Partida Rol por web

En la oscuridad bajo la túnica, Ivalic se chocó contra el culo de su madre cuando detuvo su carrera en seco. Reconoció la voz de Ada, la frutilla roja arrabalera.

¿Quién coño eres tú, jodía?

Ivalic asintió ante su nueva función en el grupo que se introduciría entre las ruinas de los frutos rojos, aquello sería emocionante y poder ir con su madre al rescate de su hermana era algo que le gustaba, así que se introdujo debajo del hábito de fruto rojo y caminó a la par como si de un juego de coordinación se tratara.

-No te preocupes mamá, todo saldrá bien.

Cuando llegó el momento la Señora Helene no pudo ver como Ivalic asentía ante su advertencia debajo de la túnica roja, pero el niño estaba listo para la acción que iba a producirse en cualquier momento.

Espero que Firan no meta la pata, como no podamos rescatar a Katta por su culpa...

Ivalic corrió tras su madre intentando seguir el paso, era importante que se mantuviera cerca o se descubriría el truco. Cuando su madre frenó en seco se pegó un buen golpe contra su trasero y a punto estuvo de rebotar hacia el suelo, pero por fortuna estaba medio preparado para algo así y mantuvo la compostura lo suficiente para no hacerse notar, al menos desde su perspectiva eso pensaba el niño. Cuando se repuso del susto escuchó la voz de Ada tan cerca que no le cupo duda que se dirigía a su madre, era el momento de actuar.
Se concentró y lanzó a su madre el hechizo sonido fantasma intentando concentrarse en la voz del fruto rojo muerto, la esperanza de que todo fuera bien dependía de ello o Ada daría la voz de alarma.
Cuando terminó el niño puso la palma de su mano en la espalda de su madre para indicarle que podía hablar, era la señal que habían convenido antes de entrar en las ruinas.

Venga, venga, venga, tiene que funcionar.

Me encojo de hombros y asiento.

- "Bien, al menos tenemos un plan." -

Preparo escudo y espada y me apresto a seguir a Parriwimple a donde quiera que éste vaya.

¿Tenían un plan? Tal vez, pero si era así, Parriwimple no lo tenía nada claro. De hecho había pedido que fueran juntos, y nada de nada. Cada uno por su lado, o al menos eso parecía. Mientras veía como las chicas y los niños se acercaban, sin ellos, a la puerta, el bueno de Parriwimple se rascó la cabeza. No entendía nada, y no sabía qué hacer.

- No poder dejar solas mujeres y niños- dijo finalmente mientras se alejaban, mirando a Urik- Seguir observando para ver pasan sin riesgo, luego entrar por ruinas e ir a donde estar Katta, y tratar de encontrar al resto.

No era en absoluto el mejor plan. No era de hecho un plan.

Pero en realidad ni Helene ni Urik habían llegado a realizarlo, el resto eran niños... y Parriwimple no daba para más.

Asiento y sigo a Parriwimple. Si hay lucha, al menos nos cubriremos las espaldas el uno al otro como hacemos siempre.

Espepepera... Creo que lo puedo hacer mememejor...

Ida separó los dedos para abarcar más superficie. También retrasó el brazo, para darle más impulso.

¡PATAPLAF!

En el segundo tortazo, los dedos se marcaron en forma de rojeces impresas sobre la mejilla de Helene. Ida sonrió, satisfecha por haber seguido tan bien las órdenes de la señora vieja. Luego se centró y puso gesto serio. Agarrando a Helene de la mano, avanzaron juntas, a la par, hasta entrar en el interior del edificio.

El patio volvía a quedar vacío. Era el turno de Parriwimple e Urik, y en menor medida de Hack. La jaula de Hurrn iba con ellos, pero Ida le había dado una granada para que estuviese entretenido y no se le diese por piar durante el asalto. El cuervo negro picoteaba goloso la fruta, casi rebozándose en el jugo que soltaba. Alguien iba a tener remordimientos la próxima vez que se pesase en una balanza.

