Partida Rol por web

Dieron un rodeo al pueblo. El cuervo Hack guió por el bosque a Urik, Firan e Ivalic. A pesar de que Ivalic era portaantorchas, no portaba antorcha ninguna. La luz de la luna llena era más que suficiente.

¡¿Qué es eso?!

El último Uthurlan abrió los ojos como platos, mientras señalaba al enésimo árbol que se erguía ante ellos. El cadáver de Gabrielle seguía colgada del árbol, como en las últimas décadas.

Herr Urik de Teudeldorf, el filo sin empuñadura de la Espada Solar descansa en el interior del esófago del cadáver. No debéis sacarlo todavía, pues un cadáver dañado podría no convertirse en el engendro vampírico que necesitáis destruir. Cavad el hoyo, romped la cuerda, y enterrad la espada y su peculiar vaina. Podréis obtenerla cuando el engendro se alce y le cortéis la cabeza.

Pero también podéis obtener la espada sin luchar. Abrid en canal el cuerpo de la ahorcada y tomad el filo, y cumplid el requisito de matar un vampiro o un engendro vampírico más adelante. Es vuestra elección.

- "Es un cadáver que se convertirá en engendro vampírico si lo enterramos. Debo hacerlo por diversos motivos." -

Busco una rama o algo que me ayude a cavar una tumba poco profunda. Uso la espada mágica de Frau Ashlyn para ello si no me queda otro remedio.

Pongo a los dos niños a una distancia estratégica, para que me puedan ayudar con ataques a distancia, pero sin arriesgarse al cuerpo a cuerpo.

Una vez la poco profunda tumba está lista, guardo espada y escudo y preparo la alabarda de plata y la poción de arma encantada.

De todos los que podían acompañarlos Firan era el que resultaba más insoportable, estaba todo el tiempo queriendo medirse contra Ivalic y lo peor era que sus hechizos eran muy poderosos y así no había manera de ganarle. Pero no dijo nada porque siempre era mejor ser tres y las habilidades de Firan podían resultarles útiles, aunque no pensaba decírselo.

Cualquiera lo aguanta después, bastante insoportable es de normal.

Llegaron al lugar donde colgaba el cadáver de Gabrielle e Ivalic vio una oportunidad de aventajar al otro niño.

-¿No ves que es un cadáver? Pero ponte donde te dice Herr Urik, no queremos que te pase nada malo. Y vigila que no se acerque nadie. Herr Urik, ¿Necesita ayuda?

- "Ivalic, necesitaremos una fuente de luz. Y sobre todo, mantenéos a distancia, que no se os acerque. Vigilad. Recordad además, que el golpe final contra la criatura debo asestarlo yo o el ritual para despertar el poder del Símbolo Sagrado de Ravenkind no podrá llevarse a cabo." -

El niño se apresuró a contestar a Herr Urik, antes de que el repelente de Firan se le adelantara.

-¿Un hechizo de luz? ¡Eso es fácil para mi! Indíqueme un objeto y puedo hacer que brille. ¿Quiere que haga brillar su espada como en la cueva donde matamos a la arpía y la bruja?

Seguro que Herr Urik se acordaba, pero Ivalic no quería dejar pasar la oportunidad de presumir ante Firan.

- "Usaré la alabarda de plata. Quizá puedas simplemente iluminar la zona, buen Ivalic." - Sonrío para ocultar un cierto nerviosismo que comienza a apoderarse de mí. Espero que esto funcione y no haber arrastrado a estos niños a un peligro innecesario. Pero no, sé que esto es necesario e importante.

El niño asintió ante las palabras del paladín.

-Vale, como usted quiera Herr Urik.

Se paseó un poco por la zona mirando que objeto podría iluminar para dar claridad a toda aquella zona. Finalmente se decidió por una de las ramas del árbol donde estaba la ahorcada, así la luz quedaría justo encima de Herr Urik y lo iluminaría bien. Sin pensarlo lanzó su hechizo para que el paladín pudiera iniciar su trabajo.

-Ya está Herr Urik. Estaré aquí detrás donde usted me dijo si me necesita.

Por precaución cogió su tirachinas y puso una bola en el.

Hack se apresuró a corregir a Urik, aunque los niños no escuchasen aquella telepatía.

Si no das el golpe final, aquel de los niños que lo haga podría hacer el vínculo con la espada. Incluso si el vínculo no se realiza ahora, podríais hacer el vínculo dentro de días... meses... quizás años. La espada ha esperado mucho tiempo a que alguien viniese a por ella, y seguirá esperando antes de poder unirse a alguien que haya destruido a un vampiro.

