Al final todo se fue al traste, ni siquiera Arik tuvo tiempo de contestar la petición de Herr Urik y para disgusto de Ivalic el grupo abandonó la posada.
El niño caminó junto al grupo en silencio sumido en sus pensamientos. ¿Acaso las cosas eran tan distintas a los libros que había leído? Eso parecía. Ni el paladín ni la clériga habían dudado en marcharse sin que les importara aparentemente lo que pasara con la niña.
¿Si se hubiera tratado de Vjelkus lo habrían dejado ahí encerrado hasta la vuelta?
Seguro que no, su madre se preocupaba por él, al igual que la de Ivalic por sus dos hijos. ¿Pero a quien le importaba Layla, una pobre huérfana? Por eso debía hacer todo lo posible por encontrar una cura para su madre y por encontrar también a su padre, o Ivalic y su hermana acabarían como Layla.
No creía que Arik fuera un mal tipo, o al menos había estado seguro de eso hasta hacía bien poco, ahora desconfiaba de todos, incluso el Padre Danovich había intentado matarle.
-No Vjelkus, ahora no. Dijo acompañando sus palabras con una negación con la cabeza. Cuando volvamos te prometo que jugaremos en el parque. Tenemos columpios y Parriwimple puede balancearnos muy fuerte. ¿Verdad Parriwimple? Me alegra que vengas con nostros, se que tu nos protegerás.
- "No hay nada que perdonar, Frau Helene. Vos y yo servimos fielmente a los mismos Poderes Benignos. Vos sois una mujer sabia, he de presuponer que siempre obráis sabiamente.
No es posible ser exagerado en cuanto a la peligrosidad de estas tierras. Mirad este lugar donde vuestro hijo quiere ir a jugar... En un abrir y cerrar de ojos podría convertirse sin previo aviso en una trampa mortal." -
Señalo con la mano en un vago gesto el patíbulo, permaneciendo alerta a lo que nos rodea y a los movimientos del cuervo Hurnn, pues desde el aire seguramente pueda percibir más cosas que nosotros.
Gafe. Herr Urik es gafe. Fue terminar la frase, y una bruma blanca surgir de dos de las tumbas del cementerio ruinoso.
Vjelkus, que todavía no había visto a las criaturas fantasmagóricas, le dió un codazo a Ivalic.
Eres un rollo, ¿lo sabías? A tu parque podemos ir en cualquier momento, pero ahí es dónde colgaban a los delincuentes-constató el hijo de Helene, con el convencimiento que en una escala chupiguay, este patíbulo estaba por encima de la capa del estirado de Ivalic-. ¿Cuándo será la próxima vez que tendremos ocasión de jugar aquí?
El cuervo descendió para avisarles. Con la torpeza propia del miedo y el nerviosismo, aterrizó sobre la hombrera de su discípulo. Golpeó con el pico por dos veces en el metal, como un dedo índice, y señaló al otro margen del camino, pues el peligro no estaba en el cadalso, sino en las tumbas de los difuntos, y a los dos espíritus que se acaban de formar sobre ellas.
Este no es un buen lugar para quedarse a charlar, cretinos. Normalmente los espíritus de este sitio están calmados, pero el aura de pureza y bondad de los presentes y, en menor medida, de mi díscolo discípulo, los ha alterado.
Motivo: Iniciativa Tinieblas
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+2)=20
Motivo: Iniciativa todos los demás
Tirada: 5d20
Resultado: 2, 19, 4, 6, 15 (Suma: 46)
http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=129034
Irina supera la iniciativa. Puede cargar contra los otros fantasmas. El resto rolead solo impresiones y podéis hablar.
Ivalic no estaba de humor para discutir pero tampoco estaba dispuesto a no dar su opinión.
-¡Yo no soy un rollo! ¿Vale? Pero ahora no me apetece, ya jugaremos más tarde. Además los mayores no nos iban a dejar subir, será mejor hacerlo cuando no nos vean.
El cuervo Hurrn bajó volando y se posó sobre el hombro de Herr Urik sin esta vez defecarle encima, era un avance. Gracias a su capacidad de volar podía ver lo que les esperaba en el camino y no tenían que preocuparse, además lo acompañaba Irina, aunque en aquellos momentos la fantasma no había aparecido. Ivalic no se paró a buscarla pues la advertencia del cuervo le hizo ver el peligro que se les venía encima y no le hizo mucha gracia.
-¡Corre Vjelkus! ¡Al cadalso! ¡Subamos al cadalso!
