Partida Rol por web

Con 18 años recién cumplidos has terminado el último curso previo a la universidad, y con tus intereses por ver mundo tomas la decisión de entrar al Servicio de Exploración como analista. Accedes al puesto que conoces de esta organización del Imperio y tras mucho darle la coba, algo le llama la atención en tu currículo, y al final te sella los papeles. Enseguida te entrega una carta de presentación y te manda al astropuerto.

- Bien muchacha, te comenta el cuarentón que te atendió, eres la última de esta remesa. Busca al Explorador de Primera Granius y sigue sus instrucciones. Despegas en media hora. Y tras mirar su reloj de pulsea y añade: - Y date prisa.

LLegas apurando. La nave os recoge y trasporta a un sistema cercano. En esa primera semana se os empieza a instruir en las funciones básicas, pero realmente apredeis en vuestro destino. Es una academia que tiene el Servicio de Explroración. Una gran nave que os instruye en lo básico que se requiere de vosotros. Además, en tu tiempo libre intentas localizar manuales en las bases de datos y empiezas por lo que más recuerdas. El oficio de tus padres. El trabajo de los astilleros montando estructuras, reparando naves, o incluso remodelándolas. Esto termina dando un paso adelante y encuentras automatismos, mecanismos controlados por ordenadores y como hacerles funcionar.

En uno de los saltos el instructor jefe selecciona un grupo de alumnos para que hagan una inspección real. Se os acerca a la superficie, con unos trajes de vacío, y se os irá a buscar tras una semana de investigación. También hay varios exploradores veteranos y un par de profesores. Para ti no es más que otro ejercicio, pero esta vez, te agrada más ya que no dependes de tanta gente. Tu informe es breve pero muy esclarecedor y esto te da un ascenso dentro de la escala y te abre las puertas a continuar otros 4 años más con ellos. Pero ya no sería como alumno. Esta vez trabajarías de verdad y por tí misma. Cumplirías misiones y ... a ver que pasa.

Tus ratos libres en la nave escuela no llegaron. Seguías buscando documentación en las bases de datos y tanto trastear con la computadora de abordo, a final te hizo aprender algo de como van esas malditas máquinas. Si, ya no eras alumna, pero ejercías de agente de campo desde esa misma plataforma. En los últimos días de este periodo se os dio un descanso en una base propia y había una delegación comercial k'kree. Se establecieron en un parque con unas pérgolas y jaimas. En este lugar, no solo tenían sus familias y enseres, sino que además montaron un mercadillo. Uno de los hijos menores de la comitiva se perdió en el bosquecillo cercano, y lo que hizo fue atravesar toda la zona y adentrarse en la misma ciudad. Tú, inconsciente te prestaste enseguida voluntaria para recuperar al retoño descarriado y esto te hizo adentrarte en tierras salvajes. Dos días de camino, en la que usaste todo tu ingenio, capacidades y paciencia. Dos días de sufrir, pero encontraste al bebucho irresponsable. No dudaste en entregarlo a la familia en breve y allí mismo, tras la cesión "del bicho problemático" viste un abuso. Interrumpiste la conversación y con tus conocimientos evitaste la estafa. No parece que hicieras amigos con los vendedores, pero al k'kree, que era el presidente de este grupo comercial, le caíste en gracia, no solo por recuperar a uno de los hijos de la familia, cosa que ya de por si demuestra que no son precisamente agradecidos, sino por el apoyo con unos conocimientos que él no tenía, te invitó los días que te quedaban de permiso a convivir con ellos. Esto también te puso a prueba, ya que donde dormías, a parte de estar vigilado, se encontraba a la intenperie. Pasaste frío, mucho frío y al final cavaste un poco para resguardarte del gélido viento. Te prometió que si los encontrabas en cualquier parte del espacio, te apoyaría en lo que necesitases, fuera venta o compra. Por lo menos si estaba en su mano.