La tumba se cavó lentamente. Los minutos pasaron. Finalmente, Gabrielle halló reposo en lo profundo de una fosa, y taparon su cuerpo con tierra. El engendro no se alzó en el momento. Los niños, cansados, se apoyaron en el tronco del árbol en el que la condenada estuvo ahorcada tanto tiempo, y terminaron por dormirse. La luz del hechizo de Ivalic terminó por apagarse, y pasaría lo mismo si el niño era despertado para volver a efectuar el sortilegio. No tenían control alguno de cuándo el monstruo se alzaría. Urik también empezó a entrecerrar los ojos...

¡Aaaaaaack!

El cuervo blanco alzó el vuelo, despertándoles a los tres. Una mano delgada surgió de la tierra. Y antes de que Urik pudiese reaccionar, el engendro se alzó. Una vampiresa, con poderes disminuídos. Un ser abyecto dominado por sus instintos de depredación. Y gracias a Urik, tendría dos blandos retoños para el postre.

Pese a que casi me adormezco estaba preparado, aplico el aceite de arma mágica sobre el filo de la alabarda de plata e inmeditamente ataco a la criatura.

Creo que logro decapitarla a la primera, pero por si acaso le hago un corte adicional al cadáver si percibo que se mueve.

El primer tajo de Urik se hundió en el cuello, y golpeó el segmento de la espada solar que se alojaba en la garganta de Gabrielle, empujándolo hasta que el filo legendario giró en el interior del cuerpo, rasgando al muerto por dentro, asomando su punta por entre dos costillas. El segundo golpe de alabarda terminó de cortar el cuello, golpeando una vez a la espada solar, haciéndola girar hasta salir expulsada del cadáver, surcando el aire hasta clavarse al tronco de un árbol.

Puf... No estoy impresionado. Un cadáver podrido tiene los ligamentos descompuestos y su cuello es más vulnerable a los golpes. Me sigue pareciendo más poderosa la magia de Ivalic.

Ahora tenían un filo sin empuñadura.

Bravo, Herr Urik de Teudeldorf. La espada es vuestra ahora. Arrancad el filo de ese árbol, y envolvedlo en vuestra capa junto a todas vuestras posesiones, para rezar al Gran Cuervo. Podéis quedaros con la reliquia de la estatuilla, la armadura que vestís y vuestro dinero, el resto desaparecerá para formar el mango de la espada...

Ivalic observó desde la distancia como Herr Urik enterraba el cadáver y esperó a que algo pasara. Pero la espera estaba siendo tediosa y el día había sido largo así que se apoyó en un árbol para estar más cómodo, después el sueño fue haciendo su silencioso trabajo hasta que se quedó dormido. Ni siquiera se dio cuenta que su hechizo de luz se había agotado. Solo el graznido del cuervo blanco logró despertarlo.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? -Ivalic miró algo asustado a su alrededor por el repentino despertar.- No estaba durmiendo... Yo no...

Entonces vio a la mujer levantándose de la tumba y preparó a toda prisa su tirachinas. Mientras tanto Herr Urik, que había estado esperando su oportunidad realizó unos movimientos con su alabarda que rozaban la perfección y en un par de golpes cercenó la cabeza del vampiro acabando con su vida, por segunda vez. Ivalic respiró aliviado.

-¡Muy bien hecho Herr Urik! ¡Ha estado usted magnífico. -Ivalic se volvió hacia Firan algo extrañado por las amables palabras que este le había dedicado y que no esperaba.- Gracias Firan, tu también eres un gran mago, en la pelea contra los fantasmas me dejó impresionado tu hechizo, me gustaría aprenderlo, espero demostrarte que soy digno de hacerlo.

Ivalic se acercó corriendo al árbol donde había quedado la espada clavada.

-¡Mire Herr Urik! ¡La espada!

Haciendo caso a las indicaciones telepáticas del cuervo Hack arranco el filo de la espada solar del árbol en que ha quedado trabado y lo envuelvo con mi capa junto con todas mis posesiones, exceptuando el Símbolo Sagrado de Ravenkind, el Icono de Ravenloft, mi armadura y el dinero y la Alejandrita necesarias para el ritual de ligadura del Símbolo de Ravenkind.

Me apena perder la espada de Frau Ashlyn, pero creo que la difunta paladina entendería este sacrificio. También siento cierta tristeza al recordar a Herr Arik cuando pongo en el fardo su alabarda de plata.

Seguidamente me arrodillo sujetando el fardo formado por mi capa y la mayor parte de mis pertenencias y comienzo a rezar al Padre Cuervo, tal y como me indica Hack.

Pues el truco de mi magia está en dormir cuando toca. Awwwwh... Duérmete, Ivalic.

Firan volvió a recostarse contra el árbol. Las siguientes ocho horas, un cansado Urik rezó sin descanso en aquel bosque. Nada sobrenatural pasó en ese tiempo, hasta que al final...