No se le ocurría mejor sitio donde guarecerse, aunque realmente no había nada que los pudiera proteger de los espectros que podían atravesar cualquier cosa, pero al menos pondrían al grupo de por medio y ellos sabrían como luchar contra las apariciones.
Pues cuando pueda moverse Ivalic se intenta subir al cadalso XD.
Embrazo el escudo y desenvaino la espada de Frau Ashlyn, sin estar seguro de si contra estos seres es mejor o peor que mi espada argéntea.
Me pongo en guardia.
- Embrazar escudo, desenvainar espada larga. Defensa Total.
Irina sintió la primera la presencia de las figuras espectrales. Su mundo se había convertida en una locura tal que ya ni siquiera le sorprendió la aparición de aquellas figuras. Se lanzó sobre la más cercana, a la carga y trató de golpearla con su ataque fantasmal
Motivo: toque corruptor insustancial
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+4)=23
Motivo: daño toque corruptor insustancial
Tirada: 1d4
Resultado: 2(+2)=4
Helene no replicó. Urik era de los que veían fantasmas en todas partes y el tirón de orejas de Hurrn no hizo sino confirmar la máxima de que ciertas cosas había que callárselas o se te materializaban bajo las narices. Gruñó ante el ataque de Irina.
-Alejémonos de aquí a la carrera. Si Hurrn tiene razón, nuestra presencia aquí despertará a otros espíritus -afirmó -. Y vosotros dos manteneos tras de mí -dijo refiriéndose a Ivalic y Vjelkus-. Nada de subiros a ninguna parte. Si esos espíritus nos siguen, mejor atacarlos lejos de estas tumbas.
Seres de niebla. Como Irina. ¿Habrían muerto como ella? Estaban en un cementerio, así que a lo mejor sí. Parriwimple sintió la perplejidad, unida a la necesidad de comentar con el Dios-carpintero su enorme preocupación. Seguro que Guiseppe sabría qué hacer. Pero claro, no estaba cerca.
Las palabras de Helene tenían sentido, sin embargo...
- Pero Irina...- murmuró Parriwimple, indeciso- Quedarse sola con cosas raras. No querer que Irina muera... bueno, muera dos.
De los dos fantasmas, uno quedó prendado de Irina. Le hacía gestos obscenos con la cadera, o la parte de la sábana que quedaría a la altura de la cadera. Se ve que Irina sigue teniendo tirón entre los muertos vivientes. El otro no pareció aplacar su furia solo por ver una translúcida cara bonita, y herido por la corrupción de Irina (lo que vendrían siendo sus pecados en vida), se avalanzó sobre ella...
Irina sintió frío, pero no dolor. Quizás un ligero hormigueo, no dónde la garra fantasmal se hundió en ella, sino en la sien. Enseguida comprendió que había riesgos más peligrosos que dejar de existir. Este fantasma no la mataría, tan solo le robaría su cordura.
Si la decisión es correr, o volar por decirlo más elegantemente, hacedlo ahora. La otra opción es matar a esos dos fantasmas antes de que vengan más. Irina no tiene ninguna posibilidad de vencerles sola.
Hurrn alzó de nuevo el vuelo, por encima del camino entre el patíbulo y el cementerio, en dirección al campamento gitano. Sabiéndose más rápido, aterrizó en una rama sesenta pies más adelante para esperarles.
Motivo: Ataques a Irina (toque)
Tirada: 2d20
Dificultad: 11+
Resultado: 16(+3)=19, 1(+3)=4 (Suma: 23)
Exitos: 1
Motivo: Daño de sabiduría
Tirada: 1d6
Resultado: 2
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Ahora sí, actuáis todos.
Helene virotes -1. -arma mágica.
Irina 11/24 (la herida del hachazo de Varikov en el hilo retazos del 28 al 29). -2 a sabiduría.
Ivalic 10/10. -1slot(1).
Parriwimple 3(5)/14(16). Amuleto de salud +2. Horror mayor 1: le fascina lo que acaba de ver, venerando las manos de Giussepe como obras divinas; cada semana que se cumpla desde el día 28/11 perderá un punto de sabiduría y otro de carisma.
Herr Urik 17/21. Imposición 2/4. Gasta una poción de curar heridas moderadas.
Varikov 7/16. Munición -2. Horror moderado 2: te obsesiona el tema de que los vampiros puedan andar durante el día, y hablas recurrentemente del tema. -1 a iniciativa, avistar, buscar y escuchar por falta de descanso.
Fantasma 1, -4 pgs
Fantasma 2, fascinado por pifia.
