Partida Rol por web

Ante la aparición de Idrazor, Mabros se retira, da la impresión de ser su sirviente o algo parecido.

El anciano os mira de arriba a abajo - ¿Una lengua? ¿Acaso me habéis tomado por un mercader? - No sabéis muy bien si está enojado o es que su caracter es ese - ¿Y quién os dijo que os podría ayudar? - La situación parece en la cuerda floja. Aunque por suerte las últimas palabras de Axe parecen suavizarlo un poco, pero más que por el dinero, os da la impresión de que le agrada los elogios, de todos modos, aun no arece haberse decido entre ayudaros o cerrar la puerta en vuestras narices.

Tu estrategia es perfecta, y la conversación fluye como cotilleos entre viejos.

El herborista no duda en mover la cabeza de forma negativa - Como un ermitaño. Pocas veces le vi en la posada. Si, una vida muy triste - Confirma sus palabras y al mismo tiempo que ya poco más se puede extraer. El flechero tenía una vida apartada de los demás, y por las notas que leísteis, que él quería sacar conclusiones de la gente, pero que supieran lo mínimo de él.

Decides hacer algo de tiempo por el mercado. La tienda del flechero sigue cerrada a cal y canto y algo te dice que así va a seguir más tiempo del que la gente del lugar sospecha. 

En un momento dado, huesos se pone a mover el rabo y sale disparado. No tardas en averiguar el motivo, ha aparecido el niño del otro día, que se pone de rodillas y frota el lomo de tu viejo amigo perruno.

Tal y como Musgoverde sospechaba, la tienda del flechero no iba a abrir en una buena temporada. Aquel truhan debía haberse visto comprometido por la visita que le hicieron el día anterior, o bien, su misión allí había concluido y ahora abandonaba el lugar para seguir con la siguiente parte de su plan. Fuera como fuera, algo le decía al animista que aquello iba a traer problemas pronto.

Huesos le sacó de sus cavilaciones cuando salió disparado de golpe, el animista se asustó porque Huesos no solía tener aquel comportamiento repentino. Pero cuando vio al chaval comprendió el motivo y se acercó con una sonrisa hasta él.

-Parece que le caes bien. - Le dijo al muchacho con una sonrisa. Huesos movía la cola y aullaba, fue a coger un palo y rondó alrededor del muchacho con la cola alta caminando bien orgulloso para mostrarle su hallazgo. Esperaba que el crío lo cogiera y se lo lanzara para jugar un rato.

-Oye, ¿sabes por qué no está abierta la tienda del flechero? - Le preguntó señalando con la cabeza hacia el lugar mientras Huesos iba a buscar el palo.

- Perdone si le hemos ofendido maese Idrazor, pero nosotros a pesar de haber recorrido muchas millas no hemos reconocido el idioma, y por ello necesitamos que usted que está más versado en estas lides nos ayude. Es un asunto importante, si no no lo hubiéramos molestado. - digo de manera humilde e intentando ser lo más servicial posible para que logremos que se digne a ayudarnos o al menos echarle un vistazo.

Farahail nos advirtió que no le dijésemos que íbamos de su parte, porque si ya nos recibió ariscamente, si se entera que él nos manda posiblemente nos despidiese de un peor modo si cabe. Intento seguir adulándole un poco. Más daño no puede hacer.

-En la ciudad es bien conocida y valorada vuestra sabiduría y vuestros consejos. Sin duda, si alguien puede entender este lenguaje seréis vos... ¿No querréis al menos intentarlo? Es algo que acrecentaría aún más vuestra justa fama de sabio. Estamos perdidos sin vuestra intervención... Sin vuestra ayuda, nadie más podrá decirnos qué dicen esos escritos, y como Mut dijo, creemos que son de gran importancia. ¡Ayudadnos, sabio Idrazor! Sois nuestra única esperanza.

Agradecía que solo los presentes me oyesen hablar así. Ojalá sirviese para algo.

El muchacho se rio por la actitud de Huesos. Era despierto y no tardó en darse cuenta de lo que quería el perro. Tomó el palo y lo lanzo. Tu perro salió disparado a toda velocidad para atraparlo y devolverlo al chico.

Este desde su posición de cuclillas, ladeó su cabeza y miró en dirección a la tienda, luego miró la elevación del sol - Ya debería estar abierta, es raro, suele ser puntual - Y levantó sus hombros, no entendía el motivo pero tampoco le dio mayor importancia. Y es que aún era pronto, en un día o dos comenzarían los cotilleos y tal vez alguien se aventurase a llamar a su casa por si le había pasado algo. 