Y fin. Ya no podían avanzar más sin exponerse a la vista de la vigía que estaba en el tejado de los dormitorios. Desde su posición veían todo el patio. Había treinta pies de distancia hasta la escalera de mano que, apoyada en la pared, les llevaba hasta la frutilla roja del techo. Había cuarenta pies hasta la entrada de los dormitorios. Y todo atravesando un patio limpio sin cascotes tras los que ocultarse. Necesitaban de una distracción, que la vigía mirase en la otra dirección, para poder pasar sin ser vistos, y aún así el ruido de la armadura de Urik haría que la chica volviese a mirar hacia ellos.

En el lado opuesto a las ruinas del monasterio, ladera abajo, podían ver un pozo. Esta era una buena posición para tender una emboscada a una frutilla roja despistada que fuese con un par de cántaros a buscar agua. Aunque eso ahora solo importaba dependiendo de lo que ocurriese en el interior de los dormitorios.

En el interior del edificio, Helene e Ida (y un poco más abajo de Ida, bajo sus ropas, Firan) frenaron su avance al encontrarse por delante de ellos con Vjelkus y Natalija (y un poco más abajo de Natalija, bajo sus ropas, Ivalic).

¡Ada! ¿Estás b-bien?

La habitación era angulosa y llena de literas. En uno de los extremos estaban dos prisioneras atadas con cuerdas al poste de una de las literas. Una era Katta, lo cual casi hace que el corazón de Natalija saltase de su pecho de la emoción. La otra tenía los ojos vendados, y Helene no la había visto bien la última vez, pero la ubicó por su piel gitana: era Melinda, la mujer que les persiguió a caballo cuando huyeron del campamento vistani.

Helene había calculado mal. Katta sustituiría a la frutilla roja a la que Jacqueline Montarri arrebató la cabeza y la inesperada Melinda sustituiría a la frutilla que Vjelkus mató, Aida. Si Ida volvía a cambiar de bando, Baba Zelenna ya tendría a las seis chicas que necesitaba para el ritual.

En otra litera, una de las frutillas rojas dormía, guardando fuerzas para esta noche. En otra un poco más allá, semi-incorporada en la cama, Ada les miraba esperando una explicación sobre lo que estaba ocurriendo. Sus heridas habían sido parcialmente curadas mágicamente, pero no estaba curada del todo.

Veo a Hurnn todo entretenido en su jaula, que pende del morral a la espalda de Herr Parriwimple.

- "Hack, vigila desde las alturas y avísanos si los nuestros necesitan ayuda." -

Me dispongo a esperar, a menos que Herr Parriwimple disponga que vayamos hacia el pozo.

Ivalic se preparó para hablar pues la fruto rojo les había preguntado y podría sospechar si su madre no decía nada. Desde su posición no podía ver nada, pero intuía que la situación podía volverse tensa. Colocó su mano en el muslo de su madre para ir indicando cuando podía mover los labios mientras él trataba de imitar la voz de Aida.

-¿Ya no me conoces Ada? Soy Aida. Hemos traído a esta prisionera.

Con eso bastaba, esperaba que Ida pudiera llevar el resto de la conversación y Ada perdiera interés en su madre, así podrían buscar a Katta.

- Urik pedir cuervo bueno avise si gritan o salen amigas. Nosotros ir pozo y pillar otra chica para evitar cosas malas pasen.

Y dicho esto vamos al pozo. Parriwimple no domina bien los números, pero cuantas menos frutillas, mejor. Además, aunque eso no lo piensa Parriwimple, tal vez sí lo piense Urik. Si capturan a una frutilla quizás puedan saber lo que les ha pasado al resto.

En el caso que no pase nada bueno en los dormitorios.