Ivalic cambió de dirección y cogió del brazo a Vjelkus para obligarle a hacer lo mismo.
-¡Al otro lado! Al otro lado!
Parecía que los adultos no tenían intención de combatir a los espectros, cosa que tenía su lógica porque Ivalic no sabía como se combatía a algo que volaba y podía atravesar objetos, suponía que el resto tampoco o preferían no quedarse a comprobarlo y si la presencia del grupo era lo que los alteraba sería mejor poner tierra de por medio.
-¡Vamos Parriwimple, corre! Ivalic iba adelantando a los adultos o lo haría si Vjelkus no fuera tan lento pues iba tirando de él. ¡Corre Vjelkus, corre!
Irina había sido una gran guerrera en vida, probablemente como fantasma fuera igual y seguramente era la única que podía detenerlos o al menos entretenerlos.
- "¡La decisión más sabia es la retirada! ¡Corred! ¡Ahora!" -
Veo que Ivalic ya ha emprendido la retirada, instando al hijo de Helene y a Parriwimple a alejarse hacia donde vuela el cuervo Hurrn.
Espero que todos tengan la sensatez de seguirles. Yo por mi parte me aseguro de que Helene corra y después me retiro tras ella.
-Irina, ¡escapa! -gritó Helene antes de girar para huir a su vez. Alcanzó a Ivalic y a su hijo y tomando de la mano libre a este último le obligó a trotar más allá del paso cochiquero que parecía ser su límite. Durante los metros de su carrera, no dejó de echar ojeadas a la retaguardia. Sabía que era perfectamente capaz de pelar contra aquellos dos engendros, pero el riesgo era que su ataque no discriminaría entre amigos y enemigos e Irina resultaría dañada.
Arf... arf... arf... ¡Mamá! Arf... ¡Me haces daño!
Lo cierto es que era una banda de lentorros. Las armaduras de Helene y Urik les restaban movilidad... Varikov era paticorto... Y los niños, eran solo unos niños, incluído Parriwimple, que aunque atléticamente pudiese ganarles a todos en una carrera, no tenía clara la meta y se veía obligado a ir en la cola de la comitiva.
Irina se esforzó lo que pudo en entretener a su nuevo ligue y al fantasma más hostil, pero cuando se retiró sintió cómo por la espalda le drenaban la poca mollera que le quedaba. Zigzagueó, no como una mosca con pericia en el vuelo, sino como un Hurrn borracho. Irina estaba como recién levantada y sin enterarse de demasiado de lo que sucedía a su alrededor, pero su imprevisible trayectoria fue bastante como para dar tiempo a los vivos a alejarse, y a ella para perder a su perseguidor.
Llegó un punto del camino, a unos doscientos pies de las tumbas, en el que los fantasmas se vieron atados sin posibilidad de avanzar más. Los dos enemigos, frustrados, regresaron a la Encrucijada y a su descanso eterno.
El camino seguía cuesta arriba, para mayor hartazgo del pobre Vjelkus, que con la lengua fuera ya no tenía aliento para quejarse. La carrera mereció la pena. Al coronar un repecho, el paisaje casi compensaba las penurias vividas. El río Ivlis, en todo su esplendor, se abombaba en su curso hasta formar un hermoso y tranquilo lago. Poco antes de llegar al lago Tser, una gran explanada libre de árboles pero ocupada por carromatos gitanos, amenizaba el paisaje natural con vistosos colores, carpas con lonas llamativas y guirnaldas y banderitas.
Guau...
Al hijo de Helene el resto del camino se le hizo más llevadero, no tanto por lo reconfortante de las vistas, como porque el camino seguía cuesta abajo. Al llegar a la entrada del campamento, vieron que no todo era tan hermoso como se mostraba a lo lejos...
Estaba desierto, con las hogueras apagadas, sin risas ni música ni personas. Es cierto que tampoco había los cadáveres vistani que cabría esperar después de que la vieja Madame Eva trajese las noticias del ataque de Strahd, lo cual en sí mismo ya era inquietante. Es decir, del total de la población gitana del campamento del Tser, solo cinco docenas aproximadamente habían ido en forma de zombis a atacar al pueblo de Barovia. ¿Qué había sido del resto? ¿Strahd se había llevado los cuerpos?
Lo que sí quedaron fueron los restos de la batalla. Algún carromato quemado aquí y allá. Cadáveres de caballos tumbados en el suelo, y aún atados al yugo. También cabritillos y algunos pollos y perros yacían en el suelo. Es decir, no había cadáveres de personas, pero sí de sus animales.