- ¡Hombre, haciendo amigos! - Exclamó alguien a tu espalda, se trataba de Farahail

Sonriente puso los brazos en jarra - Ya tengo arreglado lo del transporte ¿Cómo ha ido lo vuestro? - Preguntó con curiosidad. A todo esto parecía que tus dos nuevos amigos se retrasaban, la posada estaba cerca y si volvían sería fácil verlos, tal y como había sucedido a Farahail que te había visto a su vuelta.

Aún con el ceño fruncido - ¡Están perdonados, pero busquen a cualquier otro! Quizá algún comerciante os pueda ayudar.

La verdad es que si parecía ser un hombre arisco, aunque vuestras palabras habían parecido acertadas, no lograron convencer al hombre que parecía tenérselas de líder del lugar al que no se le puede molestar por cosas así. 

- Que tengan un buen día - Concluyó y cerró la puerta. Resultó frustrante.

Al mirar hacía atrás veis a alguien con la inconfundible ropa de Farahail. Está lejos y se dirige a la zona del mercado, allí a unos trescientos metros, junto a una esquina de la calle, se pone a hablar con alguien, que por su barba parece tratarse de Musgoverde. También parece haber un niño jugando con el perro de vuestro nuevo compañero.

-Bien. - Contestó el animista. -Vuestro flechero parece que no tiene prisa en volver y tampoco deja aquí anhelo alguno. Vamos, esperemos en la posada, que me rugen las tripas.

El animista enfiló junto al poeta el camino hacia la posada, no sabía si sus compañeros estarían ya allí o si por el contrario se habrían retrasado. Bien sabía que las conversaciones con los ancianos solían alargarse más de lo pensado.

Como nos echó sin más dilación, me encojo de hombros mirando a Mut, una vez que la puerta se cerró a nuestras espaldas.

-¡Que no se diga que no lo hemos intentado! Mira... Allí está Musgoverde y Farahail... ¡A ver si ellos tuvieron más éxito!

Encamino mis pasos hacia nuestros amigos, saludándoles.

-Saludos de nuevo... ¿Qué tal os fue a vosotros? A nosotros el tal Idrazor nos ha despachado sin muchos miramientos, a pesar de haber intentado convencerle de muchas maneras... Así que seguimos donde estábamos. ¿Y vosotros?

Nuestro intento ha sido en vano, no fuimos lo suficientemente delicados y halagadores.

- Espero que hayáis tenido más suerte que nosotros, con Idrazor no empezamos con buen pie la verdad...

Este fallo es un contratiempo, pero fijo que lograremos adivinar el idioma.

- Habrá que buscar un comerciante que domine muchas lenguas, y estamos en el sitio correcto - digo mirando al resto. No nos íbamos a desanimar por un fallo.

El grupo volvió a reunirse cuando Musgoverde y Farahail empezaba a enfilar en dirección a la posada, puesto que Axe y Mut los alcanzaron al terminar el encuentro infructuoso con Idrazor.

El Bardo saludó a los que se unían - Yo he conseguido que nos dejen una barca para cruzar el río. Lástima con lo del jefe de los ancianos... ¡Ah! - Estaba claro que él conocía a las gentes de este lugar, si lo de Idrazor no había funcionado, tal vez había una segunda opción.

Se quedó pensativo - Comerciante no sé. Pero conozco a uno de los guardias que presume haber viajado mucho, dice haber estado en la ciudad blanca y haber luchado junto a tan insignes caballeros por muchas tierras - Levantó sus hombros - por intentarlo no perdemos nada. Tal vez lo encontremos en los cuarteles -  señaló hacía los bajos edificios al otro lado del puente más cercano (punto 2 del mapa)

Musgoverde lamentó la suerte de sus compañeros pero intentó animarles para que no les venciera el desanimo, se agarró a la posibilidad que ofrecía Farahail sobre el guardia.

-Podemos ir a verlo antes de ir a por la barcaza que ha conseguido Farahail. Con el flechero tampoco ha habido suerte. No se relacionaba mucho con la gente de por aquí. Lo cual de por sí ya dice mucho de él. Ni amistades, ni relacionarse demasiado, ni siquiera mujer. Y en la posada lo vieron raras veces. Sé dónde está su tienda, cerrada hoy como no es de extrañar, pero dudo que allí saquemos información relevante.

-¡Qué mala suerte hemos tenido con los contactos! Con lo bien que pintaba todo cuando lo pensamos... Los planes no siempre salen bien.

