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Et in Barcino Ego Origins

Epilogo

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14/07/2013, 03:34
Saglielli

Tras un poco de persuasión Fray Lluis comenzó a contar todo cuanto sabía, no hizo falta demasiado “persuasión” por parte de la cuadrilla. Aborchonado y asustado habló de su amante, aquel Adonis, un artista que solía visitar la catedral de noche, allí lo conoció por primera vez, le habló del cielo y del infierno, poco le importó lo que salía de aquella boca, pues quedó embelesado por su encanto. Además compartía sus doctrinas en cuanto a  los judios se refiere, esos malnacidos asesinos de cristo.

Hablaron largo y tendido, sobre como ahogaban al pueblo , a los honrados trabajadores con su usura, habló más y más, y a su juicio no le faltaba razón, tan solo los ricos podian pagar la usura de los judios sin acabar en la ruina. Juntos hablaron desde el pulpito de una destartalada iglesia, incitando a la muchedumbre a tomar cartas en el asunto.

-Un día, aparecío con unos amigos, moros diria que eran- afirmó no sin pudor, pero no le importaba pues eran un medio para un fin, pago a los hombres con monedas de oro, nunca vio esa efigie en una moneda, pero estaban contentos porque era oro al fin y al cabo y les permitiría comer sin necesidad de trabajar una temporada, con el objeto de tomar las calles.

“Mientras esteis en los talleres, vuestros amos seguiran regiendo vuestras vidas, con este oro podeis cambiar las cosas, os dará sustento para libraros de los grilletes de vuestros amos. Tomad el palacio, tomad lo que os pertenece, allí están los ricos que os matan a trabajar por una miseria, allí gobiernan los que permiten morar a los asesinos de cristo entre nosotros” – su discurso era incendiario, y no hacia falta mucho para animar a quienes ya estaban bastante descontentos con la situación.

Todos sabeís como acabó el ataque al eliseo, y junto con la información dada por el alguacil llegasteis a la misma conclusión. Alguién desde dentro lo organizó todo, pero ¿quién?.

Hizo falta algo más de “persuasión” para que el monje describiera a su particular Adonis, su nombre por supuesto era falso, pero su descripción correspondía a Filipo di Firenze, un toreador artista, que trabajaba en las gárgolas de la nueva catedral.

Fuisteis con esta información al alguacil, antes que el rastro de Filipo se enfriase, se dictó una caza de sangre contra él, para mayor bochorno del clan Toreador y su primogenita, Leonor de Aquitania.

Se os encomendó registrar la iglesia palmo a palmo, allí se encontraron las pruebas necesarias para respaldar vuestro informe y más, mucho más, algo aterrador, encontrasteis lo que parecía las revelaciones de un profeta ímpio, o tal vez un loco. Su dios Tiritescu, le hablaba en sueños desde su prisión desde que un heroe ciclopeo le despojase de parte de su corazón, un rubí palpitante, siempre cubierto de sangre.

Notas de juego

Fin del primer modulo