este ha perdido su color siendo reemplazado por un color grisáceo.

La oscuridad sobrenatural se repliega volviendo a tu interior para consuelo de animales y mortales. Con cierta dificultad, sobreponiéndose al susto los hombres vuelven a su cometido, algo más impresionado Martín, a quién hay que ayudar a montar en el caballo.

El carruaje vuelve a ponerse en marcha, algo más lento debido a las condiciones del camino, pero avanza inexorable hasta Tarrassa, donde el leal Nuño espera para darte las nuevas de sus pesquisas.

La tormenta cesa inexplicablemente a los pocos minutos, no tiene el menor sentido, simplemente ha dejado de llover abruptamente, al sacar la cabeza por la ventanilla observas que el cielo está despejado tal como estuviera justo antes de llover, esto es cosa de brujería no hay duda, ¿existirá el demonio que tanto teme Ramiro?, ¿y si no tiene mejores cosas que hacer?, ¿quién sabe?.

Finalmente llegáis a Tarrassa, un muchacho se ocupa de las monturas. Al entrar en la posada ves a Nuño sentado en una mesa apartada con una copa de vino.

-Domine- el hombre se levanta y saluda haciendo una reverencia - me he tomado la libertad de reservaros habitación, espero que me decisión le satisfaga- pausa -he hecho cuanto me ha pedido, no ha sido fácil pero he localizado una residencia espero sea de su agrado- añade en un susurro

Ahora si, el tronco es retirado del camino con relativa facilidad, aunque haya sido a costa de tener que invocar el poder de las sombras delante de los humanos que forman su pequeña comitiva. El camino es casi un lodazal y avanzar será costoso, pero por lo menos saldrán de allí. Los ojos de Roger buscan a Ramiro mientras los sobrenaturales tentáculos forjados con sombras y Vitae regresan a donde salieron, pero el cochero está manteniendo los caballos a raya. También los jinetes, a pesar de que Martín...

Fadrique se marcha dejándote a solas con Nuño,ambos os sentáis en la mesa, mientras Martín, Ramiro y Fernando terminan de subir los bártulos, entre ellos el pesado baúl que porta tus bienes. Nuño sonríe, respondiendo a tus preguntas mientras sorbo a sorbo apura su copa.

-Mis disculpas domine- la copa de Nuño se posa sobre la mesa -he dejado a Alfonso en Barcelona nos espera en la Iglesia de Sant Pau del Camp, una pequeña y modesta iglesia a las afueras de la ciudad- pausa -he decidido le eche un ojo a nuestro comerciante, no confío en lo que puede hacer, además tiene problemas con el juego y debe una suma importante por lo que no descarto el que alguien quiera cobrar en especias- la copa vuelve a subir a sus labios para bajar de nuevo.

-En cuanto a su residencia- dice volviendo a dejar la copa sobre la mesa - hemos tenido bastante suerte, un noble caballero ha muerto sin descendencia directa , sus herederos no tienen el menor interés en la propiedad, pero sí en el sonido de la plata, hemos llegado a un acuerdo por una cantidad irrisoria- sonríe confidente - aquellos que han heredado no son ni más ni menos que el servicio que asistía al anciano ... debió ser un buen hombre, pero dudo que la iglesia o el rey lo tengan en demasiada estima- dice lacónico.

-En cuanto a la ciudad- su tono baja hasta un leve susurro acercándose más a ti -según tenemos entendido un tal Aitor el vasco, controla el Barrio de la Ribera y los bajos fondos- dice con cara de disgusto -un caballero que tan solo participa al anochecer;es la comidilla de armeros, herreros y escuderos, el caballero oscuro lo llaman, un tal Peré Joan d´Aguilar-.

Pasados unos minutos Fadrique vuelve cambiado de ropa, Nuño observa curioso al que hiciera sus funciones una vez partiera a Barcelona para cumplir con el encargo de proveerte una residencia y tantear el terreno, sus pesquisas han dado como fruto, un palacete y el hijo de un mercader acuciado por las deudas.

-Domine- dice con la cabeza gacha mientra Nuño juguetea con la copa divertido -todo está dispuesto, en su habitación dispone de ropas secas para cuando desee cambiarse- pausa - parto a procurar una misa al buen Enrique- dice bajo la atenta mirada de Nuño, es obvio que entre ellos no existe amistad y parece haberse generado una cierta rivalidad por tus atenciones.

Fadrique se marcha, dejándote de nuevo a solas con Nuño, una queja muere en los labios del leal caballero, no es prudente cuestionar las decisiones del amo, y él lo sabe bien, pero no puede dejar de sentirse menospreciado teniendo en cuenta que ha sido sustituido por alguien a quién tiene en tan poca estima, con un ademán despide a Fadrique.

Ramiro, Martín y Fernando bajan uniéndose a vosotros en la sala, tras los debidos saludos bajo tu atenta mirada se sientan en un lugar apartado para disponerse a comer y beber.

Nuño inspecciona con cuidado la sala, mirando a uno y otro lado para cerciorarse que todo sigue en orden tras la pequeña distracción, tras un rápido vistazo vuelve a dar un sorbo a la copa, sin dejar de mirar a la entrada de la sala,siete hombres esbozados en capas negras entran en la sala, apenas se distinguen sus rasgos, Nuño hace una seña con su cabeza hacia los recién llegados.

Los siete entran en la sala, sus botas cubiertas de barro, sus rasgos ocultos tras una capucha a una seña uno de ellos sale de la sala, el acero protesta con ruido metálico al ser desenfundado, pronto comenzará a cantar mordiendo la carne en búsqueda del carmesí liquido.