Por el esfuerzo que realizaste con la comitiva, se te promociona una vez más. Con el rango que ya adquieres se te da un curso acelerado de pilotaje de espacionave y te asignan una exploradora/enlace. Al principio haces pequeñas misiones de correo, y en los aburridos tránsitos en solitario matas el tiempo haciendo deporte. Después regresas a tus funciones básicas según tu profesión y regresas a hacer las inspecciones que hiciste anteriormente y esta vez en solitario. Eres tu propia jefa. Entregas informes y te aprovisionan. Encuentras a tu viejo amigo, que hacía un par de años que no veías, y este te pide un favor. Sabe que tu próximo salto es a cierto sistema y tiene que mandar urgéntemente un producto "delicado" no es algo ilegal ni nada por el estilo, pero si hay que tener un extremo cuidado. Son unas especias. Si se manipulan, si les da la luz ... o lo que sea se pierden totalmente. Te prepara los recipientes y los guardas en uno de los camarotes de tu nave, que no usas nunca. En unos armarios y las fijas con trapos que ellos te regalan.

No te era molestia y viaje, y tampoco pesaba más de unos 100 kilos. Por suerte no tienes inspección ni nada al llegar y entregas en el espacio la mercancía, una horas antes de tomar en la base del Servicio de Exploración que orbita en el espacio.

En tu último periodo las cosas fueron tranquilas hasta que encontraste a un leoncito tirado en el suelo. Era un miembro de esas raza que más que personas parecen esos grandes felinos, que incluso tienen garras y todo. Para ti fueron unos días intensos, ya que estaba herido y parecía muy mansico. Un poco de recordar tus tiempos de cuando estudiabas medicina y luego lo acercaste a su clan. Era un "gatito" de una de las unidades mercenarias, y aunque esta no se molestó en darte las gracias, el "animal" si te tiene en gran estima. Tu nave fue enviada a realizar unas modificaciones que eran un experimento y te aburriste haciendo turismo por la ciudad y por el resto del planeta (te alojabas en la base del S.E. y pasabas un par de horas a la semana en la Gato Amarillo) La llamaban así porque tu predecesor la había decorado con vinilos y cuadros de ese animalito y en la escotilla principal tenía un buen dibujo.

Igual por eso te fue fácil tratar con el ser que rescataste.

Todo fue muy normal. Demasiado normal. Ya no te estimulaba. Ya no te atraía este trabajo. Además, como estabas en las últimas semanas de servicio y no habías cumplimentado los papales para continuar, la gente ya te daba por licenciada. Incluso el administrativo de la base te tenía el finiquito preparado, en billetes de 1000.-Cr para el día que hiciera falta solo sacar el sobre y firmar el "adiós".

Te dijeron el último día que la nave estaba lista repostada. Por el resto te tendrías que encargar tú de lo que querías. Si, tenías los tenedores, los colchones y lo que habías estado usando, pero de comida, munición y todo eso te tendrías que encargar tú. Habías ya hecho algunas compras y lo tenías todo listo para meterlo en tu "cafetera", pero faltaban cosas importantes. En la fiesta que te organizaron de despedida había muchos compañeros e incluso una representación pequeña (sólo unos 50 ó 60) de tus amigos centáuros y con Yezbel a la cabeza. No echaste en falta a aslan Zug, ya que no lo habías visto desde que lo "entregaste". Era una pena.

Al termino cargaste en Gato Amarillo tus pertenencias con la intención de marchar, y aunque te guardaban el dormitorio un mes más, querías salir. Alejarte. No descartabas el regresar y "aparcar" aquí tras darte un paseo, (Te mantenían el puesto para la nave también un mes). Con desgana dejaste cosas sobre la cama y viste un sobre. Era una carta de tu amigo Zug. Te indicaban que estaban en el astro-puerto haciendo unas reparaciones y mantenimientos. Que estarían un mes. Incluso te felicitaba por el fin de tu carrera como exploradora. ¿Cómo se habrá enterado el gato este de eso? Sorprendida, muchas ideas empezaron a correr por la cabeza.

Terminas de cargar.

La fiesta de despedida fue grandiosa, allí encontré a compañeros tanto del inicio de mi carrera como del final. Añoramos a los que no estaban ya entre nosotros, pero no nos entristeció pues sabíamos que se marcharon haciendo lo que más les gustaba. La gran sorpresa de la noche la dio Yezbel con su pequeña comitiva, mis casi 50 amigos cuadrúpedos casi llenan el lugar.

