Partida Rol por web

Fantasy World (Híbrido de HLdC)

La ciudad de fuego

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01/12/2013, 14:56
Director

Cuatro viajeros llegan a la ciudad del Fuego.

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01/12/2013, 14:56
Sufur

¡Pero vamos a ver! ¿Alguien quiere explicarme que diantres ha pasado?

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01/12/2013, 14:57
Rufus

Eso explícamelo tu a mi ¡Imitador del tres al cuarto!

Necesito una cerveza...

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01/12/2013, 17:21
Abaliv, el Elegido

Pispas, Rufus ¿Rufus? Me alegro de veros pero ¿que pasa aquí? ¿de donde ha salido ese pato? ¿o ese? -pregunto al goblin confuso -bueno, no importa. La ciudad de la Tierra ha sido destruida hasta los cimientos por un ejército de no muertos, comandados por un hechicero. Aunque temo que no es el hechicero negro que buscamos, sino uno de sus súbditos. La ciudad del Agua también está en problemas, aunque no se exactamente que ocurre allí. Debéis iros de aquí antes de que la noche atraviese las murallas de esta ciudad, el ejército de muertos viene hacia aquí y no están dispuestos a hablar -digo a mi compañero mostrándole mi brazo vendado, cubierto de sangre.

¿Has encontrado tu algo? le pregunto para finalizar mientras me acerco al camarero -Tabernero, tres cervezas, cuatro, mejor cuatro.

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01/12/2013, 18:35
Pispantorín

El viaje desde la Nación de los Magos ha sido un puto infierno. Por si ya era poco problemático el estar siempre acompañado por un pato borracho, pendenciero y con tendencia a insultar a todos los demás, ahora resulta que estoy acompañado por DOS putos patos, borrachos, pendencieros y con tendencia a insultar a todos los que nos encontramos.

Desde luego, ha sido una lección dura de aprender, pero seguro que se quedará grabada en nuestras mentes para toda la eternidad. Haz caso siempre a los magos poderosos y no les toques los cojones ni te metas en sus asuntos más allá de lo imprescindible.

Cuando por fin llego a la Ciudad del Fuego estoy en un estado tal que estoy a punto de suicidarme, he estado todo el puto viaje aguantando a los dos patos, sus discusiones y sus acusaciones mutuas de todo tipo. Encima es un incordio hablar con ellos, ya que los dos responden al mismo nombre y a veces no se ni con cual estoy hablando.

Finalmente, llegamos a la capital del reino, la Ciudad del Fuego, y me dirijo directamente hacia la primera taberna que veo, ya que necesito de forma urgente ahogar mis penas en cerveza, en mucha cerveza, y ahora mismo ya me da igual si es negra, tostada, rubia o de trigo. Esa es otra, los putos patos no se ponen de acuerdo en el tipo de cerveza que les gusta beber y se pasan el día discutiendo sobre las bondades de las cervezas de trigo y las tostadas.

Empiezo a echar de menos la vieja época, la época en la que viajaba sólo, sin acompañantes, sin tener que oír discusiones estúpidas, sin tonterías y sin graznidos constantes de protesta por todo.

Miro a Rufus y a Rufus2 cuando llegamos a la ciudad y me exaspero, antes de decir:

Vamos a ir a esa taberna de ahí. - Digo señalándola. - Nos vamos a tomar una pinta y después nos vamos a ir a buscar a alguien que nos pueda ayudar. Tenemos que encontrar información sobre el puto Hechicero...

¿¡En esa mierda de taberna!? - Grazna Rufus2. - ¿Pero tu estás mal de la cabeza, verdosín? Seguro que ahí no tiene una cerveza tostada que merezca la pena.

¿Y a quien cojones le importa tu mierda de cerveza tostada? - Responde Rufus. - Lo importante es que tengan cerveza de trigo. Y, aunque me joda, le voy a tener que dar la razón a este imitador de pacotilla, eso sólo es un antro de taberna, y seguro que no tienen una cerveza decente.

Y a quien coño le importa lo que opinéis vosotros. - Grito exasperado, levantando los brazos hacia el cielo y haciendo que la gente de la calle se gire para mirarnos. No todos los días se ve a un goblin discutiendo con dos patos a la puerta de una taberna, ni siquiera en la Ciudad del Fuego. - No me importa una mierda el tipo de cerveza que tengan, nos vamos a tomar una pinta cada uno y punto. Y, Rufus, si no te gusta... - Digo señalando a uno de los patos.