Hack voló. Urik y Parriwimple empezaron a tender la emboscada. El caballero se acercó a unos arbustos dignos de ocultarles y mató con la espada una pequeña culebra que allí se encontraba, por si era venenosa y les traía problemas más adelante. El burgomaestre se acercó al pozo, y oteó su interior... agua. Sin embargo, también vió algo extraño. No era como el pozo de la plaza mayor de su pueblo. Un poco antes de llegar al nivel del agua, había una oquedad en la pared rocosa, tan grande como para que un Burgomaestre se pudiese meter por allí si se descolgaba antes con una cuerda o se caía al pozo sin querer. Por el ángulo, no podía verlo, pero el hueco seguro que se prolongaba hasta formar una pequeña cueva.

A Katta le dió un vuelco al corazón. No sabía quienes eran las dos nuevas frutillas rojas que acababan de llegar, ni siquiera la que se llamó a sí misma Aida, y que inclinaba nerviosamente la capucha para tapar parte del rostro, pero al ver a Vjelkus... y en menor medida a Helene, pero sobretodo a Vjelkus... Su caballero andante. Su príncipe. Y había venido a propósito solo para salvarla a ella. Ya lo de las ataduras en las muñecas de aquel equipo de rescate madre-hijo daban igual. Katta observó, esperanzada.

¡Y un pico de pato! ¿Que tú eres Aida? No. Ni de coña. Qué te ha pasao en la boca que ahora hablas distinto. La verdadera Aida cecea. ¡Adele! ¡Adele, despierta! ¡QUE DESPIERTES, COÑO!

Los gritos de Ada desvelaron a Adele, que se revolvió en la cama y miró hacia el numeroso grupo de recién llegados.

Por ahora, esperamos emboscados en el lugar indicado por Urik, atentos a cualquier grito o aviso del cuervo.

Reparo en la oquedad en el pozo y se la señalo a Parriwimple.

- "¿Puede que sea una entrada secreta?" - Le susurro. Viendo que el Burgomaestre parece predispuesto a esperar, hago lo propio, si bien con el escudo y la espada ya preparados por si finalmente hay que combatir.

- Parriwimple no sabe- responde el grandullón- Pero ahí Parriwimple cree no poder ems, embog.. emboscar a frutilla mala. Además, no poder escuchar cuervo. Mejor esperar aquí por si necesitar amigos.

Helene no tuvo más que separar ambas manos para que la cuerda que supuestamente las maniataba cayera al suelo. Le hubiera gustado disponer de poder mágico, pero el enfrentamiento con los vampiros la había consumido en su práctica totalidad. Tan solo quedaba la fuerza bruta, algo en lo que no era muy ducha. Ahora solo quedaba confiar en que la sorpresa y el número les sirvieran de algo.

-Natalija, la maraña contra Adele. Vjelkus, a por Ada -dijo rápidamente antes de atacar a Ada con su lanza.

El hechizo no salió muy bien y la farsa fue descubierta de inmediato, en cualquier caso no había tiempo para lamentaciones y dada la situación no podían andarse con chiquitas. Ivalic salió bajo la túnica de su madre e intentó acostumbrarse a la luz, por fortuna dentro no daba el sol y fue algo rápido. Enseguida se hizo cargo de la situación y vio a su hermana hecha prisionera, no podía fallarle, neutralizarían a los frutos rojos lo antes posible y se la llevarían lejos.

-¡No te preocupes Katta! ¡Hemos venido a rescatarte! -Mientras sacaba su tirachinas y apuntaba a Ada para ayudar a su amigo Vjelkus con la esperanza de que su madre acertara a neutralizar a Adele.- ¡No debisteis secuestrar a mi hermana!

La canica salió volando directa hacia el fruto rojo, había sido uno de sus mejores disparos, nadie se metía con su hermana si no quería llevarse un buen canicazo en la cabeza, esperaba que así aprendieran a no secuestrar niñas ni más mujeres, además de no invocar demonios.