Luego llegaron las despedidas, las promesas, los abrazos y algunas lagrimas.

Llegué a mi nave agotada, aun debía ultimar algunas cosas antes de salir, pero no tenía intención de estar demasiado tiempo en aquel lugar. Tan sólo me quedaba realizar inventario, comprobar el equipo, comprar lo faltante y partir. Ya colocaria todo en mi viaje, otra cosa no, pero tiempo tendría de sobra.

Entré en mi cabina, dispuesta a irme a descansar cuando vi la carta en mi cama. Tug, mi peludo amigo, tanto tiempo sin saber de ti, pensando que me habías olvidado y resulta que me has estado siguiendo...

Mañana me pasaré a verte, gatito comenté en voz alta. Tengo ganas de verte.

Dejé mi ropa bien colocada en la silla y me metí en la cama. Ya podía decir que era MI cama, y me hacía feliz. Era mi primera noche en la nave como propietaria de la misma. La parte positiva era que podía hacerle modificaciones cuando y donde quisiera. La negativa era que tenía que empezar a mover dinero, y a pesar de que la liquidación había sido bastante generosa, no iba a llegar ni para cambiar el panel de control del retrete.

Además la nave necesitaría alguna que otra reparación en breve, pues era un cacharro viejo.. pero mío. Sonreí. Con estos pensamientos me quedé dormida. Me levanté bien temprano, lista para repasar la lista de la compra y salir a comprar alimentos y munición para la nave. Por supuesto la otra parada que debía hacer era en la megatienda de Yezbel. Necesitaba equipo y el era mi hombre... bueno, centauro.

No tardé demasiado en hacer la lista. Comida fresca para una semana, luego latas y congelados para al menos un mes o dos. Munición para las armas y bueno... Ya se me ocurriría algo más o lo vería y regresaría a la nave con una veintena de objetos que no estaban en la lista y lo de la lista.. ni rastro..

Salí de mi nave y me encaminé a a zona comercial, lo primero era lo primero: comprar y encargar la comida. Luego iría embusca de mi peludo amigo

Justo antes de salir de la nave una voz electrónica te despide.

Iba tan centrada en lo que iba a comprar, que inicialmente no preste atención a nada. No había avanzado ni 4 metros cuando me di cuenta. ¿Desde cuando el Gato Amarillo habla? Revisé los datos de la computadora y no vi ningún programa de voz instalado, y menos aun, uno inteligente. ¿Que cojones esta pasado?

Me di la vuelta y regresé a mi nave, para comprobar que pasaba por allí y de donde había salido esa voz. Paré frente a la nave y miré a mi alrededor, a ver si había alguien por allí.

Nadie. Nada. En la base había empezado los trabajos de mantenimientos de las naves de los ex-compañeros y un par, que portaban entre ambos una larga y ligera viga te comentaron. - Niña, si, es tuya. Admírala lo que quieras, pero ojo que en tres minutos viene la pinaza con el correo y va a aterrizar justo aquí. Y siguieron su camino. El señor que te había hablado era un viejo conocido. No tenías demasiado trato con él, pero siempre que tu "gatito" necesitaba un "parche" pensabas en el bigote de aquel señor. Ese viejo, canoso y fino mostacho, que acompañaba el mejor mecánico de naves que conocías. Incluso entre los pilotos y los exploradores de campo se le conocía como "el jefe", porque al parecer antes de reparar, y en ocasiones casi reconstruir las exploradoras y otras cosas que volaban, había sido Jefe de Máquinas en un navío de un mundo acuático.

Gracias, les dije mientras se alejaban. Sería mi imaginación. He de darme prisa si quiero tener la tarde libre para ver a viejos amigos.

Retome mi camino hacia la zona de abastecimiento de las naves. Aquel lugar era una sala grande, con varios terminales para realizar los pedidos desde ellos. Era de fácil uso, y ya estaba acostumbrada a ellos.

Introduje los datos:

Comida fresca 20 raciones

Comida en lata y preservada 60 (de 0,5) raciones

Comida desidratada 60 de 0,2 raciones

El terminal solicitó mi código de cliente-usuario. Enseguida aparecieron mis datos en la pantalla.