¡Eh! - Grazna el pato protestando. - ¡A mi no me señales!, el patán al que le gusta la mierda de la cerveza de trigo es ese de ahí. – Grita el pato ofendido. - Yo soy Rufus2, no Rufus.

¡A quien llamas patán, desgraciado! - Protesta Rufus. - Verdosín, ¿como dejas que me trate así?, te exijo, que, como tu compañero de aventuras oficial mates a esta copia barata de mi. - Dice señalándolo con un ala acusadora.

¿¡Copia barata!? - Grazna protestando Rufus2. - Yo soy mucho mejor que tú, pato inútil.

¡A la mierda! - Grito enfadado. - Llevo dos días aguantando vuestras discusiones, llevo dos días en los que casi no he podido dormir ya que no os calláis nunca. - Señalo a la taberna antes de decir. - Aquí el que paga las cervezas soy yo, así que vais a entrar ahora mismo en esta taberna y os vais a beber la cerveza que nos pongan y punto. - Digo abriendo la puerta de la taberna para que entren delante de mi, lo que hacen dándose empujones con las alas y picotazos el uno al otro. - Y ya estoy hasta los cojones de vuestros nombres, a partir de ahora tú no te vas a llamar Rufus2, te vas a llamar Sufur, y así por lo menos cuando me dirija a uno sabréis a cual lo hago. - Cuando veo que el pato va a protestar continúo. - Si abres ese pico para algo que no sea beber cerveza te lo coseré y se habrá acabado la cerveza para siempre, sólo agua y papilla. - Le grito.

Entramos en la taberna, mientras la gente nos mira entre curiosa y asustada. Los rumores sobre lo que está ocurriendo en otras partes del reino tienen que haber llegado también aquí y seguro que el espectáculo que estamos dando dará que hablar durante una temporada.

Al entrar en la taberna los dos patos aletean para poder subirse a dos mesas distintas, muy dignos y orgullosos de si mismos, por lo que yo los ignoro a ambos y me dirijo hacia la barra a pedir. Doy un ágil salto para encaramarme a la barra, donde me quedo apoyado por los codos con los pies en el aire, y soltando un suspiro miro al tabernero con ojos suplicantes antes de decir:

Tres pinta de tus mejores cervezas, una negra, una tostada y una de trigo, y no te olvides de poner una pajita en la tostada y en la de trigo.

En ese momento una voz conocida me hace girar la cabeza y me encuentro con Abaliv, mi boca se ensancha en una sonrisa entre feliz y cansada antes de dejarme caer de la barra y acercarme a su mesa. Me subo a una silla para estar a su altura y le tiendo la mano.

Abaliv, me alegro de verte. Me preocupé cuando oí lo que había pasado en la Ciudad de la Tierra, pero me alegro de que estés sano y salvo ¿pudiste encontrar a tu hermano allí?

No me gustan las noticias que nos trae Abaliv de lo que ha ocurrido en La Ciudad de la Tierra, pero dado que pregunta por el origen de Sufur, dejo escapar un leve suspiro antes de derrumbarme en la silla y hundir la cabeza entre los hombros a la espera de las cervezas.

Cuando te fuiste de la Nación de los Magos, yo seguí investigando para encontrar toda la información posible sobre el Hechicero Negro, pero sólo conseguí eso que ves. - Digo señalando hacia los dos patos con un gesto de la mano. - Molesté al hechicero equivocado, metí la pata, hice lo que no tenía que hacer y como consecuencia ahora tengo que cargar con dos patos...

¿Cargar con dos patos? - Protesta Rufus poniendo sus alas en jarras y girándose hacia Abaliv. - ¿Y que hay de mi? Ahora yo tengo que cargar con verdosín y con esta copia barata de mi mismo, que te parece eso a ti, ¿eh? Por cierto, ¡hola Abaliv! Veo que sigues haciendo amigos allí por donde vas. - Dice señalando las vendas del brazo del mago. - ¿Que les das, chico? ¿que les dás? - Se rie.

