Partida Rol por web

Mientras seguía corriendo vi un movimiento raro de Leyla, quien le daba los niños a Lily y comenzó a caminar hasta nosotros, hasta los necrófagos. Iba acercándome, y al ver a Bill cargando ya a un niño lo mejor sería no darle a otro, per entonces vi a Irina, a quien le confiaría al niño -¡Irina, toma, toma, trataré de que Leyla no se quede, tu corre!- Y si acaso lo tomaba o no, al llegar con Leyla me detuve, justo al frente de ella.

-No no, Leyla, ¿Que haces? Te necesitan, estamos cerca, ¡Les tenemos mucha ventaja, no te rindas ahora y corre, vamos!-

Tomare tus palabras... Respondiendo al comentario de Lily, pero honestamente estaba agotada para responder en el momento, por lo que asintió desde la distancia como indicativo de que escucho y entendió. 

 A los pocos segundos de estar ya cerca de todo el resto escucho a Andrés. Ok...veré cómo me las apaño. Se empezó a mentalizar, para entrar en calma. Venga Irina, máximo esfuerzo. *Suspirar*. Perfecto. Se dio una palmada en las mejillas. ¡¡¡Se puede!!!.  Se colocó al niño en la espalda. ¿Pero, que?... Reanudando su carrera, sus piernas le pasan factura con un crujido en sus rodillas. ¡¡¡No puede ser!!!. Se desplaza, pero más lento que antes.

Leyla se detuvo en seco, cediendo los niños y colocándose el casco de nuevo, disponiéndose a enfrentarse a los necros con tal de salvar a los niños, pero también a los demás. Una vida era poco para ella, comparado con la posibilidad de salvar a nueve. Las cuentas, salían solas para la joven.

Lily no lo entendió inmediatamente, pero sin tiempo para decir y de alguna manera concienciada de que tenían por delante una huida complicada, apenas opuso resistencia. Bill le gritó, pero no sirvió de nada. Leyla estaba convencida de que aquella era la única manera de conseguir que los demás sobreviviesen.

Andrés se detuvo para intentar convencerla de lo contrario, pero solo consiguió que Leyla se enfadase y pronunciase una sola palabra, que a través del casco sonó gutural y terrorífico.

-¡CORRE!

En esos momentos, los necros habían incrementado su ritmo y comenzaban a aproximarse a vosotros. El cansancio estaba haciendo mella y aunque las montañas estaban cada vez más cerca, sabíais que lo que Leyla estaba haciendo podía ser la única oportunidad para libraros de ellos.

Leyla miró a Bill y entre ambos pareció surgir la comprensión de lo que la situación exigía.

Irina era quien marchaba más retrasada pero hasta ella comprendía exactamente lo que estaba en juego y que no podían detenerse. Leyla fue a su encuentro para cerrar el grupo y acercarse más a los necros, dando así mayor distancia al grupo. Así, mientras los demás continuaban adelante, echando la vista atrás, cargando con los pobres niños, aquella joven que los había mantenido con vida aceleraba el paso como si de un duelo medieval se tratase, pensando en que su vida le había dado una responsabilidad y que la cumpliría hasta el final.

Me quedé unos segundos parado donde estaba, algo asustado por aquel grito que ella hizo para luego ver como se dirigía sin más hacia los Necros, y por más que me dolía el dejarla sinceramente me frustraba, me molestara que fuera tan terca e idiota como para sacrificarse cuando faltaba poco para salvarnos todo.

Y de nuevo solo corrí, corrí junto a los demás, y si podía le quitaba encima al niño que tenía Irina en la espalda, ahora sujetándolo con un brazo y dejando que recostara su cabeza en mi hombro, y mientras tomaba la mano de Irina para volver a jalarla. -¡Vamos Irina, vamos vamos vamos!-

Rayos... Sus piernas habían casi alcanzado su límite, alejando la oportunidad de salir de este lió.  No... Expresaba su casi rendición.

Freak miraba sobre su hombro cada vez que podía para cersiorarse de que Lily estuviera detrás.

El joven podía tener muchas deficiencias, pero su físico no era una de ellas y así lo estaba demostrando.