Todo sucede a cámara lenta, Nuño echa mano a su espada a la par que grita a las armas, su mano izquierda te empuja hacia un lado, a tu derecha ves una hoja brillante avanzando hacia delante ocupando el lugar que dejarás segundos antes, la espada se clava en el pecho de Nuño, una mueca de dolor cruza su cara, más no cae.

Una mujer entra en la sala portando una bandeja con comida y bebida, al ver la escena la bandeja cae con un estrepitoso ruido, de su boca sale un agudo chillido.

El posadero aparece por detrás tomándola de la cintura con su brazo para arrastrarla de la brutal pelea, temiendo por la vida de la doncella, quién posiblemente sea su hija.

Alguien grita de dolor, reconoces la voz de Ramiro, el acero canta a tu derecha, todo sucede lentamente, alguien se une al moribundo canto de Ramiro, las mesas y las sillas y las mesas caen, con sendas patadas.

El tiempo parece detenerse, para cuando logras incorporarte Nuño ha despachado al que osará levantar la mano contra su señor, su herida sangra en abundancia, su brazo izquierdo caído a un lado, de una patada derriba la mesa haciendo tropezar a otro más, su espada se levanta cayendo en un arco mortal.

-Ohhhh- suspiran sus labios,el acero sobresale dos palmos por el vientre de Nuño, su cara es una mezcla de odio y sorpresa, la hoja gira sobre si para ahondar más la herida, de la boca de Nuño sale un reguero de sangre, su espada cae con sonido metálico.

-Domine- susurra mientras sus ojos se cierran lentamente, su cuerpo cae sobre la mesa doblándose como un saco, la hoja se retira cubierta de sangre, la sangre de tu fiel Nuño.

Repito tirada porque no me acordaba que tenía un dado extra en manipulación. Aunque seguro que aun saco menos.

Perdon pero ¿que tienen que ver los dieces con las especialidades? Porque es la primera vez que oigo que las especialidades sirven para lo que indicas. Pero ok tu eres el master y jodes a los jugadores como quieres, como haciendoles tener pesadillas aunque no tengan ese defecto, pero te recomiendo mirarte el básico. Otra cosa: Niño nunca ha sido Ghoul de Roger, es, o era, humano, no veo porque tenia que morir, que ahora me entero que ha palmado, porque en circunstancias normales no habría muerto porque Roger habría intervenido antes. Y te rogaria que me contestases por la misma via, es decir, MP, las inquietudes que te he planteado porque de ello depende mi continuación en la partida. Sin malos rollos, cada uno rolea según sus intereses y lo que le gusta, y yo te he planteado una serie de cuestiones por MP que necesitaría saber y comentar mucho más a fondo.

Un grito de terror hiela capaz de la sangre del más valiente surge de los labios del encapuchado que se dispone a caer sobre ti, una vez más recurres al poder de las sombras, frio ... oscuridad, muerte ... repta subiendo por la pierna del hombre apresandolo entre jirones de sombra ... apretandolo, un chasquido, luego otro y el grito cesa.

Atonito el hombre a tus pies, observa como su compañero es estrugado por una gigantesca sombra. El terror hace mella en él paralizandolo.

El tentaculo deja caer a su presa con un ruido sordo, nervioso oscila a uno y a otro lado. Mientras tanto al otro lado de la habitación Martín y Fernando luchan por sus vidas.

La herida de uno de los hombres que lucha con Martin hace mella, sus movimientos son cada vez más lentos y torpes, sin embargo el otro combatiente está fresco y no muestras de fatiga.

Fernando sigue intercambiando golpes a diestro y siniestro con su contrincante, ninguno de los dos da cuartel, el acero choca, cantando su singular canción, es solo cuestión de tiempo que alguno de los dos comenta un error en su guardia o el cansancio haga mella.

Roger tiene la espalda del que está con Fernando entera para él, por lo que lo coge por atrás y lo liquida. El otro individuo está paralizado y el tentaculo repta hacia él para quitarlo de enmedio.

Sin pensarlo dos veces avanzas hasta Fernando, dejando atrás al paralizado hombre, no temes darle la espalda, atrás escuchas el chasquido de los huesos al romperse, luego un grito de dolor, el grito pierde fuerza poco a poco siendo sustituido por un sonido de burbujeo, luego un golpe sordo, el golpe de un cadáver que cae al suelo.

Sorteando mesas y sillas llegas hasta Fernando y su rival, el hombre no se atreve a quitar ojo a Fernando por lo que no se percata de tu llegada, en tu embestida arremetes con tu espada en su espalda, el filo cruza su espalda para sobresalir sanguinolenta dos palmos sobre su pecho, no ves su cara, no grita, tan solo suspira, acto seguido su cabeza cae gacha, tu espada se retira teñida de rojo.

Mientra tanto Martin continua defendiéndose desesperadamente, el acero muerde su brazo izquierdo, el otro hombre esta lento debido a su herida por lo que no aprovecha la oportunidad, su estocada choca contra el acero de Martín desviando su trayectoria mortal.

Viéndose libre de su rival Fernando gira sobre sus talones para prestar ayuda a Martín, la pelea se recrudece, viéndose superado en número, rodeado y con su compañero herido, el hombre levanta su brazo, tirando su acero lejos.

-Me rindo, tened piedad- dice agachando la cabeza.

Al poco su compañero le sigue, llevándose la mano al costado ensangrentado.

El fuego aún arde en los ojos de Martín y Fernando, pero esperan, esperan tu orden, Martin mientras tanto se lleva la mano al brazo sin perderlos de vista.

Fernando sitúa la punta de su hoja sobre el cuello del primero en rendirse.

-¿Qué hacemos con ellos domine?.-