¡Eh! No te metas con Abaliv. - Tercia Sufur. - Siempre ha sido bueno con nosotros y nos ha ayudado a buscar al secuestrador de Cornelius y a los asesinos del clan del verdosín.

¿Como que ha sido bueno con nosotros? - Responde Rufus airado girándose hacia él. - ¡Pero si tu no estabas allí, maldita copia barata! Y no te atrevas a mencionar a Cornelius, o te arrepentirás.

Los dos patos se vuelven a enzarzar en una discusión y comienzan a pelearse a picotazos y dándose golpes con las alas mientras revolotean alrededor de una de las mesas:

- ¿Ves? - Le digo a Abaliv cabizbajo. - No sólo no estoy más cerca de mi objetivo, si no que ahora, además, tengo que aguantar esto todos los días. Estoy pensando en matarlos. La perspectiva de ese ejército de no muertos no puede ser peor que aguantar a estos dos...

Notas de juego

Dudas:

1 - Esta es la capital, ¿no? Se puede uno poner en contacto con el Rey o la Orden para avisar de lo de los No Muertos

2 - ¿En esta ciudad hay algún mago lo bastante poderosos que pueda quitar maldiciones? ¿O tengo que buscarlo?

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01/12/2013, 20:15
Director

Notas de juego

Si, puedes ponerte en contacto con el rey o con la orden. Tendrás que mandarles un mensaje para ello. Redactalo como "solo para el director" y ya te digo que pasa :P

Respecto a lo otro, hazme una tirada de inteligencia. Cuanto mas alta salga mejor que mejor :D

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01/12/2013, 20:24
Director

Encontráis un carruaje abandonado, probablemente de algún mercader que, asustado ante los rumores, cada vez mas ciertos, acerca de la cercanía del regreso del Mal, decidió huir, dejándolo todo atrás. Cada vez son mas los que lo hacen...

Entre todos los trastes, tan solo encontráis algo que puede ser realmente útil. Hasta a los gruñones patos les llama la atención:

-Espada llameante [Objeto único] (ATAQUE +5 DAÑO +3 / +1 DAÑO POR FUEGO durante 1d3 turnos)

Notas de juego

Recordad que los Recursos desaparecen cuando caiga el sol, así que, repartidlos rápido :D

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01/12/2013, 20:29
Abaliv, el Elegido

No, no encontré a mi hermano, Pispas -respondo negando con la cabeza, sin evitar que mis ojos reflejaran cierta tristeza -al que si encontré, compañero, es a ese hechicero siervo del mal, el cual casi me mata con sus esbirros de hueso. Yo pude huir pero el resto de la ciudad sucumbió ante ellos.

Me acerco a la espada llameante y la cojo con total tranquilidad, despertando el poder de sus llamas -El hechicero me dio su nombre, Pispas, Cornelius, así me dijo que se llamaba. Vuestro amigo Cornelius es un servidor del mal y si es vuestro amigo debo entender que vos también lo sois. Y creeme, Pispas, eres la persona con la que me he cruzado, aparte de los compañeros de mi orden, en la que más confiaba. Me has decepcionado.

Acto seguido me lanzo contra el traidor, buscando darle muerte.

- Tiradas (3)

Motivo: Disparo

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+3)=13

Motivo: Disparo crítico

Tirada: 1d10

Resultado: 2(+3)=5

Motivo: fuego

Tirada: 1d3

Resultado: 1

Notas de juego

Ataque con crítico incluido. En realidad es un +6 pues he cogido la espada ahora, después de hacer la tirada.

Daño 4 +1 por fuego.

Imagino que puedo usar la espada, si no es posible le doy un flechazo.

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01/12/2013, 20:49
Director

Notas de juego

No puedes usar la espada, pues no estaba asignada aún. Así que le disparas con el arco.

Pispas, hazme una tirada de esquivar a dificultad 13

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01/12/2013, 20:53
Pispantorín
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Esquiva imposible

Tirada: 1d10

Dificultad: 13+

Resultado: 5(+1)=6 (Fracaso)

Notas de juego

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01/12/2013, 20:55
Director

El disparo de Abaliv es certero y se clava en el pecho del bueno de Pispas, que poco puede hacer por evitarlo, mientras los patos no paran de graznar sin entender que pasa.

Pispantorín emite un gruñido de dolor, pero antes de que su cuerpo se desplome contra el suelo, tanto el como Rufus y Sufur desaparecen.