Llevaba consigo a tres de los niños sin mayores dificultades. Uno a hombros que cargó desde el comienzo, y luego los dos que llevaba Leyla. Ese par iba agarrado del cuello de Freak, sentados sobre el bate de beísbol que el sordomudo agarraba de ambos extremos en posición horizontal.

El cansancio comenzaba a notarse, de cualquier forma, las piernas de Freak se seguían moviendo, al menos, por ahora...

Por fin. Ninguno de sus compañeros se imaginaban el alivio de Irina. ¿Porque tendré una suerte tan deplorable?. Las piernas de Irina ya manifestaban algo de hinchazón por la reciente carrera, obviamente algo que Irina no había hecho en años. Podría contar las veces que me esforcé físicamente así, con los dedos de una mano. El esfuerzo la mareo un poco, decidió tomar una roca de unas 3 libras del suelo, mientras tomaba un pequeño respiro. *Suspirar*. Voy a recostarme... 

Se dejó caer en el suelo, como si fuera el colchón más cómodo, se escucho inmediatamente el sonido del golpe entre el cuerpo suave y la dura superficie. No fue como me lo imaginaba. *Retorcerse de dolor*. Duele...

La valentía de Leyla era de admirar, la joven mujer retrocedió, y tras dejar a los niños a buen cargo, se puso el casco y se situó para servir como muro de contención entre aquel peculiar grupo y los enemigos que avanzaban, arriesgando su vida para salvar la de los pequeños. Ninguno de los adultos estaba de acuerdo, pero aquella mujer estaba acostumbrada a hacer las cosas a su manera y no cambiaría de parecer.

¡Qué valiente es!

La mujer ataviada con la servoarmadura les instaba a correr y ellos no debían dudar en obedecerla. Lily estaba dispuesta a avanzar junto al lado de Freak cuando de repente observó a Irina que hacía algo completamente ilógico, se agachaba a coger una piedra y caía en su intento.

- ¡Irina!.... - la pelirroja no dudó en posicionarse al lado de la doctora, estaba claro cuando se situó a su nivel que el motivo de la parada no era otro que haber llegado al límite de sus fuerzas, así que se agachó a su lado y la intentó levantar -...Irina muévete..., no puedes quedarte ahí tumbada...¡¡¡no puedes!!!....- en esos momentos Benz se sentía culpable de haberle dado tantos donuts a su compañera en el refugio, deberían haber optado por comida mucho más saludable.

La pelirroja miró a sus compañeros y vio a Freak con tres niños, Andrés también llevaba alguno, así como Bill. Ella era la única que iba sola sin carga alguna, decidiendo que debía ayudar a los demás o sería imposible el avance, debían alcanzar las montañas para poder perderse en ellas.

- ¡¡¡Continuad!!!... - gritó la pelirroja confiada en que podría con Irina, esforzándose en levantarle del suelo -...Si corres te juro que te hago una sabrosa cena... - era una vil mentira, pero quizás la motivación de llenar el estómago le alegrase el día y se levantara del sitio.

Por todos los pastelitos de crema, por favor mueve el culo....

A todas luces Irina era la que peor lo estaba pasando para mantener el ritmo pero parecía que realmente iban a lograrlo.

Apretando los dientes, Bill hizo un último esfuerzo reservado a llegar cuanto antes para poder dedicarse a ayudar a los que lo necesitasen.

En cuanto se supo a salvo, aún resollando por el esfuerzo pero no tan agotado como otros, el joven botánico se afanó en tratar de prestar ayuda a los que peor estuviesen, centrándose en los niños pese a que probáblemente fuesen los que estuviesen más enteros en aquella situación.

Lily terminó por aceptar lo que sin duda era inevitable, que aquella chica que acababan de conocer, fuese su escudo; bueno, el de todos los que estaban intentando huir, y se sacrificase para que ellos viviesen. En el fondo, era fácil dejarse llevar por el pesimismo acerca de que pudiese conseguirlo, vencer a aquellos necrófagos, seres humanos podridos y sin alma, y reanudar la carrera, uniéndose a ellos y a los chicos para conseguir encontrar un lugar en el que volver a ser ellos mismos, pero también era posible que lo consiguiese, porque era una mujer decidida y contaba con una armadura que sin duda, la protegería, y un rifle laser que sin duda, intentaría acabar con todos cuantos pudiera.