Era imposible no sentir cierto desánimo por los nulos resultados. Al menos ahora volvíamos a estar todos juntos, que ya era una tranquilidad. 

Acaricié a Viento y Samman, dejando que mordiesen levemente mi mano de modo juguetón.

-Ir a ver al guardia ese parece ser la oportunidad que nos queda, así que por mí, ¡adelante!

- Vayamos a ver al guardia cuanto antes, luego podremos cruzar el río con la barca y ver por donde han marchado esos malhechores... - comento susurrando solo para nuestro grupo - De la tienda del flechero podríamos entrar como último recurso, si no logramos avanzar no estaría mal revisar si tiene algo escondido en ella...pero con cuidado de no alertar a la gente... 

Si el guardia y la barca no nos dan respuestas, tendremos que hacer un allanamiento. Lo cual no disgusta nada a este hobbit, debe ser la sangre Tuk que corre por sus venas aunque lejana todavía presente.

Había que agotar todas las opciones antes de darse por vencido y la tenacidad era una de las virtudes de este pequeño grupo de aventureros.

Farahail os hizo un además con la mano para que lo acompañareis en dirección a los barracones, como él era la cara conocida del lugar una vez allí tomó la voz cantante y preguntó por él. Por lo visto estaba en la cocina preparando el rancho. Lo llamaron y salió a vuestro encuentro.

- ¡Coérnica, cuanto tiempo! ¿Cómo te va? No me andaré con rodeos, necesitamos de tu ayuda, encontramos unos textos que están en un idioma desconocido para nosotros y me preguntaba si con tus conocimientos sabrías de que se trata.

El guardia os miró pues no os había visto nunca, pero no pareció desagradarle la idea, le dejasteis ojear el cuaderno y no tardó en fruncir el ceño - ¡Por los reyes de Gondor! No... no sé lo que dice, pero si identifico el idioma. Se trata de lengua negra, la lengua del mal, de los oscos y los trasgos... ¿Dónde habéis encontrado esto?

-¡Lengua negra! - Pensó alarmado el animista. -Por todos los Valar, esto significa que los amigos del flechero son más poderosos de lo que habíamos pensado.

Musgoverde no pronunció palabra alguna, pero era evidente las sorpresa que se reflejaba en su rostro. Sus ojos se habían abierto como platos y también su boca, debido a la sorpresa. Miró a sus compañeros, pensando si deberían decirle la verdad al guardia sobre donde habían encontrado aquel texto. De todos modos, el flechero no parecía tener intención de volver.

-El flechero. - Dijo por fin. -A parecer está tramando algo extraño y se rodea de no menos extraños compañeros. Pero poco más sabemos.

- La lengua oscura... - digo casi susurrando - Eso nos dice que habrá que estar muy atentos y que si trama algo debe ser algo gordo. Deberíamos investigar cuando antes la otra orilla y ver si logramos averiguar algo, pero antes descansemos y nos equipemos debidamente. Me parece que esta aventura ha escogido una vía peligrosa...

¿Lengua negra?- Me pregunté. En algún sitio había oído hablar de ella. Los conocimientos más amplios de mis amigos y la breve explicación de nuestro nuevo conocido me lo hicieron recordar.

Mut y Musgoverde tenían razón, las cosas tornaban a tener un aún más peligroso cariz. Ahora estaban implicadas fuerzas malignas que quizás nos diesen más problemas de los esperados.

-Desde luego, con esto no contábamos. Es algo más grave de lo que esperábamos, como bien decís ambos. Estoy con Mut, la barca con sus ocupantes tenía un destino que ahora adquirió mayor importancia... Pertrechémonos, descansemos algo y vayamos a ver qué podemos encontrar.

El animista no estaba muy de acuerdo con aquello de descansar, él preferiría actuar de inmediato. Ya había pasado mucho tiempo  desde que el flechero y su extraño amigo cruzaran el río, y cuanto más ventaja le dieran más difícil les sería alcanzarlo y más tiempo le daban a poner en marcha sus planes, fueran esos los que fueran, y que de seguro no serían nada agradables.

Antes de despedirse, Musgoverde tenía una pregunta más para el guardia amigo de Farahail. Tomó su cayado y comenzó a dibujar con él un símbolo en el suelo, a los pies del soldado, en medio del círculo que habían formado para hablar con él.

-¿Alguna vez en vuestros viajes visteis un símbolo como este? - Le preguntó golpeando con el bastón sobre el ojo sin parpado que habían visto en el remo de la cueva.