Lo único que queda de ellos es una pluma de pato...

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02/12/2013, 08:55
Abaliv, el Elegido

Recojo la espada llameante del carruaje abandonado y trato de buscar algún rastro de Pispas y los patos. ¿Qué magia es esta? ¿como han desaparecido los dos patos? Recojo la pluma y la guardo en mis enseres, un recuerdo del pago que he tenido que hacer para librar este mundo de los corderos, siervos del dios parásito. He tenido que matar a alguien que consideraba un compañero, ahora los habitantes de esta ciudad pagarán por ello con su sangre.

La Ciudad de Fuego, capital del reino, hogar del rey, cuna de cientos de héroes que malgastaron sus vidas para nada, solo para tener una estatua conmemorativa en la ciudad. Pocos son los que recuerdan a estos héroes pero yo, Abaliv, elegido de Morgaron, los haré recordar.

Nuevamente busco el cementerio de la ciudad, donde están enterrados los grandes héroes de antaño. Sin embargo esta vez no me fijo en las tumbas pues creo tener un plan mejor, más épico, más irónico. Me acerco con tranquilidad a una de las majestuosas estatuas, la imagen de un guerrero armado con un martillo y escudo, de rostro hostil y ojos impenetrables. Nuevamente extraigo la daga, abriéndome una herida en la palma de la mano y rajando con ella la piedra pulida -Morgaron, tu que otorgas dones ilimitados, cuyo poder es incomparable, cuya vuelta es imparable, dadme parte de vuestro poder para entregaros las almas de esta ciudad, la Ciudad de Fuego, capital del reino. Dad vida a las estatuas de esta ciudad, urbe de parásitos que viven en un falso paraíso del que no son merecedores. Despertad a sus antiguos héroes de los que tanto se orgullecen para que les den caza, para que los destruyan a todos.

Espero durante unos segundos la respuesta de mi señor pero mi lengua, al igual que mi ambición, está demasiado inquieta. Me veo a mi mismo con la corona del Rey Cail, gobernando este reino y a todos sus habitantes, solo por debajo de mi señor. Y esa visión me satisface a más no poder -Dadme parte de vuestro poder, Morgaron, mi señor, alimentad mi sangre con vuestra vitalidad, mis armas con vuestra energía, mi magia con vuestra oscuridad, pues deseo daros la joya del reino, la cabeza del Rey Cail. Os entregaré su alma, al igual que la de todos sus ciudadanos, sus guardias, sus generales. Os daré el reino pues, con la caída del rey, las ciudades se dividirán, presas del miedo y la desconfianza, los ciudadanos, aterrorizados, se matarán unos a otros u esperarán mi llegada, como carneros que son, para que coseche su sangre y sus almas, para mayor honor vuestro. Pronto volveréis, mi señor, pues ese es mi objetivo, la esencia de mi existencia. Pero para ello necesito vuestra ayuda. Necesito poder, poder y respuestas. Debo destruir a los elegidos del dios de los carneros, a sus cuatro elegidos, y a su rey.

Notas de juego

A grandes rasgos, cojo la espada, trato de despertar a las estatuas de la ciudad para destruir esta, busco que mi señor me da algo de poder para matar al Rey Cail y de paso que me diga algo sobre los elegidos y, por último, iré a matar al Rey Cail, si se me permite hacerlo después de destruir la ciudad. Si es así trato de matarlo y luego me largo, si no puedo hacer tantas cosas me quedo aquí y ya iré a por él en cuanto me lo permitas.

Pobre Pispas, era un personaje genial. ¿Puedo matar al rey y, a cambio del alma de este, revivirlo como malo? :)

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02/12/2013, 12:43
Director

Nuevamente, tus plegarias fueron escuchadas. Las estatuas cobraron vida y comenzaron a arrasarlo todo. Aquellas esculturas que pretendían representar a sus mas grandes héroes, eran ahora sus verdugos. Resultaba, sin duda, irónico...

Pero cuando ya lo tenías todo ganado, surgieron ellos: La Orden de la Luz. Comenzaron a arrasar las estatuas con facilidad y aunque no eran los mejores guerreros de la Orden, pues sabías que estos se encontraban investigando por toda Umbria, estaban cerca de ganar la batalla. Pero entonces, algo pasó: Un nuevo ejercito de muertos vivientes ¿De donde habían salido?