Marqué el muelle donde estaba el Gato Amarillo y el terminal me envió a pagar a caja.

Me acerqué a la ventanilla, allí estaba Earl, el cajero desde hacía más de 30 años en el turno fijo de mañana. Tan charlatán como siempre, miró la pantalla y acto seguido dirigió su vista hacia mi.

920 créditos y el pedido llegará a la nave a mediodía, como siempre, verdad? le dije. Asintió. Pagué y salí de allí. Era el momento de ir a por municion a la armeria.

Aquel lugar estaba un poco más retirado, y como es normal, con buenas medidas de seguridad. La ventaja de haber estado sirviendo durante tantos años al mismo "jefe" y de llegar a convertir ese hangar en mi hogar, es que la mayoría de los soldados me conocen y suelen dejarme pasar sin problemas, siempre que lleve mi tarjeta identificativa a la vista. Asi pues, antes de acceder a la zona, saqué la tarjeta de mi bolsillo y la enganché en la solapa de la chaqueta.

Avancé hacia la armería.

El "Dealer" te rechaza el dinero con una sonrisa. - Lo pondré como que realizaste el pedido anteayer y así paga el servicio. Te susurra confidencialmente. Un abrazo muñeca. Sabes que habla con cariño de ser como un padrazo. Un padrazo algo tacaño muchas veces, pero es un regalo de despedida que agradeces. Igual no era tan tacaño.

El almacén de munición y armería está cerrado. Es algo que depende del jefe de la base y sabes que sin su permiso esto va a ser algo más complicado. El pañolero es Jualr. Un tipo osco y que depende tanto de la burocracia (Y tan dado a ella) que si se entera del favor que te ha hecho el de suministros generales...os la cagáis.

Vaya! Cerrado! Pufff... tendré que ir a solicitar la apertura a Juarl...  me va a tener haciendo papeles toda la mañana simplemente por ser civil. Espero que no me retrase demasiado...

Me puse rumbo a la oficina del pañolero con paso ligero cuanto antes llegue antes acabare.

No tardé mucho en llegar. Me paré frente a la puerta. Espero que esté de buen humor.

Buenos días, señor! dije nada más entrar. Vengo a solicitar permiso para comprar material en la base. Necesitaré repuestos para el Gato Amarillo antes de irme y supongo que alguna cosa más saldrá. Esboce una sonrisa, buscando su aprobación.

Tu voz resuena con eco en la oficina. Está vacía. La radio suena a lo lejos. No hay nadie. Ni el Jefe del Pañol Jarl, ni sus ayudantes ni nadie. Si siquiera está su amada mascota. Un chcucho de esos mal encarado, de morro chato, feo y con muy malas pulgas (y no porque esté desparasitado). Parece que ni dueño ni mascota le cae bien a mucha gente; excepto al jefe de la base. Que tiene dos perros falderos en uno, y seis patas para complementar su animal de compañía.

Tanto armarme de valor... ¿para esto? ¿Holaaaa? miro a mi alrededor. Nadie.  Miro la sala vacía y compruebo la hora. Se que son funcionarios, pero es demasiado pronto para el primer café. Además hubiesen cerrado con llave.

Vuelvo a mirar la sala, buscando algún indicativo de donde están. Me percato de que el chucho no está, sino ya me hubiese intentado morder un tobillo.

Nada ni nadie. No rueda una boja como en las películas del desierto de milagro.

Me doy media vuelta y salgo del lugar. Tendre que dejar la compra para luego, iré a ver a Zug y quizás en el astropuerto tengan el material que necesito.

Me encamino entonces hacia el astropuerto.

¿Te vas con la voladora o con la nave?

Ir con la voladora tiene sus ventajas, como que no tienes que pagar "aparcamiento" pero igual tardas una hora o así en llegar.

Entro en mi nave y  accedo al hangar donde está la voladora. Me sentará bien el paseo.

Salí de la nave pilotando el módulo de transporte. He de aprovechar, pues en el espacio exterior no podré disfrutar de estos paseos.

Me alejé de la base en dirección al astropuerto.

- ¿Señora, le espero con los motores preparados? Escuchas esa misma voz en la nave.