En un instante, la capa mágica del Caballero del Cuervo prendió fuego, como si estuviese en contacto con algo tan ardiente como el mismo sol. La tela se fue consumiendo dejando escapar de su interior una luz brillante que cegó a los que en ese momento estaban despiertos. Tras aquel destello, cuando los ojos se volvieron a acostumbrar a las penumbras de una noche estrellada, la Espada Solar flotaba en el aire...

El resto de posesiones de Urik utilizadas para el ritual habían desaparecido. En cuanto el Caballero del Cuervo acercó los dedos a la empuñadura, la Espada Solar dió un latigazo, saltando a la mano de Herr Urik, reconociendo a su nuevo amo. Hack lanzó un graznido de celebración que despertó, sobresaltándolo, a Firan de su descanso.

Alzo la espada al cielo, agradeciéndosela a los Poderes Benignos y al Padre Cuervo. Beso la cruz de la empuñadura y la guardo.

- "Gracias por haber velado mi vigilia, chicos. Ya podemos regresar a Barovia." - Sonrío a los dos niños, cansado, pero contento por como ha resultado todo y agradecido por su presencia.

-¿Dormir cuando toca? Eso parece sencillo.

O al menos antes lo era, cuando dormía en su casa, con su madre y no se iba casi todas las noches a explorar y de aventuras. Pero era su deber como portaantorchas y además estaba recopilando unos datos y unas historias impresionantes para su libro. Se fijó en todo lo que había hecho Herr Urik para el ritual y luego al ver que se quedaba allí agazapado y sin moverse decidió quedarse despierto para protegerlo.

Debo vigilar por si viene alguien, debo vigilar por si... Ouaaaghhahhgghooooaghhh, debo vigi...

Y el niño se quedó dormido por el cansancio acumulado, lo de hacer guardias no era lo suyo, sobre todo estando solo y sin poder hablar con nadie.
El resplandor del amanecer lo despertó y abrió los ojos sobresaltado, como cuando sabía que había estado más tiempo del necesario en la caba y llegaría tarde al colegio.

¿Que pasa? Todavía es de noche...

Y entonces allí en medio flotando vio la Espada Solar y como Herr Urik alzaba la mano y la empuñaba por primera vez, una de esas imágenes épicas que se le quedarían grabadas el resto de su vida y que debían ser plasmadas en una historia que perdurara para siempre.

-¡Lo ha conseguido Herr Urik! ¡Lo ha conseguido! ¡Firan! ¡Firan! ¡¿Lo has visto?! ¡Mira que espada! ¡Guuaaaau! ¡Nunca he visto una espada como esa!

Cuando el paladín agradeció a los niños su vigilia Ivalic se quedó callado y algo avergonzado por no haber sido capaz de quedarse despierto todo el tiempo, pero por fortuna no había pasado nada y ahora podrían regresar al pueblo o lo que había sido su pueblo más bien.

-¡Ya verás cuando la vean Parriwimple y la Señora Helene! A Vjelkus le hubiera gustado más que fuera algo de comida, pero seguro que también se impresiona. Herr Urik y esta espada... ¿Que tiene de especial? ¿Puede matar todos los monstruos del mundo con ella? ¿Por fin podremos acabar con el Conde?

- "Cuidado con las palabras que pronuncias en voz alta, buen Ivalic." - Digo mientras le sonrío y le doy una palmadita en la espalda mientras emprendemos el camino de regreso.

- "En esta oscura tierra hasta los árboles tienen ojos y oídos, y son malevolentes." - Hago una pausa y suspiro con cierto cansancio.

- "Es un paso, Ivalic, y me temo que tan sólo uno de muchos. Recuerda las palabras de Madame Eva. Actualmente es inmune a casi todo lo que normalmente podría dañar a un vampiro. Eso lo hace prácticamente invulnerable, y por tanto invencible para nosotros. Además, esta es una bella arma, en efecto, pero no es mucho más fuerte que el brazo que la empuña, que tampoco es demasiado.

Nos queda mucho sendero por recorrer aún, joven Ivalic. Aunque es un comienzo." -

Ivalic miró a su alrededor y después se mantuvo en silencio siguiendo el consejo de Herr Urik, contento porque el paladín parecía satisfecho con su actuación.

-Si Herr Urik, es mejor que no hablemos muy alto. De todas formas me alegro de que consiguiera la espada solar, es mejor eso que nada ¿Verdad? ¿Ya no necesita una espada de plata? Y si todo depende del brazo que la empuña entonces estoy seguro que todo saldrá bien, aquí no hay otro guerrero más fuerte y diestro que usted. Y ahora ¿Cual será nuestro siguiente paso?