Como contrapunto, una gallina caminaba sin rumbo fijo por el lugar devastado, y un relincho aventuraba al menos un caballo vivo en alguna parte en aquel laberinto de carretas.
Motivo: Otro toque de sabiduría a Irina antes de que logre escapar
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 16(+3)=19 (Exito)
Motivo: Otro toque de sabiduría a Irina antes de que logre escapar
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Llegamos hasta el campamento vistani, que parece abandonado y con evidentes signos de lucha: carromatos quemados, cadáveres de animales. No hay cadáveres de personas, pero Barovia sólo fue atacada por unas cinco docenas de zombies vistanis. ¿Dónde están el resto de los cuerpos? A juzgar por el tamaño del campamento debían de haber más...
Me mantengo alerta en todo momento, con el escudo y la espada preparados. Veo llegar al espíritu de Irina, que parece un tanto debilitado.
Le digo en voz baja a mis acompañantes:
- "Debemos investigar este lugar, pero con cuidado... Los no muertos pueden estar ocultos y al acecho..." -
Tras unos cuantas carreras y una cuesta arriba que se le hizo eterna Ivalic se sintió más tranquilo pues parecía que los fantasmas ya no los perseguían. Desde arriba se podía contemplar todo el campamento gitano, más grande de lo que el niño se había imaginado, aunque completamente desierto y desolado, cosa que fueron comprobando al acercarse poco a poco. Vjelkus pareció recobrar el aliento tras el esfuerzo e incluso se adelantaba a veces cuesta abajo.
-Guauuuu... ¡Que grande! ¿Cuanta gente vivía aquí? Se acercó a Herr Urik tras las palabras de este. ¿Piensa que puede quedar alguien? Parece que está vacío...
Y era una pena, los gitanos siempre llevaban ropas muy vistosas, de colores llamativos y sabían cantar y divertirse y hacían trucos de magia, malabarismos y otras muchas cosas que a Ivalic le encantaba ver.
-Es una pena que no estén. Dijo a su amigo Vjelkus. Lo hubiéramos pasado muy bien con ellos. Una vez fueron al pueblo y tenían una cabra que podía subir por una escalera cuando tocaban música, era alucinante.
En el fondo había albergado la esperanza de encontrar alguien allí, pero ahora no podrían saber quien había maldito a su madre y como había dicho Madame Eva cualquier superviviente estaría a mucha distancia de allí.
Parriwimple se quedó mirando el lugar con una expresión de perplejidad. Faltaba algo, eso era evidente. Era todo raro como cuando era un día de esos en los que el tio no trabajaba (o decía no trabajar, porque en el interior cerrado de la tienda vaya si Parriwimple trabajaba llevando cosas a uno u otro sitio y escuchando los gritos del tio) y todo el mundo parecía empeñado en parecer feliz. Como esos días había una difusa sensación que el hombretón encontraba profundamente desagradable. Algo fuera de sitio. Algo falso. Finalmente se da un golpe en la frente, rompiendo el silencio que, hasta ese momento, y tras la admonición de Ser Urik, sólo habían roto los niños.
- Falta la gente- dijo como quien descubre la fórmula de la felicidad- Qué raro...
Tras esas palabras mira atentamente, preocupado porque la gente pueda aparecer o se haya convertido en alguna de esas cosas raras que pululan por todas partes últimamente.
-Voy a echar un ojo - dijo Irina.
El fantasma se adelantó volando entre las tiendas, atenta a cualquier cosa fuera de lo normal. La última experiencia en el cadalso, la había dejado asustada.
Pues yo voy a ver las cosas a vista de pájaro. Hasta ahora-se despidió Hurn, aleteando bien arriba en los cielos.
Un pequeño apunte curioso: cuando Irina pasa cerca de la gallina que picoteaba por la zona, el animal se sobresaltó, y se alejó de allí rápidamente entre cacareos y protestas. Aún así, sigue siendo con mucho la más silenciosa y furtiva espía del grupo.
Estou de suerte. Creu que puedu cazar esa jhallina.
Varikov sacó una bola de pan robada, o cogida prestada, en la mansión de Irina. Deshizo las migas y dejó un rastro, y en último término se quedó muy quietecito con el hacha en alto detrás de un árbol a la espera de que la gallina viniese a él antes que el huevo izquierdo le volviese a picar.
Vjelkus asomó la cabeza a una de las primeras carpas, pero al no ver comida volvió a las faldas de su madre, o los faldones de la armadura, para ser más correctos.