En todo caso, la batalla terminó rápido. Los valerosos guerreros de la Luz poco pudieron hacer y sucumbieron junto con el resto de la ciudad. Pero el castillo del Rey Cail... el castillo aún seguía en pie...

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02/12/2013, 12:49
Varania, la hechicera

Una figura surgió de la nada y se puso a tu lado.

Así que tu eres el famoso, Abaliv. Un gusto conocerte, nuestro señor habla muy bien de ti - dijo con una sonrisa.

Soy Varania, la mas poderosa hechicera, servidora del Mal Supremo, y estoy aquí para ayudarte y advertirte.

Para empezar, no hubieses ganado esta batalla sin mis muertos vivientes. De nada. Así que deberías comenzar a plantearte mejor tus movimientos. No eres indestructible, chico, necesitas aliados.

Podemos atacar el castillo si quieres pero no es lo mismo que destruir esta ciudad, por no decir que el Rey es uno de los mejores guerreros de toda Umbria.

Y otra cosa mas, la pifiaste con el goblin. Incluso hasta el ser mas insignificante, incluso hasta un ridículo pato con gafas de culo de botella, puede ser peligroso. Nunca hay que fiarse de las apariencias...

Notas de juego

La ciudad está arrasada, puedes ir al castillo si quieres. Pero recuerda que arrasar el castillo ya no es automático. Habrá combates y tiradas y podrías morir.

Y empiezas a plantearte que es posible que Pispas no haya muerto...

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02/12/2013, 12:58
Abaliv, el Elegido

La batalla pendía de un hilo por los fanáticos y estúpidos miembros de la Orden de la Luz. Por suerte un ejército de cadáveres vivientes se unió en la batalla, haciendo filas junto a las estatuas supervivientes y destrozando los núcleos de resistencia.

Pero alguien debía estar tras esos ejércitos, alguien que podría ayudarme. Busco entre las ruinas de las ciudades al general y, como no podía ser de otro modo, una tumba parecida a la que encontré en la ciudad de la Tierra.

Finalmente encuentro al general, una hechicera, una de las elegidas del Mal Supremo. Seguramente le debo la vida y sus palabras están llenas de razón, aunque mi corazón se niegue en un principio a ver su verdad. Pero lo que más me duele es la posibilidad de que Pispas siga con vida, he revelado mi naturaleza y no ha servido para nada. Bueno, he destruido otra ciudad y matado a todos sus habitantes, algo es algo.

Varania, es un honor conoceros, creo que ya he oído hablar de ti. Tus palabras están llenas de razón pese a que me inquietan. Debemos pues dejar al Rey Cail cautivo en su refugio, allí será menos peligroso que comandando a sus ejércitos y los rumores de como ha abandonado a su gente, a su pueblo, no tardarán en llegar al resto de las ciudades, quebrando gran parte de la lealtad de sus siervos -respondo a la hechicera, algo más convencido -Partamos pues en busca de aliados, en busca de nuestro destino. Por cierto, un orco, un antiguo jefe caudillo, os busca para mataros. Decidme, ¿quienes son los otros que sirven a nuestro señor? ¿donde se encuentran? ¿que debemos hacer?

Mis preguntas tienen un solo objetivo, planificar mis próximos pasos -Creo que podemos destruir la Nación de Magos con cierta facilidad. También creo que en la Ciudad del Agua se ha abierto un paso para que el poder de nuestro señor llegue a este mundo. Tal vez podamos arriesgarnos a ir a una de estas ciudades pero creo que debemos actuar con cierta cautela y cuidado pues ya son varios los que quieren verme muerto. Tal vez debamos partir a las tierras de nuestro señor, a las Tierras Sombrías, y arrasar a quienes estén allí, si no son de los nuestros. No podemos dejar que nadie encuentre a Orión.

Notas de juego

En principio voy a las Tierras Sombrías.

Un saludo y gracias por todo jefe.

Cargando editor
02/12/2013, 22:48
Varania, la hechicera

El Mal es bastante receloso con la identidad de sus seguidores, por lo que desconozco al resto de elegidos de nuestro señor.