No necesitó acercarse tanto como para disparar. Cuando vio que uno de los necrófagos estaba al alcance, se detuvo y disparó.

Todos volvisteis la cabeza para mirar hacia atrás en cuanto oísteis sonido sibilante procedente del laser, arrastrado por el viento, viendo la figura de Leyla de rodillas, disparando, dandoos la espalda y sin duda, enfrentándose a los necrófagos. El mismo viento comenzó a soplar con fuerza, elevando la arena del suelo, envolviéndolo todo y cubriendo vuestra visión.

Y así, sin dejar de correr, terminasteis por perder la vista de Leyla, pero no de oír los disparos que hacía, uno detrás de otro, hasta que finalmente, el sonido del viento acabó por ahogar cualquier otra cosa... a no ser que la joven hubiese caído y ya no fuese capaz de continuar disparando.

El yermo parecía haber engullido a un ser más y mucho os temíais no volver a verla.

Una vez dejasteis atrás as Leyla, vuestro ritmo se vio obligado a reducirse. El cansancio por el enorme esfuerzo que habíais hecho os hizo deteneros un instante, conscientes de que no podríais seguir así, pero también que la tormenta terminaría por ocultar vuestro rastro, no solo para los necrófagos, sino también para Leyla, que de conseguir sobrevivir, sin duda alguna no podría encontraros o al menos, le costaría mucho orientarse y por consiguiente, reunirse con vosotros.

Pero ahora no podíais, ni debíais, pensar en eso.

Teníais por delante un camino que seguir para llegar a las montañas, aunque la tormenta no os lo estaba poniendo fácil. Tuvisteis que soltar a los pequeños aunque solo fuera para recuperar el aliento y casi no podían mantenerse en pie debido a la fuerza del viento. La arena os envolvía por todas partes y parecía que a partir de ahora, lucharíais contra los elementos.

Mientras estabais en el refugio no habíais tenido que enfrentaros a esos problemas, porque a pesar de todo lo que podía mejorarse, estabais en un ambiente seguro y controlado, ahora os dabais cuenta de ello. Pero allí afuera, el yermo no era solo un lugar, sino también un desafío constante.

No muy lejos divisasteis las dunas que formaba el viento y la arena, y también pequeños montículos con vegetación, no demasiada, pero sí al menos una referencia. Pero lo peor era la imagen que estaba empezando a formarse a lo lejos, en lo que parecían ser las montañas. Desde donde estabais no podía distinguirse con claridad, pero era como si se estuviese formando la madre de todas las tormentas, esperando para cargar contra vosotros.

Leyla les serviría de escudo humano y la pelirroja ya no tuvo nada que objetar, era su decisión arriesgar o no la vida, pudiendo ella ayudar a salvar a quien realmente sí deseaba vivir, la doctora del refugio 252. Lily en el fondo consideraba que la mujer con la servoarmadura no iba a poder con tantos necrófagos, aunque el destino quizás la sorprendiera, puesto que su arma láser resultaba de lo más efectivo contra los enemigos.

El viento aullaba con fuerza, un elemento violento y al que Lily no estaba acostumbrada. Se amortiguaban los sonidos y mantener los ojos abiertos era más que molesto.

La pelirroja estaba reventada, no solo caminar con aquel tiempo se le complicaba por segundo, si no que portar a Irina era algo realmente agotador. Inevitable pensar en su dormitorio, un sitio tranquilo, acogedor, limpio y con una mullida cama. ¡Cómo echaba de menos su refugio!

- ¡¡¡No debemos parar...!!!!! - chilló Lily mientras sentía como una cantidad ingente de tierra se metía en su boca, un gran motivo para intentar decir lo mínimo posible, escupiendo en el suelo, un esto que jamás habría hecho en el refugio, comprendiendo que perdía gran parte de su glamour.

La camarera soltó a Irina por unos instantes. Sencillamente no podía más y hasta respirar era un arduo trabajo. Benz miró hacia las montañas y no se distinguían muy bien, al menos no tanto como la tormenta de arena que parecía iba a arremeter contra ellos de un momento a otro.

Esa masa de tierra nos va a engullir....

Y como reacción natural se tiró al suelo y se cubrió la cabeza esperando que aquel sufrimiento terminase cuanto antes.