Respecto a la nación de los Magos, no te preocupes por ello. Ya pasé por allí antes de venir a tu encuentro, se ha convertido en un simple recuerdo.

En la ciudad del Agua se ha abierto un portal y ni yo misma se hacia donde conduce...

Pero, en todo caso, no es mi misión decirte que hacer. Tu eres un elegido, no yo, tan solo he venido a echarte una mano. Te seguiré, tu decides el destino.

Cargando editor
02/12/2013, 23:17
Abaliv, el Elegido

Perfecto Varania, cada vez estamos más cerca del regreso de nuestro señor. Respecto a nuestro futuro, la verdad es que estoy confundido. Descarto la ciudad del Agua, marchar hasta allí sería un suicidio pues el orco se encuentra en ese lugar y busca vuestra muerte. Nunca he viajado a la ciudad del Aire y tal vez sería interesante destruirla. Aunque llevo mucho tiempo sin visitar a Orión y, tal vez, él sepa como llegar a las Rutas de las Tierras Heladas y los Montes Milenarios -respondo a la hechicera que se ha convertido en mi compañera -Si, decidido, iremos a ver a Orión, mataremos a quienes osen profanar la tierra de nuestro señor y luego volveremos a partir en busca de más enemigos.

Notas de juego

Me voy a las Tierras Sombrías.

Por cierto, ¿allí también hay recursos? ¿o es muy difícil que salga algo?

Cargando editor
03/12/2013, 00:40
Director

Notas de juego

Ok, recibido.

Y si, es mas difícil pero si que hay recursos.

Cargando editor
03/12/2013, 10:15
Abaliv, el Elegido

Estoy listo para partir junto a Varania cuando mi orgullo y avaricia me hacen detenerme. Es una buena idea ir a ver a Orión pero mi objetivo es destruir las ciudades y los elegidos. Debería aprovechar aún la incertidumbre para acercarme a pequeños grupos y arrasarlos, bajo la previsión de que alguno de ellos sean uno de los elegidos. Además, si no me equivoco, deberían ir a las ciudades para buscar la llave del cofre o las propias tumbas de los antiguos elegidos. Y debo vengarme de esa zorra que me insultó y faltó a mi honor. Aunque no se equivocó con algunas de sus acusaciones. Maldita seas Ela, voy a por ti.

Cambio de planes, hechicera. Vamos a la Ciudad del Aire, creo que me ha gustado eso de arrasar ciudades con el poder de nuestro señor y es probable que encontremos a algunos de los siervos del dios de la luz allí. Somos dos guerreros poderosos, imagino que podremos con tres o cuatro guerreros si tomamos la iniciativa -afirmo sujetando en mi mano la espada llameante, un arma capaz de partir a cualquier enemigo por la mitad de un solo golpe.

Notas de juego

Me largo a la Ciudad del Aire, quiero hacer un poco más de turismo antes de reunirme con Orión.

Cargando editor
04/12/2013, 13:37
Director

DÍA 4 - Turno de noche

Cuando la oscuridad envuelve a la luz

"Os atrevéis a calificarme como Mal cuando lleváis toda vuestra existencia inmersos en guerras. EL odio y la destrucción corre por vuestras venas, yo tan solo traigo cambio"

Morgarion

El Mal estaba en clara ventaja contra el Bien. Como bien sabes, tu mejor que nadie, la ciudad de la Tierra había sido arrasada y un ejercito de muertos vivientes dominaba la zona, al igual que ocurrió poco después en la nación de los magos. Y ahora, la capital, la ciudad del Fuego, también había caído. Tan solo el castillo resistía, donde el infeliz del Rey y sus hombres aguantaban todo lo que podían. Pero ¿cuanto serían capaces de resistir? No mucho mas...

Los cuatro elegidos, tu mayor preocupación ¿Donde están? Podrían ser un incordio pero quizás la suerte te sonría y nunca lleguen a juntarse. En todo caso, sería mejor encontrarles y matarles para evitar riesgos innecesarios.

Próximo destino: La ciudad del Aire.

Notas de juego

Tenéis hasta las 23:59 del Viernes 6 para decirnos como "solo para el director" (en el lugar donde os encontréis, no en vuestra escena personal) a donde os queréis mover, si es que queréis cambiaros de localización.

A menos que cambies de destino, no hace falta que nos lo vuelvas a indicar ;)